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05•

— No voy a comerte, Jungkook. ¿Me tienes miedo, acaso? 

La voz de Jimin había cambiado, ahora era más baja y ligeramente ronca, sonaba jodidamente sensual a los oídos del pirata, quien sólo pudo parpadear un par de veces.

— Sé que los tuyos tienen esa idea, en dónde dicen que los seducimos para llevárnoslos al fondo del mar y comerlos, pero no es verdad.

Mentiría si dijera que no se sintió curioso respecto a eso, así que giró para acostarse de lado frente al tritón y escucharlo con interés. 

— Jamás podría hacerte daño Jungkook, te has convertido en alguien valioso para mí. 

El corazón del pirata latió emocionado tras las palabras del tritón. El pelinegro no podía simplemente explicarse que era lo que le pasaba desde esa mañana que despertó con el chico a su lado. Se sentía eufórico y temeroso a la vez, aterrado pero fascinado. 

— ¿Sabías que si una sirena te besa, te concede la habilidad de poder nadar bajo el agua, sin morir por falta de aire? —  Jimin comentó, mirando el rostro de Jungkook mientras la sorpresa se reflejaba en los ojos del pirata. Se sintió sumamente contento de tener toda la atención del pelinegro para él solo —  He escuchado que algunas sirenas se han llevado a humanos con ellas porque se... enamoraron.

Hablar de enamoramientos era algo muy fuerte y serio para Jungkook, por lo que tragó saliva al término de las palabras del tritón.

— ¿Es que no te has dado cuenta, Jungkook?, el que me ha hechizado has sido tú a mí.

Jungkook tenía muchas ganas de decirle que era imposible, que en realidad él era el hechizado y ni siquiera le había escuchado cantar, pero en su lugar, alargó una mano para colocarla en la suave y tersa mejilla del tritón, acariciando con su pulgar un poco la delicada piel, antes de incorporarse e inclinarse para juntar sus labios a los ajenos, besándole lentamente mientras su mano acariciaba la mejilla del muchacho. Jimin suspiró sobre los labios ajenos mientras deslizaba sus brazos por la cintura de Jungkook y se aferraba a él, dejando paso a la lengua contraria en su boca. 

Jamás habían sentido tal maravilla antes.

Jungkook jamás había tenido un amanecer tan maravilloso y deslumbrante como ese. Esa mañana la marea estaba sumamente calmada, por lo que el barco apenas y se bamboleaba mientras navegaban, pero esa no era la razón del porque su mañana ha sido esplendorosa.

Apenas abrir los ojos y recobrar la consciencia perdida por las horas de sueño, se percató de que Jimin estaba acostado sobre su pecho, uno de los brazos ajenos rodeaba su cintura, abrazándolo con poca fuerza debido a que estaba dormido. La pierna de Jimin estaba entre las suyas, ligeramente enredadas, y todo su blanco cuerpo relucía con el sol. 

El muchacho respiraba tranquilamente mientras aún dormía, por lo que el pirata se dio el permiso de fijar los ojos en el techo durante unos largos minutos, disfrutando del peso extra sobre su cuerpo, del calor emanando del tritón, y el leve cosquilleo que las mechas oscuras del contrario le causaba sobre su pecho desnudo.

La noche anterior se habían besado hasta quedarse dormidos, literalmente. No había subido de tono, aunque a Jungkook le costó muchísimo poder controlarse, pues hace mucho tiempo que había estado con alguien de una forma más... carnal. Le gustaba tener a Jimin entre sus brazos, por lo que se sintió ligeramente molesto cuando éste comenzó a despertar y se separó de su pecho para mirarlo al rostro.

— Hola.

La voz de Jimin por las mañanas era ronca y perezosa, le recordaba a un niño pequeño despertando luego de una gran siesta. Jungkook se rió y revolvió los cabellos del muchacho, tomando luego su barbilla para acercarlo y plantarle un suave beso que terminó en una leve succión del labio inferior ajeno. No podía evitarlo ahora que conocía el sabor y la increíble textura que esos carnosos labiales tenían.

— Buenos días, Jimin. 

Las mejillas del mencionado se colorearon de un adorable rosa, y Jungkook hubiera besado cada cachete si la puerta no se hubiera abierto tan de repente.

Seokjin entró campante como si de su casa se tratara, encontrándose con Jimin acostado sobre Jungkook y éste sosteniendo el rostro del tritón muy cerca de sí, como si se estuvieran besando. La sangre le viajó a la cabeza con rapidez, nublándole la vista por la vergüenza mientras murmuraba mil y un disculpas y regresaba sobre sus propios pies, empujando a Namjoon de regreso para que no entrara.

— ¿Qué sucede? —  murmuró el alto con las cejas fruncidas antes de ver la cara roja de su pareja. 

— Y— Yo... creo que comenzaré a tocar de ahora en adelante — Las carcajadas de Namjoon retumbaron en los oídos del príncipe, haciéndole avergonzar aún más.

— Aah, así que esos dos estaban...

— ¡No!, ¡No hacían nada malo, pero estaban muy, muy cerca! —  Seokjin le tapó la boca al gigante para que no continuara, no quería imaginar lo que pudo haber visto si esos dos se hubieran puesto cachondos más temprano.

~*~

— Escucha Jimin, te quedarás con Seokjin y Yoongi, ellos te van a ayudar en cualquier cosa que necesites mientras Namjoon y yo trabajamos en la oficina, ¿Está bien?

— ¿Por qué no puedo ir contigo, Jungkook?

El pelinegro ya lo había explicado varios minutos antes, pero Jimin se rehusaba a dejarlo ir, mirándolo con esos grandes ojos que penetraban directo en su corazón. Suspiró por milésima vez, porque no sabía que le pasaba cuando estaba alrededor del tritón.

— Porque debo trabajar, debo comandar a mi tripulación, hacerme cargo de tomar el rumbo correcto y un montón de cosas más —  le explicó con suavidad y toda la paciencia que el pirata jamás pensó que tenía.

— Namjoon puede hacer eso, tú dijiste que él también era el capitán.

— No puedo dejarle todo el trabajo a él. Con Seokjin te vas a divertir un montón, y aunque Yoongi parezca enojado, sólo la cara tiene, ¿De acuerdo?.

Al final, el tritón terminó aceptando y se quedó en la cubierta, sentado sobre un barril que contenía alguna fruta que no conocía, y Seokjin compartiendo toda clase de conocimientos humanos que le podrían ayudar, mientras que el tal Yoongi los miraba con las cejas fruncidas y reía de vez en cuando ante algún comentario.

Jungkook, como había dicho, se había dedicado a hacer su trabajo junto a Namjoon, arreglando algunas cosas que habían dejado inconclusas de sus viajes anteriores y viendo la manera de reparar los daños que se ocasionaron en el barco debido a la tormenta de la otra noche.

El alto condujo al pelinegro por la cubierta para mostrarle un hueco que se había hecho en el suelo, pasando así al lado del príncipe y el tritón. Jimin seguía sentado, escuchando los relatos de Seokjin hasta que vio a su pirata favorito aparecer en su campo de visión.

Se levantó, con las piernas tambaleantes tal cual gelatina, y gritó su nombre con toda la fuerza de sus pulmones. El pelinegro no pudo ignorarlo, fijó su vista en un pequeño Jimin de piernas temblorosas antes de acercarse a él.

— ¡Mira Jungkook, ya puedo pararme yo solo!

La emoción en la voz del muchacho era la cosa más maravillosa del mundo, y eso que Jungkook ha visto y oído toda clase de maravillas alrededor del mundo. Cuando estaba a unos cuantos de él, Yoongi se apresuró a detenerlo.

— Alto ahí, eso no es todo lo que le hemos enseñado —  Jungkook miró alarmado a los jóvenes con los que había dejado encargado a su pequeño tritón, temiendo lo que le hubieran podido enseñar al chico, pero cuando lo vio avanzar los pequeños pasos que había entre ellos con lentitud y demasiada torpeza, casi se le para el corazón.

Al final, el chico terminó cayendo en sus brazos, pero con una gran sonrisa en los labios se aferró a la cintura ajena y logró estabilizarse de nuevo en sus dos pies.

— ¡¡Sorpresa, Jungkookie!! —  las cejas de Jungkook se alzaron al escuchar la forma en la que le llamó el tritón.

— Ah sí, eso es por parte de Seokjin, le dijo que era una forma cariñosa en la que podría llamarte.

Namjoon rió entre dientes antes de depositar un beso en los labios de su chico. La escena, vista por Honey desde un lado del timón, le hizo cruzar las cejas y torcer los labios.

Luego de una pequeña charla y unos cuantos besos entre el tritón y el pirata, tuvieron que marcharse para ir a hacer su cometido principal: ver el hoyo que se había hecho en la cubierta. 

Jimin escuchaba las palabras de Seokjin, pero su mente divagaba muy lejos de donde ellos se encontraban. Al final, el príncipe tuvo que preguntarle qué era eso que lo estaba distrayendo, y el chico pálido contestó con simpleza.

— Quiero saber si hay una forma de acercarme más a Jungkook. Una forma más... íntima. 

Las cejas del pícaro príncipe se alzaron junto a las comisuras de sus labios, comprendiendo lo que Jimin quería.

— Ah, sé a lo que te refieres. Una cosa que sólo Jungkook y tú puedan hacer.

— ¿Lo sabes? 

— ¡Por supuesto!, a veces, Nam y yo también nos acercamos de esa forma —  el muchacho miró sus uñas con una sonrisa antes de mirarlo de nuevo a los ojos y apartarse algunos rulos de la frente.

— Dime qué es Seokjin, por favor, dímelo —  le suplicó el tritón —  explícame que debo hacer.

— Pues primero que nada, se le llama hacer el amor...

~*~

Jungkook estaba jodidamente cansado, y no físicamente, sino psicológica. Había estado planeando rutas con Namjoon, decidiendo a dónde sería bueno ir y desembarcar cuando tuvieran El Perla Negra en sus manos, y también habían conversado sobre los imperfectos del barco, las provisiones de comida que tenían y demás.

Para cuando llegó a su camarote, se deleitó con la vista de Jimin tendido sobre su cama, con su espalda desnuda siendo bañada con la luz de las velas. Estaba boca abajo, mirando las imágenes del libro que Seokjin le había dado, y la sábana le cubría de la cintura hacia abajo. 

Se acercó a la cama y se deshizo de su camisa bajo la atenta mirada del tritón, quien ya había cerrado su libro.

— Creí haberte dicho que no me esperaras para dormir si ya era muy tarde. 

El chico se encogió de hombros y dejó caer el libro al suelo, bajo la cama, mientras Jungkook terminaba de quitarse los pantalones, dispuesto a meterse en la cama y dormir en ropa interior. 

La sorpresa fue enorme cuando el pirata levantó las sábanas para meterse bajo ellas, y se encontró con el trasero desnudo de Jimin al aire. Jadeó ligeramente mientras sus ojos se abrían como platos y soltaba las cobijas.

— ¡Jimin, ¿Por qué no llevas nada puesto?!

— Me lastima un poco toda esa tela, Jungkookie, y mi piel es sumamente sensible y suave —  el chico tomó la mano del pelinegro para colocarla sobre su muslo y deslizarla sobre la piel —  ¿Ves?, muy sensible.

Y suave, pensó el pirata, maldiciendo a la sangre que ahora viajaba hacia su miembro apenas cubierto por la delgada tela de esos calzoncillos. 

— No te molesta que hoy duerma así, ¿Verdad, Kookie? 

¡Vaya, un nuevo mote!, el pelinegro se apresuró a negar con la cabeza mientras se metía bajo las cobijas, al lado de un muy desnudo Jimin. El chico apagó todas las velas a excepción de una, y luego hizo lo que el pirata estaba deseando que no hiciera. Se pegó a su cuerpo con lentitud, levantando una pierna para enredarla en su cintura a la par que depositaba un beso en donde su cuello y hombro se juntaban.

Lo recorrió un estremecimiento cuando los suaves y hábiles dedos de Jimin comenzaron a acariciar su abdomen sin pudor alguno. Realmente se quería resistir a la tentación, pero el conocimiento de que Jimin estaba desnudo y pegado a su cuerpo no le estaba ayudando para absolutamente nada.

Mientras se debatía entre si era correcto o no meterle mano al pequeño tritón que le había salvado la vida y que además lo conducía a El Perla Negra, éste ya estaba sentado a horcajadas sobre sus caderas y repartía pequeños besos húmedos sobre sus clavículas.

Realmente, le gustaría decir en un futuro que resistió tanto como pudo, que intentó negarse un millón de veces, pero lo cierto es que rodeó la cintura del muchacho y lo atrajo más contra su cuerpo.

Tomó la barbilla del chico para alzarlo y poder besar sus labios con lentitud, degustando el sabor especial de la boca de Jimin. El tritón correspondió al beso, suspirando un poco.

En un instante, Jungkook rodó sobre la cama para colocarse sobre un Jimin sonrojado y con las piernas desnudas abiertas para que el pelinegro se acomodara entre ellas. Y era algo extraño, porque luego de lo que Seokjin le había contado, podía sentir en su interior algo que le guiaba y decía qué hacer, algo que le decía que alzara las caderas para frotarse contra las del pirata, y así lo hizo.

Un gruñido se escapó de los labios del pelinegro antes de que éste siguiera los movimientos del tritón, como si ambos hubieran estado en ésta situación millones de veces antes y ya supieran como moverse el uno con el otro.

La sangre comenzó a hervir por las venas del pirata, haciendo que su vista se nublara ligeramente. Los deseos de sentir por completo a Jimin lo domaron, por lo que se separó rápidamente para despojarse de la única prenda que los separaba. 

El tritón gimió al oído de Jungkook cuando ambas erecciones se tocaron directamente. Todas las sensaciones eran jodidamente nuevas para Jimin, y es que antes él no tenía esa cosa colgando entre sus piernas porque, bueno, ni siquiera piernas tenía. Recordó las palabras de Seokjin entonces, diciéndole que a los hombres les gustaba cuando ellos rodeaban sus caderas con las piernas, así que las levantó y enrolló sus extremidades en las caderas de Jungkook mientras éste seguía con ese movimiento de caderas que hacía que sus miembros se frotaran uno contra el otro de una manera caliente y excitante.

Alabó a Seokjin como su nuevo maestro cuando Jungkook soltó un gruñido y molió con más fuerza sus miembros tras haberlo rodeado con sus piernas. Ese chico era un sabio. 

— Jimin, ¿Estás seguro que quieres esto?

La voz de Jungkook ya era gruesa y rasposa mientras dejaba un camino de besos en cada lunar de su cuello y hombro. Jimin asintió, si no lo quisiera no lo habría empezado en primer lugar. 

— Totalmente —  recordando entonces las palabras de Seokjin, las recitó justo como el chico le había aconsejado —  Te quiero dentro de mí, Jungkook.

El pirata pensó que podría correrse de sólo escuchar al tritón decirle ese tipo de cosas. ¿Cómo era posible, si hasta hace unas horas el muchacho no sabía ni cómo se tomaba un cubierto?, ¿A dónde había ido la inocencia que había creído ver en Jimin?.

El pelinegro se separó apenas unos centímetros para ver el rostro rojo del muchacho, con los labios entreabiertos y rojos debido a los besos y mordidas que le había dado momentos antes. Le sonrió ladinamente antes de separarle las piernas un poco más, aprovechando para recorrer el interior de sus muslos y, joder, se autodeclaraba oficialmente fan de esos lechosos muslos. 

El muchacho bajo suyo se estremeció y entrecerró los ojos, Jungkook había envuelto una mano en su duro miembro y la otra se la había llevado a la boca para lamer sus dedos durante unos segundos antes de regresarlos entre sus glúteos.

La espalda del tritón se arqueó, era justo como Seokjin le había dicho. Le incomodaba un poco pero aún no llevaba a esa etapa de dolor. El dedo de Jungkook se movía en círculos, entraba y salía con lentitud, y luego con rapidez, luego volvía a ser lento y, Dios mío, le estaba volviendo loco.

Jungkook se tomó todo su tiempo para preparar a Jimin, no era ningún crío y sabía que lo que debía hacer y lo que le dolería al tritón si no lo preparaba correctamente. Cuando por fin creyó que el muchacho estaba listo y su mano subiendo y bajando del miembro de Jimin se había empapado con el líquido pre— seminal, se posicionó entre las piernas del contrario de nueva cuenta, alineando su propio miembro en el ya no tan apretado anillo de músculos ajeno.

Los ojos de Jimin se llenaron de lágrimas y enterró las uñas en los hombros del pirata, recordando, una vez más, las palabras de Seokjin: Y va a doler Jimin, un montón, créeme, pero debes soportar por el amor que le tienes a tu hombre, ¿Entiendes?, te aseguro que el dolor va a desaparecer y luego te vas a comenzar a sentir jodidamente bien, tan bien que vas a comenzar a... uhm, está bien, sólo debes soportar el dolor, Jimin. 

Así que cerró los ojos, respiró profundo y dejó salir el aire, mientras intentaba relajarse para que el dolor pasara de una jodida maldita vez porque era un infierrrrrno. Una de las manos de Jungkook cubrió su mejilla, el tacto le hizo abrir los ojos y fijarse en los del pelinegro.

— Está bien, cariño, ya casi me has tomado por completo.

El infierno que Jimin decía sentir comenzó a disiparse muchos, muchos, minutos después, cuando Jungkook consideró que era adecuado comenzar a moverse, primero lentamente, entrando y saliendo, dejando que Jimin sintiera, experimentara la transición entre el dolor y placer. Pronto, tuvo a un tritón muy jadeante y cooperador bajo suyo, alzando las caderas contra el miembro de Jungkook para recibirlo con gusto.

— A— Así Jungkook... por favor no te detengas, mhn.

Y bueno, él estaba para complacencias. Lo hizo siempre como el contario quiso, justo ahí, justo así, y justo... simplemente justo. Le embestía con lentitud hasta que una oración de Más rápido, se siente bien cuando lo haces rápido, llegó a su oído y, de nuevo, él estaba ahí para complacer al pequeño tritón.

Lo embistió de mil formas, rápido, lento, duro, suave, lo giró de lado, lo puso en cuatro sobre el colchón, haciendo que alzara las caderas, lo recostó completamente sobre las sábanas para acostarse sobre él y embestirlo lentamente, se acostó sobre la cama para dejar al tritón montarlo porque Jungkook, mira lo fuerte que mis piernas se han hecho, déjame hacerlo yo. 

Al final, terminaron sentados, Jungkook recargado contra la cabecera de la cama y Jimin a horcajadas sobre él, abrazándolo con fuerza por los hombros, los pechos de ambos juntos, el miembro del tritón atrapado entre ambos abdómenes y Jimin moviéndose de arriba abajo con lentitud, rotando las caderas en círculos como Jungkook le había dicho que le gustaba.

La noche era larga, era su cómplice, mientras el tritón se corría, quizá por segunda o tercera vez, junto a Jungkook, quien le acariciaba la espalda y la cintura, susurrando a su oído lo bello que era, lo perfecto que se veía así, con la piel brillante bajo la luz de la vela debido al sudor, y lo afortunado que se sentía de haberlo encontrado aquella noche.

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