Capítulo 16
Tw: Este capítulo contiene partes sangrientas y explícitas, si no que quieres leer o no te gusta, al iniciar y terminar esas escenas se marcará con un ❝❞ para que puedan saltárselas con gusto <3
Anteriormente:
Cerró la puerta tras de sí, dejando que el silencio de la habitación lo envolviera. Por ahora, decidió dejar las dudas de lado. Si algo había aprendido desde que estaba con Muzan, era que el tiempo siempre revelaba las respuestas.
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Su mirada se mantenía fija en el objetivo, sin miedo. Por esta noche, él sería el cazador, y la caza recién comenzaba.
A pesar de que podía sentir cómo sus nervios le tensaban los músculos, no permitió que aquello lo detuviera. No era un demonio débil; ahora, su voluntad y su instinto dominaban cualquier distracción. Sus ojos analizaban cada rincón del oscuro bosque, atentos a cualquier señal, hasta que los detalles en el horizonte captaron su atención: una cabaña en lo alto de una pequeña colina, con una tenue luz en su interior. Dentro, distinguió la figura de un anciano. Aunque su cuerpo aún parecía funcional, era evidente que la soledad lo había marcado.
"Perfecto", pensó con fría determinación. Cumplía todos los requisitos.
Moviéndose a paso lento, casi sigiloso, se adentró más en el bosque, avanzando hacia su presa. Cada crujir de ramas bajo sus pies era intencionalmente controlado. No tenía prisa; todo esto formaba parte de la emoción del juego. Sin embargo, al acercarse lo suficiente, el aroma de la sangre alcanzó sus fosas nasales, invadiendo por completo su ser. En ese instante, la racionalidad quedó eclipsada por un hambre voraz.
Sin perder más tiempo, sus uñas comenzaron a crecer, afilándose como cuchillas, mientras sus colmillos se alargaban. Ahora estaba listo para atacar.
❝❞
En cuestión de segundos, con una fuerza inhumana, irrumpió en la cabaña. Una explosión de madera y vidrio resonó en el aire mientras atravesaba la ventana, arrancando parte de la pared en el proceso. El ruido fue suficiente para que el anciano se diera cuenta del peligro.
Un grito tembloroso, cargado de miedo, escapó de los labios del hombre, pero ese sonido fue como música para Giyuu. Lo único que había hecho el anciano era cavar su propia tumba.
Sin detenerse, Giyuu trazó un corte superficial en la palma de su mano. Moldeándola para que surja una daga, afilada y mortal. Era un arma creada de su propia sangre, diseñada para matar sin margen de error.
En un parpadeo, ya estaba frente al anciano, a tan solo unos centímetros de distancia. No hubo palabras, ni piedad. La daga se hundió en el pecho del hombre con precisión letal.
El anciano apenas tuvo tiempo de jadear. El grito que intentó soltar murió en su garganta, ahogado por la sangre que comenzó a llenar sus pulmones. Su cuerpo cayó al suelo con un golpe seco, inmóvil y sin vida.
Giyuu lo observó por unos segundos, su mirada fría, se clavaba en su obra de arte. No sentía culpa, ni remordimientos. Incluso podía decir que se encontraba un poco excitado por la situación, sus emociones a flor de piel. Dio un paso atrás y se aseguró de que el cuerpo no se moviera más.
El aroma de la sangre fresca seguía flotando en el aire, y aunque parte de él deseaba más, por lo que de a poco comento a abrir el cuerpo por la parte del pecho, mostrando la carne fresca. El rojo se reflejaba en sus pupilas, las cuales estaban dilatadas. Tomioka estaba completamente emocionado. Su tarea estaba completa, y la presa había caído.
Con orgullo comenzó a devorar el cuerpo del hombre, el sabor de su carne estaba algo agria, pero no incomible, por lo que decidió no comer todo y buscar carne más fresca.
❝❞
Sin mirar atrás, Giyuu salió de la cabaña, dejando todo en completo silencio. Afuera, el bosque estaba oscuro, y el aire olía a sangre fresca. Sin detenerse, comenzó a alejarse del lugar, concentrado en su próxima presa.
Caminó rápido, pero no porque tuviera prisa, sino porque no quería que nada lo distrajera. Su objetivo era claro: llegar al pueblo que le habían mencionado antes. Sus sentidos seguían alerta. Podía escuchar ramas romperse a lo lejos, podía oler la humedad de la tierra, pero sobre todo, podía sentir el rastro débil de sangre que provenía de esa dirección.
Mientras avanzaba, el bosque parecía interminable. Sin embargo, no le molestaba. Estar en la oscuridad y moverse a esa velocidad era algo que sentía que podía hacer antes, pero ahora multiplicando su velocidad por Diez. En un abrir y cerrar de ojos, ya estaba cerca del pueblo.
Se detuvo, apenas vio la luz de una farola al final del camino. Escaneó todo con cuidado antes de moverse. No quería cometer errores. Una vez que confirmó que no había nadie alrededor, se adentró entre las sombras de las casas, silencioso pero decidido.
El hambre comenzaba a consumirlo. Era como si su cuerpo le gritara que encontrara algo, alguien. Al moverse entre las casas, finalmente detectó lo que buscaba: un lugar con un solo habitante. Su olfato no mentía. Era un objetivo perfecto.
Se acercó despacio a la casa. La puerta estaba cerrada, pero eso no era un problema. Con un ligero empujón, logró abrirla sin hacer mucho ruido. Por dentro, la casa estaba oscura, pero eso no le impedía moverse. Sus ojos captaban cada detalle, cada rincón.
Avanzó directo a la habitación de donde provenía el olor. Al entrar, lo primero que vio fue a un hombre. Parecía estar dormido, pero al sentir la presencia de Giyuu, despertó de inmediato.
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Al verlo, el pobre hombre agarró lo primero que tenía cerca, una almohada, como si eso pudiera salvarlo.
Giyuu lo miró y dejó escapar una leve risa. Mostró sus dientes afilados mientras llevaba un dedo a sus labios.
—Shhh... —dijo en voz baja, como si quisiera tranquilizarlo.
El hombre, lejos de quedarse en silencio, soltó un grito tan fuerte que hizo eco en toda la casa. Giyuu frunció el ceño. Ese ruido lo irritó más de lo que esperaba por la sensibilidad de sus odios.
Sin esperar más, sus uñas crecieron en un segundo, y se lanzó hacia él. Con un movimiento rápido, le atravesó el pecho. El hombre dejó de gritar al instante. Giyuu, sin dudarlo, arrancó su corazón y le dio una mordida, saboreando cada gota de sangre que caía en su boca.
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Mientras comía, escuchó un ruido en la entrada. Su instinto lo puso en alerta. Se limpió rápidamente el rostro y se giró hacia la puerta.
—¡Közi, te lo juro que escuché un grito aquí! —dijo una voz desconocida.
Dos personas entraron a la casa, avanzando con cautela. Giyuu los observó desde las sombras, listo para atacarlos si era necesario.
—Deberíamos llamar a Tanjiro o a su grupo de amigos, Mana. Puede ser un demonio peligroso —continuó uno de ellos, con voz temblorosa.
El nombre lo detuvo en seco. Tanjiro. Lo había escuchado antes. ¿Ese nombre no era el mismo que le estaba causando problemas a su pareja?
Giyuu permaneció inmóvil, observándolos con cuidado. Su hambre seguía allí, pero ahora había algo más importante que saciarse. Necesitaba saber si estaban hablando del mismo Tanjiro. Si lo estaban, esto podía complicar las cosas, o quizás, darle una ventaja.
Ya que sabía que su misión principal era alimentarse de algunos humanos, pero la tentadora idea de desviarse un poco y neutralizar a ese cazador le emocionaba más que comer.
Quería ser útil para su pareja. Necesitaba serlo.
Sin hacer ruido, comenzó a moverse en torno a los desconocidos, dejando a las dos personas discutiendo en la habitación.
Se acercó hacia sus nuevas presas, no las iba a matar, sin embargo, quería llamar la atención para que ellos cumplan su cometido.
Con sus garras araño una pared cercana. El ruido de la madera crujiendo y desgarrándose entre sus uñas alarmo a Közi.
—Mana, ¿Escuchaste eso?— Pregunto en un hilo de voz, mentiría si dijera que no estaba asustado, ya que no sentía la presencia del demonio y un demonio de bajo rango no la logra ocultar tan bien.
—¿De qué hablas Közi?— Pregunto desconcertado mientras veía en sentido a su compañero. —No me asustes...— Mana quería sermonearlo, pero se detuvo al ver como la puerta de lo que parecía ser la habitación central se abría, dando a relucir el cuerpo del hombre.
Los dos desvainaron sus katanas, tomando poses defensivas, espalda con espalda. —¡Demonio, sal de una vez!— Grito con la voz temblorosa uno de los chicos.
Tomioka soltó otra risa baja, con un tono algo ronco que hizo a los colegas estremecerse. En un movimiento rápido ya hacía frente ellos, logrando quitarles las katanas y lanzarlas a algún lugar del hogar, dejándolos totalmente desarmados.
—Vamos, ¿Estos son los cazadores de hoy en día? —Dijo mientras volvía a desaparecer entre las sombras de lugar. —Solo hacen que me dé risa.
Los dos jóvenes se miraron, manteniendo la posición de defensa, espalda con espalda —Mana— Llamo con una voz suplicante en un susurro, pero cargada con un intento de valentía —Necesito que corras, busca a Tanjiro.
Los ojos de Mana se abrieron como platos por la petición del chico. —¿Estás loco? No te voy a dejar solo.
Közi bufó con frustración, pero no dejó que eso lo detuviera. Sabía lo testarudo que podía ser su amigo, así que se giró rápidamente, tomándolo de los hombros para obligarlo a mirarlo a los ojos.
—Escucha, esto es por mí. No podría perdonarme si pierdes la vida frente a mis ojos. Busca a Tanjiro y tráelo. Te prometo que no voy a morir.
Su voz era firme, y la determinación en sus ojos dejaba claro que no estaba dispuesto a ceder. Mana tragó saliva. Sabía que Közi no estaba mintiendo, pero eso no hacía más fácil la idea de dejarlo solo.
Justo cuando Mana iba a responder, una ráfaga de viento pasó entre ellos, tan repentina que los hizo retroceder un paso. Ambos miraron alrededor, alarmados.
De las sombras, una figura emergió. Giyuu apareció frente a ellos, su expresión neutral, pero con una ligera curva en los labios que mostraba algo de diversión.
—Amm... No quiero interrumpir su momento —dijo con tono relajado, aunque sus ojos brillaban peligrosamente—, pero me voy a llevar a este Közi por un rato.
Antes de que pudieran reaccionar, Giyuu ya estaba frente a Közi, tomándolo del brazo con una fuerza que no daba lugar a resistencia. Közi intentó zafarse, pero era inútil.
—¡Suéltalo! —gritó Mana, dando un paso al frente, pero Giyuu lo detuvo con una simple mirada.
—Apresúrate y trae al tal Tanjiro —continuó el demonio, ignorando por completo la amenaza en la voz de Mana. Luego, sin esperar respuesta, dio un salto hacia la oscuridad, llevándose a Közi con él.
Mana se quedó paralizado por un momento, el impacto de la escena dejando su mente en blanco. Pero no podía quedarse ahí. Közi lo necesitaba. Sin pensarlo dos veces, salió corriendo hacia el pueblo, con un único objetivo en mente: encontrar a Tanjiro.
Mientras tanto, Giyuu se alejaba con Közi en brazos, moviéndose con rapidez a través del bosque. La expresión del demonio seguía relajada, como si esto no fuera más que un juego para él.
—¿Por qué...? ¿Qué quieres conmigo? ¿Por que no me matas de una vez? —preguntó Közi, luchando inútilmente por liberarse.
Giyuu lo miró de reojo, dejando escapar una leve risa.
—No te preocupes, no es nada personal. Solo necesito algo de compañía mientras espero a tu amiguito Tanjiro.
Közi sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Tenía que encontrar una forma de salir de esta, pero por ahora, lo único que podía hacer era ganar tiempo.
Por otro lado Mana corría a toda velocidad por las calles del pueblo, su respiración entrecortada y sus piernas ardiendo por el esfuerzo. No podía detenerse. Cada segundo que pasaba era uno menos para Közi o eso pensaba el. Finalmente, al doblar una esquina, vio a un grupo de jóvenes reunidos cerca de una tienda. No tenía duda de que eran ellos.
—¡Tanjiro! —gritó desesperado, deteniéndose frente al grupo.
El joven de cabello oscuro y una cicatriz en la frente lo miró con sorpresa, pero sus ojos mostraban amabilidad. A su lado, una joven de cabello largo -su hermana, seguramente la antigüa demonio- y otros dos chicos más lo observaban con atención.
—¿Qué sucede? —preguntó Tanjiro, acercándose de inmediato al verlo tan alterado.
—Un demonio... un demonio de rango alto... —Mana intentó calmarse para explicarse mejor, pero las palabras salían atropelladas por el miedo—. Tenia kanjis en sus ojos... ¡Se llevó a Közi!
El rostro de Tanjiro se endureció al escuchar eso.
—¿Cómo ocurrió? ¿Qué más sabes? —preguntó con calma, aunque su voz reflejaba preocupación.
Mana asintió rápidamente, tratando de explicarse.
—Estabamos patrullando un hogar cercano y habia un hombre muerto, cuando ibamos a atacar nos desarmo y secuestro a Közi. Dijo que quería que yo te buscara a ti, que te llevara hasta él. No sé qué planea, pero... ¡por favor, tienes que ayudarlo!
Tanjiro apretó los puños, su mirada se desvió hacia Nezuko, quien también parecía preocupada. Sabía que no podía ignorar esto.
—Entendido. Te ayudaré —respondió con decisión, girándose hacia su hermana—. Nezuko, ¿vienes conmigo?
La joven asintió sin dudarlo, sus ojos brillaban con determinación.
—Zenitsu, Inosuke —añadió Tanjiro, mirando a sus amigos—. Quédense aquí y asegúrense de que nadie más salga herido mientras resolvemos esto.
—¿Qué? ¿Por qué no puedo ir? —protestó Inosuke, pero Tanjiro lo cortó rápidamente.
—Esto es peligroso, y alguien tiene que quedarse para proteger el pueblo. Confío en ustedes.
Aunque renuente, Inosuke asintió, mientras Zenitsu suspiraba de alivio por no tener que enfrentarse a un demonio de rango alto.
—Llévanos a donde ocurrió todo —le dijo Tanjiro a Mana, quien no perdió tiempo y comenzó a guiarlos hacia el bosque.
Mientras avanzaban, el joven espadachín no podía evitar sentir un peso en su pecho. Si este demonio era tan poderoso como Mana decía, tendría que ser muy cuidadoso, no solo por él, sino también por Nezuko y Közi.
Mientras corrían, la tenue luz de la luna parecía envolverlos en un manto de sombras, haciendo que todo se sintiera más siniestro. Sus respiraciones eran rápidas y descontroladas, llenas de la tensión que les generaba la incertidumbre. Cuando finalmente divisaron la cabaña donde había ocurrido todo, Mana se detuvo en seco, señalando el suelo frente a ellos.
—Miren... —dijo con un hilo de voz, apuntando a las marcas de sangre fresca que formaban un rastro.
Tanjiro frunció el ceño y se agachó para observar mejor. Sus dedos tocaron ligeramente el suelo, confirmando que la sangre estaba fresca.
—Vamos, tenemos que seguirlas —dijo con firmeza, poniéndose de pie.
El grupo continuó, siguiendo las pisadas que los llevaban más adentro del bosque. Mana no podía quitarse de la cabeza las imágenes de su amigo en peligro, y sus pasos eran cada vez más apresurados. La sensación de que el demonio estaba jugando con ellos se hacía más evidente.
De pronto, las huellas se detuvieron.
—¿Qué...? —murmuró Mana, girando la cabeza en todas direcciones, buscando algún rastro adicional.
Tanjiro levantó la vista, escaneando los alrededores con sus sentidos al máximo. Nezuko también parecía inquieta, olfateando el aire en busca de algo. Pero ninguno de ellos se percató de que, arriba, entre las ramas de un árbol, Giyuu observaba la escena.
Tomioka mantenía su mano firme sobre la boca de Közi, quien forcejeaba débilmente, demasiado aterrorizado como para emitir un sonido. Los ojos de Giyuu se clavaron en Tanjiro, quien era exactamente como lo habían descrito: cabello rojo y mirada determinada.
Justo cuando Giyuu estaba por moverse, la voz de Muzan resonó en su mente, fría y autoritaria.
—Sal de ahí.
Giyuu frunció el ceño, apretando los dientes mientras respondía en su mente.
—Aún no. Puedo atraparlo.
Hubo un silencio breve antes de que Muzan hablara de nuevo, su tono más serio esta vez.
—Te lo pido una última vez, Giyuu. Hazlo ahora.
—No lo voy a hacer, esta frente mio. No puedo dejar pasar esta oportunidad.
—Lo intente con buenas palabras...
Antes de que pudiera procesar esas palabras, un dolor insoportable se apoderó de su cabeza. Giyuu soltó un gruñido bajo, llevándose una mano a la sien mientras el dolor lo paralizaba. Su agarre sobre Közi se aflojó, y sin quererlo, el chico cayó desde lo alto del árbol.
—¡Cuidado! —gritó Tanjiro al ver la figura caer.
En un movimiento rápido, el espadachín corrió hacia el lugar exacto y logró atraparlo antes de que Közi golpeara el suelo. Tanjiro lo sostuvo con firmeza, examinando su estado mientras este respiraba agitadamente.
—¿Estás bien? —le preguntó con preocupación. Közi asintió débilmente, pero señaló hacia arriba con la mano temblorosa.
Tanjiro alzó la vista justo a tiempo para ver una sombra moverse entre las ramas. Por un instante, logró distinguir la figura de un hombre, cabello largo, tez palida tirando a azulada con ojos fríos y expresión vacía. No cabía duda: era un demonio, uno que nunca habia visto.
—¡Es él! —exclamó, pero antes de que pudiera hacer algo, la figura desapareció en la oscuridad del bosque, dejando solo el crujido de las hojas y la sensación de haber sido observado por algo mucho más peligroso de lo que esperaba.
Nezuko se acercó rápidamente a su hermano, preocupada, mientras Közi rompía en sollozos al verse finalmente a salvo.
—Nezuko, llevatelos.—dijo Tanjiro con seriedad, mirando hacia el punto donde había desaparecido la figura. —Yo voy a ir detras él.
—Hermano, no vayas.— Le dijo Nezuko. Con el tiempo y las lecciones que le estaban otorgando ya podia decir y crear más frases o palabras.
—¿Que de que hablas Nezuko?— Dijo desconcertado, dejando a Mana junto a Közi.
—Hay que decirle a los pilares, investigar. Es raro que no haya matado a Közi mientras te esperaba.— Dijo antes de ser interrumpida por un "¡Hey!" Mezclado con llanto. Los dos hermanos reieron quitandole seriedad al momento. —Perdón Közi, pero como decia, es raro que te haya buscado a ti más si es de alto rango.
Tanjiro parecio reflexionar sus palabras y luego de unos largos segundos de silenció accedio a la petición de Nezuko, volviendo a con cazadores de rango más bajo hacia el pueblo.
(...)
Tomioka regresaba a la fortaleza con pasos rápidos y cargados de molestia. No dejaba de pensar en lo que había pasado. ¿Por qué Muzan le tenía tanto miedo a un niño como Tanjiro? Para él, no era más que un simple muchacho que jugaba a ser cazador. No poder enfrentarlo le frustraba.
En el camino, se cruzó con algunos humanos. Esta vez, no perdió tiempo jugando con ellos. Estaba molesto, así que los devoró rápido, sin pensarlo dos veces. Con eso cumplió la última misión que Muzan le había dado, pero aun así no se sentía satisfecho. Había saciado su hambre, pero algo más lo inquietaba. No era lo mismo que enfrentarse a ese grupo de niños.
Cuando llegó a la fortaleza, todo estaba igual que siempre. Oscuro, silencioso y frío. A pesar de que intentaba calmarse, no podía dejar de pensar en las órdenes de Muzan. "Sal de ahí", le había dicho con urgencia. ¿Por qué tanto miedo a un chico como Tanjiro? Nada de eso tenía sentido para él.
Mientras tanto, Muzan estaba en su sala, también pensando en lo que había pasado. Saber que Tanjiro estuvo tan cerca de cruzarse con Tomioka lo puso nervioso. Si el chico reconocía a su nueva creación antes del momento indicado, todo su plan podría arruinarse.
Lo que más le preocupaba era otra posibilidad. ¿Y si Tomioka reconocía a Tanjiro? ¿Y si algo dentro de él cambiaba, como pasó con Nezuko? Muzan no podía permitir que eso ocurriera. Había trabajado mucho para convertir a Tomioka en un demonio perfecto: leal, fuerte y sin dudas.
Se levantó de su asiento, pensando en qué hacer. Debía asegurarse de que Tanjiro y Tomioka no se volvieran a encontrar. No todavía. Tenía que mantener el control hasta que todo estuviera listo. Una cosa estaba clara: haría lo que fuera necesario para proteger su plan.
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————続ける————
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Datos y rumores de la era Taisho:
»Tomioka dejo que su lado demoniaco lo dominara por completo, casi como si buscara complecer o hacer que los otros demonios estuvieran orgullosos de el.
»Tanjiro mentiria si no dijiera que aquel demonio se parecia a Tomioka, sin embargo por la preocupación del momento no tomo mucha atención.
Datos:
AAAAAA espero que hayan pensado que el anciano era el maestro de Tomioka pero nel pastel.
Mientras estaba escribiendo, se me olvido el lugar que ocupa Tomioka, osea que kanji esta en sus ojos, asi que me tengo que releer mi propia historia.
Mana y Közi son nombres que saque de alguna parte, no voy a decir como se me ocurrió, pero si a alguien sabe, déjenmelo en los comentarios jijiji.
Les tengo una propuesta, para hacer esto más justo, voy a poner una meta de comentarios y votos para el siguiente capítulo, ya que eso me anima más y a penas lleguen a la meta, el capítulo siguiente se subirá en menos de 12 horas ¿Qué les parece?
Un ejemplo: Cuando este capitulo llegue a los 180 votos y 200 comentarios, subire el siguiente (es un ejemplo para evaluarla las proximas metas que les pondre.)
Sin más preambulo, me despido.
Los amo muchooOoOoOOoOOoOOooO
Se despide: Konavx
Palabras: 3565
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