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⚜Capítulo VII⚜

Unos pocos días después, el rey recibió una carta de su viejo amigo, enviada directamente a él con uno de los monjes del monasterio, que pocas veces bajaban al pueblo por provisiones y alimentos.

El sobre rojo llegó perfectamente sellado y sin ningún dato adicional, más que el nombre del rey. Aunque la artística caligrafía, ya le decía a Jimin que no podía ser de nadie más que su mejor amigo. Hoseok tenía la extraña manía de adornar las líneas con caritas o flores; como si lo hubiera escrito un niño.

Aprovechando que esa mañana se encontraba en la privacidad de su sala dorada, rompió sobre el sello de cera y extrajo las hojas amarillentas que se encontró en el interior. No se pudo resistir a virar los ojos cuando leyó las dos palabras del comienzo.

Estimado rey...

Sí, como si Hoseok fuera a tenerle respeto alguna vez, solo por ser su rey. 


Estimado rey

                            Sé que disfrutas plenamente de llevarme la contraria o ignorar mis advertencias, pero me veo en la obligación de insistir con este tema, mi amigo. Esta vez no te hablaré en representación del monasterio ni como un súbdito más, sino como tu amigo.

                            Antes que nada, no quiero que pienses que odio a tu mascota. Yoongi ni siquiera me ha hecho algo para que yo reaccionara de tal manera y el odio es algo que no me estoy permitido sentir. Pero insistiré una y mil veces, que debes deshacerte de él, Jimin.

                            Sé que llegaste a tomarle un inmenso cariño. Eso es algo que incluso tu reino lo nota. Yoongi se ha vuelto en un elemento esencial en tu vida. Pero es un hombre lobo. Mitad humano, mitad bestia. Eso lo sabes bien. ¿Pero acaso eres consciente de lo que un hombre lobo podría hacerle a un humano corriente como tú?

                            Por naturaleza, son seres salvajes que se guían más por el instinto que por la razón. Eso es algo que podrías comprobar en el lobo que siempre mantienes cerca. Yoongi parece más un perro que un humano. Ambos sabemos que por eso lo llamas cachorro. Y como estas criaturas se guían más por sus instintos, es por eso que prefieren pasar más tiempo en su forma animal.

                           Teniéndolo en el palacio, solo lograrás que Yoongi reprima su lado salvaje y eso a su esencia animal no le agradará para nada. Sabes como actúa un animal enjaulado. Sí, se vuelve violento, Park, y lo peor no sería que atacara a alguien o que incluso te mordiera a ti. Lo peor sería el efecto de su mordida.

                            Los hombres lobo cargan con una maldición, Jimin. Una que afecta más a los humanos que a ellos mismos. Biológicamente, no se puede unir un pez con un gato, o un mono con una araña. Querer unir a dos especies como la humana y la animal, también sería el caso. Es por eso que a un lobo no le afectaría la mordida de un igual, pero sí a un humano.

                            Lee bien, Jimin y no ignores esto, por favor. Si Yoongi llega a clavar sus dientes en ti, despertará a un monstruo que nadie podrá frenar. Ni siquiera él mismo. Y por tu bien y el de todo tu reino, es mejor que esa bestia permanezca dormida. No quiero jamás encontrarme ante el dilema de tener que matar a mi propio amigo o ver como alguien más lo hace. Mucho menos ser quien asesine a ese lobo.

                            Por favor, no repitas la misma historia que tu madre, amigo.


Mi más sincero cariño.

Hoseok


—¿Misma... historia? —murmuró el rey, con el ceño fruncido, tras terminar de leer las últimas palabras de aquellas hojas. Cierta incertidumbre comenzó a corroerlo y tuvo que dejarse caer hacia atrás en su gran silla para ahuyentar las nauseas cuando todo comenzó a darle vueltas.

Jimin ni siquiera sabía por qué de golpe lo abordaba una inmensa ansiedad. Dejó caer la carta en el mueble frente a él y respiró con pausa, tratando de controlarse.

Pero como hacerlo cuando le mencionaban a la persona que, sin conocerlo, lo había marcado de por vida.

No entendía qué tenía que ver su madre en esto. Por qué asociarla a los lobos o a la mordedura. Qué sabía Hoseok que no le estaba diciendo o qué intentaba insinuar entre líneas.

Park no era un tonto ingenuo. Él era consciente de lo que una mordedura podría causarle. Después de todo, su padre también se había asegurado de advertirle antes de morir. Sabe bien que los humanos jamás soportarían la maldición de un lobo. De los pocos casos que se registraron en la historia, ninguno sobrevivió para contarlo. Por eso las personas solo creen que se tratan de leyendas antiguas para asustar a los niños. O al menos aquellos ciudadanos que no habitan en el reino de Goguryeo, ni tienen un soberano que posee un hombre lobo como su guardia personal.

Pero... ¿Repetir la misma historia?

¿Acaso a su madre la había mordido un lobo y por eso murió?

No, él y sus hermanos conocían bien la respuesta a eso. Su madre había muerto en el parto que lo trajo a la vida y no a causa del ataque de un hombre lobo.

Justo cuando ya sentía que estaba a punto de perder la cabeza, oyó dos suaves golpes en las puertas y sus guardias le permitieron la entrada al único ser que no debía esperar por su permiso. Allí, tan retraído como hace días y todavía un poco temeroso a ser rechazado, se encontraba el pelinegro, la luz de sus ojos, cerrando las puertas detrás de él.

—Ven aquí —susurró Jimin, como si lo necesitara y casi pudo imaginar a su cachorro meneando su rabo antes de correr hacia él.

En verdad es como un cachorro...

—Hoy no me diste los buenos días —murmuró Yoongi, yendo directo por sus labios sin siquiera esperar el permiso del rey. Jimin simplemente se dejó hacer, sosteniendo al menor entre sus brazos al tiempo que saboreaba sus finos labios. Por un segundo lo oyó susurrar algo sobre ellos que no entendió y luego volvió a saborearlos, moviendo su boca con parsimonia, dejando que esta encajara perfecta con la suya.

"...son seres salvajes que se guían más por el instinto que por la razón".

—Cachorro... —Yoongi se apartó de su amo cuando Jimin lo llamó. Ambos se miraron a los ojos por un largo tiempo hasta que el rey volvió a tomar la palabra —. ¿Alguna vez... sentirte deseos de lastimarme?

El lobo frunció su ceño levemente y se apartó del mayor para acomodarse mejor sobre sus piernas.

—No entiendo —respondió, al tiempo que recibía una suave caricia en sus cabellos.

—Me refiero a que, tú eres parte animal —el pelinegro asintió, de acuerdo con eso —, pero siempre que tenemos una discusión, tú... simplemente bajas la cabeza.

—Porque eres mi amo.

Jimin rio apenas.

—¿Solo por eso? ¿Nunca sentiste deseos de responderme? ¿De tirarme con algo por la cabeza cuando soy tan terco?

Yoongi negó mirándolo inocentemente y Jimin no pudo hacer más que carcajearse a causa de la tierna expresión de su cachorro. Cómo es que Hoseok siquiera podía pensar que Yoongi le haría daño.

—Sin duda, solo te necesito a ti para ser feliz, Yoongi —murmuró Jimin, sobre sus labios, antes de atraer al menor a su pecho, tomándolo por la nuca para comerle la boca. Y Yoongi tuvo que respirar con fuerza para no dejarse caer.

Una vez más, su lado animal le pedía salir cuando Jimin lo besaba de esa manera.  

—¿Mi rey? —Taehyung miró a Hyejin cuando la pelinegra lo encontró vistiéndose para partir.

El hombre de dorados cabellos le sonrió a su esposa y se acercó a ella para dejar un suave beso sobre sus labios. Estaría algunos días lejos de ella así que quería recargar energías para el largo viaje que le esperaba hasta la capital de Goguryeo.

—Esto es algo que debo hacer, mi reina.

—Lo sé —le sonrió la morena y volvió a besar sus labios antes de dejarlo ir —. Te estaremos esperando —agregó, acariciando su vientre mientras veía a su esposo ajustar las protecciones sobre sus hombros.

—Y yo estaré ansiando en todo momento, volverlos a ver —aseguró Taehyung, robándole un último beso antes de salir del dojo.

La pelinegra no borró su sonrisa en ningún momento, a pesar de la partida de su esposo. Ella sabía bien lo fuerte que era Taehyung y era capaz de asegurar a ciegas, que nada le pasaría en el largo viaje. Pero entonces sus labios vacilaron y su sonrisa se transformó en una débil mueca, sintiendo cierta desconfianza al ver al hombre que esperaba a su rey en los jardines.

Su cabello era igual de negro que la noche y sus ojos tan únicos y azules como dos resplandecientes zafiros. El hombre era imposiblemente hermoso. Sin embargo, algo en su mirada no le gustó. Algo en él le gritaba que no era una buena persona.

—Mi rey —habló Hyejin, antes de siquiera meditarlo. Taehyung se giró para encontrarse una vez más con ella y acarició su frente con ternura cuando vio su ceño fruncido.

—¿Qué te aflige, mi reina? —preguntó.

La pelinegra siguió con su mirada los actos de su esposo y apreció cómo el de dorados cabellos tomó una de sus manos, para dejar un cálido beso en el dorso de su palma. Hyejin, terminó por mirar al desconocido hombre una vez más.

—Solo... ten mucho cuidado ­—murmuró solo para que el rey escuchara —. No sé quien es ese hombre, pero no me fio de él.

Taehyung miró sobre sus hombros hacia el forastero y volvió su vista a su esposa para asentir de acuerdo.

—Lo tendré, mi reina. 

¿A ver esas teorías? 👀 

¿Qué le habrá pasado verdaderamente a la madre de estos reyes? 👀



Nina Glastor🖤

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