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⚜Capítulo XXI⚜

Yoongi golpeó su palma contra la mesa y enseñó los dientes en un gruñido cuando Kim mencionó a Goguryeo y al rey que ya no poseía.

—Goguryeo sí tiene un rey.

—Uno al que convertiste en un monstruo y posiblemente ahora esté muerto.

—¡Jimin está vivo!

—Líder, por favor —intentó calmarlo la dirigente de las lobas del sur y miró al rey de Shilla con ojo crítico. A pesar de estar enfrentándose a Yoongi con palabras crueles, ella podía notar el dolor que el joven rey escondía. Después de todo, Taehyung no había perdido solo a un hermano. Y a diferencia de Seokjin, él jamás habría deseado un destino tan cruel para Jimin.

—Rey Kim —habló la loba de ya avanzada edad, una vez todos parecieron calmarse —, Puedo leer cuales son sus claras preocupaciones y permítame decirle que no tenemos intenciones de darle a Jeon Hoo Ye una muerte rápida. Y tal como el líder Min lo aclaró muchas veces, tampoco cesaremos con la búsqueda del rey Park. Sé que usted solo quiere proteger el reino de su hermano, pero tenemos a alguien en Goguryeo que ya se encarga de eso.

—¿Quién? —exigió saber Kim, al no confiar en nadie del Concejo de su hermano.

—El maestro Seo Joon —espetó Yoongi, frunciendo el ceño cuando vio los hombros del rubio relajarse.

—Ese mocoso siempre planeando todo de antemano —murmuró Taehyung, solo para él y sonrió, antes de volver a mirar al lobo que Jimin tanto protegió y atesoró —. Entonces la prioridad es recuperar la capital y acabar con los lobos. Yo y mi ejercito estamos a disposición.

—La prioridad es acabar con Jeon y sus fieles, aquellos que solo lo siguen por temor, serán juzgados debidamente —aclaró la loba y Taehyung asintió sin agregar más.

En ese momento, Yugyeom se acercó a su rey para susurrarle algo al oído y todos los lobos que rodeaban a los humanos fueron conscientes del miedo que brotó por los poros del rey.

—Hyejin...

—¿Algún problema, Kim? —indagó Yoongi, cuando el rubio se levantó de golpe, mandando al suelo la pesada silla.

Taehyung lo miró con miedo y ninguno necesitó saber más cuando el rey susurró aquellas palabras, implorando implícitamente por ayuda.

—El lobo negro.

—Las lobas llegarán antes. Krystal, prepara a las Jägerin y partan a Shilla ahora mismo —la loba asintió ante las órdenes de Yoongi y se retiró inmediatamente, levantándose luego de que Namjoon besara su mano.

Yugyeom pidió la palabra para informar brevemente el panorama al que se enfrentarían. Un informante que habían enviado a la capital, envió un mensaje con los próximos movimientos de Jeon. Esta vez envió a sus hijos a por la reina de Shilla, sabiendo que el rey Kim realizaría el viaje hasta la tierra de las lobas.

Yoongi procesó unos segundos lo dicho por el escolta del rey y luego miró a su hermano menor, cuando sintió sus uñas rasgar la madera de la silla.

—Namjoon —este lo miró —. Escolta al rey a Shilla y trae con su familia a Jungkook.

Ni siquiera recibió respuesta del hombre con la gran cicatriz en el rostro, cuando este ya estaba de pie junto a Kim, pidiéndole que lo siguiera. Los días seguían pasando y el miedo de perderlo todo siempre estaba latente en cada uno, anhelando desesperadamente volver a recuperar esa paz que solo gozaron de niños. Lastimosamente ahora eran adultos y habían descubierto a la mala, como se hacían las cosas cuando se quería proteger o ganar un territorio.

—Y así están las cosas desde entonces —murmuró Yoongi, desgarrando otro pedazo de carne para dejarlo en el suelo, estratégicamente, cada vez más cerca de él —. Todavía no recibimos ninguna noticia de Taehyung o Namjoon. Al menos me deja un poco más tranquilo saber que su compañera de mi hermano está ahí para protegerlo —sonrió y contempló los blancos dientes ensangrentados que relucían frente a su rostro.

Tiró un poco de la piel del animal muerto cuando intentaron arrebatarle la carne y esta vez recibió un gruñido molesto, pero por primera vez en días, lo vio ceder.

—¿Estás molesto? —preguntó, queriendo reír cuando la enorme criatura se dejó caer frente a él, resoplando pesadamente por no obtener su trozo de comida. A ojos de cualquiera, eso podría parecer un auténtico berrinche. Aunque no el más adorable que alguien haya visto en su vida. Sino uno un poco aterrador.

Yoongi pareció meditarlo un poco más cuando un pensamiento cruzó por su mente y su mano quiso estirarse hasta ese oscuro y áspero pelaje. Esos ojos inquietos que contemplaban cada uno de sus movimientos, le hacían saber que todavía no le tenía la confianza suficiente. El lobo podía comprender que, de los dos, el que más se sentía aterrado era el que le enseñaba sus dientes mientras él acercaba su mano.

Y aun así lo hizo.

Una especie de ladrido o rugido brotó de las fauces de la bestia y se encogió más en su lugar cuando esos largos dedos rozaron su hocico. El tacto le resultó tan frío y a Yoongi tan áspero.

—Te manchaste un poco aquí —bromeó, acariciando con cuidado la cabeza de la criatura. Por dentro, su corazón retumbaba con fuerza, queriendo saltar sobre el lomo de aquel que ahora restregaba sus orejas contra la pálida mano.

Como una pequeña prueba, Yoongi alejó su mano, dejándola a centímetros del otro y la bestia bufó, arrastrándose unos pocos pasos para perseguir el tacto. Cuando al fin lo recuperó, dejó salir otro bufido, aunque esta vez menos agresivo, que le confirmó al lobo que se sentía a gusto con su toque.

Sin saber por qué, Yoongi sintió unas inmensas ganas de llorar.

—Ya debo irme, Jiminie. Prometo venir mañana de nuevo —anunció y unos fríos ojos amarillos lo observaron —. Te traeré algo de salmón. ¿Quieres? El lago ahora está congelado como para ir a pescar, pero podría tomar algunos de la reserva, solo... por ser un día especial.

Yoongi dio un pequeño brinco en su sitio cuando sintió una lamida en su rostro, miró los mismos ojos de nuevo y como en la primera vez que lo encontró, volvió a contemplar ese color tierra en ellos que no tardó en perderse tras un parpadeo. Era como si con una simple mirada, Jimin le dijera que seguía allí dentro.

Eso no hizo más que encoger un poco más su corazón.

—No dejes que nadie te vea y permanece en la cueva —habló una vez más, tratando de mandar lejos el nudo de su garganta —. Y si estás en peligro... solo corre.

El de fríos ojos amarillos lo contemplaban como si acatara cada una de las instrucciones del lobo, cuando lo cierto era que solo quería que lo volviera a acariciar detrás de sus orejas. Cuando Yoongi terminó de ponerse de pie y cambiar a su forma animal, supo que no obtendría lo que quería. Ambos se observaron por un largo tiempo. La bestia todavía echada sobre sus patas y el lobo firme e imponente. Ninguno parecía querer romper ese contacto, hasta que Yoongi gimió lastimero y se giró, corriendo lejos.

La bestia lo contempló a la distancia y solo cuando al fin lo perdió de vista entre los árboles, bajó la cabeza, hasta tocar la nieve y soltó un pequeño gimoteo.

Él no quería quedarse solo.  

Los roles se invirtieron :3


Nina Glastor 🖤 

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