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XXXII - Decisiones

Michael regresó a la oficina, asesoró a uno de sus clientes, después el resto del turno lo hizo en forma automática, su cuerpo estaba ahí, pero su mente estaba en otro lado.
Termino acordándose de Patrick a las 04:00 pasadas; cuando estaba por salir de la oficina.
Dio media vuelta hacía atrás y fue por Riley, quería hablar con él.
Tenía que agradecerle lo que había hecho por él estos últimos meses.
Entro al despacho de Patrick y no era como lo recordaba, faltaban demasiadas cosas, sus adornos, manoplas de béisbol, pelotas, entre otras cosas que solía tener.
Si algo siempre se le críticaba a Patrick era sobre su oficina, solían decirle que era demasiado infantil.

La mayor parte de sus casos iban más de la mano de la rama de Derecho Familiar, le era común mediar el bienestar de los niños.
Desde el tema de custodia, visitas, manutención, era especialmente su área, los casos que llevaba eran mediar “un después” de la catástrofe de un divorcio.

Era comúnmente lo que llamaban su área.

Lo vió con una caja, estaba guardando sus fotos, básicamente todos los objetos personales que le quedaban.

—Hola, Patrick.

—Hola Michael ¿Dime qué tal te fue con Jonathan?

—Bien, estos últimos días han sido grandiosos, él ha superado mis expectativas, es sumamente maravilloso.
Pero ¿Y tú? Patrick, por qué siento que esta oficina esta volviéndose más gris de lo habitual.

—Estoy llevándome mis cosas poco a poco, en lo que termino de llevar los trámites de mis últimos casos.
Y luego me iré de aquí —murmuro—, tengo que hacerlo.

—¿Por qué?

—Mi último cliente se suicido. Michael, perdimos la apelación por desconocimiento de paternidad, el juez determinó que era más importante salvaguardar los lazos afectivos del menor, lejos de la realidad biológica.
El menor ya cumplió los tres, es complicado safarse luego del año.
Quería volver a intentar, tratar de quitarle el apellido, pero sabes que se considerá un ataque a la identidad del menor.
Con su muerte me hizo cuestionarme varias cosas ¿A cuántos otros habré hecho daño?
Suelo pelear casos sobre pensión alimenticia ¿Cuántos de todos ellos realmente será el padre?
Me he dado cuenta que les he hecho daño a tanta gente de forma indirecta, no quiero volver a hacerlo.

—Lamento lo sucedido, y sobre las estadísticas son tres de cada diez.
Éso significa que existen siete que sí necesitan ayuda.
Hay siete niños en el mundo por cada mil que requieren ayuda emocional, económica, psicológica, que requieren que a alguien les importe lo suficiente para no ignorarlos.
Y hay siete mujeres por cada mil que requieren que las escuches, necesitan que alguien vele por los intereses de sus hijos, no todas las mujeres son malas, ni todos los hombres son tan buenos o malos.
En esta carrera siempre veremos casos que no nos agraden, pero enfocate en aquellos que resultan bien, aprende de los errores en los otros, ve archivando tus casos, te servirán de guía en el futuro.

—Me agrado conocerte, fue bueno hablar contigo de vez en cuando.

—No digas éso.

—Estoy cansado, Michael.

Le dió una palmada en el hombro y se dispuso a salir de su oficina con una caja que contenía sus últimas cosas personales.

—Permíteme ayudarte, revisaré tus casos antes de que te lleguen, te remitiré solamente casos fáciles por ahora, aquellos que no tienen la necesidad de llegar a juzgado.
Igual puedes tomarte unos días libres, y cuando regreses, personalmente estaré supervisando tus casos, acompañandote en los procesos.
Sabes que sí te vas de todas formas debes hablar conmigo ¿No es así? Estoy encargado de cuidar de los abogados de la rama de Derecho Familiar & Civil de esta área, no permitiré que te vayas así de fácil.

—Ya veo.

—¿Qué dices?

—Sí, pensaré en ello antes de tomar una decisión drástica, consultaré contigo antes.
Háblame de cómo te fue con Jonathan, te recuerdo que no has querido responderme los mensajes.

—Lo siento, pero me la he pasado más soñando despierto.
Me fue bien con él, le confesé lo de Sara, me dijo que no sabía que ella tenía novio cuando salía con él, se disculpó por ello y básicamente éso pasó.
Le dije que no me importaba su pasado, ni quién era él, algo que es totalmente verdad.
Y en novedades, pues resulta que Jonathan tiene una hija, es viudo.
Él estaba preocupado por el tema, más bien aún lo esta, pero quiero demostrarle que lo acepto igual.
Yo sé que las palabras no son suficientes y quiero demostrarle que de verdad me interesa tener una relación formal con él.

—¿Estás dispuesto a ser padrastro de una niña? ¿Y dime cuántos años tiene?

—No quiero pensar en términos formales, además para Jonathan es importante preservar el recuerdo de su difunta esposa con su hija, es un tema delicado, no puedo hondar mucho ahí, por qué se que es un problema que a él le duele todavía.
Estoy seguro que aún no lo deja de lado del todo, tiene sentimientos aún.
He llevado casos de acuerdos prenupciales de viudos que quieren casarse de nuevo, siempre tienen la misma mirada al hablar —expreso con pesar y continúo—, como si se sintieran culpables de continuar su vida. Y está el remate de la familia de la persona fallecida en cuestión.
No sé demasiado, pero parece que Jonathan tiene todos ésos mismos elementos.
Respecto a la niña, tiene seis apenas, su madre murió cuando tenía un año, no ha de tener recuerdos de ella.
Aún no sé de qué forma puedo ganarmela, al menos tengo la base de saber que le gustan los unicornios y los osos de peluche, es algo ¿No?

—¡Por Dios! No sé que hay contigo, pero parece que te siguen las relaciones problemáticas.
¡Tienes un imán! Ahora no importa, ya estás ahí, no hay forma de acobardarse en este punto.
Solamente pienso que se te va a armar con la familia de la esposa, más si convives con la niña, tienes que prepararte mentalmente para lo que viene, es un tema complicado.
Y con la niña, modera el tono de voz, llévale un obsequio, ya Jonathan te dió un indicio, úsalo.
Pero no más importante, tienes que entender que especialmente las niñas son territoriales con sus padres, no te concentres en Jonathan por mucho que lo quieras, tú atención será la niña, a los niños les gusta ser escuchados.
Elije llevarla a un sitio que a ella le guste, en dónde se sienta cómoda, trata de mantener tú espacio con Jonathan, trata de no tocarlo.
Repito, los niños son territoriales, si cometen el error de hacer de esto una cita, la niña pensará que le robaras a su padre, evita que piense éso.
Se reservado, tú atención a ella, juega, háblale en tono calmado, y si no quiere nada contigo, no la fuerces.
Si alguno de las dos decide forzarla a hablar o convivir, a ti te asociara con algo negativo.

—Nunca aprendo ¿Cierto? Ayúdame a elegir algo para ella, de ahí te invito a cenar.

—Parece que no, nunca aprenderás, te gustan las relaciones complicadas.
Y desde luego, hay que elegir algún juguete brillante.

—Entonces vamos.

Le quito la caja, la puso en el escritorio y después lo jalo del brazo para salir.
Quería pasar el resto del día con Patrick, sentía que se lo debía.
& probablemente le ayudaría a que se sintiera mejor.

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