SEIZE.
Kang Hyorin era una joven preciosa, dueña de los ojos más hermosos que Kim Minhyuk vio en su vida entera.
La primera vez que el joven hombre la vio, se presentó ante sus ojos dando un precioso espectáculo que cautivó su corazón. Algo tan sencillo y aún así tan sublime: ella disfrutando de la música callejera, bailando con una sonrisa amplia y hermosa, con sus cabellos ondeando por el viento y la falda de su vestido moviéndose al son de sus pasos.
Minhyuk se enamoró en ese mismo instante.
Ambos eran aún jóvenes, él recién graduado de la universidad y ella comenzando a trabajar, ya que sus posibilidades de estudiar a nivel de grado eran escasas.
Aún así, olvidando las diferencias de clases, Minhyuk jamás renunció al deseo de dedicarle su vida entera a la preciosa persona que era ella.
Comenzó con pedirle citas que eran una y otra vez declinadas. Le entregó regalos, probando absolumentamente todas las opciones (entre ellas flores, chocolates, peluches, accesorios y demás) y también fueron rechazados. Intentó también llamar su atención bailando, pero sus pasos eran torpes.
Aunque sí ganó su atención un instante y fue capaz de escuchar la risa hermosa de tal preciosa mujer.
Y Minhyuk no se daba por vencido, para nada.
Incluso luego de heredar su empresa y volverse un tipo famoso, jamás abandonó aquellos sentimientos que albergaba por ella; al contrario, se aferró a ellos con todas sus fuerzas.
Fue una primavera, mientras él intentaba una vez más darle un pequeño detalle, que finalmente obtuvo una cita con ella.
La interceptó en su camino, bajando con rapidez de su auto mientras sostenía una pequeña caja azul en una de sus manos.
—Hyorin, ¡por favor! —rogó mientras la seguía. Una sonrisa plasmada en su rostro al escuchar su risita burlona.
—No lo sé, Minhyuk-ssi. ¿Por qué debería aceptar?
—¡Porque puedo amarte correctamente! —expresó, deteniendo a la mujer al ponerse frente a ella—, mira, traje para ti algo más que especial. Lo pedí únicamente para ti —anunció, abriendo la caja frente a ella.
La mujer posó sus brillantes ojos en la cajita frente a ella; y Minhyuk no se permitió perderse el momento en que estas brillantes estrellas se llenaban de lágrimas.
Era un regalo bastante simple (en opinión del hombre): un par de aretes de sol, con pequeñas piedras ámbar incrustadas en cada rayito. En el centro de un arete, había una H y en otro una K.
—Los pedí pensando en ti. En lo brillante que eres —murmuró el hombre apenado, un sonrojo pintado en sus mejillas. —Eres aun más brillante que el sol, Hyorin. Y me gustas mucho. Me gustaría realmente tener una oportunidad.
Ella solo sonrió divertida, aun cuando sus mejillas estaban manchadas de lágrimas. Con un beso en la mejilla de Minhyuk, dio su respuesta y finalmente se fue, sin aceptar en ese momento la caja de manos del hombre.
Y tres días después, finalmente tuvieron su ansiada cita.
Fue perfecta.
Ambos habían congeniado demasiado bien y la chispa que había entre ellos era imposible de negar. Minhyuk estaba perdido en la brillante actitud de aquella preciosa mujer.
A partir de ese momento, Hyorin decidió ceder a sus sentimientos y permitirse querer al hombre.
De ese momento en adelante, la relación floreció durante la primavera; la vida de ambos se llenó de colores y permitieron al otro entrar en cada aspecto de sus vidas.
No fue mucho después que iniciaron un noviazgo que duraría 11 meses antes de que el siguiente paso fuese dado por Minhyuk, ese hombre enamorado.
Aprovechó el trabajo estable que había conseguido y terminó pidiéndole matrimonio a Hyorin bajo la luz de la luna, rodeando a ambos de la naturaleza, con el sonido de las corrientes de agua del río Han de fondo.
Está de más decir que ella aceptó.
El proceso fue difícil, especialmente para Minhyuk que había recibido sólo la espalda de aquella familia que planeaba casarlo con alguien que no amaba.
Fue una lucha constante por parte de ambos para ser capaces de alcanzar la cúspide de su amor juntos.
Un año más se tomaron para tener todo preparado. Compraron una pequeña casa en la que vivirían juntos, planearon una pequeña boda solo con amigos y familia cercanos, y tuvieron una perfecta luna de miel en la Isla Jeju.
Su vida como casados había iniciado sin ningún contratiempo.
Ambos trabajaban juntos para mantener a flote su pequeño hogar, sintiéndose cada día más enamorados del otro, como si pasar todo eso juntos reforzara el amor que se tenían.
Fue alrededor de cinco meses después del inicio de su nueva vida que aquella conversación tuvo lugar.
—¿Sabes, cariño? —llamó ella, acurrucada al lado de su esposo en el sofá, mientras ambos miraban la televisión.
—¿Mhm?
—Deberíamos intentar reinventarnos —Minhyuk quitó toda su atención de la pantalla para centrarla en su pareja, con una ceja alzada. Ella lo notó y, riendo suavemente, continuó—: podemos intentar crear una empresa juntos. Tenemos estos ahorros sin finalidad y creo que podríamos sacar algo bueno —expuso; el hombre consideró un momento sus palabras y, con una sonrisa suave, comenzó a asentir.
—¿Qué debería de ser?
Y así fue como surgió la empresa familiar. Fundada por la pareja, iniciando oficialmente sus labores un año después de la boda. Una pequeña editorial.
Fue un camino largo y difícil, pero pronto se vieron beneficiados con el reconocimiento y la fama, por lo que el aumento de las ventas fue bastante rápido. Y pronto la empresa estaba funcionando sin problemas.
Fue ahí cuando vino el primer hijo, un bebé precioso al que nombraron Kim Seokjin.
Decir que ambos se habían enamorado al instante de su pequeño retoño era decir poco; eran tan felices con su bebé.
A partir de ese momento, la pareja pudo sentir como su vida juntos mejoraba enormemente. No es que hubiesen estado en un mal momento en un principio, era solo que el que Seokjin apareciera en su vida implicó que la felicidad aumentara.
Desde antes de casarse, hablaron con respecto a tener hijos. Y ambos llegaron a la conclusión de que querían, mínimo, cinco. Sonaba como muchos, sí, pero ambos deseaban tener una gran casa, con niños corriendo de un lado a otro.
Así que, bajo esa meta, no pasó mucho tiempo cuando finalmente nació Hoseok, el segundo hijo. Era un bebé tranquilo, a comparación de Seokjin. Nunca lloraba y siempre se dejaba cargar por cualquiera.
Claro, todo bien hasta que llegó el tercero a sus vidas, Namjoon. Por primera vez, los Kim presenciaron celos de hermano en persona. Hoseok se había vuelto un mocoso que hacía de todo para que el pequeño bebé se lastimara, así que el crecimiento de Namjoon fue una aventura.
Por último, llegaron los gemelos.
Cuando la pareja se entero del cuarto embarazo, tomaron la decisión de comprar una nueva casa.
Una pequeña mansión en un barrio de ricos fue suficiente para la familia, que pasó de tener cinco integrantes a tener siete con el nacimiento de Jimin y Taehyung, dos revoltosos gemelos que crecieron siendo consentidos por todos.
La pareja siguió intentando llegar a su sexto hijo por mucho tiempo sin resultado alguno. Pasaron varios años hasta que, cuando estaban a nada de rendirse, Hyorin resultó embarazada de quien sería el sexto y último hijo.
Está de más decir que todos los hombres de aquella casa se emocionaron demasiado.
La mujer recibía con cariño las caricias de su esposo y los besos de sus hijos en el vientre que poco a poco crecía. El bebé se removía cada vez que sentía a uno de sus hermanos cerca, los niños viendo con ojos brillantes los empujones que realizaba contra la pancita de la mujer.
Sin embargo, en este embarazo, no todo terminó siendo color de rosa. En uno de los tantos controles prenatales, el doctor le dijo a la pareja que era un embarazo de alto riesgo.
Hyorin, que siempre había sido de salud delicada y de complexión con la que era difícil tener hijos, estaba ya bastante afectada por los partos anteriores (que habían sido bastante duros).
Sin embargo, ambos confiaron en que se llegaría a los ocho meses y el pequeño nuevo integrante nacería por cesárea.
No fue así.
Un 1 de septiembre, la hermosa mujer se hallaba leyendo en voz baja un cuento infantil para su barriguita. Sus cinco hijos estaban sentados alrededor suyo, viéndola con ojos llenos de amor y adoración.
Y entonces sucedió; un dolor punzante cruzó desde su vientre hacia su espalda y, de pronto, un charco de sangre se dibujó en la silla blanca en la que estaba sentada.
Sus hijos gritaron de horror y Seokjin, siendo el mayor, terminó llamando una ambulancia que poco después se llevó a la mujer.
De parte de los cinco niños, esa fue la última vez que vieron a su madre.
La mujer, al tener aproximadamente seis meses de embarazo, sufrió un aborto espontáneo en el que casi pierde a su bebé. Por suerte, los doctores lograron salvarlo; sin embargo, la mujer murió en la madrugada del día siguiente en la sala de recuperación, debido a la pérdida de sangre.
La noticia fue devastadora para la pequeña familia Kim.
Con una madre que se había ido y un hijo en estado delicado, las cosas terminaron siendo bastante tensas por varios días que se tornaron en meses.
Cuando el pequeño, nombrado Jungkook, llegó a casa en brazos de su padre Minhyuk, los sentimientos encontrados de los hermanos se intensificaron.
El rechazo de Hoseok y Namjoon, la resignación de Seokjin, el odio de Jimin y el disgusto de Taehyung. Y el hombre se sintió dolido por ello, pero intentó seguir adelante.
Por un tiempo, Minhyuk se dio cuenta de que tristemente su hijo pequeño solo lo tenía a él; y le dolía saber que él tampoco soportaba verlo tanto tiempo, porque le recordaba en todo a su difunta esposa.
Fue un mes después, luego de que el cayera rendido por el cansancio, que Jungkook comenzó a llorar y, harto de esto, Taehyung se acercó a cargarlo, a pesar de no tener experiencia con bebés porque él había sido el menor.
Jungkook simplemente lo observó, con esos ojos brillantes iguales a los de su madre, y Taehyung se permitió ser encantado por esa carita adorable. Su corazón latió de emoción, sus mejillas se sonrojaron y aquel instinto de protección creció inmediatamente en su interior.
Lo mismo pasó pronto con los demás hermanos, que se permitieron darle una oportunidad al menor y se enamoraron de su carita adorable.
A partir de ahí, Minhyuk notó cómo todos comenzaban a criar a Jungkook por su cuenta.
Cuando Jungkook tenía un año y medio, los mayores comenzaron a notar la ausencia de su padre en casa. Con la excusa del trabajo, el hombre dejó de involucrarse poco a poco en sus vidas, solo consiguiendo lo necesario para que sobrevivieran y teniendo la ayuda de la madre de Jihyo, la pequeña amiguita de Jungkook, para cuidar del bebé.
—No te preocupes, Kookie. Nos tienes a nosotros —aseguró Seokjin un día, tomando su manita entre las suyas y dejando un pequeño besito en su mejilla—. Jamás vamos a abandonarte.
Y con esa promesa, el lazo entre hermanos se fortaleció aún más y los cinco mayores decidieron juntos algo: iban a cuidar de Jungkook con su vida entera.
Jungkook era su hermano pequeño. Era lo que su madre les había dejado con tanto esfuerzo antes de partir. Era un niño adorable. Era un pequeño que no tenía la culpa de la muerte de la mujer que todos en ese hogar amaban.
Así que se encargarían de protegerlo siempre, para nunca perderlo como perdieron a su madre.
—Me alegra ver que no se olvidan de mi amada Hyorin —habló el padre de los Kim, sentado entre Jungkook y Seokjin.
—Por supuesto que siempre la recordamos, viejo —respondió Hoseok, rodando los ojos. El hombre sólo rió y asintió.
—Oh, Yoongi-ah —llamó Minhyuk—, ¿Jungkook te ha hablado de su madre?
—Mhm, solo lo necesario. Que era una mujer amorosa y hermosa, que él se parece mucho a ella —mencionó.
—Es la mujer más hermosa del mundo —asintió el hombre mayor de acuerdo—. No creo poder volver amar a alguien como la amé a ella.
—¡Papá anduvo detrás de mamá por meses! —mencionó Jungkook, riendo luego a carcajadas seguido de sus hermanos. Minhyuk casi sintió que se ruborizaba.
—De no haber sido por eso, probablemente ustedes tuviera cara de mono —razonó el hombre—. Hyorin fue mi vida entera y la que mantuvo a flote nuestro negocio por un tiempo. Fue ella quien decidió lo que haríamos.
—Suena como alguien fantástica.
—Lo es, por supuesto. ¿Qué hay de tu familia?
—¡Papá! —regañó Jungkook—; no debes responder si no quieres, Yoon.
—Está bien, no me molesta —una sonrisa bastó para converlo que lo que decía era verdad—. Mi madre murió cuando tenía cuatro; mi padre se ha vuelto a casar pero, según mi hermano mayor, no ha superado la muerte de mi madre.
—Mhm, muchos dicen que sólo tienes un amor así de especial en la vida.
Y siguieron la conversación; Yoongi escuchaba puras maravillas de la fallecida Hyorin, y se preguntó cómo sería todo si ella estuviera con los siete hombres que tanto la amaban.
Probablemente hubiese sido la mujer más feliz en el mundo, recibiendo tanto amor.
Y desde lo que había escuchado, Yoongi casi podía percibir a la hermosa mujer en su pequeño novio: la sonrisa amable, los ojos amorosos, la actitud amigable.
Sí, Yoongi creía que ese grupo de hombres habían recibido una parte de la mujer en Jungkook.
Hasta aquí llegamos.
Escribir esto me costó tanto fjdksk tenía ideas que se maquinaban en INGLÉS. y para pasarlo al español y que no perdieran el sentido me llevó una vida, por eso actualizo martes :')
A partir del próximo se acaban las cosas así y se centra más en cómo los Kim van aceptando pasito a pasito a Yoongi fkfkd.
No estaba muy segura de cómo incluir la historia de la familia sin que se viera taaan raro así que decidí hacer un flashback.
Aclaraciones por si acaso:
Namjoon es apenitas la segunda generación en la empresa jeej no sé si había aclarado eso en capítulos anteriores pero por si acaso.
Y lo más importante, se menciona levemente como fue que los cinco hermanos se convirtieron en lo que son ahora y pretendo profundizarlo individualmente conforme vayan aceptando al novio.
eso es todo, nos vemos la próxima semana!
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