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TREIZE.

Yoongi suspiró, abrazando a su novio sollozante contra su pecho, mientras le daba suaves caricias en el cabello y sentía las lágrimas picar en sus ojos, amenazando con salir en cualquier momento. La mezcla entre el dolor de ver a su novio llorar y el obvio desagrado de sus cuñados hacia él, lo tenían al borde del llanto. Pero debía ser fuerte por su Jungkook.

Habían salido de aquel momento incómodo hace unos diez minutos y, desde entonces, el menor no había parado de llorar.

Al salir de aquella situación, mientras escuchaban los llamados afligidos de Seokjin desde la cocina, ambos se dirigieron a la habitación del cumpleañero. A puras penas pudo contener las lágrimas hasta ser capaz de cerrar la puerta.

Y entonces ahí estaban ahora. Abrazados, la camiseta de Yoongi húmeda y su corazón adolorido por todo lo ocurrido.

La culpa carcomía dentro del mayor; sabía que era su presencia la que había hecho a los hermanos de su novio comportarse de esa forma, no era tonto. Era una existencia no deseada para esa familia. Estaba triste y molesto, consigo mismo y con aquellos cinco hombres. Bueno, con tres de ellos en especial. No podía dejar de lado la furia, aunque sintiera que no tuviera derecho a enojarse por algo que, ciertamente, fue su culpa.

Cierto, su llegada había sido repentina y definitivamente su presencia no era agradable; pero ¿no podían guardarse los malos sentimientos hasta que la celebración terminara? Ni siquiera se habían dado el tiempo de conocerlo.

—Ya, tranquilo amor. Es entendible —murmuró, acariciando su espalda y besando su sien numerosas veces.

Sí, más o menos podía entenderlo. Aunque era hijo único, era consciente de dos hechos irrefutables:
1. Había aparecido en el peor día y
2. Era un completo desconocido para ellos.

Probablemente ellos esperaban una relación con Jihyo, a quien conocían de toda la vida; en cambio, habían encontrado a un gigantón que mezcla japonés y coreano, no es muy inteligente, clase media que asegura querer a su hermanito. Sí, él también desconfiaría.

—¡No lo es, hyung! —refutó—, ni siquiera te conocen, ¿cómo sabrán si me quieres o no? Y no se tomaron el tiempo de ver lo feliz que me haces tampoco.

Yoongi se sonrojó; su mano de dedos delgados tomó la adorable mejilla de su novio y depositó suavemente un beso en sus labios.

Su corazón se aceleró y una sonrisa permanente se plantó en su rostro. Su Jungkookie era demasiado adorable para su propio bien.

—También me hace feliz estar contigo. Pero necesito que te calmes, ¿sí? Más tarde o mañana puedes hablarlo con ellos.

Intentó que su voz sonara segura, aunque nada era claro para ninguno de ellos en ese momento. Aunque quisiera prometer que no se separarán, la realidad es que todo es incierto. Ellos tienen el poder de separarlos.

Sin embargo, uno de ambos debía ser fuerte en aquella situación.

Los sentimientos que el menor causaba en su interior no eran falsos, tampoco un invento, y estaba convencido de que quería preservar la sensación de querer a ese chico hermoso por tanto tiempo como le sea posible.

Lucharía por ganarse a sus cuñados.

Jungkook lo miró poco convencido, aún con las lágrimas brillando en sus ojos. Yoongi le sonrió más abiertamente, intentando transmitirle seguridad, y limpió las gotas acumuladas en sus mejillas y pestañas.

Un beso en sus párpados fue lo siguiente, Jungkook finalmente consiguiendo un poco de tranquilidad entre todo el desastre de emociones.

—Estaré contigo, no debes preocuparte. Trabajaré duro para que noten que te quiero en serio —finalmente el menor asintió, sin embargo volvió a acurrucarse en su pecho. Yoongi lo dejó ser por unos minutos, disfrutando de la sensación cálida en la zona en que Jungkook estaba apoyado.

Fue un tiempo después (corto para la pareja, pero en realidad de casi veinte minutos) que Yoongi tomó la iniciativa de separarse para regresar.

—Vamos, cielo. La celebración continúa —besó su frente con delicadeza y le ayudó a incorporarse.

Jungkook hizo un esfuerzo mínimo por limpiar sus lágrimas, que habían trazado caminos distintos por sus mejillas y ahora estaban secas.

Finalmente, tomados de la mano regresaron al patio, saliendo en silencio y bajando las gradas lentamente, acercándose cada vez más a la puerta que conducía hacia fuera, donde la tensión que habían dejado atrás se había esfumado y, en cambio, conversaciones triviales iban y venían de un lado a otro.

Quienes habían estado dentro de casa durante la escena, estaban ahora de vuelta en sus sillas. Seokjin dirigió una mirada afligida al menor, quien ignoró esto, no queriendo preocupar de más a su hermano. Tenía a Yoongi, estaba todo bien.

La pareja caminó bajo la atenta mirada de varios (los cinco hermanos) y se sentó en el mismo lugar del principio, prestando toda su atención a la plática. En ningún momento soltaron sus manos, cosa que los Kim notaron pero, definitivamente, no dijeron nada.

—¿De qué hablan? —preguntó entonces Jungkook. Los amigos de sus hermanos y Mingyu parecían tener una charla amena.

A Jungkook le alegró saber que Mingyu, su amigo y novio de su mejor amiga, era bien recibido en la pequeña familia que todos habían formado. Muy en el fondo, deseaba que también pasara así con Yoongi.

—El novio de Ji nos contaba como es el equipo de básquet de su escuela —respondió Jackson, un vaso de lo que parecía ser tequila en mano. Sus mejillas sonrojadas y su voz un poco más floja. Jungkook adivinó que ya habían empezado con los tragos—. Nos dijo que tu novio es el jugador más prometedor.

El menor sonrió ante eso. Él mismo era testigo de su inigualable talento.

—¡Yoongi es muy increíble, ya se los dije! —Jungkook aseguró, asintiendo varias veces. El mayor de la pareja miró hacia otro lado, sumamente avergonzado y sin poder acostumbrarse a esa clase de cumplidos— ¡definitivamente puede entrar a la NBA si se lo propone!

Mingyu rió, asintiendo de acuerdo con sus palabras.

El menor comenzó a expresar lo admirable, fuerte y talentoso que era su novio con el deporte, despertando una espinita de curiosidad en uno de sus hermanos.

—Min Yoongi, ¿has pensado sobre tu futuro? —todos se tensaron entonces. Namjoon había vuelto a hablar por primera vez desde su último comentario hiriente.

Los únicos que no entendieron el peso de esa pregunta fueron Mingyu y el cuestionado, Yoongi. Los demás sabían que Namjoon, un hombre de negocios que alcanzaba a ser calculador y veía las metas y sueños a futuro como algo muy importante, quería ver si él tenía las oportunidades de ser alguien exitoso.

Yoongi tomó un pesado suspiro y con sus manos heladas y temblando (porque tenía claro que seguía sin agradarle a Namjoon), volvió a ver a uno de sus cuñados.

—Sí. Tengo muy bien planeado mi futuro desde hace un tiempo —responde sinceramente. Eso sorprende a todos. Principalmente a Namjoon, que esperaba de él un chico que no se conoce a sí mismo, que no sabe lo que le gusta y lo que quiere.

Taehyung, queriendo también redimirse de su hostilidad anterior, toma la iniciativa y sigue la conversación: —¿Cuáles son tus planes, entonces?

—Estudiaré Ciencias de la Comunicación, con ayuda de una beca deportiva por básquetbol. Una vez termine mi pregrado, quisiera estudiar una maestría en Ciencias Sociales, ya que mi sueño es hacer documentales sobre la sociedad. También quisiera una maestría o doctorado en historia, para hacer documentales históricos. De la guerra de las Coreas, por ejemplo —mencionó, siendo tan transparente como pudiera; la sinceridad de sus palabras reflejadas en la tranquilidad y fluidez con la que mencionó aquello. Todos los presentes se quedaron sorprendidos una vez más, incluido Jungkook que no esperaba algo tan detallado e increíble. Ni siquiera él tenía un sueño tan claro.

—Vaya... —murmuró Hoseok. No tenía siquiera palabras para responder a un plan de vida tan detallado como ese. Mentalmente, anotó en su cabeza un punto por tener el futuro tan claro.

—Eso es increíble, Yoongi —menciona Seokjin amablemente—. ¿Y ese es realmente tu sueño?

—Lo es —aseguró sin dudarlo—, mi padre quería que estudiará alguna Ingeniería, pero eso hubiese sido desastroso. Siempre le dejé en claro que es la comunicación lo que llama mi atención. Aunque, bueno... No está del todo contento con mi decisión, de todos modos. Por eso la beca es importante para mí.

No lo dijo de forma explícita, pero el significado detrás de sus palabras estaba ahí, claro como el cristal. No tendría apoyo económico de su familia. A Jungkook le dolió darse cuenta de ello, ver en primera línea como no todos vivían en un privilegio educativo como él. Le afligió pensar que Yoongi la pasaría mal intentando seguir su sueño.

—¿Y no quieres estudiar nada más? Te ves como alguien bastante soñador —preguntó esta vez Minjae, intentando disipar la incomodidad al saber algo tan personal como aquello.

—Hmm... Lo he pensado, me gustaría tener la posibilidad de estudiar Música también. Y arte, pero como analista, no como artista.

—Suena interesante, Yoongi —responde Jackson con una sonrisa y su pulgar arriba—. Y ¿nuestro Jungkookie? ¿Sigue queriendo estudiar lo mismo?

Jungkook rió suavemente y asintió. —¡Síp! Estudiaré Artes Liberales en la SNU*(1).

Yoongi sonrió, feliz de saber que su novio también tenía claros sus objetivos y lo que deseaba lograr. Y le aliviaba saber que Jungkook tendría todo para alcanzar sus sueños gracias a sus hermanos.

—¡Ah! Nuestro pequeño genio artista.

La conversación siguió de forma amena. Yoongi conoció los trabajos y estudios de todos los presentes, escuchando anécdotas de universidad y sueños que aún se buscan alcanzar. Aquella conversación se convirtió en motivacional y de reflexión de pronto, pero se sintió extremadamente cómodo ahí.

Además, aprendió cosas como la razón por la que Namjoon es la cabeza de la familia y no Seokjin, que debería serlo por ser el mayor.

Namjoon, siendo el tercer hijo, desde siempre tuvo un interés por las empresas de su padre, que en ese entonces se reducían a la edición y distribución de libros. Mientras veía a Seokjin y Hoseok perseguir sus sueños, él mismo soñó con ser el próximo CEO de la compañía familiar. Y fue a los 9 años cuando su entrenamiento como heredero comenzó.

Al principio fueron cosas simples: simulaciones de negociaciones, contabilidad básica, expresión oral, redacción, ortografía y emprendimiento. Debido a sus necesidades de prepararse especialmente para manejar la empresa en crecimiento, fue mayormente educado en casa (aunque siempre recibió las materias básicas –matemática, ciencia, literatura y lenguaje, estudios sociales–).

Creció y se desarrolló como todo un hombre de negocios. Aprendió numerosos idiomas y a los 15 años ya era capaz de hacer negociaciones internacionales e incluso intercontinentales. Y más allá de todo aquello, comenzó a interesarse también por la música y el arte.

Por un tiempo, su padre le insistió en elegir entre arte o heredar la empresa, pero para él fue imposible. Amaba ambas cosas.

Fue a sus 18 años cuando finalmente logró unificar las dos cosas que había crecido amando: arte y el negocio de su padre. Empezó con la compra de un pequeño museo de arte en un país pequeño en América, que se encargó de financiar, remodelar y mejorar a cambio de una buena cantidad de ganancias. Aquello, luego de algunos meses, dio frutos en el aumento de la capital.

Actualmente, es dueño de varios museos artísticos e históricos alrededor del mundo, que financia con el objetivo de promover el arte, historia y cultura de los países. Y le han dado más renombre e ingresos a la empresa que ahora es suya.

Fue a los 20 años cuando finalmente las acciones pasaron todas a su nombre. Su padre había sido un empresario solitario y, aunque Namjoon respetara y admirara aquello, decidió cambiar eso y dio un pequeño porcentaje de acciones a sus hermanos. De igual forma en que él es accionista de los restaurantes de Seokjin y la academia de Hoseok.

Namjoon era todo un exitoso hombre de negocios, que constantemente oscilaba entre los tres primeros puestos del hombre más rico en Asia.

Aunque a él se lo explicaron en pocas palabras. Seokjin no quiso y Namjoon sí. No detallaron mucho y tampoco quería incomodar indagando más.

Además, le alegró bastante saber que todos los Kim fueron capaces de elegir su camino (nadie puede culparlo al imaginarse a una familia rica que desea imponer carreras sobre sus hijos). Aquello le dio cierta tranquilidad, el saber que Jungkook no se vería sufriendo por falta de apoyo o algo parecido, y que podría cumplir su sueño en una carrera que muchos tachaban de inútil, como lo eran las artes liberales. Min le deseaba toda la suerte del mundo a su pequeña pareja.

También se enteró, en medio de esa conversación, de que Jihyo, contrario a los deseos de todas las personas a su alrededor para que estudiara Relaciones Internacionales, estudiaría para ser Neurocirujana, tal y como su padre lo era. Al parecer, la chica venía de una familia de renombrados médicos que eran los dueños de uno de los hospitales privados más importantes en Seúl. Por otro lado, Mingyu sería entrenador personal y nutricionista, un trabajo espectacular para alguien atlético y estricto con la alimentación y el ejercicio como él.

Fue extraño, pero de cierta forma la conversación fluyó sin problemas o incomodidades. Él fue capaz de aportar sus puntos de vista y opiniones sin miedo a volver a ser rechazado.

Parecía que los hermanos se habían decidido a llevar el resto de la fiesta en paz.

Seokjin pronto se puso en pie y, junto a Taemin, entró una vez más a la casa. Nadie realmente se percató de la falta de ambos, pues estaban sumergidos en un nuevo tema: el próximo mundial y las posibilidades de la selección coreana de calificar.

Yoongi, que no veía más deporte que vóleibol y básquetbol se mantuvo en silencio, tomando la mano de Jungkook y acariciándola levemente con su pulgar. Estaba agradecido de haber recibido esa oportunidad de compartir con su novio en ese día importante.

De pronto, las luces se redujeron a lo mínimo de intensidad y comenzaron a entonar la canción de cumpleaños, mientras el mayor de los Kim se aproximaba con el pastel en sus manos, varias velas encendidas iluminando tenuemente el ambiente en ese momento, suficiente para que Yoongi admirara la preciosa sonrisa feliz de su novio.

Un solo pensamiento invadió su mente en ese momento:

Definitivamente me aseguraré de hacerte feliz toda tu vida, Jungkookie.

(1)*SNU: por sus siglas en inglés, Seoul National University - Universidad Nacional de Seúl. Es una de las mejores universidades de Asia y el mundo, la más prestigiosa de Corea del Sur.

Este capítulo fue mucho de relleno, tal vez(? Pero quería darme el espacio de desarrollar esta clase de cosas, en especial de Yoongi, porque pienso que incluso la determinación y sueños de una persona dicen mucho de ella (no es que le agregue o quite valor, sino que refleja el tipo de persona que es). Así que es importante para ganarse a los cuñis ;) ;)

Uhm, quiero hacer mis personajes lo más reales posibles así que siento esto necesario TT</3 lamento si es engorroso y así :')

En otras cosas, proyecté mis sueños en los de Yoongi sjfksia solo como side note

Por último, mencioné temas como "no tener un sueño", "estudiar arte es inútil"... Si ustedes entran en alguna de esas categorías, esto es solo algo escrito desde el punto de vista de la sociedad. Personalmente, amooo el arte y definitivamente está bien no tener un sueño<3 yo misma encontré mi sueño hace poco, así que si están en edad de presiones de ese tipo, no se sientan mal ni se estresen, conozcan sus deseos, gustos y disgustos y tomen su tiempo para decidir que hacer.

Suerte en todo, mua<3

Gracias por leer





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