QUATRE.
Finalmente era sábado, alrededor de las siete de la mañana. El martes de esa semana Yoongi se había encargado de invitar a Mingyu, quien aceptó gustoso. El miércoles, ambos invitaron a Jungkook quien accedió de inmediato. El jueves, Mingyu comió por primera vez con ellos mientras "hablaban" sobre la cita.
Ni Jihyo ni él dijeron nada más allá de 'almuerzo, cine y compras'. Y ninguno de los dos chicos sospechó de nada. Sin embargo, a espaldas de Yoongi, la chica acompañó a su amigo en su crisis porque iba a salir por primera vez con Yoongi, y el sábado lo pasaron eligiendo la mejor ropa que pudieron.
Por otro lado, Mingyu le comentó a Yoongi que gustaba de Jihyo y que probablemente aprovecharía la oportunidad. Min no dijo nada y simplemente asintió, dándole su apoyo en todo momento.
Esa mañana, se había levantado más temprano de lo normal y, luego de ejercitarse y tomar una ducha, preparaba panqueques para desayunar. Con música de fondo, bailaba de alegría al pensar en la cita que horas más tarde se llevaría a cabo.
Tomó la espátula como un micrófono y comenzó a cantar la canción de amor que sonaba, saltando de un lado a otro mientras preparaba su comida. Imaginaba miles de escenarios posibles, desde las miles de posibilidades en que Jungkook podría vestirse hasta las miles de formas en que podría declararse.
No quería tener pensamientos negativos, así que no sé imaginaba a aquel rostro amable y adorable rechazarlo. Solo se imaginaba pura felicidad por todos lados.
Luego de servirse una gran torre de panqueques, acompañados de nutella, banano y fresa, desayunó junto a un café cargado sin azúcar, mientras su mente maquinaba el mejor atuendo posible para no verse mal frente a Jungkook.
Finalmente la emoción comenzaba a ser opacada por los nervios, así que lo que restó de su mañana se resumió en hacer cualquier cosa para mantener su mente distraída.
A las diez, finalmente comenzó a buscar algo que vestir mientras veía un anime que había encontrado en netflix. Optó por vestir semi formal, con un pantalón de cuero, unas zapatillas deportivas, una camiseta con cuello de tortuga y una chaqueta de cuero; todo de color negro. Su cabello no quiso acomodarse ese día, así que luego de estarlo intentando durante unos diez minutos, se rindió y en cambio se colocó una gorra.
Tomó todo lo necesario: su celular, su billetera y sus llaves, y, faltando treinta minutos para la hora acordada, partió hacia la estación que lo ayudaría a llegar más rápido al centro comercial.
Vivía en una zona urbana, donde todo estaba cerca, así que francamente podría caminar por un rato para llegar a su destino, pero el tren siempre sería la opción más veloz. La estación le quedaba a unos cinco minutos y un tren salía cada dos hacia el centro, no tendría ningún problema.
Durante el camino, se colocó unos earphones y escuchó su playlist de favoritos mientras repasaba el plan general que junto a Jihyo habían creado. Además, repasaba las formas de hacerle ver sus sentimientos a un chico que no tenía idea de nada. No quería acabar por asustar a Jungkook, así que lo más inteligente eran coqueteos poco sutiles que probablemente el pequeño Kim entendería.
Si eso no funcionaba, tenía planes hasta la J. Si llegaba a ese plan y no tenía éxito, probablemente se rendiría. Pero, ya que se había prohibido a sí mismo eso, entonces sería tan directo como fuera posible.
De cualquier forma, quería huir de tener que decirle directamente un 'Me gustas'. Probablemente sus palabras lo traicionaran y su corazón se acelerará demasiado.
Al llegar a la estación, pasó su tarjeta de y justo en el momento en que llegaba a la zona de abordaje, el tren que lo llevaría a su destino se detuvo frente a él. Con una sonrisa subió a él mientras verificaba la hora en su reloj. Tenía tiempo de sobra para llegar.
Con un tarareo bajo, tomó asiento en un lugar de la esquina y se dedicó a ver en su celular redes sociales mientras escuchaba música a un volumen bajo.
Debido a la hora, el tren estaba bastante solitario al igual que las estaciones, así que las paradas eran más rápidas. En diez minutos, Yoongi finalmente dejó la estación y luego de caminar apenas media cuadra, llegó a su destino.
Un gran centro comercial, de cuatro plantas y de metros y metros de extensión, con paredes de vidrio y cascadas aquí y allá. Era un mall de primera clase.
Tiendas de ropa americana, de esas costosas; tiendas de artículos deportivos que captaron su atención; además de eso, tiendas de zapatos, librerías, tiendas de tecnología, de productos varios, papelería, juguetes, accesorios. Básicamente, un paraíso del consumismo.
Luego de pasar esa extensa zona de distintas tiendas, finalmente llegó a la zona del food court, donde habían acordado encontrarse. Eran sólo las 11:20, así que faltaba un poco más para que llegara la hora acordada. Yoongi se dedicó a ver desde su puesto, al lado de una fuente, todas las opciones de comida.
Restaurantes famosos a nivel mundial, como BurgerKing y TacoBell, además de algunos otros que parecían ser locales, de comida coreana de calidad, al igual que restaurantes que ofrecían comidas típicas de otros países: gastronomía tailandesa, hindú, japonesa, china. Ese día, se le antojaba una hamburguesa o una pizza. Usualmente comía gastronomía japonesa o coreana, así que eso estaba descartado. Tal vez podría aceptar comer chunks de pollo.
Mientras terminaba de observar los restaurantes a su alrededor, un brazo cayó sobre sus hombros pesadamente.
—Hey, Yoons —saludó Mingyu, con una sonrisa amable. Vestía exactamente lo mismo que Yoongi, con la única diferencia que en lugar de cuero, era mezclilla negra y sus zapatos eran zapatillas de cuero, y en lugar de una gorra, llevaba el cabello perfectamente peinado hacia abajo.
Yoongi lo observó de pies a cabeza y gruñó: —Voy a matarte, ¡me copiaste!
Mingyu comenzó a reír mientras se rascaba la nuca, encogiendose luego de hombros.
—Es el destino, Yoons. Vestir de negro nos ayudará a conquistar corazones el día de hoy —aseguró, haciendo un puño con la mano que no tenía sobre el más bajo de ambos.
—No sé de qué hablas —le respondió aunque estaba casi 100% seguro de a qué se refería. Volvió su mirada al frente y siguió analizando el lugar.
—PFFT —escuchó entonces a su lado—. Vamos, YoonYoon. Sé perfectamente que te encanta Kim Jungkook —Mingyu ríe cuando el cuerpo de Yoongi se tensa a su lado, lo que termina de confirmar sus sospechas.
—¿Tanto se me nota? —masculla su pregunta, el color rosa subiendo por sus mejillas.
—Yoongi, sudas amor por él.
—Eso es asqueroso.
—Te brillan los ojos cada vez que él habla, especialmente cuando te habla a ti. Y eso lo noté en los pocos días que comí con ustedes —le dio una palmada en la espalda y le acomodó la gorra—. Estás perdido.
Kim Mingyu se dio media vuelta, viendo hacia el gran espacio lleno de tiendas del lugar, intentando divisar a los dos que hacían falta.
—Oh, ahí vienen —comenta de repente y Yoongi se vuelve solo para sentir su corazón acelerarse de golpe. Cuando observa a Mingyu, él está igual mientras su mirada está puesta en Jihyo.
Ambos amigos se veían preciosos.
Jihyo vestía un pantalón ancho, unas sandalias negras y un top blanco con decoraciones de fresitas, mientras su cabello castaño caía con ondas hasta la altura de su cintura.
Jungkook, por otra parte, vestía un pantalón ajustado de mezclilla celeste, con una camisa blanca enfundada con el logo de Queen. Sumado a eso, una chaqueta del mismo color que su pantalón y unos botines negros para completar su vestuario. Su cabello estaba peinado hacia un lado y Yoongi, con el corazón acelerado, pudo reconocer indicios de maquillaje en sus labios y párpados.
Jungkook se veía etéreo.
Ambos llegaron a su lado con una sonrisa y luego de saludarle tímidamente, pues así como Yoongi y Mingyu, Jihyo y Jungkook estaban con los rostros sonrojados de los guapos que se veían ambos chicos.
—¡Bien! ¿Qué comeremos? —preguntó animadamente Mingyu, todos prestando su atención a la zona de comida.
—Yo quiero una hamburguesa —habló Yoongi luego de finalmente decidirse entre sus tres deseos.
—Yo también quiero eso —apoyó Jungkook, sonriendo a Min con ternura.
—Uhm, yo quiero pollo frito —mencionó Jihyo y Mingyu asintió, demostrando que él también deseaba eso.
—Bien, entonces, vamos a comprar y nos encontramos en una mesa —dijo Mingyu, aplaudiendo y, en cuestión de segundos, él y Jihyo se habían encaminado hacia el restaurante que deseaban.
—¿Vamos? —preguntó entonces Jungkook y con un simple asentimiento, ambos se empezaron a dirigir al mismo local.
Platicaron brevemente, Jungkook simplemente diciendo que era un alivio que sus hermanos no hayan estado en casa para la hora de su salida.
Luego de obtener su comida, los cuatro se sentaron en una mesa y comenzaron a hablar de trivialidades. Bromeaban y disfrutaban de la compañía de los demás, de vez en cuando Yoongi aprovechaba a lanzar cumplidos a Jungkook que lo hacían sonrojar.
Era la primera vez que Yoongi lo veía sonrojado. Y la vista era preciosa.
Comieron con tranquilidad hasta cerca de las 12:20, cuando se decidieron a ponerse en pie e ir a revisar la cartelera del cine para encontrar una función que se les acomodara a los planes.
Los cuatro subieron en el ascensor hasta el último nivel, que era el perteneciente exclusivamente al cine. Mingyu y Jihyo se dedicaron a discutir que película ver y Jungkook y Yoongi decidieron apartarse y recostarse contra una pared.
—Te ves muy guapo, Yoongi-hyung —comentó el más bajo, con sus mejillas sonrojadas. Yoongi también se sonrojó.
—Gracias, Kook-ah. Ya te lo dije, pero lo repito: tú también estás muy guapo —volvió a ver a su acompañante para encontrarlo con el rostro escondido entre sus manos—.¿Has disfrutado hasta ahora? —preguntó entonces, mientras una espinita comenzaba a molestarlo. Quería confesarse en ese momento.
—¿Mhm? —preguntó confundido, apartando las manos de su rostro—. Ah, sí. Almorzar con ustedes fue bastante entretenido.
La sonrisa que dibujó aceleró el corazón de Yoongi hasta lo que parecía ser su límite. Sin poder contenerse más, su mano se alzó y sostuvo con delicadeza el rostro de Jungkook, sus adorables mejillas coloreándose de rojo.
—Jungkook, me gustas —dijo, al mismo tiempo en que la mano del pequeño Kim tocaba la suya. Los ojos grandes y bonitos lo observaron con un brillo especial y aquella mueca de desconcierto pasó a ser una sonrisa brillante.
—También me gustas, Yoongi —respondió. Una risa escapó de sus labios cuando el rostro de Min pasó a ser de un rojo vivo.
—Entonces, ¿hacemos de esta salida una primera cita?
—Mhm. Una doble cita —recordó, sin borrar la sonrisa de su rostro.
—No importa. Luego del cine nos libramos de ellos, ¿bien? —el asentimiento de Jungkook le robó una sonrisa y, con timidez, depositó un beso en su frente.
Con sus sentimientos ya aclarados, él ambiente entre ambos cambió y los otros dos lo notaron, pero decidieron no decir nada.
Optaron por una película de anime que acababa de lanzarse, Kimetsu no Yaiba: Mugen Ressha-hen. Jungkook se emocionó porque es una serie que ya había visto y, con su ayuda, Yoongi recordó que la había visto también.
Ambas parejas compraron combos para compartir, se sentaron uno al lado del otro y disfrutaron de la simple compañía del otro. Jungkook terminó llorando en brazos de Yoongi y Min también soltó algunas lágrimas.
Cuando salieron, Jihyo se apresuró a llevarse consigo a Mingyu a una tienda de ropa para damas y los dos chicos recién confesados volvieron a quedarse solos.
—Kook —llamó Yoongi, obteniendo su atención—, ¿me acompañas a una tienda deportiva? Necesito una nueva pelota.
Jungkook asintió y con timidez tomó su mano. El sonrojo de Min no se hizo esperar, pero simplemente afianzó el agarre. Ya estaban en una cita oficialmente.
La tarde se pasó entretenida para ambos, luego de que Yoongi comprara una pelota y algunos otros accesorios de básquet, ambos comenzaron a explorar las tiendas de ropa, donde Jungkook compró una que otra prenda y, finalmente, ambos se encerraron en el paraíso que representaba la gran librería de dos plantas que había ahí.
Visitaron cada una de las categorías y leyeron la mayoría de títulos. Ambos compraron dos libros cada uno y finalmente fueron a una heladería, Yoongi compró un cono para sí mismo e invitó a Jungkook a un milkshake de vainilla.
Ambos se sentaron cerca de una fuente, uno al lado del otro y con las bolsas a su alrededor. Sus manos tocándose levemente mientras comían en silencio.
Eran alrededor de las 18:15, así que era ya hora de que se finalizaran su cita. Jihyo le había mandado un mensaje a Jungkook como a eso de las 16, diciendo que se iba con Mingyu, que él la acompañaría a casa.
—Kook, vamos. Está oscureciendo —llamó cuando acabó su helado. Tomó todas las bolsas con una mano y le extendió la otra al chico más bajo, quien sonrojado la tomó y juntos caminaron a la salida—. ¿Vives cerca?
Jungkook asintió y, sin dejarlo decir nada más, Yoongi comenzó a caminar a su lado con destino hacia su casa.
El pequeño Kim vivía aún más cerca que él, unas cuantas calles que recorrieron como en diez minutos bastaron para que Jungkook le indicará que era ahí.
Estaban en una zona de clase alta, frente a una casa de esquina que se extendía por varios metros. Era alta, imponente y hermosa.
Yoongi comenzó a pasarle sus bolsas a Jungkook y, cuando acabó, su mano se posó en sus cabellos, alborotando estos con diversión. Jungkook cerró sus ojos y rió.
—Gracias por la cita de hoy, Kook-ah. Disfruté mucho estar a tu lado —murmuró, apenado y bajó su mano a su mejilla—. Cuídate mucho, nos vemos el lunes —con una suave sonrisa, le depositó un beso en la frente y se ganó al mismo tiempo un beso en la mejilla.
Ambos se separaron avergonzados y con un movimiento de manos, finalmente Yoongi tomó el camino hacia su casa, con el corazón latiéndole a mil por hora y la zona donde Jungkook había besado ardiéndole con intensidad.
Esa noche definitivamente soñó con su boda junto a Jungkook.
AAA ya se confesaron 🥺
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