Capítulo 12
La lluvia caía con fuerza, los rayos se escuchaban y en todo eso, Kenichi estaba retrocediendo mientras bloqueaba o esquivaba los ataques de la chica rubia, debía admitirlo, era muy ágil.
Kenichi: Maldición, a este ritmo estaré perdido y no cuento con ayuda de nadie. – da un salto hacia atrás pero resbala. - ¡Mierda! – cae del techo y se estrella contra un árbol, afortunadamente la zona donde estaba era algo vacía, el Uzumaki se reincorporaba y ve que la rubia caía con tal de cortarlo, por lo que da un salto hacia un lado.
Por favor, no hagas esto difícil. – extiende sus alas y nuevamente lo ataca pero el Uzumaki desactiva las cuchillas para atacar con los puños, pero se sorprende al ver que el cabello de la chica se convertía en puños, por lo que frena en seco y gira su cuerpo para esquivarlos, para luego dar un salto hacia atrás.
Kenichi: ¿Qué cara...? – los puños se dirigían hacia él y procede a bloquearlos todos. – Eso estuvo cerca.
Eres hábil, lo admito, pero por favor, no hagas esto más difícil. – dijo con estoicismo pero se notaba pena.
Kenichi: Lo siento, no es la primera vez que tratan de matarme y no seré un blanco fácil. – ella sólo junta sus cabellos para generar un puño más grande e ir a gran velocidad hacia el Uzumaki, quien bloquea el ataque, pero aparece donde estaba Kiba quien peleaba contra Fred.
Fred: ¡Vaya! ¿Quién llegó? El cabeza de tomate. – dijo burlón mientras que Kenichi lo miraba fastidiado.
Kenichi: Al menos estoy sano.
Fred: Tal parece que tienes compañía. – dijo burlón mientras que la rubia aterrizaba frente al pelirrojo con puntas negras y se preparaba para el ataque.
Kiba: ¡Uzumaki-kun! - pero bloquea un ataque del loco.
Fred: Tu hermoso rostro será arruinado. ¡Está empezando a parecerse hecho para ser presa de esta hermosa Excalibur!
Kiba: ¡NO ME JODAS! – trata de atacar pero Fred da un salto hacia atrás, sorprendiendo a Kenichi, ya que no había visto esa faceta del rubio antes.
Fred: Tienes una boca muy sucia para tener un rostro tan lindo. ¿No es así?
Kiba: ¡Holy Eraser! – unas sombras rodean la espada de Fred, sin embargo, son destruidas con facilidad.
Fred: Ah sí, eso ya no va a funcionar. ¡Es una lástima! – Kenichi iba a ayudar pero esquiva los ataques de la rubia.
Kiba: Sólo estaba probando tu espada. Tenía que saber si era o no era real. Pero ahora... ¡No dudaré en romperte a ti y tu espada! – Los ataques eran frenéticos, algo inusual en el rubio.
Fred: ¡PIEDAD! ¡PIEDAD! – pero aprovecha un punto ciego y le hace una herida en el brazo a Kiba, dando un fuerte grito de dolor.
Kenichi: ¡Kiba! – bloquea unos golpes de la rubia. - ¡Hazte a un lado! – corre hacia adelante y conecta un puño en el estómago de la chica, haciéndola retroceder.
Fred: Creo que se me olvidó decírtelo. Esta espada fue hecha para matar a los malditos demonios. ¿Lo entiendes?
Kiba: Lo sé, ¡Como si fuera a olvidarlo! – da una barrida, haciendo que el loco caiga.
Fred: ¡Maldito tramposo!
Kenichi: Mira quién lo dice. – Kiba trata de cortarlo pero el exorcista renegado lo esquiva.
Fred: ¡Ya verán...! – pero un círculo aparece en su oreja. - ¿Are? – Kiba trata de cortarlo pero el loco se hace a un lado. - ¡Alguien me está llamado! ¡Nos veremos luego! – arroja una esfera y se produce un gran brillo, cegando a ambos, una vez desapareció, tanto el exorcista renegado como la chica rubia desaparecieron.
Kenichi: Eso estuvo cerca. – mira a Kiba quien estaba mirando a donde escapó el rubio. – Oye, tienes una herida, vamos con Rías para que te ayude.
Kiba: Estoy bien, no necesito ayuda. – aparta la mano del Uzumaki.
Kenichi: ¡Oye, no sé qué mosca te picó pero no dejaré que vayas a hacer una estupidez!
Kiba: ¡Esto no es asunto tuyo! Además, sólo iré a descansar. – se va de ahí mientras se sujeta la herida.
Kenichi: Está demasiado raro. – se rasca la cabeza mientras procede a regresar a su casa. – Pero lo que me preocupa es ¿Qué hace ese loco por aquí todavía?
Al llegar a casa le informa todo a Ravel y ella se sorprende, no esperaba que ese loco apareciera otra vez.
Ravel: ¿Crees que ese chico regrese a su casa?
Kenichi: Es lo más seguro, además, con esa herida que tuvo, mejor que ni se arriesgue.
Stella: ¿Y quién será aquella que te atacó?
Kenichi. No lo sé, sólo dijo que tenía órdenes de matarme, además que tenía unas habilidades extrañas, transformó su brazo en espada y su cabello en puños. / Pero lo más extraño es que tenía alas blancas. – pensó lo último.
Raichi: Lo bueno es que ya estás a salvo. Me tenías muy preocupada. – Trata de abrazarlo pero Kenichi la detiene.
Kenichi. Estoy empapado y lleno de barro, iré a ducharme primero. – se dirige a la ducha principal.
Estaba lavándose la cabeza mientras recordaba la pelea que tuvo contra la rubia, le parecía raro que se disculpara por matarlo, cuando en eso, escucha la puerta abrirse.
Kenichi: ¿Eh? – voltea y ve a Juvia. - ¿Qu-Qué haces?
Juvia: Juvia va a ayudarlo con la limpieza. – dijo sonrojada mientras se desvestía.
Kenichi. Pero yo...
Juvia: Sin peros Kenichi-sama, yo lo limpiaré de forma adecuada. – se coloca detrás de él y empieza a limpiar su espalda. – Me dio un buen susto.
Kenichi: Pero pude salir de ahí con vida.
Juvia: Lo sé, pero Juvia se pondría triste si algo le pasa Kenichi-sama. – toma el brazo del Uzumaki y lo limpia.
Kenichi: No te preocupes, no soy presa fácil. – le dedica una sonrisa y ella suspira enamorada.
Juvia: Es tan lindo. – se toma las mejillas para cubrir su sonrojo, pero eso hace que su toalla se afloje y revele su cuerpo desnudo, sonrojando al Uzumaki y voltea. - ¡No hay problema! ¡Kenichi-sama puede ver a Juvia cuando lo desea!
Kenichi: Ju-Juvia... - pero la puerta es abierta.
Raichi: Yo iré a limpiarlo.
Miu: No, yo lo ayudaré, además que yo he atendido sus heridas antes de que llegaras. – la peli rosa iba a protestar pero ven a Juvia desnuda y detrás del Uzumaki. - ¿Qué estás haciendo?
Juvia: Estoy para limpiar a Kenichi-sama.
Raichi: ¿Qué? Yo vine a hacer eso.
Miu: ¿De qué hablas? Yo vine a limpiarlo.
Juvia: Juvia llegó primero y se hará cargo de eso. – se levanta y encara a la rubia y a la peli rosa.
Miu: ¿Y por qué no lo decide él?
Raichi: Buena idea, Kenichi ¿Quién quieres que te limpie...? - pero ya no estaba el pelirrojo ahí. - ¿A dónde se fue?
Se había lavado por completo y fue a la zona termal para poder descansar un rato.
Kenichi: Siempre me evito esos problemas. – hunde la mitad de su cabeza en el agua, pero escucha la puerta abrirse mientras entraban las tres.
Miu: Conque aquí estabas. – se posiciona al lado del pelirrojo con puntas negras.
Raichi: No deberías hacer eso, estamos para atenderte. – dijo con un puchero.
Juvia: Juvia quiere hacer feliz a Kenichi-sama. – se sienta el frente de él mientras que Miu y Raichi lo toman de los brazos, justo antes de que el pelirrojo diga algo
Ravel: ¿Se puede saber por qué hacen tanto escándalo? – pero ve al pelirrojo acorralado por las tres. – Ustedes... - su cabello empezaba a alborotarse al igual que era rodeada por llamas.
Kenichi: ¿Dónde hay una salida de emergencia cuando se necesita? - ella se acerca. – Es-Espera. – Raichi y Miu aprietan más el abrazo.
Miu: Queríamos acompañar a Kenichi. – dijo determinada, mientras que Raichi asentía.
Juvia: Juvia acompañaba a Kenichi-sama primero hasta que llegaron estas rivales de amor. – abrazaba el pecho del Uzumaki dejándolo más rojo.
Ravel: ¡Entonces yo también lo acompañaré! – se quita la toalla. - ¡Soy su novia así que hagan espacio!
Se acerca y las chicas se mueven, Juvia estaba detrás del Uzumaki mientras que Ravel estaba sentada en el regazo del Uzumaki, aunque estaba sonrojada ya que estaban desnudos.
Kenichi: ¡Maldición, debo controlarme! – cierra los ojos y trata de calmarse pero debido que las 4 estaban desnudas y encima lo abrazaban, queda inconsciente.
Juvia: ¿Kenichi-sama?
Miu: ¡Kenichi!
Ravel: ¡Vamos despierta! – un hilo de sangre estaba saliendo de su nariz.
Luego de despertarlo, el Uzumaki es el primero en retirarse para dejar que las chicas disfruten de la ducha.
Kenichi: Eso estuvo cerca. – una vez ya con una ropa para dormir, pasa a la cocina, topándose con la maid pelinegra. – Hola Siesta.
Siesta: Buenas noches Kenichi-san.
Kenichi: No hay necesidad de que seas tan formal. – le dedica una sonrisa. – Pero bueno ¿Ya está la cena?
Siesta: Casi, he preparado ramen y el agua está terminando de hervir para servir el té.
Kenichi: Ramen, mi favorito ¿Necesitas alguna ayuda?
Siesta: Bueno, estaba a punto de llevar los platos.
Kenichi: Entonces yo haré eso.
Siesta: Pero...
Kenichi: No quiero quedarme sin hacer nada. – recoge los cubiertos y se los lleva al comedor.
Siesta: Gracias Kenichi-san. – le dedica una sonrisa y él asiente mientras dejaba los platos.
Siesta, en un momento vendrás las demás. – dijo una pelinegra con puntas azules y tenía las manos en las caderas.
Siesta: No te preocupes Aoi-san, la comida y el té está listo.
Aoi: De acuerdo, entonces vamos sirviendo. – su compañera asiente y la ayuda a servir la comida.
Kenichi: Hola Aoi ¿Qué hay que llevar?
Aoi: ¿Eh?
Siesta: Kenichi-san también quiere ayudar.
Aoi: Pero... - el Uzumaki toma una bandeja con 4 tazones.
Kenichi: No quiero malacostumbrarme, aprecio su apoyo pero yo también quiero aportar. – se dirige al comedor mientras que Aoi estaba sorprendida, pero nota que los brazos del pelirrojo tenían moretones.
Aoi: Espere Kenichi-san. – se acerca y examina su brazo. - ¿Qué fue lo que le pasó?
Kenichi: Una chica tuvo órdenes de matarme, afortunadamente logré escapar, aunque sí que tenía unas habilidades únicas. – ella se lo lleva. - ¿Eh?
Aoi: Ven conmigo un momento. – lo lleva a su habitación. – Por favor, toma asiento. – el pelirrojo se sienta y ella toma un kit de primeros auxilios.
Kenichi: ¿Es necesario eso? – preguntó confundido.
Aoi: Este ungüento es especial, hará que el dolor y el moretón desaparezca. – toma un poco y lo coloca en los lugares heridos.
Kenichi: Está algo frío.
Aoi: Así es el ungüento, no te quejes. – levanta su polo y coloca un poco en las zonas golpeadas, haciendo temblar un poco al Uzumaki. – Ya está, con esto estarás mejor mañana.
Kenichi: Gracias Aoi-san. – ella da un asentimiento.
Aoi: Si tienes heridas, entonces pasa a buscarme, no puedes depender de las lágrimas de fénix todo el tiempo. – el pelirrojo asiente.
Kenichi: De acuerdo, es un gusto tenerte aquí. – ella guarda sus cosas. - ¿Y qué tal te va?
Aoi: Bien, además que ayudo a Ayumi con algunas tareas.
Kenichi: Muchas gracias
Aoi: No hay necesidad de agradecer, es mi responsabilidad. – Kenichi iba a preguntar algo más pero se escucha una voz.
¡La cena ya está servida! – tanto Aoi como Kenichi se dirigen al comedor donde ya estaban todas.
Kenchi: Oh qué bien huele. – se sienta al lado de su hermana menor en el lado izquierdo mientras que en el derecho estaba Ravel.
La cena fue agradable, todos se entretuvieron y luego de eso se retiraron a hacer sus deberes mientras que el Uzumaki ayudaba a Siesta y a Victorique con lavar los plato, luego de eso y de despedirse de las chicas, pasa a la habitación de su hermana para despedirse, para su buena suerte, los rayos cesaron así que ella podía dormir tranquila. Finalmente pasa a su habitación, donde Ravel lo esperaba aunque tenía una pose provocativa.
Ravel: Ven aquí Kenichi. – le da una sonrisa coqueta sonrojando al pelirrojo, él se acerca y se echa a la cama mientras que ella lo abraza. – Te ves tierno.
Kenichi: Ra-Ravel... - ella lo besa mientras lo acaricia.
Ravel: ¿En qué estábamos esta mañana? – se colocaba encima y justo cuando estaba a punto de besarlo, la puerta se abre, mostrando a Raichi.
Raichi: ¡Vamos a dormir juntos Kenichi! – pero ve de nuevo que ella estaba encima de él. - ¡Ladrona!
Ravel: ¡Soy su novia, así que yo tengo derecho! – pero ella se echa al lado.
Raichi: ¡Yo también tengo derecho, dormíamos juntos en el dojo! – tome un brazo del Uzumaki.
Kenichi: Chicas ¿Qué tal si dormimos juntos? – trataba de calmar a las chicas y funcionó.
Ravel: Só-Sólo porque tú lo dices. – dijo con un puchero mientras lo tomaba del brazo y Raichi del otro.
Kenichi: Esperemos que mañana mejore esto. – Ravel besa su mejilla derecha mientras que la peli rosa lo hace en la mejilla izquierda. – Buenas noches.
Ambas: Buenas noches.
Sin embargo, las expectativas para el día siguiente no eran buenas.
Ravel: ¿De verdad no ha venido? – estaba con su equipo en el club después de su hora de clases.
Rías: No, no lo he visto en todo el día y eso me preocupa.
Issei: ¿Acaso será por lo de ayer? – el pelirrojo levanta los brazos dado que no estaba al tanto de eso. – Disculpe presidenta pero ¿Qué tiene que ver Kiba con esas espadas sagradas que me contó?
Rías: Ayer te comenté que Yuto es un sobreviviente de los experimentos con espadas sagradas. – el castaño asiente mientras que el grupo de Ravel estaba atento. – Había muchos niños que podían ser compatibles con Excalibur. Esto es porque hay siete espadas con ese nombre.
Kenichi: Espera. Según en sus historias, sólo había una Excalibur.
Rías: Es porque la original fue destruida hace mucho tiempo y la iglesia encontró los fragmentos, usaron alquimia para forjar siete nuevas espadas.
Kenichi: Me sorprende que usen alquimia cuando esos fanáticos dicen que eso es del diablo y otras estupideces más. – pensaba con seriedad pero seguía escuchando el relato.
Issei: ¿Eso quiere decir que Kiba puede usarlas?
Rías: Yuto y los otros sujetos de pruebas fallaron en ser compatibles con las Excalibur. El experimento fracasó. – todos estaban con los ojos abiertos. – En consecuencia, el líder de los experimentos decidió deshacerse de todos los sujetos de prueba.
Kenichi: Hijo de ...
Issei: Eso quiere decir que...
Rías: Cuando lo encontré, estaba al borde de la muerte. A pesar de eso, fue el único que escapó y aún con su vida a punto de desvanecerse tenía un deseo apasionado de venganza. – recordó la vez que lo encontró en un bosque malherido. – Viendo esa fuerte determinación, quería darle un buen uso como un demonio.
Issei: Entonces transformaste a Kiba en demonio. – luego recuerda una foto que tuvo. – Es por eso que cuando vio esa foto, él... - ella sólo suspira.
Rías: Por el momento hay que vigilarlo. – todos asienten cuando en eso la puerta se abre, entrando Akeno.
Akeno: Ara ara, conque aquí estaban todos.
Rías: Llegas tarde Akeno.
Akeno: Traje algunos invitados. – detrás de ella ingresa Sona y Tsubaki. – Ella tiene unos asuntos urgentes con Ravel-san.
Sona: Así es, Ravel y tú también Rías ¿Podrían venir a mi casa? No habrá interferencia ahí. – ambas tienen una mirada seria.
Ravel: Tal parece que es un tema delicado.
Sona: Sí, es serio.
Ravel: ¿Pueden ir adelantándose a casa? – todos asienten, mientras que ella se acerca a Kenichi para besarlo en la mejilla. – Nos vemos en casa.
Todos estaban regresando a su casa mientras estaban algo preocupados por lo que sucedía.
Issei: ¿Qué estará pasando? Incluso la presidenta del consejo tenía un semblante serio.
Kenichi: No lo sé, pero un mal presentimiento de eso, eso implica a Yuto que no ha aparecido.
Issei: Si, estoy preocupado por él, a pesar de algunos roces con él, somos del equipo de Rías-buchou.
Kenichi: Esperemos que esto se solucione pronto. – llegan a un cruce. – En fin, nos vemos
Issei. Nos vemos. – Asia da una reverencia y se van por otra ruta.
Louise: ¿Puedes acompañarme un momento?
Kenichi: Claro, las veo en casa chicas. – ellas asienten aunque tenían celos y se van por otra ruta, pero antes de que Kenichi de un paso, una pluma blanca pasa frente a él, da media vuelta y ve a la rubia, aunque no tenía intenciones hostiles.
Louise: ¿Kenichi? ¿Pasa algo? - el pelirrojo reacciona.
Kenichi: No, no pasa nada. – procede a avanzar, da una mirada de reojo pero ya no estaba la chica.
Ambos pasan por una tienda y compran unos dulces y bebidas para luego dirigirse a un parque que estaba cerca de su hogar, tenía una hermosa vista bajo la luz de la noche.
Louise: *bebiendo su jugo* Gracias.
Kenichi: De nada, ¿Y qué te gustaría hablar?
Louise: Bueno, quería conocerte más. – desvía la mirada. – Cuando empezamos a vivir en tu casa, vi cómo eras bueno con todas.
Kenichi: Es algo que he hecho desde pequeño, siempre cuidando a mi madre y mi hermanita.
Louise: Si, eres un gran hermano para ella, te ve como un modelo a seguir, incluso nosotras que no somos familia de sangre te ofreces a ayudar.
Kenichi: Es porque también son mi familia. Gracias a ella estamos juntos. – dedica una sonrisa mientras que la peli rosa se sonroja por eso. – Y estoy para apoyarlos.
Louise: Gra-Gracias.
Kenichi: Por cierto. ¿Tendrás una fotografía de esa hermana que te trataba bien? – ella lo mira. – Es que me dio curiosidad.
Louise: Je, está bien. – del bolsillo de su camisa saca una fotografía pequeña donde se mostraba a una peli rosa mayor abrazando a Louise.
Louise: Mi hermana Cattleya, siempre me sacaba una sonrisa incluso en mis momentos más tristes, ella me motivaba a seguir adelante y no era por complacer a "ellos". – dijo refiriéndose al resto de su "familia". – Sino demostrarles que alguien como yo, también puede ser una gran maga.
Las lágrimas no dejaban de salir, era un recuerdo muy bonito y Kenichi la toma con cuidado y la abraza, ella sólo corresponde el abrazo mientras seguía llorando.
Kenichi: Te aseguro que serás una gran maga, Cattleya te apoyará, las chicas también, mi hermana, mi madre e incluso yo también te apoyaremos. – ella aprieta el abrazo pero las lágrimas ahora eran de felicidad mientras que su corazón latía con fuerza.
Louise: Gracias. – él se aparta para que se limpie las lágrimas. – Me levantaste el ánimo.
Kenichi: Me alegra mucho. – ella le da un beso en la mejilla.
Louise: Esto es por lo que hiciste. – mira a otro lado sonrojada mientras jugaba con sus dedos.
Kenichi: Je, está bien ¿Qué tal si vamos a casa? – ella asiente y toma de su brazo para regresar, sin embargo, el Uzumaki toma a la peli rosa y salta a un árbol.
Louise: ¿Qué...? – Kenichi coloca un dedo en los labios, sonrojándola pero nota que la mirada del chico era seria, además que estaba enfocado en un punto específico, ella dirige su mirada y ve a tres chicas que usaban túnicas que cubrían todo, incluso su rostro, pero lo que notó es que una llevaba una espada en su espalda y tenía un broche religioso. – Exorcistas.
Kenichi: ¿Qué estarán haciendo en este territorio? – Una voltea y Kenichi por instinto se mueve para evitar ser visto mientras abrazaba a la peli rosa, sonrojándola.
Louise: Este calor... - el Uzumaki se asegura que sigan avanzando para finalmente desaparecer, haciendo que ambos den un suspiro de alivio. - Eso estuvo cerca. Pero ¿Qué estarán haciendo aquí?
Kenichi: No lo sé, pero será mejor que andemos con cuidado. – ella asiente. – Volvamos a casa.
Ambos se dirigen a casa, afortunadamente no tuvieron otro "encuentro", pero al ingresar fueron abrazados por Ravel.
Ravel: Por fin llegaron.
Louise: Estamos en casa Ravel y lamentamos llegar a esta hora.
Kenichi: Por cierto Ravel, nos hemos topado con tres exorcistas.
Ravel: ¿Ya los vieron? – ambos se sorprenden. – Sona me comentó, mañana se reunirán con nosotros en la academia y Rías ofreció el club del Ocultismo como punto de reunión.
Louise: Ya veo.
Ravel: Por cierto ¿Qué haces tomando la mano de Kenichi? – y era verdad ambos estaban agarrados de las manos.
Louise: Es-Esto...yo... - Dijo nerviosa.
Kenichi: Quería reconfortarla, después de ese encuentro.
Ravel: Mmmm, está bien. – dijo no muy convencida.
Louise: ¡Iré a ducharme! – se va de ahí para que no vean su sonrojo.
Kenichi: Yo igual iré a la ducha, luego estaré en el cuarto, me avisan cuando la cena esté lista por favor. – ella asiente y el pelirrojo se retira.
A la tarde siguiente, Ravel y su respectivo séquito estaba en el club del ocultismo, también estaba presente Rías Gremory su séquito, frente a ellas, estaban las exorcistas.
Les agradezco por su cooperación, soy Xenovia. – dijo la peli azul.
Yo soy Shido Irina. – dijo la chica de coletas castañas.
Y yo soy Aria H. Kanzaki. – dijo la peli rosa con seriedad.
Ravel: ¿Cuál es la razón de que dos siervos de Dios desean conocer a un demonio?
Irina: Aunque aún no ha sido ubicada, los seis fragmentos de Excalibur se encuentran en tres divisiones de la iglesia. Sin embargo, tres de esos fragmentos fueron robadas por ángeles caídos. – eso dejó sorprendidos a los presentes.
Xenovia: Las que tenemos a nuestra disposición son estas, la espada sagrada de la destrucción, Excalibur destrucción. – muestra una gran espada cubierta en vendas.
Irina: Y mi espada sagrada de mimetismo, Excalibur Mimic. – muestra una pulsera, confundiendo al Uzumaki.
Aria: En mi caso, no poseo ninguna espada, sin embargo, tengo buenas habilidades en el manejo de armas. – dijo con los brazos cruzados.
Ravel: Ya veo ¿Y qué quieren de nosotros?
Xenovia: Este problema es entre los ángeles caídos y nosotros. No podemos darnos el lujo de hacerle frente a los demonios de esta ciudad.
Ravel: ¿Acaso piensas que estamos de parte de los ángeles caídos para hacerle algo a las espadas sagradas? – Preguntó con seriedad y enojo, algo muy inusual en ella.
Xenovia: Los demonios desprecian las espadas sagradas. Estás en la misma posición que los ángeles caídos. – eso hizo que los ojos de Ravel se afilaran más.
Kenichi: Si quiere enojarla, lo está logrando. – pensó con los brazos cruzados, pero lo que escuchó, también lo enojó.
Xenovia: Y si es necesario, te destruiremos. Incluso si ella es la hermana de Satanás. – mira a Rías Gremory quien también afila su mirada, aunque la peli rosa miraba con enojo a la peli azul.
Kenichi: ¿Crees estar en posición de amenazarnos? Sabes bien que este territorio está custodiado por Ravel, así que mide tus palabras exorcista.
Ravel: Te diré algo, no estamos del lado de los ángeles caídos en el nombre de la familia Phoenix y la familia Gremory, jamás haríamos tal acto.
Xenovia: Me alegra escuchar eso. Esto es algo que nuestra sede esperaba. Estaba segura que no sería tan tonta.
Ravel: En todo caso, sólo quieren saber si no estamos en contra de ustedes y su Dios ¿No es así?
Xenovia: Claro. Sólo queremos que nos prometas que no intervendrán en esta pelea.
Ravel: Bien. – las exorcistas se levantan.
Xenovia: Gracias por su tiempo.
Akeno: ¿No desean tomar té?
Xenovia: Lo siento, pero no podemos entablar amistad con demonios. En fin, nos despedimos por ahora. – las tres estaban a punto de retirarse, sin embargo, Xenovia voltea y mira a Asia. - Me estaba preguntando esto desde que visité la casa de Hyodou Issei. ¿Eres Asia Argento?
Argento: ¿Eh? S-Sí.
Xenovia: Nunca pensé que vería a una bruja aquí. – dijo con desprecio.
Irina: Ah ¿Tu eres la ex – monja que se convirtió en una bruja? He oído que fuiste exiliada, porque incluso curabas a los demonios y ángeles caídos. Pero no sabía que te habías convertido en demonio.
Asia: Um...Yo...
Xenovia: Pensar que un santo se ha convertido en un demonio. Bueno, nadie es perfecto.
Issei: ¡Cállate de una vez! – iba a acercarse pero Kenichi lo detiene.
Kenichi: No te lances a lo loco. – Issei sólo aprieta los puños, no quería causar problemas.
Xenovia: ¿Todavía crees en nuestro Dios?
Irina: Xenovia, ella es un demonio.
Xenovia: No, algunos blasfemos sienten algo de culpa y conservan un poco de su fe. Puedo sentir eso emanando de ella.
Irina: ¿Oh, en serio? – mira a la rubia quien estaba con la mirada agachada. – Oye Asia-san ¿Todavía crees en el Señor? ¿A pesar de que eres un demonio?
Asia: S-Simplemente no puedo dejar de hacerlo. Creeré en él toda mi vida.
Xenovia: En ese caso, vamos a matarte ahora. – Asia abre los ojos del shock. – Los pecados que has cometido, serán perdonados por Dios. Yo te juzgaré... En el nombre de Dios.
Rías: ¡Suficiente! Si vas a menospreciar a mi siervo...
Xenovia: No la menosprecio. – desenvaina su espada. – Este es mi deber como una mujer de fe. – levanta la espada. – Muere Asia Argento.
Asia cerró los ojos, pero siente una mano impactar en su pecho, siendo empujada Issei la atrapa mientras que ve que el Uzumaki había atrapado los brazos de Xenovia.
Kenichi: Has cruzado la línea. – la peli azul iba a atacar pero el pelirrojo le patea en el abdomen, dejándola aturdida.
Issei: ¡Desgraciada! ¡No te atrevas a llamar bruja a Asia!
Xenovia: Es...un término apropiado para ella.
Aria: ¡SUFICIENTE XENOVIA QUARTA! – exclamó con autoridad haciendo que las exorcistas tiemblen. - ¡Primero amenazas a la encargada en su propio territorio y ahora estuviste a punto de matar a la ex – monja! ¿Sabes lo que hubiera pasado si lo conseguías? Habrías hecho un conflicto y posiblemente una guerra entre la iglesia y los demonios. Por Dios ¿Acaso no piensas o qué?
Xenovia: So-Sólo hacía lo que creía que era correcto. – dijo mientras se levantaba pero sentía ese dolor.
Issei: ¿Quién te crees para decir eso? Ella estuvo sola
Asia: Issei-san.
Xenovia: Un santo necesita sólo el amor de Dios. Aquellos que buscan más amor o amistad no son dignos de santidad.
Kenichi: Pues prefiero eso a ser un imbécil que tiene esas creencias. – Si bien enojó a las exorcistas, Aria sabía que ella lo estaba provocando.
Issei: ¡Además, si se atreven a dañar a Asia, lucharé sin importar qué!
Kenichi: Lo mismo digo ¡Ella salvó a mi hermana así que retráctate!
Xenovia: ¿Debería considerar eso como un desafío a toda la iglesia? Qué audaz declaración de un par de demonios débiles.
Ravel: Ya basta...
Muy bien. Yo seré tu oponente. – todos ven que a Kiba, recostado en una pared.
Xenovia: ¿Quién eres?
Kiba: Soy tu superior. – Rías lo mira preocupada.
Aria: Bien, participaré en el duelo también, pero que quede en claro, luego hablaremos Xenovia.
Kenichi: Yo me apunto entonces.
Ravel: ¡Kenichi!
Kenichi: Estaré bien. – y proceden a salir del edificio a tener su enfrentamiento.
Xenovia: Bien, empecemos. – Tanto ella, como Irina y Aria se retiran la túnica y revelan su espada.
Rías: ¿Esto estará bien? ¿Deberíamos luchar contra los aliados de la iglesia aún en nuestra contra?
Ravel: Esto es un enfrentamiento no oficial.
Irina: ¡Si alguno de nuestros superiores se enterara de esto, estaríamos en serios problemas! - convierte el listón que tenía en su hombro en una espada.
Xenovia: Daremos nuestro mejor esfuerzo para no matarlos. – retira la venda de la espada y se prepara para atacar.
Aria: Espero no sea fácil este encuentro. – saca dos espadas sagradas, en eso se escucha la risa de Kiba mientras miraba a Xenovia.
Xenovia: ¿Te estás burlando?
Kiba: Sí, porque finalmente encontré lo que buscaba para destruir. – del suelo salen un montón de espadas.
Xenovia: Sword Birth...Ya lo recuerdo, se decía que un sujeto experimental escapó con una de las Espadas Sagradas a su disposición.
Irina: ¡Hyodou Issei-kun! – el castaño estaba aturdido por el grito. – No puedo creer que mi amigo de la infancia se haya convertido en un demonio durante nuestros años separados. ¿El destino está jugando con nosotros para provocar una tragedia? – El castaño estaba más confundido mientras que Kenichi tenía una gota de sudor. - ¡Finalmente llegué a ser compatible con una espada sagrada e incluso volé sobre el mar, pensando que podría de ser utilidad! ¡Ahhhhh! ¿Esto es otra de las pruebas del señor? ¡Pero, superar esto hará que esté un paso más cerca de él!
Kenichi: ¿En serio es tu amiga de infancia? – preguntaba extrañado.
Issei: Ella está completamente perdida en su fe. - dijo con cara de póker.
Irina: Ven Issei-kun. ¡Déjame usar mi Excalibur para castigarte por tus pecados! ¡Amén! – se lanza al ataque.
Issei: ¡Si ese es el caso! ¡Boosted Gear!
Aria: Bien, vamos allá. – Kenichi activa sus cuchillas.
Kenichi: Esto lo hace muy interesante. – ambos corren, dando inicio el duelo.
FIN DEL CAPÍTULO.
ESPERO LES HAYA GUSTADO...
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NO OLVIDEN DEJAR SU COMENTARIO Y SU ESTRELLITA, SIN MÁS QUE DECIR, HASTA LA PRÓXIMA.
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