Así se despierta, desorientado y conmovido por las efímeras voces que se reproducen en los confines de sus frágiles rememores.

Y rápido se levanta, dando susto a los que lo rodean en cuanto lo observan erguido y con su mirada viciada en algún otro sitio.

Sus ojos reclaman dar por cierto lo que nota como real bajo el apercibimiento del repelús de su pellejo.

Entonces, nuevamente se palpa. Recorre agitado los contornos de sus labios cuando escucha lejano: "De nada sirve que lo hagas..."

Logrando que emita un sonido ahogado cuando un fuerte escalofrío lo traspasa de lado a lado, sensación en tacto de unas frías manos que sin un ápice de cuidado, lo maltratan.

Haciendo que el miedo se incremente cuando no hay explicación racional para las voces que asoman impune en los confines de su mente.

Y pidiendo disculpas, velozmente se retira al tocador para airear el sofoco que implica no mostrar la impresion que le genera cualquier contacto con algo que claramente no es humano.

Rogando por aclarar sus ideas y que su débil cabeza deje de jugar con la escasa cordura que le queda.

Han pasado varios años del martirio de no saber bien a que juegan las histriónicas voces de los confines de su mente, cuando ya cultos letrados han diagnosticado un síntoma de ansiedad generalizada que no responde las hierbas medicinales recetadas, él trata de salir adelante.

Sudando se aferra al frío mármol mientras deja blancos sus nudillos. No quiere ni debe parecer exhausto pero la situación sobrepasa toda actitud de aparentar equilibrio.

Le tiemblan cada fragmento de su cuerpo y sobre que recuerda sus inexistentes labios más como un delirio que como la verídica pesadilla que supuestamente fue sentirlo, lo recorre un gélido escalofrío.

Cansado de voces, de extraños sonidos, de risas sin sentido y de una melodía que se repite cada noche y cada día. Percibe enloquecer al dar con no saber qué es real o imaginario.

Pero cuando levanta su cabizbaja cabeza, lo envuelve una renegrida tiniebla que se levanta desde sus estremecidos pies y se congela...