[4] Una nueva oportunidad
El silencio se hizo presente.
No le sorprendió en absoluto. Sabía que su petición podía ser tomada como impertinente o descabellada, simplemente permaneció en la misma posición, inexpresivo en espera de una respuesta por parte del kaioshin del Onceavo Universo.
Kai soltó una risotada entre el mutismo, haciéndose eco en todo el lugar, una acción que por supuesto incomodó al resto de dioses creadores e inclusive al mismo Zamasu, quien levantó su mirada desconcertado, pues no esperaba una reacción así.
—¿Hacerte cargo? ¿¡tú?! —no pudo contener las carcajadas una vez más— ¡Por favor! ¿¡siquiera sabes como cuidar a un animal?! —miró a sus compañeros en espera de alguna clase de abucheo hacia el apenas aprendiz, pero lo único que recibió fue un regaño por parte de Anato.
—Kai, ya basta, esa no es la forma de actuar de un dios. Zamasu en ningún momento te ha faltado al respeto para que te dirijas a él de esa forma.
—¡Así es! —le apoyó Fuwa— ¡Deberías ser más agradecido con el muchacho! ¡de no ser por él las cosas se hubiesen salido de control!
—¡Oh~ vamos! ¡nos faltó al respeto desde el momento en que pidió hacerse cargo del mortal! ¡por supuesto que no dejaremos algo tan peligroso en las manos de un novato como él! —Posó su mirada en Zamasu— ¿No crees que tu petición es estúpida? quiero decir, todo esto se hizo precisamente para eliminar al mortal, ¡no para darlo en adopción!
Zamasu apretó sus puños. La actitud del tipo frente a él lo había irritado de sobremanera, que ninguna discusión con su maestro se comparaba con la sensación de rabia que se comenzaba a hacer presente en su interior.
Apretó los dientes, conteniendo las ganas de golpearlo cuantas veces le fuese posible hasta causarle la muerte, pero no debía demostrarlo.
"¿¡Cómo se atreve a burlarse de mi?!".
A pesar del notable desprecio que Kai siempre le mostró, la humillación pública por la que lo estaba haciendo pasar en ese momento era algo que no toleraría. No le daría el gusto de verlo humillado, no esta vez.
Pasaron segundos hasta que logró apaciguar su espíritu, relajó su tensión frente a la mirada atenta de Kai, y no le mostró ningún rastro de molestia. Por el contrario, en su rostro podía notarse una serenidad inquietante.
Zamasu permaneció quieto, todas las miradas se centraron en ambos, expectantes.
Su expresión cambió a un semblante frío, miró de arriba hacia abajo al kaioshin con soberbia disimulada, mientras mostraba una sonrisa altanera que solo él vería. Este gesto incomodó a Kai al punto de hacerlo temblar ligeramente, mientras que el susodicho disfrutaba de ver como lograba imponer autoridad ante el kaioshin que, hace apenas unos minutos se había burlado de él.
Nadie se percató de ello. Nadie lo notó.
—¿Ya terminó, señor? —Las palabras del más joven aborrecían claramente el comportamiento infantil que había mostrado y sin embargo no se inmutó en responder:
—Por supuesto. Mi respuesta es no.
La mirada despectiva del de rango superior únicamente le causó gracia. El aprendiz se limitó a darle la espalda, ahora este lo veía con desconcierto y rencor ¿Quién se creía?
Zamasu se dirigió hasta el frente de la multitud deteniéndose frente a la cápsula, haciendo un gesto para llamar la atención del resto de kaioshins ahí presentes.
—Señores, me temo que tendré que decirlo por segunda vez: Pido que perdonen la vida del mortal y me den la oportunidad para hacerme cargo de él.
Kai ardió de rabia al ver como había pasado por alto la rotunda negación que había hecho hace un momento.
—¡Hey! ¡te he dicho que no! Yo soy el encargado aqu—
—Entre dioses del mismo rango, no debería haber jerarquías, ¿No es así? —le interrumpió sin siquiera voltearle a ver— Es por eso que la opinión de todos ustedes es relevante. Será una decisión tomada por democracia, les suplico que me escuchen.
Tomó una postura más apropiada, aclarando su garganta.
Dejaría que las palabras fluyeran libremente para persuadir a la multitud.
—Entiendo que lo que acabo de pedir es inapropiado. El mortal en cuestión representa un inminente peligro a una escala bastante grande, pero ustedes mejor que nadie deben saber lo que significa valorar la vida humana.
Buscó con la mirada a su maestro, quien se encontraba al otro lado de la habitación.
—Maestro... —Avanzó en su dirección y se inclinó frente a él, disculpándose— Ahora veo que era yo quien estaba equivocado. El labor de un Supremo Kaiosama es guiar a los mortales y velar por su bien; es por eso que quiero que me dé la oportunidad de enmendar mi error —señaló al humano en cuestión, mostrando su mejor y más convincente sonrisa—, guiarlo, darle el conocimiento y sobre todo, valorarlo. Quiero ser quien se haga cargo de este mortal para imponer en él la justicia, así como usted lo hizo conmigo.
Esas palabras cautivaron el corazón de Gowasu, quien no podía creer el "cambio" tan repentino de su aprendiz.
—Zamasu, no es tan sencillo, existe el riesgo de que no puedas tener control sobre el mortal en determinado momento, y de ser así...
—Descuide, prometo tomar toda responsabilidad de sus acciones. Además, yo creo firmemente en que la crianza de un individuo determina su comportamiento y estoy dispuesto a dar mi mejor desempeño.
—Disculpa, Zamasu —Ea se interpuso entre el maestro y el aprendiz—, entiendo tus motivos pero, ¿ No te parece una acción muy arriesgada? Perdón si sueno atrevido, pero yo considero que una simple disculpa a tu maestro basta para que vea que estás arrepentido. No es necesario que tomes cargo del humano para demostrárselo, es demasiado peligroso.
Evitó mostrar una sonrisa, realmente la mente de los supremos kaiosamas era demasiado torpe para entenderlo así que prosiguió para explicarse mejor.
—Sabía que lo anterior no les resultaría lo suficientemente convincente. Seguramente ahora se están preguntando, ¿Qué beneficio obtienen ustedes de todo esto?
Guió sus pasos a donde podía tener la atención de todos los presentes. Posó su mano sobre el cristal agrietado de la cápsula, viendo fijamente el rostro del humano que yacía ahí dentro.
—¿Por qué desperdiciar un poder de esta magnitud, si podemos usarlo a nuestro favor? La finalidad de guiarlo, es que en lugar de ser un peligro que amenace a todo ser viviente, se convierta en el protector de los 12 universos.
La anterior aclaración dejó perplejos a los dioses, quienes ya comenzaban a ser inducidos por las cautelosas palabras de Zamasu.
Su objetivo se había cumplido. Pronto pudo escuchar como los demás murmuraban entre ellos sobre las grandes ventajas que traería aceptar su propuesta.
Permaneció atento ante la decisión que tomarían. Veía como los supremos kaiosamas formaban un grupo para debatir sobre el tema; aguardó en silencio. Se encontraba confiado, ya que su elocuencia e imagen eran suficiente para manipular a otros, sabía aprovechar muy bien sus cualidades para lograr lo que quería y estaba convencido de que ésta vez no sería la excepción.
Kai se encontraba distanciado del resto, recargado en una esquina cruzado de brazos y sintiéndose humillado. En todos sus años de vida, nunca había pasado por una situación así. Generalmente era él quien tomaba las decisiones y el mando sobre los demás, pero en esta ocasión Zamasu había logrado hacerle a un lado, ignorando por completo toda autoridad que pudiese representar.
Le inquietaba.
El kaioshin del Universo 11 pudo ver como de pronto sus compañeros dieron una respuesta final.
—De acuerdo, puedes llevártelo. El mortal está bajo tu cargo a partir de ahora.
Simplemente no podía creerlo, ¿En verdad habían aceptado tan osada petición? Quiso oponerse, pero sabía que era demasiado tarde. Los demás se acercaban a Zamasu para agradecerle nuevamente.
Parecía que nadie se daba cuenta, nadie lo notaba.
Porque detrás de esa sonrisa sincera y ese perfil de héroe, Kai podía ver algo más. Se percató de cómo Zamasu lo veía entre la multitud.
Por primera vez en su vida se sintió intimidado, no entendía por qué. Creyó saber que había algo oculto tras ese perfil impecable y esa mirada aparentemente sincera. Por más que quisiera engañarse a sí mismo no podía quitarse esa idea; trató de convencerse de que era producto de su propia imaginación, que esa extraña sensación de inquietud que el aprendiz causaba en él era por mera paranoia.
Y a pesar de todo ese sentimiento prevalecía.
Zamasu sonrió victorioso ante el flaqueo que era capaz de provocar en Kai. Había logrado convencer a la pequeña multitud de permitirle mantener con vida al humano y al parecer nadie tenía ningún impedimento. Uno a uno iban regresando a sus respectivos universos y es que sinceramente, se había llevado una gran decepción.
Se dejaron llevar fácilmente por sus palabras y argumentos vacíos. Realmente esperaba que los que se hacían llamar dioses defenderían su postura de una manera más firme y estricta pero se equivocó, persuadirlos resultó muy sencillo y se sentía repugnado por eso.
"Unos dioses que se dejan manipular fácilmente no representan nada ni tampoco tienen valor como tales. No serían capaces siquiera de afrontar un problema si ceden tan rápido".
Le resultaron incompetentes. El único que parecía imponer superioridad como un dios era Kai, que a pesar de todo también terminó aceptando que el mortal estuviese bajo su cargo. Eran tan patéticos que le daban náuseas.
No es que haya mentido en el discurso que había armado minutos atrás. Al menos la gran mayoría de lo que sentenció era verdad, ¿Que haría del mortal un protector de universos? Así es, uno que impondría la justicia que elimina todo el mal, todo dios y todo humano innecesario para crear un nuevo mundo, regido por la justicia absoluta que sólo ellos dos impondrían.
Se encargaría de hacer del mortal un perfecto aliado.
"Pobres ilusos. Estoy ansioso de ver sus caras de terror, cuando se den cuenta de que se han condenado a sí mismos".
Situó la palma de su mano sobre el cristal frío de aquel artefacto. La luminiscencia que provenía del interior de la cápsula dejaba ver una sonrisa en el rostro de Zamasu frente aquel que dentro de poco, sería una nueva oportunidad para él; un compañero y un cómplice.
Finalmente, y después de tanto tiempo sentía la plenitud llenarle de gozo y alegría. Si necesitaba ser paciente, estaba dispuesto a serlo.
"Con tu poder y mi justicia haremos del multiverso un lugar perfecto".
Los últimos en retirarse eran los pertenecientes al Décimo Universo y Anato, quien se comprometió a regresarlos al templo, puesto que ni Gowasu o Zamasu podían realizar la teletransportación.
—¡Zamasu, es hora de retirarnos!
—Permítame un momento, su Excelencia.
Se aseguró de que no le faltase nada. Para su buena suerte la cápsula era fácil de transportar al no estar fijada al suelo ni requerir de ninguna clase de conexión eléctrica, ya que su abastecimiento de energía era por medio de un combustible especial. Arrastró con mucho cuidado el pesado equipo hasta donde se encontraban los dos supremos kaiosamas, asintiendo para indicar que ya estaba listo.
—Sujétense por favor.
Obedecieron a Anato al instante, teletransportándolos a ellos y a la pesada carga que Zamasu llevaba consigo de vuelta al templo Kai.
—Se lo agradezco mucho, señor Anato —agradeció el más joven.
—Descuiden, no es ninguna molestia para mi. —El nombrado chasqueó los dedos, he hizo aparecer frente a él unos planos— Joven Zamasu, antes de irme quiero entregarle esto. Son los planos de la cápsula, tuvimos la oportunidad de obtenerlos hace poco pero ahora será usted a quien le harán falta.
—Vaya, muchas gracias. —tomó los papeles entre sus manos y les echó un vistazo.
—Debo retirarme. Les deseo éxito.
Anato desapareció luego de despedirse, sólo eran él y su maestro nuevamente. Claro, también el humano que a partir de ese momento viviría con ellos.
Esperó algún comentario por parte de su maestro, pero al no recibir una sola palabra de su parte decidió aprovechar ese tiempo para acomodar la cápsula en alguna parte del templo.
Luego de recorrer el lugar varias veces tomó la decisión de colocarla en una habitación cercana a su dormitorio. Ya había ajustado el panel de control y ahora sólo le faltaba sellar la grieta del cristal.
"Tendré que bloquear la salida del líquido, ya investigaré más tarde qué material voy a necesitar".
El chirrido de la puerta abriéndose tras de él le hizo voltear, Gowasu se encontraba ahí, observándolo desde el pasillo. Se dio la vuelta para quedar cara a cara con el mayor. Esperó un regaño, un reproche...
—Zamasu... estoy muy orgulloso de ti.
¿Había escuchado bien?
—¿Cómo? —preguntó algo confundido, ¿Tan convincentes resultaron ser sus mentiras, como para hacer a su maestro sentirse orgulloso de él?— ¿Por qué dice eso, maestro?
El anciano sonrió, realmente parecía estar feliz. Lástima que había caído totalmente en el engaño de su astuto pupilo.
—Veo con asombro que has reconocido tus errores y eso es una acción admirable. Cada vez más fortaleces tu espíritu para convertirte en un dios, es por eso que me siento orgulloso de tu progreso como futuro Supremo Kaiosama.
"Debí ser un gran actor" pensó, tratando de contener la risa.
—Le agradezco sus palabras, su excelencia Gowasu. Todo se lo debo a usted —por supuesto que no pensaba eso, pero debía seguir con la farsa.
Su mentor le dirigió una sonrisa.
—Si necesitas que te ayude en algo, no dudes en pedírmelo.
Lo vio retirarse, cerrando la puerta tras de él.
—Que asco. No sabía que el anciano era tan sentimental.
Continuó con su trabajo. Ya le haría unos cuantos ajustes a la máquina en cuanto se familiarizara un poco con ella.
Miró los planos sobre la mesa, los tomó y analizó cada trazo y anotación con calma: Circuitos, material, precauciones, todo lo relacionado a la cápsula estaba indicado en ellos; buscó algo más.
—Muestras de ADN, cambios físicos, este debe ser.
Echó un vistazo al humano y volvió a ver el plano que traía entre sus manos. Leyó los kanjis escritos en la parte superior de la hoja, al parecer ese era el nombre que aquella loca mujer había elegido para él.
—Aquí está toda la información requerida sobre ti, parece que no tendré ningún problema, será interesante. Estoy ansioso por ver hasta donde serás capaz de llegar, Zaiko.
¡Por fin la actualización!
¿Les gusta la multimedia? Está hecha con mucho cariño para esta historia.
Finalmente Zamasu logró obtener lo que quería, ¿Qué pasará?
Les agradezco que sigan este fanfic, ¡Volveremos a leernos muy pronto!
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