XII - Indirectas
Patrick quiso insistir en el tema, pero Michael no estaba listo para tener ésa conversación, por lo que decidió pasar del tema.
Lo único que deseaba saber era el lugar que tenía en mente Jonathan.
Y cuándo tuviera ésa información se prepararía mentalmente para confesarle la verdad.
—¿Tienes prisa por ir a verlo?
—Sí. Tengo ganas de hablar un rato con él, me mantiene cuerdo.
—Michael, suerte y dile que no me tenga mala fe, soy un simple abogado de oficio.
Y por favor, confiesate de una vez.
—Es el novio de Sara.
—¡¿Qué?! ¿Estás hablando de Jonathan, Jonathan? ¿Él tipo del gimnasio? ¿Él niño fitness? ¡A ver!
¡¿Me estas diciendo Michael Spencer qué te enamoraste del tipo qué te quito a tú novia?!
¡¿Él hijo de puta qué te hundió en la miseria durante seis meses?!
Hombre, por favor, ¡Ibas a casarte con Sara! ¡Y él te la quitó!
—Y por ello te dije que tengo que dejarlo.
—A ver señor, dime ¿Qué materia gris hay acá? —Suscito señalando su cabeza—. ¿Es esto acaso una vendetta siciliana?
Por qué de otro modo no lo entiendo.
—Eres abogado, Patrick, se supone que sabes guardar compostura.
Sólo mantente al margen, te juro que lo dejaré.
—Sí la mitad de cosas que hablaste de él son ciertas, no lo harás.
Estás jodido, de nuevo.
Imagínate la burla, la humillación si es que Sara lo sabe, que no me extrañaría en lo más mínimo que ella esté enterada de la situación.
Es probable que él tipo lo sepa y se este burlando en tú cara.
—No parece saberlo, en ningún momento ha dicho nada.
—¿Y cómo por qué te lo diría? ¡Hola! ¡Reacciona! Yo en tú lugar estaría furioso ¿Qué tienes en la sangre? ¿Hielo? Te apuesto que de una lo sabe.
—Sería un excelente actor.
Patrick negó con la cabeza, por lo que Michael le dió una palmada en la espalda y se retiró.
En su mente lo único que quería era verlo a los ojos, escucharlo, necesitaba sentir que Jonathan Bettley era más de lo que le dictaba la razón.
Estaba en negación.
«Ya estoy aquí, estoy listo esperando el momento de verte».
Llegó un poco antes con Jonathan, se la pasó fuera del lugar estudiando el caso que aparentemente le tocaría seguir.
Tenía la mirada perdida en papeles cuándo noto el sonido de los golpes al cristal, por lo que abrió la puerta del coche de inmediato.
Se quitó los lentes de lectura y le sonrió.
—Perdóname, habría salido antes, es solamente que me perdí en esto.
—Descuida, es suficiente con que hayas venido por mí.
De verdad que lo valoro mucho, creí que no vendrías.
—No te quedaría mal con una promesa.
Lo recibió con un abrazo, traía otra ropa puesta y notaba por su aroma que había tenido una ducha.
Era reconfortante tenerlo entre sus brazos otra vez.
—Bien, dime... ¿Estamos aquí por...?
—Hablar del sitio al que quieres ir el Miércoles, después solamente te llevaré a tú casa.
—Hubieramos podido hablar perfectamente de ello por mensaje o videollamada, no tenías que esperarme y venir por mí.
—Quería que llegarás seguro a casa, esta zona en las noches no es precisamente segura.
Siempre puedo venir por ti, me queda cerca. Y además es agradable verte.
—Vale, entonces déjame hacer algo por ti, te invito a cenar hoy y tú lo harás el Miércoles.
Posteriormente acaricio su cabello, luego bajo una de sus manos hasta su cuello y sus hombros, por lo que Michael se inclino un poco.
—Estas tenso, tienes nudos en los hombros ¿Has estado estresado últimamente?
—No te preocupes.
—Te doy un masaje ¿Qué dices?
—Sería una bendición.
—Siento que eres capaz de dormirte aquí. Me encantaría llevarte a casa y pedir algo de comer, pero mi madre se esta quedando conmigo.
No sería una buena idea, Michael, al menos no ahora.
Seguía moviendo sus manos, de forma lenta, dibujando círculos en su piel.
Lo adoraba.
—No te preocupes, olvídate de mí, ¿Tú qué quieres de cenar?
—Comida a domicilio, lo menos que quiero ahora es ver a otras personas.
No sabes lo ruidoso que puede ser el lugar en el que trabajo, a veces haría lo que fuera por un poco de silencio.
—Podemos cenar en mí casa, después te dejo en la puerta de tú casa, sano y salvo.
—Eres increíble.
—Solamente te pido que cierres los ojos, no estoy mucho en casa y probablemente sea un desastre total.
Tengo enciclopedias regadas por todos lados, e incluso libros de derecho dispersos.
A veces me quedo hasta tarde investigando ciertos códigos, o releo los archivos de antiguos casos.
Un nido no muy agradable de papeles, te lo digo de verdad.
Lo escucho reír y le dijo que entendía, después puso en marcha el carro, mientras que Jonathan le iba platicando lo que había hecho en el día.
Michael aún creía que algún día él se volvería una estrella viral, lo tenía todo para lograrlo.
E incluso le sugirió comenzar a subir vídeos cortos a la red.
Las personas parecían más cómodas viendo un video de 01:00 minuto por parte, a tener que ver uno de 10:00 minutos.
Al llegar a casa estaba a punto de decir un "te lo dije", sólo que Jonathan llegó directamente al sofá para ver el móvil. Y esto lo aprovecho Michael para juntar los libros esparcidos en la sala de estar.
No le tomo mucha importancia, solamente que Jonathan le estaba escribiendo a su madre, avisándole que había quedado con un amigo de improvisto y que llegaría a casa más tarde. Adjuntado de un «lo siento».
Una parte de él le decía que no debía salir, ni tener esta clase de escapadas.
Sabía que Cherry lo necesitaba en casa.
Después de la muerte de su esposa ella era todo lo que le quedaba, lo único que valía la pena.
No sé imaginaba una vida sin su hija, probablemente no hubiera sido capaz de continuar sin ella.
Y tenía que contarle a Michael eventualmente.
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