DIX-SEPT.
Al principio iba a actualizar 3 capítulos en 1 día. Pero decidí que iba a ser mejor 1 capítulo por día, por 3 días. Así que mañana hay actu también, wuju
—Bien, entonces vamos a cenar algo. Yo invito —anunció el hombre con una sonrisa, ganándose suaves sonrisas de sus seis hijos.
El sol estaba ya poniéndose justo detrás de la tumba familiar Kim, pintando el cielo con tonalidades rosas y naranjas. Habían pasado el día entero entre comidas pequeñas e historias y era finalmente hora de partir.
El ambiente comenzaba a sentirse más frío, por lo que todos comenzaron a vestir sus chaquetas y, confirmando estar de acuerdo con el señor Kim, comenzaron a movilizarse a los autos en los que habían llegado.
Por parte de la joven pareja, todo había sido bastante tranquilo; Yoongi, sin embargo, sabía que el acuerdo no era más que un armisticio. La guerra volvería más temprano que tarde y con la fuerza de cinco hombres contra él.
No sonaba nada prometedor, para ser sincero. Pero se arriesgaría por su bonito novio adorable, por supuesto.
Ambos se apresuraron a subir al auto de Seokjin, mientras los adultos se quedaban cargando todo de nuevo en los autos.
—¿Qué piensas de mi papá? —preguntó entonces el menor, abrazándose a su brazo.
—Es bastante agradable y gracioso. Tu hermano se parece a él, Taehyung-ssi.
Jungkook asintió varias veces, una sonrisa plasmada en su rostro.
—Son igualitos. Y le caíste bien a papá; sino no hubiese dudado en tirarte indirectas para que te fueras —asegura, besando la mejilla del levemente mayor al mismo tiempo en que los dos adultos suben al auto.
—Koo tiene razón, Yoongi-ah. Ese viejo es un loco que no dudaría en echarte a patadas —sonrió Seokjin, arrancando pronto el auto para poder seguir el de su padre—. Iremos al restaurante favorito de Jungkookie —informó mientras manipulaba la radio para poner algo de música animada. El menor sonrió, feliz por el pequeño detalle de parte de su padre.
—Me alegro de saber eso, entonces.
Seokjin lo observó unos segundos por el retrovisor, volviendo su mirada al frente y apretando el volante en sus puños, pensando bien lo siguiente que diría. Él se sentía incluso más padre para Jungkook, así que le era difícil aceptar el hecho de que su hermanito pequeño tuviese ya un novio, uno que parecía valer la pena.
—Estás a prueba, Yoongi —anunció finalmente, sorprendiendo a los otros tres.
—¡Hyung! —regañó el menor. Sin embargo, sorprendentemente, Seokjin lo ignoró.
—Lo sé —respondió Min. Era conciente de la situación actual; sentía las miradas que juzgaban hasta su forma de respirar, todo el tiempo. Y sabía, por supuesto, que siendo Jungkook, era imposible vivir una relación tranquila sin antes pasar pruebas como esas.
Probablemente los siguientes meses serían de sufrimiento puro, con aquellos pares de ojos observando cada momento de pareja que podrían tener.
—Bien —asintió el conductor. Aclaró su garganta antes de continuar con la información que deseaba darle—. Por parte de ese viejo, nuestro padre, has sido parcialmente aceptado. Mis hermanos menores son un asunto distinto; yo te veo como alguien digno de Jungkook —finalmente admitió, sonriendo levemente al ver el rostro sorprendido de su hermanito—, así que no haré tu vida un infierno. Pero me mantendré observando. Quizás cuando te ganes mi entera confianza te lo diga; por ahora, llevemos la fiesta en paz entre nosotros dos. Suficiente tendrás con aquellos cuatro.
Yoongi estaba sin habla, realmente sorprendido. ¿Su cuñado mayor lo había aceptado a medias? Eso era, definitivamente, un gran avance. No fue capaz de siquiera esconder la felicidad que sentía y todos vieron como una gran sonrisa se dibujaba en su rostro.
Jungkook casi soltó un 'aww' ante aquella sonrisa tan adorable.
—Siguiendo con lo que dice Jin-hyung —menciona pronto Taemin—, de verdad debes tener cuidado con aquellos cuatro. Solo para que te des una idea, el más tranquilo probablemente sea Namjoon-hyung.
Bien, eso no era nada alentador.
—¡Pero tienes un avance con él! —aseguró su pequeño novio, ganando afirmaciones de parte de los otros dos—. Nammie-hyung es un empresario, así que para él es importante un futuro bien planificado. ¡Ya tienes eso!
—Supongo —murmuró, pasando una mano en su cara por el estrés.
Seokjin rió.
—No te preocupes por eso ahora; mientras papá esté ahí, no te atacarán. Por otro lado, si planeas visitar nuestro hogar más seguido puedes hacerlo, por supuesto, pero debes prepararte para enfrentarlos.
—No puede ir tan mal —agregó Taemin, queriendo convencerlo de que no sufriría tanto (quizás también convencerse a sí mismo).
Yoongi simplemente asintió, sabiendo bien que eran más palabras de consuelo que una realidad.
Sus cuñados podían llegar a dar mucho miedo.
No tomó más que unos treinta minutos llegar a un local dentro de una zona comercial, bastante amplio y a primera vista semi-lujoso. No estaba tan abarrotado, pero la gente que tenía dentro vestía bastante bien.
—La barbacoa de aquí es deliciosa, Yoon. Hoy comeremos eso —menciona Jungkook, bajando con rapidez del auto una vez se detienen. El mayor agradece en silencio el que su pequeño novio tome su mano al instante, dándole un pequeño apretón en apoyo.
Había sobrevivido un día entero, así que una extensión de máximo tres horas no sería mucho. Al menos eso esperaba.
Cuando se agruparon las 13 personas, todos caminaron en silencio hasta la puerta, donde la familia Kim fue saludada como cliente frecuente y Kim Seokjin como el jefe.
Fue en ese momento que Yoongi cayó en cuenta de las cosas.
—¿Es este uno de los restaurantes de tu hermano? —el menor de los Kim lo observó por unos momentos, como juzgando su lentitud y luego comenzó a reír.
—¡Por supuesto! Jin-hyung es mi chef favorito —la sonrisa suave que se extendió por el rostro de Seokjin, que escuchaba la conversación al lado de Jungkook, no fue pasada desapercibida por Yoongi.
—Ya veo... Eso tiene mucho sentido —asintió, sonriendo suavemente antes las risitas que su novio seguía soltando por su lentitud de pensamiento.
Fueron rápidamente llevados al segundo piso, donde había una habitación VIP preparada para ellos. La vista hacia la ciudad era hermosa ahí, mostrándose orgullosa a través de aquella pared de cristal.
La luz cálida iluminaba bastante bien el cuarto, el cual lucía extremedamente majestuoso en sus coleres ocre y dorado. Además de ello, el aire acondicionado que enfriaba el ambiente permitía que un suave aroma a flores silvestres se extendiera por el espacio.
Era un restaurante de ensueño.
En la mesa, con sillas de terciopelo rojo, todos tomaron sus puestos y algunos ojearon el menú. Yoongi y Jungkook, por su parte, comenzaron a hablar en suaves murmuros para no perturbar a los demás.
—¿Te he contado la historia de como Seokjin-hyung fundó su restaurante?
—Más o menos. Me contaste que viajó por el mundo antes de hacerlo.
El asentimiento emocionado del menor no pudo ser ignorado por nadie. Seokjin, que se sentaba enfrente de Yoongi, mantuvo un oído puesto en aquella conversación. Le llenaba de cierta felicidad y orgullo saber que su hermanito hablaba de esa forma sobre él.
—Jungkookie —llamó el hombre, sonriendo levemente cuando los ojos curiosos de su hijo fijaron su atención en él—. ¿Qué pedirás?
—Yoongi y yo comeremos una barbacoa —todos los adultos rodaron los ojos con diversión, sabiendo que Jungkook adoraba ese platillo—. Así que una barbacoa doble, por favor.
El ceño fruncido de los hermanos no pasó desapercibido por nadie, pero los demás decidieron ignorarlo mientras seguían ordenando la comida. Las charlas se mantuvieron tranquilas, divididas en pequeños grupos.
Yoongi, Jungkook, Seokjin, Chanyeol y el señor Kim mantuvieron un intercambio bastante casual, sobre trabajo y estudio principalmente mientras se esperaba por la comida, que fue llevado tan sólo unos quince minutos después.
—Antes de que comencemos a comer —anunció el adulto, llamando la atención de todos los presentes—, quiero aprovechar a felicitar a Jungkookie nuevamente, porque ya es todo un niño grande.
—Sólo tiene dieciséis —anunció Hoseok, con un tono fastidiado debido a la actitud de su padre.
—Eso es grande —repite el hombre y alza su copa con vino. Los demás repiten su acción, con la excepción de Yoongi y el celebrado, que tenían copas con soda—. Porque mi hijo siga creciendo sano y guapo. ¡Salud!
Todos rieron mientras coreaban un "salud" y daban un trago a sus bebidas.
—Buen provecho —fue lo último que dijeron para luego comenzar finalmente a comer.
—¡Yoon! ¡Prueba esto! —pidió el joven, ofreciendo un ssam*(1) preparado por él. Yoongi solo sonrió y se inclinó a tomarlo en su boca, casi jadeando al sentir la explosión de sabores en su boca.
—La comida coreana es tan deliciosa —suspira de puro gusto, tomando ahora él comida al azar y llevándosela a los labios con ayuda de sus palillos.
En silencio, y con la mirada de Jungkook llena de ternura sobre él, experimentó diferentes combinaciones extrañas hasta hallar una que le gustara. Un poco de carne, remojada en salsa de soja sobre arroz envuelto en una hoja. Probablemente el sabor especial era dado por el kimchi*(2) que había añadido.
—¡Ahora tú prueba este! —dijo emocionado, llevándolo a los labios de su novio. Jungkook, sin dudarlo un poco, también lo tomó y sonrió al sentir el peculiar sabor. Era bastante extravagante, por lo que resultaba atractivo al paladar.
Así fue como siguieron intercambiando bocados, uno alimentando al otro en silencio, con sonrisas y risitas de por medio. Todo ello, siendo admirado por Seokjin.
—Mhm, tienes arroz ahí —anuncia Jungkook, riéndose del rostro sonrojado de su novio, que sacudía las manos contra su mejilla con la esperanza de quitarse los granos de encima.
Y así transcurrió la cena.
El grupo de personas terminaban uno a uno las copas de helado que habían elegido como postre.
—¡Yoongi, quiero probar el tuyo! —pidió Jungkook, que había tenido sus ojos todo el tiempo sobre el helado de café (que nunca había probado). El mayor observó el último bocado y, sin pensarlo dos veces, se lo dio a su novio.
El menor solo pudo sonreír por el sabor y agradecer en voz baja.
Durante la cena entera, ambos habían estado atrapados en su propio mundo. Compartiendo comida y dándose sonrisas e intercambiando palabras entre murmuros.
Seokjin había notado la interacción casi por completo y, aunque le molestara admitirlo, definitivamente alguien que hacía así de feliz a su hermanito no podía ser una mala persona.
Y sonaba extraño, pero esas escenas habían destruido por completo sus argumentos sobre Yoongi no siendo el indicado (cuestionablemente válidos) en tan poco tiempo.
Él, como el hermano mayor, había formado un papel importante en la vida de Jungkook. Siendo casi 11 años mayor que su pequeño, había tomado numerosas responsabilidades con el fin de protegerlo y darle una infancia lo más normal y feliz posible.
Quizás era en parte gracias a él que Jungkook no le guardaba rencor a su padre, como los demás lo hacían.
Recuerda de forma vívida los primeros meses con Jungkook en casa: líos para preparar biberones, berrinches porque nadie deseaba cambiar sus pañales y los rechazos de parte de sus hermanos menores al pequeño bebé. No es que él fuese mejor, pero al menos intentaba ayudar en su cuido. Eso le ayudaba a consolarse.
De todas formas, en el momento en que permitió que esa bolita preciosa entrara en su vida, supo que estaba condenado a amar a su hermano con todas sus fuerzas y llegar hasta los confines del mundo por él.
Probablemente era porque le recordaba muchísimo a su madre, con esa sonrisa linda y los ojos brillantes, llenos de vida y amor. Y por supuesto que era porque Jungkook, sin duda, era lo último que su madre había dejado para ellos.
¿Le hubiese gustado tenerla más tiempo a su lado? Por supuesto. Siempre terminaba imaginando las reacciones de la mujer por su comida, por ejemplo. ¿Cambiaría algo del pasado? Por dios, no. Incluso si eso significaba perder a su madre, no podía soportar la idea de una vida sin Jungkook.
Ellos eran hijos educados, les gustaba jugar y algunos de ellos eran traviesos. Pero les había hecho falta algo hasta que nació el último de los Kim.
Por eso, por el valor incalculable que Jungkook tenía para él, era que deseaba mantenerlo alejado de relaciones amorosas (y sabía que sus hermanos eran igual que él, al menos de alguna forma). Pero la felicidad de su hermano era la suya, así que verlo sonreír tan alegremente (y adorablemente también) con su novio, le hizo replantearse las cosas.
Tal vez aceptar a Yoongi no sería una decisión tan mala.
Una vez con la cuenta saldada, todos se pusieron en pie para dirigirse a la salida y dar por finalizado ese día.
—Bueno, entonces nos despedimos aquí —anunció Yoongi, mientras acomodaba su propia bufanda en el cuello de Jungkook una vez notó el fuerte viento frío que soplaba en ese momento. Besó la nariz rojiza del menor y le sonrió—. Fue un honor conocerlo, señor Kim —hizo una pequeña reverencia— y gracias por la invitación y el cálido recibimiento.
—¿Eh? ¿Ya te vas? —preguntó el señor Kim, sonando al menos algo decepcionado.
—Sí, es bastante tarde y si me tomo más tiempo no lograré tomar el autobús a casa. Caminar toma tiempo y las calles no son muy amables —explicó, guardando sus manos en las bolsas de su abrigo mientras intentaba calentarse.
—Puedo llevarte, no tengo problema con ello —anunció Seokjin, sosteniendo las llaves de su auto en alto.
Yoongi negó y sonrió, dando una reverencia.
—No es necesario, Seokjin-hyung. Imagino que ha de estar agotado. El viaje es de máximo cuarenta y cinco minutos —al terminar sus palabras, observó la hora en su celular y luego de hacer una reverencia hacia todos los adultos y su novio, se despidió sacudiendo la mano y comenzando a correr a la parada más cercana.
Seokjin lo observó desconcertado por unos segundos, riendo levemente después y moviendo su mirada hacia Jungkook.
No pudo evitar sonreír al notar lo que su hermano hacía. Acomodaba más cerca de su nariz la bufanda de su novio, con una tenue sonrisa esbozada y las mejillas rojizas (muy probablemente, no por el frío).
—Sí, no es malo —masculló para sí mismo y, luego de despedirse de su padre, montó el auto junto a los mismo pasajeros de antes.
Condujo en silencio por varios minutos, principalmente porque todos estaban ya agotados del día tan duro que habían tenido, principalmente de forma emocional.
Pero Seokjin no pudo evitar soltar las siguientes palabras, casi como si no fueran la gran cosa para su hermano.
—Puedes invitar a Yoongi un día de estos a casa, Jungkook-ah —mencionó con un tono galante. Pero el menor entendió el significado tras tan simples palabras.
Yoongi había sido aceptado por el primer cuñado.
(1) Ssam: Ssam se refiere a un plato de la cocina coreana en el que se usa verdura de hoja para envolver un trozo de carne, como por ejemplo cerdo.
(2) Kimchi: El kimchi es una guarnición tradicional coreana de verduras saladas y fermentadas, como la col napa y el rábano coreano. Se usa una amplia selección de condimentos, que incluyen gochugaru, cebolletas, ajo, jengibre y jeotgal, etc. El kimchi también se usa en una variedad de sopas y guisos.
Volví 😩 me fui 2 semanas por accidente? Sí. Iba a actualizar la semana pasada pero la uni se paseó en mí lmao.
¡El primer cuñado ha aprobado!
Me tomó un tiempo decidir quién sería el primero, pero terminé pensando que Jin era la mejor opción por dos razones primordiales: es el más maduro en lo que respecta a ese tema y su prioridad no es proteger a Jungkook como él cree que es correcto, sino proteger la felicidad de Jungkookie.
El segundo hermano, no estoy segura de quién será porque los demás son demasiado duros de roer djfksk pero veremos 👀
Espero que les haya gustado. Probablemente la escena fluff (intento de) no fue buena porque no sabía cómo ponerlo románticos en una cena😩 pero prometo que las otras serán mejores.
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