Otro día más para muchos en los universos, en especial, en el universo 7.
En el planeta de Bills, el dios de la destrucción, se encontraba de pie, mirando arriba, a la nada misma, muy humergido en sus pensamientos al respecto de algo...
De alguien.....

En eso, llega Wiss, acercandose a Bills.

Wiss: ¿Sucede algo Señor?
Bills: Ah... es que.... *suspira*
Mira cuánto hemos avanzado, cuánto hemos logrado muchas cosas.....
Pero.....
Lo tenemos todo... y no tenemos nada.....
De qué sirve tener al príncipe saiyayin, cada día más y más poderoso....
¡¡¡¡¡¡¡Si no es más que un pequeño mocoso!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ese saiyayin aún usa pañales y se chupa el pulgar!!!!!!
¿¡No lo ves Wiss!?
¡¡¡¡¡Estamos arruinados!!!!!!!
Wiss: ¿Quiere calmarse por un momento Señor?
No le veo el problema en que Vegeta sea un bebé, un abdl para ser específico. Además, eso no impide que sea más fuerte, sea mejor, y que aumente su ki.
Bills: ¡Pero Wiss! ¡¡¡¡¡Literalmente soy el hazme reir de los universos, todos los dioses se burlan de mí por eso!!!!
Wiss: Eso sólo sucedió ya tiempo atrás Señor.
Además, ¿qué hay de Son Goku?
Bills: ¡¡¡Qué me importa ese cabeza hueca, él ya es así de nacimiento!!!!
¿¡Qué voy a hacer enserio!?
Wiss: No entiendo de qué se queja tanto, además, le recuerdo que fue usted uno de los que le pareció más que bien tratar a Vegeta como un bebé.
Bills: ¡¿Y porqué no me detuviste!???
Wiss: Lo intenté pero usted sólo me dijo que me callara y que me hiciera a un lado.

Bills sólo bufa como toro y se sienta en el pasto, apoyando su cabeza en su mano, sintiendose cansado de todo esto.

Wiss: Señor, sé que no se siente muy cómodo con esto, pero ya no hay vuelta atrás, ni que usted sea el que debe cuidar a Vegeta.
Bills: Claro que lo cuido Wiss.
Wiss: Señor, todo lo que hace es levantarlo y dejarlo a un lado, a su suerte para ser más específicos.
Bills: Ya entendí, ya entendí.
¿Dónde está por cierto?
Wiss: Está en su habitación  durmiendo.
Bills: Hhmmmm...
Iré a verlo, si llega alguien, dile que no estoy.
Wiss: Sí Señor.

Y con eso, Bills se fue a dentro, hacia la habitación del pequeño príncipe.
Ya ahí, abrió la puerta de la habitación con cuidado.
El dios entró y caminó hacia la cuna de Vegeta.
Las botas y los guantes del príncipe estaban a un lado de la cuna, casi debajo de ella, junto con algunos juguetes que dejó tirados por ahí.
Bills apoyaba sus manos en los barandales de la cuna, mientras observaba a Vegeta, durmiendo pacíficamente como dijo Wiss.
Bills miraba cómo el pequeño príncipe dormía después de un duro entrenamiento.
El pequeño saiyayin tenía sus mejillas algo rojas, su respiración era tranquila, su cuerpo estaba cubierto con una suave mantita, tenía un peluche de un gatito negro y un ozaru a su lado, también el pequeño llevaba puesto en su boca un chupete color azul transparente.

Bills al ver a Vegeta en su pequeño espacio, con cuidado, con su mano, acarició el pelo de flama del pequeño.
Bills lo miraba, se veía tan tierno el príncipe, tan tranquilo, tan adorable, un lado que uno jamás se hubiera imaginado de Vegeta.

Bills sacó un pequeño suspiro, dejando de acariciar a Vegeta.

En eso, Vegeta se despertó poco a poco, abriendo los ojos y mirando ahí a Bills.
Vegeta sacó pequeños gruñidos tiernos, antes de hablar.

Vegeta: ¿Ya debo volver?
Bills: No... puedes seguir durmiendo.

Vegeta asciente con la cabeza y vuelve a acomodarse y a dormir en su cuna.

Bills sonrió ante eso y se fue de la habitación volando, cerrando la puerta y dejando a Vegeta dormir.

Bills: No eres tan malo como pensé mocoso saiyayin.
Pero aún así, no quiero debilidad en ti.

Bills volvió afuera y mejor se puso a hacer algo mientras esperaba a que Vegeta volviera a despertar y terminara su siesta.