Michael antes de irse anotó la dirección de Jonathan en una libreta que guardaba en la guantera, quería mandarle algo especial para celebrar que finalmente lo había aceptado.
Encendió la camioneta para calentar el motor y espero un momento a despabilarse.
Cerró los ojos por un instante, cuando escucho golpecitos en el cristal.
Era su novio con un termo con café entre sus manos.

Encogió los hombros y lo miró de vuelta, el abogado abrió la puerta del vehículo, después se inclino un poco para darle un pico en los labios.

—Mi madre te manda café.

—Agradecerle por mí, pasa un buen día, cariño.

—Michael —le llamó por su nombre mientras lo tomaba de una de sus manos—, no quiero que te vayas.
Pero también se que debes irte, yo también debo irme, debo de llevar a Cherry a clases y desde luego ir al trabajo.
Sólo quiero que sepas que te extrañaré todo el día, estaré contando el tiempo para verte otra vez.

—Prometo ir por ti para ir a comer, paso a tú trabajo a las 02:00 ¿Te parece bien?

—Sí, me encantaría.

—Pasaré por ti, por qué últimamente te he extrañado tanto, Jon.
Por cierto, amor no olvides checar lo que hablamos, realmente quiero conocer a tu hija y a tu madre.
Cualquier cosa avísame ¿De acuerdo?

—Te lo prometo.

Luego de ésa promesa de verse más tarde, el contador se quedó más tranquilo y regreso a casa, seguido de ello escuchó la camioneta del abogado partir.
Al menos lo vería dentro de unas horas más, estaría contando el tiempo para verlo nuevamente.

Mientras tanto April esperaba a su hijo en la cocina, ella también estaba ansiosa de conocer al hombre del que su primogénito hablaba tanto.

Cada que Jonathan veía a Michael se ponía feliz, solamente que después de un rato decaía.
Cómo si pensará que no lo volvería a ver jamás.
Esto era debido a su propia inseguridad, había tenido tantas relaciones fallidas después de su esposa, que le era imposible volver a confiar del todo en alguien.
Siempre huían al conocer que era un hombre viudo con una niña pequeña.

Y April quería ayudarle a Jonathan a eliminar toda ésa inseguridad que tenía.
De lo contrario no creía que su relación con Michael durará.

—Veo que vino él otra vez a dormir contigo, deberías dejarlo pasar.

—Él sabe por qué no lo he dejado pasar, primero quiero que conozca a Cherry en un ambiente diferente, dónde la niña no sienta presión.

—¿Y cuándo planeas presentarle a la niña?

—Más bien presentarles a Michael a las dos, él también quiere conocerte a ti, le he dicho que sí.
Él mejor que nadie sabe todo lo que haces por mí.

—¿Entonces ya has decidido formalizar con él?

—Sí, lo quiero en mi vida, confío en él y en su amor.
Hará el intento de estar conmigo y acercarse a Cherry, pasará por nosotros en las mañanas.
Al ser socio de la firma en la que trabaja, tiene un poco más de facilidad de maniobrar su horario, él se adaptará con nosotros.
Tan sólo espero que la niña pueda aceptarlo.

—Lo hará, ten fe.

—Ojalá.

April dudo un poco en hablar, pero tenía que mencionar un tema delicado para su hijo, más por el hecho de que Michael entraría en sus vidas.

—Jonathan, no puedes tener a Michael durmiendo afuera todo el tiempo, ni lo puedes alejar de aquí.
Al involucrar a Cherry, es probable que se encariñe y quiera verlo más, en algún momento él pasará el umbral de ésa puerta, estará más tiempo con ustedes.
No podrás alejarlo por siempre, ni mantenerlo lejos de tu propia casa.
Cielo, no me mires así, sabes a lo que me refiero, es hora de empezar a modificar tu habitación.

—Estoy consciente de ello —murmuró—, yo también quiero a Michael aquí, me gustaría que pueda entrar a desayunar con nosotros.
También que pueda pasar a mi habitación sin problema.
Sólo que siento que le estoy fallando a Lucía, sin embargo, desde hace tiempo que tengo necesidades, quiero sentir calor, dormir con alguien, compartir.
Es egoísta, lo sé, pero quiero darle un lugar en mi vida a Michael, tengo que hacerlo, debo darle su propio lugar, él lo merece.

—No, no eres egoísta, debes rehacer tu vida, tienes derecho a hacerlo, estoy segura de que a ella le gustaría verte feliz.
El sacar las cosas de Lucía es algo que debes hacer, y además no significa que por mover sus pertenencias... nos desharemos de su recuerdo, siempre le hablaremos a Cherry de ella, también le darás las cosas de su madre cuando llegue el momento en que sepa apreciarlas.
Y Michael, él merece su propio espacio, no lo compares nunca, es otra historia y otro amor.

—Le dí su lugar desde que me quite el anillo de bodas, al principio lo mantuve en mi dedo anular de la mano derecha, y lo he dejado de usar desde que empezamos a quedar, sólo falta mi habitación, que es lo más difícil.

—¿Quieres qué te ayude?

—Sí, también Cherry, cuando yo llegué empezaremos a limpiar.
Quiero pasarle algunas cosas de Lucía, ella cuidaba mucho de su cabello y guardé un par de accesorios, sus cepillos, peinetas, ligas, entre otras que poseía.
Algunas de sus cosas las podrá usar Cherry, dependerá de ella.

—Te aseguro que sí, querrá usar algunas cosas de inmediato.

Jonathan aclaro su garganta, fue a su habitación, se quitó el abrigo de Michael y aspiró su aroma, después se fue a recostar un momento.
Se abrazo a la prenda, mientras mantenía un cosquilleo en su pecho, una sensación embriagadora, el aroma de él le hacía feliz.
Daría lo que fuera por tenerlo en su cama en este momento, quería tanto seguir amaneciendo a su lado, permanecer juntos desde la noche hasta el momento en el que debieran de salir de las sábanas por necesidad.

Estuvo así durante unos minutos en los que susurraba la palabra “amor”, recordando la sensación del tacto al tocarlo, lo quería ahí con él.