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Aceptación

Se metió en la bañera y sintió el agua caliente que por lo menos le reconfortaba el cuerpo, su corazón era otro tema que causaba demasiado dolor. El ensayo se había hecho sin ningún problema, había una persona importante ahí que al parecer le había agradado su demostración y estaba interesado en él, mañana tendrían una reunión para poder hablar los detalles, aunque él no estaba muy convencido iría solo para saber que tenía para ofrecer.

Dejó descansar su cabeza en el borde de la bañera, tenía tantas ganas de ir por su botella y embriagarse como si no hubiera mañana, extrañaba tanto el bar, por lo menos ahí podría estar hundiéndose en su tristeza en compañía del alcohol y el piano. 

Suspiró y sintió como una lágrima descendía por su mejilla, cuando llegó a Italia él había creído que sus días de mierda se habían acabado, que no derramaría más lágrimas, bueno solo cuando viera a Jimin y lo tuviera entre sus brazos, lo haría de alegría. Pero había sido tan ingenuo. 

Quería dejar de pensar, quería dejar de sentir. Se levantó de la bañera y se puso una bata, salió del baño y fue directo a destapar la botella que había pedido antes de meterse a bañar. La destapó y sin esperar comenzó a beberla, el alcohol era un sedante, le dormía los sentidos, sentimientos y demás. Eso era justo lo que necesitaba para calmar esa ansiedad de querer salir a buscar Jimin y perdonarle por todo el daño que estaba causándole.

(...)

Unos golpes se escucharon a lo lejos, Yoongi estaba acostado sobre su cama mirando al techo, pensando en Jimin, viendo su dulce rostro en el techo de la habitación, los golpes de la puerta se seguían escuchando cada vez más fuertes y más insistentes, se levantó como pudo de la cama y caminó hasta la puerta, cuando la abrió se topó con el perfecto rostro de su amigo Jin. Se dio media vuelta y volvió a retomar su lugar en la cama.

Jin miró toda la habitación, estaba hecha un desastre, todas las pertenencias del pelinegro estaban regadas en todo el cuarto como si alguien las hubiera aventado. Se acercó a Yoongi y al hacerlo pateó una botella de whisky vacía. Movió la cabeza en negación y suspiró. El deplorable estado no había pasado desapercibido para el mayor, pues Yoongi apestaba a alcohol, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar y su tambaleante caminar junto con la botella en el piso demostraban que en sus 5 sentidos no se encontraba.

—Creí que habías dejado todo esto en Seúl —comentó Jin mientras tomaba asiento aun lado de Yoongi. Este solo lo ignoró mientras limpiaba sus lágrimas—

—Hey, vamos Yoon no puedes ponerte así por algo que ni siquiera sabes si es verdad o no.

El pelinegro se sentó y miró a la pared permaneció uno segundos en silencio y después le respondió a Jin.

—¿Cómo puedes decirme eso? Tu los viste, escuchaste a los chicos y ¿aun así te atreves a decirme que no me ponga así!? Si ya te cansaste de verme en este maldito estado lárgate y déjame hundirme solo.

—Tranquilo, no quería sonar así, pero me molesta que hagas especulaciones sin saber la verdad.

—¿Que verdad más quieres Jin?

—Quizá Jimin no te dejó por él, pudo haber sido cualquier otra cosa, quizá después de algunos meses de dejarte anduvo con él chico, no se, puede haber mucha variantes.

— No se que es lo que me dolería más. El hecho de que Jimin me vio la cara de estúpido por no se cuanto tiempo y al final decidió largarse con su amante sin importarle yo, o el hecho de que  pudo olvidarme en poco tiempo, de que mi amor fue insignificante para él, de que su amor solo fue una mentira.—

—Joder, ¿donde quedaron esas ganas de ir detrás de Jimin? ¿Me dirás ahora que ya lo superaste y que lo dejarás en paz? 

—Mierda Jin, ¿acaso no me ves? —se señaló así mismo —estoy hecho mierda, y ¿aun así me preguntas si ya lo superé? —jalo su cabello con sus manos frustrado por toda la situación. —Ya me cansé, me cansé de todo, acepto toda esta mierda que esta pasándome, si para Jimin fui un juego lo acepto, si nunca me amó también lo acepto, así como acepto el hecho de que lo sigo amando, que para mi valió cada maldito minuto llorando su ausencia, valió cada maldita gota de alcohol, cada canción compuesta para él. Acepto que lo he perdido y que ya no volverá a mis brazos, así como acepto que no podre olvidarme de él, que le llorare semanas, que anhelare su tacto, su calor y que atesorare en lo más profundo de mi corazón sus bellos recuerdos. —dejó de hablar el pelinegro al sentirse ahogado por el nudo en su garganta, él sabía que había llegado a Milán con mucha esperanza, pero también consciente de que todo podía pasar, aunque al llegar se le hubiera olvidado. Pero cumpliría lo que le había dicho a su mayor, si Jimin no lo quería más en su vida él lo respetaría. 

La verdad le quemaba a Jin en la garganta, sabía que era momento de soltarlo todo, pero no debía aún. Primero tendría que hablar con Jimin y aclarar todo este desastre, tenía que tantear el terreno antes de echarlos a andar.

—Lo siento Yoon, debo ser un poco más comprensible. —Jin lo tomó de los brazos para  atraerlo hacia él y poder consolarlo—

—Dime, qué está mal conmigo Jin, ¿soy tan poca cosa? ¿que debo cambiar de mi para que me elija? ¿Qué hice mal para que me abandonara? —sollozo el menor entre los brazos de Jin, el mayor se sentía tan mal por escucharlo, ahora se veía tan vulnerable, tan pequeño, tan frágil. No quedaba nada del Yoongi frío, sarcástico, fuerte y eso lo rompió—

Tomó al pelinegro del rostro y lo hizo mirarlo a los ojos, su corazón comenzó a latir como loco y se regañó así mismo por sentir lo que ahora estaba sintiendo al tener a Yoongi tan cerca de él.

—Escúchame bien, tu no eres poca cosa, eres el mejor pianista de nuestra era, el mejor compositor. Eres una excelente persona; amable, leal, con un corazón inmenso. No necesitas hacer nada para que alguien se quede contigo, porque las personas que realmente te amamos y te apreciamos por lo que eres estaremos contigo sin importar que. Tu no hiciste nada malo para que Jimin se fuera, tu le entregaste tu corazón en bandeja de plata, le mostraste tu mejor lado, ese lado que nadie ha sido digno de ver más que él. Así que no pienses así, yo soy testigo de cuanto te amó Jimin y cuanto lo amas, soy testigo de su hermosa relación y puedo jurarte que si Jimin se fue lo hizo porque otro motivo debió haber tenido, pero el que haya jugado contigo o no te haya amado está fuera de eso.

Gracias a las palabras de Jin, Yoongi logró dejar de llorar, esas palabras tan dulces y sinceras lo estaban reconfortando.

—Tú también fuiste digno de ver mi mejor versión 

— Es verdad y me encantó conocerla.

Ambos se perdieron en sus miradas, el calor acogedor que se sentía entre ellos era suficiente para nublar un poco el juicio de uno de ellos, el cual estaba tan destrozado que en ese momento por alguna razón se sentía querido y quería seguir sintiendo más.

Jin se sorprendió cuando Yoongi estampo sus labios contra los de él, solo había sido un pequeño apretón con los belfos, pero suficiente para que el pelinegro se aventurara a mover su boca lentamente esperando que el mayor le respondiera.

Jin sabía que era incorrecto, sabía que debía detenerlo, pero su cuerpo y su mente no concordaban, su cuerpo quería más aunque su mente quería parar. Sin más siguió los movimientos de su menor para comenzar a perderse en el beso que ahora era más demandante y más caliente. 

Yoongi lo empujó con sus manos para acostarlo en la cama y se acomodo entre las piernas del mayor, mientras en sus bocas había una lucha de lenguas sus manos del pelinegro comenzaban a reconocer el cuerpo de Jin. 

Sus besos fueron bajando por su cuello y clavículas, sus manos jugueteaban por debajo de la camisa de Jin, este comenzaba a soltar quejidos bajitos que excitaban cada vez más a Yoongi. Lo despojó de su camisa y comenzó a jugar con sus pezones un momento, para después volver a besarlo mientras empujaba su entrepierna contra la de Jin creando un roce fantástico que los hacía gemir. 

Yoongi se separó un momento para mirar a Jin, quería ver lo hermoso que se veía debajo de él. Pero al abrir los ojos se topó con la imagen de Jimin, cerró y abrió los ojos nuevamente y ahí estaba Jin. Se alejó de él de golpe y se sentó en el borde de la cama y se acomodó bien su bata.

—Lo siento Jin, no puedo, no puedo hacerte esto. No cuando al que me imagino es a Jimin, no cuando solo estoy usándote para sanar mi corazón. Por favor perdóname.

Jin se levantó volviendo a ponerse su camisa, agradecía que Yoongi fuera el que parara por que el no habría podido.  Las palabras de Yoongi le habían dolido, él había creído que lo deseaba a él, pero no podía culparlo.

—Tranquilo, no tengo nada que perdonarte yo también debí haber detenido esto así que no te culpes. Mejor olvidemos este incidente, ve a ducharte mientras yo limpio este desastre.

El celular de Jin sonó y este contestó mientras Yoongi buscaba un bóxer entre la ropa tirada.

—Yoongi, es Namjoon  —hablo Jin ganándose la atención del pelinegro. —es tu padre. 

Un escalofrío recorrió la espalda del menor, con solo mirar su semblante de Jin pudo deducir lo que había ocurrido. 

Su padre había muerto

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