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[5] Orígenes

Los rayos de luz atravesaban leves las cortinas de su ventana. Abrió los ojos con delicadeza reincorporándose en la suave y blanca cama, aún envuelto entre las sábanas. Estiró sus brazos dejando salir un largo bostezo, tratando de dejar a un lado el sueño.

Ya había sido una semana desde que su vida era plena, podía sentirlo, esa emoción y felicidad que creyó extinta en él había regresado. Se vistió como de costumbre y se encaminó a la sala, no sin antes dar un vistazo a la habitación de a lado, donde permanecía el chico. Dio un rápido chequeo a la cápsula verificando cada detalle; todo en orden.

Siguió su camino, era muy temprano, recogió un poco la habitación y se dispuso a hacer el té. Aprovechó su tiempo para preparar algo de comida sirviendo todo en una bandeja y luego dirigirse a la puerta de su mentor, quien apenas estaba despertando.

—Buenos días, su Excelencia —le saludó con calidez, tratando de no hacer mucho ruido—. Debe estar somnoliento aún, así que le he traído el desayuno.

El mayor sólo veía incrédulo como Zamasu dejaba sobre la mesita de noche la bandeja que traía en las manos. Realmente parecía estar de muy buen humor, quiso preguntar por ese cambio tan drástico, pero prefirió callar.

—Espero que lo disfrute. Ahora si me disculpa, me retiro. —dio la vuelta para marcharse, su maestro le agradeció por ese gesto tan amable.

—Muchas gracias, Zamasu.

El más joven se volvió hacia él, dedicándole una sonrisa y finalmente cerrar la puerta, dejándolo solo.

—¿Qué fue eso? —musitó— Él nunca se comporta así —generalmente Gowasu era quien le pedía preparar la comida y cosas por el estilo, sin embargo en esta ocasión se había tomado la molestia de llevarle el desayuno a su habitación— ¿Por qué?

Sintió un vuelco en su corazón, cada vez estaba más seguro de que Zamasu estaba cambiando su forma de ser para bien. Si seguía así dentro de poco podría incluso cederle el puesto de dios. Soltó una risilla, covenciéndose de haberlo instruido bien.

No sabía que aquel joven kaioshin ya aspiraba a mucho más que ser un simple Supremo Kaiosama.

Después de algunas horas terminó sus labores, agotado, decidió tomar un descanso. Se sentó en un banquillo frente al dispositivo que contenía al mortal.

Realmente no era difícil cuidar de él, no todavía. Aunque era consciente que, si mucho, faltaba alrededor de cuatro meses para que el humano pudiese salir de la cápsula. La grieta del cristal ya había sido sellada hace apenas dos días gracias a un pegamento muy potente, el cual le fue complicado de conseguir.

—Y pensar que tuve que pedirle a Cus que me llevara al séptimo universo sólo por ese material.

A pesar de que aquel ser tenía poco tiempo con ellos, todos los días tenían visitas, generalmente hakaishins de universos vecinos, quienes acudían para conocer en persona al híbrido saiyajin. No todos iban con muy buenas intenciones claro está, ya que en más de una ocasión logró impedir que los destructores trataran de acabar con la vida del humano. 

La sensación que había causado entre los dioses le resultaba interesante. Lo analizó unos segundos con detenimiento, habían muchas cosas que no lograba comprender.

—¿Quién eres?

El hecho de saber que era resultado de un cruce genético entre ADN kaioshin y saiyajin no era suficiente, es decir, ¿Con qué intención? La mujer que se hacía llamar su madre tenía planes que lo involucraban directamente pero no sabía nada más allá de eso.  Por más que buscó no encontró una respuesta. Además...

—Eres muy bien parecido a Son Goku.

Las posibilidades de que Zaiko se tratase de ese saiyajin eran pocas, Son Goku era notoriamente mayor, sin mencionar otras características peculiares.

"¿Su hijo acaso? Tampoco podría ser".  Se sintió algo decepcionado, la única persona que podía darle respuestas estaba muerta, él mismo la había asesinado.

"¡Eso es!".

Se levantó de su asiento repentinamente al venirle una idea a la cabeza, sabía quién podía ayudarle.

El Gran Zuno. En más de una ocasión había escuchado hablar sobre él; un sabio del Universo 7 que conocía todo sobre la galaxia, omnisciente y capaz de responder cualquier interrogante sin importar de quien se tratara.

Se dirigió hasta la entrada del templo con euforia, pero se detuvo en seco justo antes de abrir la puerta ¿Debería decirle a su maestro que iba a salir? No pensaba contarle a donde iría, pero consideró inapropiado retirarse sin avisar. Volteó hacia la cocina para observar a Gowasu sentado en el comedor. No parecía darse cuenta. 

—Nah, no es necesario, no tardaré mucho.

Salió de aquel lugar sin hacer alboroto. Después de todo, la amabilidad y el gesto que tuvo con su maestro en la mañana debería compensar como pago adelantado por el problema en el que estaba apunto de meterse.

Fue un largo viaje (tuvo que convencer a la ángel de su universo para que lo llevase hasta allá, con la excusa de necesitar más material), para su suerte Cus no hizo preguntas y le indicó llamarle cuando estuviera listo, llegó al planeta del sabio por su propia cuenta. 

Subió las escaleras para encontrarse con unos guardias regordetes, quienes le bloquearon el paso.

—Disculpe, no puede pasar. Si quiere ver al Gran Zuno primero necesita sacar una cita. —Definitivamente no tenía la intención de tratar con ellos, era un kaioshin bastante ocupado, por lo que trató de ignorarles, pretendiendo continuar su camino, sin embargo estos le detuvieron nuevamente, volviendo a replicar— Señor, le hemos dicho que no puede pasar.

Tomó del cuello a uno de ellos y lo lanzó con fuerza lejos de su camino. El otro, atemorizado, trató de huir; Zamasu logró propinarle una patada que provocó un derrumbe en la entrada principal.

Inmediatamente el resto de guardias se avalanzaron en su contra pero no fue difícil para él acabar con la batalla. Entró sin problemas, logrando divisar a aquel sabio en el otro extremo, tomó compostura y se acercó con gracia.

—Gran Zuno —sonrió—, he venido desde un lugar lejano, tengo algunas preguntas qué hacerle.—Zuno simplemente tembló ante el aura que emanaba de él.

—¿Q-quién es usted?

—Mi nombre es Zamasu —se detuvo una vez que lo tuvo enfrente—. Quiero que me diga todo lo que sabe de un mortal llamado Zaiko.

—Usted no puede venir a mi planeta sin habe —calló al momento en que Zamasu acercó una espada de Ki a su cuello, amenazando para que hablase.

Comenzaba a perder la paciencia, necesitaba respuestas inmediatas. Al parecer la amabilidad no servía de nada si de ineptos se trataba.

—Vas a decirme todo sobre él, eso implica también su entorno y personas relacionadas, sin omitir detalles.

—¡E-está bien esta bien! ¡sólo..s-sólo aleje eso de mi por favor...! —Zamasu retrocedió un poco para darle espacio, aún apuntando ligeramente hacia él. Sin titubear, el Gran Zuno comenzó a contarle todos sus conocimientos sobre el humano en cuestión:

En el año 762, en un planeta llamado Namek, Son Goku se enfrentó con un tirano de nombre Freezer, uno de los cuatro líderes de la Organización Interplanetaria de Comercio. La disputa se debió a las Esferas del Dragón, unos objetos mágicos que tenían la capacidad de conceder un deseo a quien juntara las 7 orbes mágicas.

La batalla culminó con la derrota del villano, sin embargo, el planeta también estaba a punto de estallar, Son Goku logró salvarse de la muerte esa ocasión gracias a una nave espacial.

—Demasiado largo. No me interesa saber eso, ve al grano —le interrumpió Zamasu a secas. 

—¡B-bien lo haré, lo haré! —el sabio carraspeó con temor, continuando:

Lyra, ex kaioshin del Séptimo Universo, cuyo verdadero nombre fue Nishi, sobrevivió al ataque de un ser maligno que acabó con el resto de supremos kaiosamas. Quedó vagando por el espacio cuando el líder de la OIC, el Rey Cold, la encontró y curó sus heridas. Desde ese momento ambos se comprometieron y permanecieron a la cabeza de la organización, junto a sus dos hijos.

Interesada por el saiyajin que derrotó a Freezer, emprendió su búsqueda, dando así con el paradero de Son Goku, quien se encontraba camino a la tierra para regresar a su hogar. Espero que hiciera alguna parada y una vez que se encontraron logró engañarle invitádolo a un banquete. Aprovechando que el saiyajin quedó completamente dormido, extrajo una muestra de su ADN. Para cuando él despertó, ella ya no se encontraba ahí, el hombre no le tomó importancia y siguió su viaje.

La finalidad de Lyra era crear al guerrero más poderoso. Tras ver que su hijo menor había fracasado, necesitaba un nuevo peón, alguien que se encontrara en la cima del universo y al comprender que Son Goku era la clave, mediante su genética robada y agregando su propio ADN, logró darle vida a Zaiko, híbrido entre dos razas, un dios saiyajin en otros términos. Desde ese momento, todos los miembros de la familia Cold fueron asesinados por saiyajins. 

El nacimiento de su nuevo heredero sería para tener a alguien bajo sus órdenes que le permitiese apoderarse del universo entero, no por venganza. Planeaba llevar a su hijo a la tierra una vez que éste saliera de la cápsula, para que conociera a su padre, bajo la orden de matarlo a él y su familia. Sin embargo, sus planes se vieron frustrados cuando los supremos kaiosamas de otros universos descubrieron sus intenciones, respecto al resto, usted sabe perfectamente lo que ocurrió.

—Pudiste resumirlo aún más. —Zamasu se encontraba sentado en el suelo, apoyando su rostro en una de sus manos— Es una historia bastante interesante, pero no era necesario alargarla tanto.

—L-le pido una d-disculpa...

—Como sea —cerró los ojos unos momentos, analizando lo que había escuchado.

"Así que eres hijo de Son Goku" sonrió"Esto se está poniendo cada vez más interesante".

—¿Son Goku está enterado de esto?

—N-no señor. El saiyajin que habita en la tierra no tiene conocimiento alguno sobre la existencia del híbrido.

—Ya veo —resultó favorable para él. Si el saiyajin no sabía nada sobre Zaiko, eso significaba que no existía el riesgo de que se interpusiese en sus planes—. Muy bien.

Se levantó para dirigirse a la salida, ya había obtenido lo que quería así que no había razón para quedarse.

—Antes de que se vaya —el llamado logró captar la atención del aprendiz, haciéndolo detenerse frente a la puerta, sin voltear a ver al sabio—, debo decirle que no se confíe.

Le pareció extraño ese comentario por parte del Gran Zuno. Se volvió hacia él, mirándole con confusión.

—¿Qué quieres decir?

Aquel hombre le miró con una ligera preocupación.

—Puede que ese guerrero haya sido creado especialmente para seguir órdenes, pero eso no significa que vaya a obedecerle. Yo le recomendaría ser precavido.

El kaioshin rió ante ese comentario ¿Que no podría ejercer un control sobre ese humano? Le resultaba gracioso que todos pusieran en duda sus capacidades.

—Precavido, ¿Eh? Bueno, tomaré en cuenta su pequeño consejo —caminó a paso intimidante hacia el sabio—, desde este momento.

Zuno lograba detectar las intenciones de Zamasu, viendo con terror lo que se avecinaba.

—Sabe muchas cosas que no me gustaría que se divulgaran por ahí. Si quiero ser cuidadoso, me veré en la necesidad de acabar con un testigo tan peligroso como usted.

Sin darle tiempo de reaccionar, el kaioshin cortó la cabeza del Gran Zuno, viendo como esta rodaba al caer al suelo. 

Miró a su alrededor en busca de algún soplón que pudiese atestiguar su delito. No había nadie, salió de aquel lugar para regresar al templo Kai.

¿Quién lo diría? Después de todo Lyra y él no eran tan diferentes como pensaba.

Mientras tanto en el Planeta Sagrado, Whis entrenaba con Goku y Vegeta, ambos saiyajins estaban exhaustos pero dispuestos a darlo todo. Ya habían coordinado bien sus ataques, para rematar dieron una patada al mismo tiempo, directo hacia el rostro del ángel, éste logró detener el golpe antes de que siquiera le tocase.

—¡Muy bien chicos! Se han esforzado bastante este día. Tomemos un pequeño descanso.

Suspiraron al unísono, limpiando el sudor de sus frentes. Bebieron agua y finalmente se sentaron en el césped, admirando el hermoso lago frente a ellos. Whis por su parte, había ido a traer algo de comida para los cuatro.

—¿Cómo lo hicimos, señor Bills? —el de ropas anaranjadas habló con entusiasmo, mientras que el dios únicamente se limitó a verle con molestia.

— Aún les falta mucho para ser unos dignos rivales.

—¡Vamos! No sea tan estricto —le miró con diversión—, yo creo que hemos mejorado bastante.

— Eso es verdad —reiteró Vegeta—, nuestros movimientos son más ligeros, comparados con las primeras veces en que entrenamos en este lugar.

—¡Dejen el tema de los combates uno momento, muchachos! —voltearon para ver al elegante ángel tras de ellos, con los tazones de ramen para todos— ¡Es hora de comer!

Ese era el momento que más disfrutaban, comer ahí era bastante agradable para ellos. Ninguno dijo una palabra hasta que terminaron sus alimentos.

—¡Ah! ¡Estuvo delicioso!

—Hace mucho tiempo que no comía ramen de este sabor —agregó el príncipe.

—Whis, ¿No me dijiste esta mañana que tenías algo qué contarme? —el hakaishin observó con curiosidad a su asistente, quién recordó entonces que efectivamente había olvidado informarle a su señor un asunto importante.

—Tiene toda la razón, mi amo y señor Bills —su voz sonaba emocionada, considerando que siempre tenía un tono alegre, era notorio que lo que tenía que decir era bastante llamativo—. Hace algunas horas mi hermana me comentó que en el décimo universo, el Supremo Kaiosama Gowasu y su aprendiz se estaban haciendo cargo de un mortal bastante singular.

—¿Sólo eso? —preguntó con fastidio— ¿Qué tiene de interesante?

—Eso es a lo que quiero llegar, mi señor —inmediatamente Goku y Vegeta voltearon, curiosos ante la plática que aquellos dos estaban teniendo—. Resulta que este mortal tiene un poder abrumador, tanto así que se cree que se encuentra a la altura de un Dios Destructor, lo curioso aquí es que no se encuentra en completo desarrollo.

—¡¿ENSERIO?! —el grito de Goku les dio un gran susto, parecía estar sumamente emocionado— ¡CIELOS! ¡ES GRANDIOSO!

—¡Por dios Kakaroto, cálmate! 

 —¿¡CÓMO PODRÍA HACERLO!? —Vegeta tapó sus oídos, los gritos del otro saiyajin lo estaban dejando sordo— ¿Entonces está en otro universo? ¿¡hay forma de ir allá?!

—He dicho que aún no está en su máximo desarrollo, Goku. Si vamos ahora no podrás luchar contra él, si es lo que estás pensando, además sería irrespetuoso pedir algo así.

—¡Pero quiero verlo! Al menos necesito saber como es, ¡No pediré nada más! ¿si? —la mirada de Goku era como la de un gatito a punto de romper en llanto. Whis no pudo resistir y terminó accediendo.

—Está bien, está bien, iremos.

—¡YEY!

—¡Pero! —replicó— No estoy seguro de que nos dejen acercarnos tanto. Escuché que algunos dioses destructores trataron de destruirlo bajo la excusa de que resultaba muy peligroso mantener con vida a alguien como él, basándonos en eso supongo que debieron tomar algunas precauciones para evitar otro incidente.

—Debe ser un monstruo —Bills no daba crédito a lo que escuchaba, ahora también le llamaba la atención ir allá para verlo con sus propios ojos—, ¿Estás seguro de que no se trata de una mentira?

—Completamente seguro, señor Bills.

—¡Muy bien! ¡¿qué estamos esperando!? —el dios destructor se levantó con entusiasmo— ¡Vayamos a buscar al Supremo Kaiosama para que nos lleve inmediatamente hacia allá!

Después de los acontecimientos en el templo de Zuno Zamasu ya se encontraba entrando sigilosamente a su habitación. Por fortuna su maestro no lo había descubierto entrando por la ventana, sabía que si lo atrapaba estaría en problemas. Le preguntaría en dónde estaba, por qué salió sin permiso... ya casi podía oírlo en su cabeza.

Estaba harto de que lo tratase así, ya inventaría algo cuando lo viese para justificar su ausencia.

Se asomó discretamente por el pasillo, todo estaba tranquilo, logró ver a Gowasu en la sala así que se acercó para ver si se le ofrecía algo, cuando vio que no estaba solo.

Había cinco personas más con su maestro, conversando. Por la distancia a la que se encontraba no era capaz de escuchar nada ni lograba distinguir de quiénes se trataba. Caminó silenciosamente, tratando de no llamar la atención.

—¿Quiénes son esos sujetos?


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