XLVII - Amor Interminable
Michael le regaló el broche a Cherry, le dijo que podía conservarlo y ella le sonrió, después fue con su abuela.
Dejaron jugar a la niña un rato más, convivieron con ella, parecía estarse divirtiendo.
Que era lo que principalmente estaban buscando, que ella se sintiera cómoda.
Y desde luego que Jonathan aprovecho para tomar fotos, por primera vez tenía a todas sus personas favoritas juntas y no perdería oportunidad de grabar este día.
Estaban por ser las 02:00, Cherry ya se veía con sueño, así que Michael llevaría a todos directo a casa.
April y la niña iban delante de ellos, por lo que Michael aprovecho para decirle algo a Jonathan.
—Te amo —le susurró—.
Luego Cherry volteó hacía ellos, tomando la mano de Jonathan, no dejaría a su padre atrás.
Jonathan tenía los ojos brillosos, estaba visiblemente emocionado. Después llegaron a casa, era hora de dejar ir a Michael.
April lo invito a pasar, pero él le menciono que le agradecía, sólo que no podía, estaba justo de tiempo.
Debía regresar al trabajo.
Mientras tanto Cherry pidió a Jonathan que la cargará, los fines de semana eran sus favoritos por qué su papá estaba todo el día con ella.
Y finalmente se despidieron.
Michael espero a que entrarán a casa, después arranco el coche devuelta, tenía el tiempo justo.
Y Patrick debía de ir a comer, no podía dejarlo todo el día cubriéndolo.
Para Michael el día fue ajetreado, había tenido que conocer a Cherry & April hoy, también debió de maniobrar el trabajo con su vida privada, no era una tarea sencilla, pero estaba más que dispuesto a dar lo mejor de él para que esta nueva faceta en su vida resultará.
Michael & Jonathan no solían conversar demasiado el fin de semana, el abogado no había tenido noticias de su novio, pero comprendía que era un día en el que Cherry era su mundo completo.
Solamente le envío un mensaje recordandole que pasaría por él en la noche.
A lo que después de un minutos le respondió.
«Lo sé amor, te estaré esperando».
El abogado estaba de camino al centro, iría a comprar un vino y algo más para esta noche.
Todo dependía del lugar al que querría ir Jonathan.
Llegó por él a las 11:00, ya era tarde, lo positivo es que descansaba mañana, así que podría desvelarse.
Se besaron al verse, un beso bastante dulce, luego Michael le hizo una pregunta.
—¿Nos quedamos aquí o te vas conmigo a casa?
—A dónde pueda hablar contigo con tranquilidad.
Quiero estar a solas contigo, mi amor.
—Bien.
Y de nuevo puso en marcha el coche.
Ambos llegaron a la casa de Michael, al entrar, Jonathan se olvidó de cortesías, solamente quería amarlo y besarlo.
Volvió al mismo ritual, usando sus manos para tocar su cuerpo, sólo como él podía hacerlo, por qué Michael Spencer era de él y de nadie más.
Confiaba en que él lo amaba.
—Te amo, Michael.
—Y yo a ti, cariño.
—Amor, me siento completo, me has hecho tan feliz el día de hoy.
No sabes de lo ansioso que estoy por iniciar nuestra rutina juntos, lo hablé con Cherry y ha aceptado seguirte viendo.
—Me alegro de escucharlo, creo que tenemos que celebrar con una copa, te prometí que tendría un buen vino para cuando vinieras.
—Pero si ambos tomamos, no podré regresar a casa hoy.
—Te llevaré temprano, lo prometo.
Estarás ahí para cuando Cherry despierte, te lo aseguro.
Jonathan asintió, después de todo tenía ganas de dormir hoy con él, aspirar su aroma y quedarse abrazados juntos por el resto de la noche.
Michael le pidió que lo esperará, iría por un buen vino, tal vez algo más.
El abogado fue hasta su habitación para quitarse la ropa, se había abstenido de comer pesado e incluso se había hecho la limpieza tal como se informó, se suponía que estaba listo.
Después sólo se puso una bata corta encima, la cual había comprado pensando en Jonathan.
Esperaba que a él le gustará.
Llevaba consigo las dos copas y el vino que le había prometido.
—Michael, te ves absolutamente bien.
—La compré por ti, mencionaste que querías verme en bata, así que cumplí, estoy feliz de que te gustará.
—Me encanta.
Después Jonathan pasó sus manos por sus piernas a medida que Michael llenaba ambas copas, comenzando a llenarlo de besos desde abajo.
Levantando cada vez más la prenda, dándose cuenta que ésa tela era lo único que cubría su cuerpo.
—El vino.
—Al diablo con el vino, te quiero a ti, prefiero saborear tu cuerpo antes que el vino.
No hay sabor más dulce que el de tu cuerpo y el de tus labios.
—Solamente si puedo tocarte también, siempre me contengo cuando se trata de ti.
Cariño, hoy no quiero ser la voz de la razón, simplemente deseo ser únicamente tuyo.
Empieza aquí en el sofá, dónde me has querido tomar tantas veces, en el lugar que me besaste por primera vez, recuerda el momento cuando te permití besarme.
Quiero que me hagas lo que quisiste hacer ésa noche, Jon.
Yo necesito tocarte como deseé aquél día, permíteme revivir ésos besos.
Déjame seguir amándote a mí manera, quiero continuar así, abrazado a ti.
Vuélveme a besar, Jonathan —le suplico en un sonido ahogado—, acaríciame otra vez como ésa noche, te necesito igual que siempre.
Ámame tal y como yo te amo, una, otra, las veces que sean necesarias.
—Michael, mi amor, tú puedes tocarme las veces que quieras, siempre podrás hacerlo.
Eligeme todos los días, ámame a diario, que yo haré lo mismo, voy a amarte como mereces que te amen.
Te quiero a ti conmigo, hoy, mañana, todos los días.
Mi vida... yo te amo. Y te juro que cuídare de ti.
Michael le creyó, fue hasta el sofá con él, se subió a sus piernas y lo abrazo.
Tenía el calor en sus mejillas, aún así le susurró a Jonathan la forma en la que debía ayudarle.
Había estado leyendo al respecto.
Luego tomo su rostro entre sus manos y le dió un casto beso.
—Confío en ti, sé que lo harás bien.
—Te aseguro que sí.
Junto su frente con la de él, lo tomó de vuelta del rostro y volvió a besarlo, esperando a que iniciará.
Lo recostó sobre el sofá como tantas veces lo había hecho, comenzó a tocarlo igual que las otras veces, llendo de forma lenta mientras lo besaba.
Descendiendo de vez en cuando, dejando besos por todo su cuerpo, tratando de hacerlo sentir cómodo, buscando reconfortarlo.
Hoy se trataba de él, sería lo más dulce posible, por qué alguien como Michael merecía ser amado de ésa forma.
No era un sexo casual como otras veces, él no era materia de una noche.
Abajo tenía una persona que lo amaba como nadie, la que se estaba sosteniendo de él, aferrado a sus brazos, por qué aunque no lo dijera, sabía que tenía miedo, por qué era la primera vez qué ambos tenían relaciones de este tipo.
Y especialmente Michael que nunca se había metido con nadie.
Lo único que quería era sentirse amado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro