TROIS.
Un mes había pasado desde que las tutorías se convirtieron en parte de sus rutinas. Yoongi había mejorado muchísimo, tanto en clases como en tareas, laboratorios, trabajos evaluados y exámenes, por lo que su rendimiento en el club de basquét también había avanzado a pasos agigantados.
Jungkook, a pesar de ser amable y prácticamente una masita, era muy estricto y exigente con él. Así que se esforzaba mucho y trabajaba duro para hacer sentir a Jungkook satisfecho y orgulloso.
A veces, Jihyo también les ayudaba a estudiar, especialmente inglés que era el idioma que mejor dominado tenía. Por otro lado, había notado que la chica tenía el indiscutible talento de leer libros extremadamente rápido.
En todos los recreos, leía un libro que ella denominaba como lectura ligera en cualquiera de los idiomas que conocía. Cuando se trataba de leer, ella era buena en eso. Sin embargo, tanto Jungkook como Jihyo coincidían en que ella era un desastre para el tipo de literatura que les enseñaban en clase: géneros, historia, generaciones, características. A ella sólo le gustaba leer cualquier cosa.
Jungkook, por otro lado, era de buena memoria así que eso se le hacía sencillo y también adoraba leer. Ambos amigos admitieron que antes de que él se les uniera, sus almuerzos se resumían a leer un libro juntos mientras comían.
Yoongi lo encontró adorable.
Una semana después de iniciadas las tutorías, Jungkook comenzó a dejarle un libro por semana para que él leyera, siempre relacionado al tema que se estaba viendo con el objetivo de que identificara en el texto lo que lo enlazaba al contenido de la clase.
La primera semana, leyó un libro de poesía Sijo*(1) y Gasa*(2), ya que en clase estaban hablando sobre la literatura de la Dinastía Joseon*(3). La semana siguiente, Jungkook le dejó una lectura ligera de poesía antigua, ya que esa misma semana les dejarían un laboratorio de análisis de poemas.
Yoongi tuvo un lindo 80 y Jungkook, claramente, un 100. Pero por algo se empezaba. El profesor de literatura estuvo feliz con el resultado y Min también. De un 20 a un 80, definitivamente había un avance.
La semana anterior, habían empezado con el contenido de narraciones coreanas, así que Jungkook le había dejado de tarea leer un libro que compilaba todas las leyendas y cuentos coreanos. Cabe mencionar que Yoongi se enganchó tanto que terminó por leer en dos días unas setecientas páginas (aunque habían unas solo de dibujos, pero seguía siendo un logro).
Esa semana, Jungkook le había dejado de tarea leer una novela coreana, La Familia Itinerante, de Gong Sun-ok. Según el pequeño Kim, la clase de literatura se enfrascaría esta vez en la época contemporánea, así que era buena idea leer algo referente al proceso de industrialización. Además, le servía para conocer también de historia.
Por eso mismo, ese lunes Yoongi llegó un poco más temprano de lo normal y se dirigió a la gran biblioteca de su Instituto. Saludó con una reverencia a la encargada y se dispuso a caminar entre los estantes repletos de libros, buscando la sección de novelas.
Al llegar, solo le hizo falta buscar en orden de alfabeto para hallar el libro. Era un libro sencillo, con un grosor medio y pasta gruesa. Sonrió mientras acariciaba el título y, verificando la hora en su reloj de muñeca, se encaminó a una de las mesas del lugar.
Colocó el libro frente a sí y de su mochila sacó también un cuaderno y un portaminas.
Con el silencio del solitario lugar rodeándolo, comenzó a leer. Al parecer eran relatos entrelazados entre sí; Yoongi anotaba cada palabra que no entendía en su cuaderno, mientras tarareaba una melodia que le ayudaba a concentrarse.
Ese cuaderno estaba con páginas llenas de palabras y sus significados. Otra tarea dejada por Jungkook.
El chico Kim había notado la falta de soltura que tenía a veces con el coreano, cosa que él había confirmado también, así que le pidió que cargara siempre un diccionario y un cuaderno para anotar palabras que no entendiera y sus significados. Y realmente le había ayudado a mejorar enormemente su comprensión lectora y a expandir su vocabulario.
Al verificar su hora luego de llegar a la página veinte, suspiró y marcó donde se había quedado. Sacó su diccionario y por unos minutos se encargó de definir las palabras que no conocía.
Luego de finalizar, se puso en pie y se dirigió a pedir prestado el libro, retirándose luego hacia su salón, con cinco minutos de anticipo al inicio de clases.
Al estar a unos metros de la entrada a su salón, divisó a Jungkook hablando con un chico de tercer año. Yoongi lo reconoció como Junmyeon, presidente del consejo estudiantil. Además de eso, mejor amigo del capitán del equipo de básquet y él mismo era capitán del equipo de vóleibol. El número uno en el cuadro de honor del instituto y parte del grupo que había participado en un decatlón académico el año anterior.
Un genio, en pocas palabras.
Yoongi suspiró y a paso firme se acabó de acercar, llamando la atención de ambos.
—Buenos días —saludó con una suave sonrisa que Jungkook correspondió.
—Buenos días, Yoongi. Escuché que tus notas han mejorado —Min se rascó la nuca con el rostro enrojecido.
—Sí, senp- sunbae. Ha sido gracias a Jungkook —Jungkook rió bajito al escucharlo. Seguía encontrando súper adorable que mezclara ambos idiomas. Junmyeon sólo sonrió.
—Me alegra escucharlo. Me retiro entonces, gracias por tu apoyo, Kookie —revolvió el cabello de Kim pequeño por unos segundo y luego se retiró. Con una sonrisa, el chico le invitó a entrar juntos al salón.
—Yoongi-ssi... —llamó entonces el chico de ojos bonitos, mientras Min colocaba la mochila sobre su mesa.
—Es -ah —corrigió el mayor de ambos.
—Hyung —agregó divertido Jungkook y el corazón del más alto se aceleró una vez más—, hoy no podré estar contigo o con Ji en el almuerzo, tengo una reunión del consejo. De eso vino a hablar Jun-hyung.
Yoongi asintió, comprensivo. —No hay problema —respondió, intentando quitarle esa actitud de arrepentimiento que se notaba que tenía—. Hoy vine temprano y ya tengo el libro de esta semana, así que me dedicaré a leerlo.
Jungkook sonrió cómo siempre y asintió.
—Me alegra escuchar eso —se acomodó en su asiento y sacó de su carpeta un cuadernillo lleno de ejercicios perfectamente hechos y ordenados—. No dejes sola a Jihyo, ¿está bien? —Yoongi asintió—, ¿hiciste la guía de física?
—Sí, aunque —apartó la mirada avergonzado, rascándose la mejilla con un dedo—, no está cerca de ser tan ordenada como la tuya —murmura con un puchero mientras saca la hoja de su mochila. Jungkook observa su tarea y sonríe.
—Se ve bien para mí, Yoongi-hyung —Min sonríe también y mira hacia su hoja con las mejillas sonrojadas. Ambos comparan respuestas y se emocionan al ver que las tienen todas iguales. Yoongi definitivamente había avanzado muchísimo con su rendimiento académico.
Yoongi caminó a paso tranquilo con su bento, su cuaderno de palabras, su estuchera y el libro de la semana. Con Jihyo siempre se encontraban allá, así que esa vez era la primera en la que iba solo hacia aquel espacio secreto.
Unos dos o tres minutos después, finalmente Yoongi la divisó en la mesa de siempre y con una leve sonrisa avanzó hasta sentarse frente a ella.
—Hola —saludó la chica, que comía un pastelillo.
—Hola, Jihyo. ¿Qué lees hoy?
—A orillas del río Piedra me senté y lloré.
—Suena intenso —comentó mientras abría su bento, robando una risa de la chica.
—Es bastante interesante. Jungkook me recomendó a este escritor y varios libros suyos, este es el primero que él leyó. Ahora yo te lo recomiendo. Probablemente te haga leerlo cuando veamos la literatura latinoamericana.
—¿Latinoamericana? ¿Quién es el autor?
—Es Paulo Coelho. Brasileño. El libro que estaba leyendo la primera vez que nos conocimos también es parte de la literatura latinoamericana.
Yoongi la observó sorprendido. Él a puras penas podía reconocer escritores y libros coreanos y ellos conocían algo de otro continente, de una región de la que casi no se habla.
—Wow, ustedes dos son increíbles —mencionó con genuina emoción, sonriendo mientras comía su almuerzo.
—Gracias —sonrió ella—. Pero, tú crees que Kookie es más genial, ¿no? —preguntó, haciendo que Yoongi se atragantara en su onigiri*(4).
Ella comenzó a reír mientras observaba el rostro teñido de rojo de Yoongi.
—Dios, solo lo sospechaba pero me lo confirmaste. Así que te gusta Jungkookie, ¿eh? Era de imaginarse —comenta la chica, con algunos residuos de risa aún entre sus palabras—, siempre lo miras con ojos brillosos.
—Ugh, ¿enserio soy tan obvio? —lloriquea, hundiendo su rostro en su libro.
—Sí, pero no te preocupes. Koo es muy inadvertido, puede ser un genio pero en cuestiones de amor es muy bobo —comenta, haciendo un gesto de restar importancia con la mano—. Cómo sea, estoy segura que si lo intentas el resultado será grato.
—No, ni loco —murmura, cubriendo su rostro con sus manos.
—Vamos, una salida de amigos. Y podemos convertirla en cita doble.
—Somos tres, baka.
—¡No seas grosero! —se queja, bajando la mirada, sonrojada—. Hay un chico en el equipo de básquet que es de mi salón y me gusta. Invítalo —exige, escondiendo su rostro apenado.
Yoongi comienza a reír esta vez, mientras su cabeza intenta traer a memoria a todos los chicos de primer año del club.
Suelta un sonido de sorpresa cuando logra captar quien es el chico, parando su risa y viendo a la chica con ojos bien abiertos.
—¡No puede ser! ¿Te gusta Mingyu? ¿El amigo de Jungkook? ¿Mi compa de basquét?
—¡Sí! Ya cállate —murmura sonrojada, jugando con su cabello—. Ayúdame con él y yo te ayudo con Koo, ¿vale?
Yoongi suspiró, viendo hacia sus manos por unos segundos. Nada perdía con intentar conquistar el corazón de su crush.
—Bien, es un trato entonces —estrecharon sus manos y lo que restó del almuerzo, ambos se la pasaron leyendo y Yoongi, por supuesto, anotando las palabras que luego buscaría en el diccionario.
Ambos se despidieron diez minutos antes y Yoongi caminó en silencio, repasando lo que habían acordado ambos sobre la salida de amigos y cita doble.
Iba a ser ese mismo sábado, pues era probable que ese fuera el único día que Jungkook estaría disponible y de buen humor, debido a que tendría casa sola y sus hermanos no lo interrogarían a donde fuese que saliera.
Iba a ser temprano, a eso de las 11:30 a.m., porque Jihyo quería almorzar primero. Habían considerado varias opciones de lugares para citas, pero finalmente se decidieron con un centro comercial todo incluido. Luego de comer ahí, irían al cine.
Al principio, tenían dudas sobre el cine porque era el peor lugar para un primera cita, pero se supone que era una salida de amigos también así que optaron por ello al final.
Probablemente verían ciencia ficción o comedia, dependiendo de la cartelera de ese día. Comprarían dos combos para dos y cada uno se sentaría al lado del chico que les gustaba. Probablemente sus manos se tocarán por las palomitas o algo parecido.
Al finalizar la película, saldrían y se detendrían para visitar todas las tiendas, Jihyo aprovecharía a desaparecer en alguna tienda con el otro chico, lo que convertiría aquella salida en dos citas individuales.
Luego de eso, probablemente él iría a comprar con Jungkook, ver mangas, discos y libros y comprar algún café helado o algo así.
Al final de la salida, ambos se declararían, besarían y contraerían matrimonio.
Bien. Probablemente eso no.
Pero Yoongi se iba a encargar de darle pistas a Jungkook de sus sentimientos e iba a intentar identificar en él algún indicio de rechazo o correspondencia.
Dependiendo de la actitud del pequeño Kim luego de esa salida, Yoongi comenzaría a cortejarlo o por el contrario, intentaría olvidar lo mucho que le gustaba el chico bonito.
De esa cita dependía su vida amorosa de preparatoria, así que definitivamente daría lo mejor de sí para ganarse el corazón del chico de sus sueños.
(1) Sijo: es un género poético tradicional y clásico de Corea. Consta de tres versos con una media de entre catorce y dieciséis sílabas, sumando un total de entre cuarenta y cuatro y cuarenta y seis sílabas.
(2) Gasa: fue una forma de poesía popular durante la Dinastía Joseon en Corea. Las gasas se cantaban comúnmente y eran populares entre yangban mujeres.
(3) Dinastía Joseon: fue un reino dinástico coreano que duró aproximadamente cinco siglos. Fue fundado por Taejo de Joseon en julio de 1392 y fue reemplazado por el Imperio Coreano en octubre de 1897.
(4) Onigiri: es un plato japonés que consiste en una bola de arroz rellena o mezclada con otros ingredientes. Suele tener forma triangular u oval, y a veces está envuelta en una pequeña tira de alga nori.
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