⚜Capítulo VIII⚜
—No se te permite hablar a menos que así lo desee. Primero iremos hasta la segunda capital de Goguryeo, pero no entrarás a palacio conmigo. Esperarás por mí con Yugyeom. Luego de eso iremos a Baekje, pero tienes terminantemente prohibido hablarle al rey Kim de mi visita al soberano del norte. Prometiste lealtad a cambio de una alianza por un bien común, así que, si no cumples con tu palabra, a Yugyeom no le temblará la mano para cortarte el cuello.
El desconocido hombre que viajaba con rey Taehyung y tres escoltas, sonrió burlón y asintió a las palabras del soberano.
Claramente el rey sintió aquel gesto como una burla y en un segundo ya tuvo su espada acariciando el cuello del pelinegro. Los caballos seguían su marcha como si nada pasara. Sin embargo, el hombre de ojos azules perdió su sonrisa y tragó grueso.
—¿Ha quedado claro? —inquirió Taehyung, pidiendo una respuesta respetuosa. Su sorpresa no volvió a ser menos cuando al hombre le brillaron los ojos al sonreír; esta vez no con burla, sino más bien... ¿admiración?
Solo alguien mal de la cabeza podría sonreír así, cuando tenía una espada contra su garganta. Taehyung tomó nota mental de eso para cuando se le ocurriera bajar la guardia.
—Claro que sí, su alteza. Tan claro como sus cabellos dorados.
Taehyung bufó y regresó su espada a su funda. Le hizo una seña a sus hombres para que cambiaran la formación y esta vez Bogum lideró la marcha con su rey detrás y el desconocido en medio de Yugyeom y Jinyoung. El rubio esperaba que aquel hombre entendiera la indirecta y no le hablara por lo que restaba de camino. Sin embargo, el viaje iba a ser largo. El rey lo supo cuando su paz se vio interrumpida a los pocos segundos cuando el hombre de oscuros cabellos comenzó a cantar.
Sí, a cantar. Aunque ni siquiera entendía sus palabras. Al parecer lo había en una rara lengua que él no había llegado a conocer. Por un segundo se preguntó si sería cosa de los suyos.
—No sabía que en Shilla hiciera tanto frío. No es como en los bosques del norte donde el invierno es menos mortal —Taehyung viró los ojos cuando ahora el joven comenzó a hablar. Ya que no había logrado su cometido cantando, pensó que podría entablar una conversación con el soberano. Lo que ese hombre no sabía, era que Taehyung siempre fue de pocas palabras. Todavía más con desconocidos. Si así lo deseaba, podía pasarse los cinco días de viaje en completo silencio.
—Mi nombre es J por cierto —habló más fuerte, creyendo que Taehyung no lo oía —. Mi padre también es un hombre de pocas palabras así que me nombró así. Mis hermanos son L y B —rio divertido, aunque no por mucho tiempo, ya que el pelinegro que iba frente a él, se giró para mirarlo de forma amenazante.
El de ojos azules silbó, entendiendo la advertencia y prefirió guardar silencio mientras se concentraba en el paisaje. El rey había optado por tomar la ruta del este. Lo cual le parecía extraño, siendo que podrían haber ido por el oeste y así entrar en Baekje primero.
—¿A qué hora haremos la primera parada?
Esta vez, los tres escoltas que iban con el rey también rodaron los ojos. Sin duda iba a ser un largo viaje. Lo confirmaron al cuarto día cuando estuvieron a punto de lanzar al pelinegro al río donde el rey decidió dejar que los caballos descansaran.
—Mi señor, si me lo permite, haré de su muerte un suspiro. Ni siquiera sufrirá, lo prometo —pidió Bogum, esperanzado, pero terminó por dejar caer sus hombros, resignado, cuando su alteza simplemente negó, todavía observando al hombre que cantaba remojando los pies en el lago.
Sabía que esa paraciencia despreocupada solo era una fachada. Taehyung no era ningún tonto. Si los suyos lo habían enviado solo, era porque sabía defenderse. Sospechaba que incluso sería capaz de derribar a sus tres escoltas en pocos segundos y por ello se preguntaba por qué todavía no lo había hecho.
¿En verdad los del oeste buscaban una alianza con ellos?
Entonces Taehyung frunció el ceño tras recordar las mil veces que el pelinegro mencionó los paisajes del norte. Eso no tendría nada de raro, de no ser porque cuando se presentó ante él, mencionó ser del oeste.
—Dijiste ser del oeste —habló fuerte el rey, viendo como el pelinegro de ojos azules se giraba emocionado. J no podía creer que después de cuatro largos días, al fin el rey le volviera a dirigir la palabra —. ¿Cómo es posible que conozcas tan bien el norte entonces?
Una vez más, Taehyung volvió a ver aquella sonrisa burlona que ya comenzaba a molestarle.
—Nuestra manada asesinó a los lobos del norte y reclamó el territorio hace unos seis o siete años. Ahora también el norte nos pertenece.
El rey asintió sin agregar más. Tampoco mostró mayor expresión, aunque no iba a negar que los vellos de su nuca se crisparon. Todavía se seguía preguntando si sería bueno presentarle aquel hombre a su hermano. Seokjin no dudaría en aceptar alianzas con aquellos que por tanto tiempo buscó. Y es por eso que Taehyung tenía que tomarse la tarea de ser sus ojos. Algo seguía sin agradarle de aquel sujeto.
Luego de recorrer el último tramo, al fin el rey y sus hombres pisaron una de las capitales de Goguryeo, donde Taehyung sabía que su hermanastro pasaba más tiempo. Luego de la muerte de su padre, Jimin dejó atrás la primera capital, sabiendo los recuerdos que le provocaba ese lugar.
—¿Será que alguno de sus "sí, mi señor" ...? —habló J, imitando a los escoltas —, ¿... puede conseguirme algo de comer miembros lo espero?
Jinyoung y Yugyeom sintieron una vena saltar en sus frentes al tiempo que miraron con desdén al pelinegro de ojos claros. Por otro lado, su majestad simplemente ignoró las palabras del hombre cuando algo más llamó su atención.
Automáticamente su pulso comenzó a acelerarse y manchas oscuras aparecieron en su visión tras bajar del caballo. Allí, dentro de los muros del palacio, se encontraba un carruaje con el emblema de Baekje. Transporte que, sabía bien, solo el rey utilizaba.
—Que no sea lo que estoy pensando —jadeó Taehyung y, antes de que sus escoltas de dieran cuenta, ya se había echado a correr hacia el interior de la imponente construcción.
—¡Mi señor! —gritaron los tres hombres y siguieron a su rey, dejando olvidados al pelinegro que, se suponía, al menos uno debía vigilar.
Sin perder tiempo, Taehyung corrió dentro del palacio, ignorando a los centinelas de Park, que intentaron detenerlo con el respeto debido, y abrió las puertas de la sala común, interrumpiendo la plática acalorada que tenían los otros dos reyes allí. Su aliento quedó unos segundos atrapado en su garganta cuando vio la sínica sonrisa de su hermano mayor y de nuevo, unos segundos después, cuando percibió la tensión del ambiente.
—Admite que eres un inútil, Park. No tienes madera para dirigir un reino y lo único que causarás es llevar a esta pobre gente a su ruina.
—¿Y acaso pretendes, con esta charla sin sentido, que te ceda todo el territorio a ti? —Jimin rio escandalosamente y giró su rostro cuando escuchó las puertas abrirse —. Genial, al parecer era día de reunión familiar y nadie me avisó —bromeó, dándole un cortó sorbo a su copa de vino.
—¿Hermano... qué haces aquí? —habló Taehyung en cuanto Seokjin también lo miró. A diferencia de él, el rey de Baekje sonrió y dejó reposar su cuerpo en el respaldo del sillón, casi feliz con la presencia de Taehyung. Tal como si necesitara que alguien más presenciara lo que allí estaba a punto de suceder.
—A diferencia de ti, yo sí tengo asuntos qué tratar, Kim. Así que te pediré que te retires a tu pocilga —volvió a hablar Jimin, ya exasperado, y se puso de pie seguido de su guardián que no lo había abandonado ni un segundo.
—¿Ya elegiste una esposa? —preguntó Seokjin en cambio, como si ni siquiera hubiera prestado atención a las palabras del castaño —. Debes ser consciente de que alguien más podría exigir tu destitución si no le das herederos al reino. Les estás negando un futuro estable a los tuyos. Eso no lo haría un buen rey, Park —negó el de cabellos rubios, casi como si se sintiera afligido por la idea.
El rey de ese palacio empuñó sus manos y observó con verdadero desprecio al mayor.
—No me toques las pelotas, Seokjin.
—¿Seokjin? —rio el mayor —. ¿Dónde quedó ese niño tonto que corría detrás de mí, llamándome hyung?
Taehyung tembló cuando vio la oscura sonrisa que creció en los labios del castaño.
—Se te metió en el culo exactamente hace doce años y ahora no puedes vivir sin pensar en él. Es tan irónico que ese niño tonto gobierne sobre todo Goguryeo, mientras que tú solo te llevaste las sobras ¿no? —soltó Park con veneno, extasiado hasta los huesos solo con ver el rostro de su hermanastro, deformarse por la ira. Yoongi, a su lado, luchó contra el impulso de reír cuando el rubio de hombros amplios se quedó sin palabras.
—Oh, te crees tan valiente ahora, Park —dijo entonces el mayor, poniéndose también de pie para caminar alrededor del salón, observando la decoración que poco le importaba —. Te crees a salvo solo porque tienes a tu bestia sarnosa para que te proteja. ¿Por eso buscas más como él? ¿Para hacer tu ejercito de lobos y acabar conmigo? —Seokjin lo miró y sonrió con sorna —¿Creíste que no me enteraría acaso?
Automáticamente, Jimin miró a Yoongi cuando lo sintió tensarse.
—No lo escuches, Yoongi —pidió su amo, cuando su cachorro cerró sus ojos para contenerse.
—Yoongi, Yoongi, Yoongi... —continuó hablando el otro rey —. Sí, escúchame, perro pulgoso, porque tu fiel amo no hace más que utilizarte. Qué otra cosa podría querer de ti si no es eso. No eres más que un simple peón para él.
—¡Basta, Kim!
—¿O qué? —sonrió Seokjin, y al fin Taehyung comprendió lo que planeaba hacer su hermano cuando el de rubios cabellos sacó su espada de su vaina. Sin embargo, su grito para frenarlo llegó demasiado tarde para cuando todo pasó frente a sus ojos.
Seokjin apuntó a Jimin con su espada y Yoongi no dudó en saltar sobre él cuando su cerebro procesó el claro gesto de amenaza. Como tenía permitido en momentos así, él mismo rompió la hebilla de su bozal y lo lanzó lejos, enseñando sus dientes que ansiaban apretarse alrededor de la garganta del rey de Baekje. Sin embargo, su cometido no llegó a cumplirse.
Antes de que Yoongi lograra morder a Seokjin, otro cuerpo lo embistió, enviándolo unos metros más lejos de los reyes.
El pelinegro sintió un aliento más caliente de lo normal, chocar con su rostro y cuando luchó para quitarse al hombre, su brazo recibió una fuerte mordida que llegó a abrirle su piel.
—¡Yoongi! —hoyó gritar a su amo, angustiado, y fue cuando su conciencia dejó a su animal libre.
Ahora un gran lobo de pelaje oscuro se alzaba frente a su atacante, dispuesto a llevarlo a su muerte. Yoongi no pensaba tener piedad. Sin embargo, en cuanto avanzó para someterlo, todo su cuerpo se petrificó al ver al otro hombre cambiar.
Otro lobo negro... como él.
Imposible.
La semana pasada no hubo actualización porque no tenía los capítulos escritos y preferí concentrarme en terminar YYDW 💜
Si se dieron cuenta, también cambió el día de actualización 👀
Ahora serán los LUNES y JUEVES
¿Espero sus teorías?👀
Nina Glastor🖤
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