Capítulo 2: ¡Categoría Demonio!
Todas las personas tenemos una especie de aura que podemos concentrar para determinados fines. A esto se le conoce como energía espiritual o qi. Un usuario avanzado de qi puede romper una roca, esquivar golpes rápidos e incluso noquear a varios oponentes con su sola presencia.
A lo primero (usar el qi para romper algo) le llamamos "armadura", a lo segundo (usar el qi para esquivar) "intuición" o "sexto sentido" y a lo tercero (inhabilitar oponentes sin tocarlos) "don de mando".
En mi caso puedo hacer las dos primeras. Es decir, si concentro mi energía en un ataque puedo destruir un muro. También puedo usar el qi para anticiparme a oponentes rápidos. Sin embargo, me resulta imposible usar el don de mando. Eso hace que yo sea un usuario de rango A. Mi hermana puede hacer las tres cosas y por eso un usuario de rango S.
"Tigre", "Demonio" y "Dragón" son categorías que se le asignan a aquellas personas que además de ser rango S representan una amenaza a la seguridad nacional o internacional. Eso lo aprendí luego de oír la charla de mi hermana y papá.
Él dice que esa tal Roxxane es una terrorista. Eso explica el porqué para Asuntos Internos es un "Categoría Demonio". Para mí es difícil si quiera pensar que haya alguien más fuerte que mi hermana.
Tal como mencioné anteriormente, entreno porque quiero ser mejor que ella en algo. Eso porque actualmente no soy más que su sombra. Mis notas son casi perfectas, pero las de ella eran perfectas cuando tenía mi edad.
Es mejor que yo en las artes, es mejor que yo en los deportes, es mejor que yo en todo. Mientras que a mí August me subestima, a ella la toma en cuenta. Tanto que asesora cada acción política que toma.
Cada cosa que hago es un "parámetro" para ser comparada con la mejor de la familia, Reyna Rosenzweig, y en todos y cada uno de los rubros soy inferior a ella, pero, aún con toda esa presión siento que hay alguien que la tiene más difícil que yo.
...
Un día de primavera. Zona Oeste.
...
—¡Genial! ¡Genial! ¡Genial! —repite Axl bastante emocionado.
—¡Por dios! ¿Tienes que ser tan exagerado para todo? —le reprocha Dominick.
Vamos a un barrio llamado Colina que esta al oeste de la provincia. Iremos a ver a Roberto, uno de los maestros de la academia de Taekwondo a la que fuimos hace un par de semanas.
Lo usual es la mayoría de los rangos altos en esas academias sean arrogantes, pero él es una excepción. Es bastante amigable y siempre está dispuesto a ayudar a los nuevos. Incluso a alguien que por falta de dinero no es parte de la academia como Axl.
—Entiendo que ves a Roberto como un héroe, pero no hay necesidad de que nos avergüences —reprocha Dominick con un tono algo más conciliador al ver que a mí no me molesta la alegría de su amigo.
Roberto es un cinturón negro, cuarto dan. Para Dominick es una persona simplona, moralista, que hace entrenamientos aburridos. Estos se basan en la meditación, la filosofía marcial y la constante repetición de técnicas básicas. Él piensa que está a un nivel muy avanzado como para repetir movimientos tan simples.
—¿Por qué lo admiras tanto? —le pregunto a Axl mientras saco un billete de cien dólares para pagar el pasaje del bus.
Por algún motivo los dos se quedan callados y luego se miran mutuamente. El chófer se me queda viendo forma seria. Antes de poder procesar la situación Dominick saca doscientos setenta y cinco pesos en monedas y paga el pasaje
»Yo puedo pagar mi pasaje —reclamo.
—Solo avanza, estás haciendo cola —murmura.
—Es demasiado dinero. Si pagabas con ese billete, el chófer no hubiera tenido suficiente cambio —me explica Axl una vez que ya hemos tomado nuestros asientos. Él está sentado a la izquierda y Dominick a mi lado en el asiento derecho.
—Oh, entiendo —expreso.
Genuinamente agradezco que se haya tomado la molestia de explicármelo. Aunque parezcan cosas de "sentido común", son nuevas para mí. Hasta hace poco ni siquiera usaba el transporte público
»En fin ¿Podrías responder mi pregunta? —retomo cuando el bus comienza su recorrido, refiriéndome al tema de Roberto.
—Porque le tiene lastima y lo deja entrenar con nosotros de vez en cuando —se mofa Dominick mientras sonríe. Admito que su sonrisa me parece linda, pero el comentario no viene al caso, así que hago una expresión gruñona.
—Le pregunté a Axl, no a ti —replico.
—¡Booooom! ¡Papeado! —bromea Axl riéndose a carcajadas. Esa risa también me parece linda, aunque de otra forma.
Dominick suele aceptar cuando alguien le gana en un duelo de palabras. El silencio es su forma de admitir que le dieron un buen "punchline". Así que no habla más por un buen rato.
»No solo es el mejor de los cinturones negros. También es una persona amable, siempre ayuda a las personas a mejorar, tiene paciencia para explicarle a quienes aprenden lento —responde Axl. Hasta ahora no ha dicho nada que no sepa—, pero lo principal...
—¿Lo principal? —musito.
—Aquí vamos de nuevo —refunfuña Dominick en voz baja mientras gira sus ojos hacia arriba.
—Honor, cortesía, modestia, paciencia, autocontrol y coraje —indica Axl con un particular brillo en sus ojos.
—Son los principios del Taekwondo —señalo.
—Sí. Roberto dice que los principios del Taekwondo son el Taekwondo en sí, es por eso por lo que es tan fuerte, porque es un guerrero honorable.
El enunciado me genera dudas. Roberto es fuerte porque tiene buenas técnicas. El honor en abstracto no hace fuerte a las personas.
Como mencioné, la filosofía de las artes marciales consume mucho tiempo que dedica a los entrenamientos. Para mí repetir un mantra es algo inservible, pero él es fuerte, así que no puedo descartar la posibilidad de que sepa lo que hace.
—¿Tú qué opinas de eso? —le consulto a Dominick.
—¿Ahora sí quieren mi opinión? —cuestiona con ironía. Me gusta cuando hace esas rabietas de niño mimado que quiere mi atención. Contrastan con su usual autoconfianza.
—Lo papeaste tan fuerte que le quitaste la sonrisa del rostro —bromea Axl, ante lo cual vuelvo a sonreír.
—Oye, ¿por qué a él no le reclamas por interrumpir? —reclama Dominick.
—¿Celosito? —le susurro al oído. Esto hace que Dominick intente seguir en su papel y retome su usual sonrisa confiada.
—Los celos son para gente que se siente perdedora. —Luego de decir eso hace una mueca intentando fingir indiferencia— No soy esa clase de persona.
—¿Podrías responder mi pregunta? —insisto.
—Es innegable que Roberto es un gran peleador. Me supera por un poco, pero sus clases son aburridas. Él cree que toda esa palabrería sobre los valores es importante y por eso te pone a hacer estupideces como tomar té, meditar o ayudar a las ancianitas a cruzar la calle.
Mientras reflexiono la utilidad práctica de ayudar ancianitas a cruzar la calle para efectos de ser más fuerte, noto que ya casi llegamos a nuestro destino.
»Todos respetan sus habilidades de combate, pero nadie hace caso a ese mantra bobo que pasa repitiendo. Si quisiera hacer trabajo comunitario, entraría en una ONG. Las artes marciales se tratan de poder y tú lo sabes. El único loquito que le da importancia a esas charlas moralistas es Axl.
«Que hablen así de la persona que admiras, debe ser molesto», pienso mientras volteo hacia Axl.
—Oye, Axl... —susurro.
—No te preocupes —me responde con un tono que busca tranquilizarme, como si me hubiera leído la mente—. Hice una apuesta con Dominick hace algunos años cuando estaba en la escuela.
—¿Apuesta? —pregunto con una extraña combinación entre sorpresa y calma.
—Seré el peleador más fuerte, pero lo haré siguiendo el camino del Taekwondo y me convertiré en un guerrero noble como Roberto.
—Entiendo. —Acomodo un mechón de mi cabello. Mientras tanto, el bus se detiene. Hemos llegado a nuestro destino.
Pese a las constante puyas de Dominick, Axl está muy feliz de que el amigo que tanto admira lo acompañará en un entrenamiento. Tener que volverse fuerte sin maestros que te guíen debe ser complejo. Mientras nosotros usamos taquetas y sacos de boxeo, él usa rocas y árboles. Como no puede pagar un gimnasio, se coloca bajo las cascadas, trepa, hace lagartijas, sentadillas, abdominales.
Todos los días desde que lo conozco hasta la fecha se ha levantado puntual a las cuatro de la madrugada a repetir la misma rutina, pero lo peor es que lo hace para perder constantemente, pues, aunque lo intenta no mejora. Acumula derrota tras derrota y aun así intenta sonreír y seguir con su meta. Nunca he conocido a alguien tan terco.
—Hola, me alegra que hayan venido —saluda amablemente Roberto mientras nos abre la puerta.
—Yo no tengo por qué venir, pero ¿qué más da? —espeta Dominick con su usual tono arrogante.
—Te agradezco colaborar con el equipo en el área de las Pomsaes —le comenta Roberto a Dominick.
—Como sea, no hay de qué —responde intentando mostrar indiferencia.
En los torneos de Taekwondo hay competencia de combate, pero también de Pomsae, que son secuencias coreografiadas de movimientos de pelea. A la mayoría de los jóvenes que van a la academia, estas les resultan aburridas, pues prefieren aprender técnicas de batalla. Dominick no es la excepción. Para él, hacer Pomsaes es tedioso, pero decidió colaborar de todos modos.
—Axl, quédate viendo y no me hagas quedar mal —ordena Dominick.
—Oye, no es justo. Acordamos que yo también podría entrenar —discrepa Axl.
—Todos van a entrenar, no te preocupes —aclara Roberto con un tono amigable mientras saca unos tatamis—. Bueno, todos, si todos así lo desean —agrega mirándome.
—De acuerdo. No tengo lío —respondo.
—Genial ¡Gracias, Alice! —celebra Axl con una expresión alegre.
Para ser honesta acepté porque quiero saber más sobre el método de Roberto, pero Axl se alegró mucho y eso me hace sentir algo extraña. Una especie de cosquilleo.
—Con gusto —respondo sonriendo, pero luego asumo una expresión seria, pues también hay otra cosa que me interesa saber—, pero, hay algo que me gustaría pedir a cambio. —Tras agregar esto todos los presentes se sorprenden.
»Me gustaría ver una pelea de práctica entre tú y Dominick —le propongo a Roberto—. Hace poco dijiste que Roberto te supera por muy poco —señalo mientras volteo a mirar a Dominick. Mi sonrisa se torna en una mirada desafiante. «Si tanto quiere mi atención que asuma el costo de sus palabras»—. Quiero ver si es cierto que la diferencia es tan chica.
A Roberto le causa gracia mi treta y sonríe. Dominick por su parte hace una mueca presuntuosa.
—De acuerdo —aceptan ambos casi al unísono.
—¡Genial ¡Genial! ¡Genial! No solo voy a entrenar, sino que veré una pelea impresionante ¡Eres la mejor, Alice! —Es el cosquilleo. De nuevo «¿Por qué tengo esa sensación? Siento mi piel caliente. Creo que me he ruborizado».
—No hay de qué —sonrío un poco mientras me acomodo el cabello.
Dominick hace una mueca de fastidio. Se puso celoso de nuevo. Así que decido disfrutar el momento lanzándole a mi pretendiente una expresión pícara.
Tras entrenar las Pomsaes, Roberto se sorprende de ver que Axl las ejecuta muy bien.
—Oye, tienes muy buena técnica —lo felicita.
—Nada de eso le sirve en un combate real —alardea Dominick sonriendo—, pues siempre le gano.
—Es cierto, aunque he entrenado las Pomsaes unas cuantas miles de veces, Dominick sigue siendo más fuerte que yo —señala Axl un poco apenado, pero sin tomar en cuenta que lo que dijo genera una impresión.
—¿Miles? ¿Has entrenado cada una más de mil veces? —consulta Roberto con sorpresa.
—Axl práctica los mismos ejercicios y movimientos cien o doscientas veces al día —confirmo algo orgullosa.
—¡Increíble! —manifiesta Roberto. El maestro de Taekwondo busca entre sus cosas equipo para combatir: protectores para las espinillas, un par de petos y dos cascos—. ¡No había conocido a alguien tan tenaz en mucho tiempo! ¡Eres increíble Axl!
—Para lo que le ha servido —interrumpe Dominick con sarcasmo. «El muy pedante no soporta no ser el centro de atención»—. Que entrene tanto y que siga siendo un debilucho, solo demuestra que no tiene talento. ¿O acaso me equivoco? —me pregunta al ver que me quedé pensativa.
No sé qué responder. Puede que la empatía no sea mi fuerte, pero aun así entiendo que él lanzó su pregunta con toda la cizaña posible.
»Lo has dicho varias veces. Incluso se lo has dicho a la cara. La ambición de Axl no tiene sentido —me delata Dominick—. Un perdedor será un perdedor, por más que quiera cambiarlo.
Soy algo determinista. Pienso que si naces sin ventajas debes aceptar tu destino y Dominick lo sabe. Por eso intenta usar mi propia lógica para ser hiriente con Axl, pero la forma tan grosera de expresarse, sumado a su expresión de burla hacen que incluso Roberto se sienta algo incomodo.
—Lo estás haciendo genial —le reconoce Roberto a Axl. Posterior a esto intenta cambiar el tema. Luego de charlar un poco, proceden a salir del apartamento para ir a la plaza del barrio.
Antes de salir, Roberto lo llama para decirle algo. Creo que le está ofreciendo algo de ayuda para que pueda asistir a la academia. Ahora que lo pienso, yo podría haberlo hecho. Esos treinta mil, para mí no serían un problema, pero, para ser honesta, nunca había pensado en alguien que no fuera yo misma.
Toda la vida me han enseñado a ver las acciones como transacciones. Para Reyna, un favor es algo que en algún momento se "cobra" y el altruismo no es más que hipocresía. Supongo que sigo pensando como una Rosenzweig, pues sí quiero algo a cambio y es que siga sonriendo.
...
Plaza del barrio.
...
Roberto y Dominick se preparan para a pelear. El campo de batalla es una cancha de fútbol de cemento.
—¡Estoy listo! —sentencia Dominick con una expresión confiada.
Pese a que él sabe que estaba fanfarroneando al decir que la diferencia entre él y Roberto era poca, no siente miedo, pues confía en sus habilidades. Después de todo, el cinturón rojo es el más cercano al negro.
—¡Kyaaaaaaaiiii! —exclama Roberto y ese grito tan extraño sorprende a todos— El Kihap es muy importante —explica con una sonrisa en su rostro mientras asume posición de combate—. "Ki", es energía. Mientras que "hup", es la concentración de esta. No es solo un grito. Es la forma en que le muestras a tu oponente la fuerza de voluntad que tienes para ganar.
—Siempre con tus romanticismos de batalla. —«¡Es la voz de una mujer!».
Dominick inicialmente fastidiado por la interrupción, cambia su semblante cuando ve que la chica que se acerca es muy bonita. Tiene un cabello largo y rojo, aparenta unos veinte años. Usa botas, pantalón largo holgado, un par de fajas, gabardina y una camiseta negra sencilla debajo de esta.
—Que grata sorpresa —murmura Dominick sonriendo. Me molesta lo fácil que voltea a ver a otra chica, así que lo miro con una expresión de reproche.
—Tus ojos son testarudos igual que tú —gruño.
—¿Celosita? —presume Dominick devolviéndome mi puya anterior. Yo ruedo mis ojos hacia arriba en respuesta.
—Perdón por interrumpir tu combate niño, pero hace tiempo no veía a mi compañero Roberto —le comenta la pelirroja a Dominick con una sonrisa burlona. Él se molesta de que le digan niño y finge indiferencia.
—Tiempo sin verte, Roxie —saluda Roberto a la pelirroja. Ambos chocan puños. La joven, quien anda con ella una guitarra, decide colocarla cerca de donde estamos. «¿Dijo Roxie?», pienso mientras veo que comienza a estirar—. No nos vemos desde la universidad.
—Quien diría que esa reunión del M.E. sería la última vez que charlaríamos —responde sonriente. —«¿Ella es la mujer que es considerada Categoría Demonio y que mi padre desprecia con todo su corazón?», reflexiono mientras mi cuerpo comienza a temblar. «¿Esto que siento es miedo?».
»Luego de eso, he pasado metida en varios líos —agrega riéndose.
—Parece que ambos hemos estado buscando problemas —bromea Roberto con la misma expresión amable. «¡Roberto metido en problemas! ¿Por qué dice eso? ¿Qué clase de líos podría tener una persona tan amable? ¿Quién podría querer hacerle daño a alguien así?».
»Oye, Dominick ¿Me permitirías dejar nuestra pelea para después?
—¿Uh? —cuestiona.
—Es que no todos los días Roxxane sonríe de forma amable. Tengo que corresponder ese gesto con una fiera batalla —sentencia emocionado.
Se supone que esto es lo que yo buscaba: entender mejor las habilidades de Roberto, pero por algún motivo, ahora solo quiero que esto acabe, pues siento una presión enorme recorrer mi cuerpo. «¿Por qué estoy temblando?», pienso.
«Es como si fuera un depredador». Ella parece percatarse de mi sentimiento y me voltea a ver, haciendo una mueca sádica. Ante esto siento un escalofrío recorrer toda mi piel. Axl por su parte, está emocionado.
—¿Reglas de Taekwondo? —consulta ella.
—Obvio. De otra forma, no podría ganarte —replica Roberto con humor.
Este enunciado sorprende a Dominick y a Axl, pero no a mí, pues desde que llegó pude entender que está muy por encima de nuestro nivel. Antes de que pueda procesar lo que está sucediendo, la batalla comienza.
El Taekwondo se caracteriza por el uso extremo de las piernas. Ver a Roberto pelear es alucinante porque sus patadas son muy rápidas. Tanto que no requiere usar las extremidades superiores más que como punto de balance o como guardia.
Jamás imaginé que alguien pudiera prescindir casi por completo de los golpes con puños, pero hay algo más: cuando asume la ofensiva su mirada se torna verde y cuando se defiende sus ojos son de color celeste claro.
Estoy casi segura de que lo primero es qi en su variable de armadura. Lo usa para potenciar sus ataques y lo segundo es qi en su variable de intuición. Lo que me sorprende no es que sea un usuario. Eso era de esperarse, sino que esa muestra de poder de Roberto es apenas "suficiente" para mantener el ritmo de Roxxane.
Dominick y Axl ven un combate parejo, pero yo no. Las patadas de Roberto parecen látigos. Incluso generan el mismo "boom" sónico que produce este tipo de arma al golpear el aire, por lo que fácilmente puedo suponer que cada ataque supera la velocidad mach, pero aun así estos impactos son amortiguados por los brazos de la pelirroja. Por otro lado, los ataques que ella lanza en respuesta son tan rápidos que aun usando la intuición le resultan complejos de esquivar a Roberto.
«¡Violeta!». Si la energía fuera visible y tuviera un color, estoy segura de que ese sería. Antes de tramitar este pensamiento sus ojos se tornan del tono que estaba imaginando y aunque no soy capaz de ver la energía que lo rodea estoy segura de que tiene mucha concentrada en su puño izquierdo. «¡Entonces también sabe usar las extremidades superiores!», pienso.
—Si no los pueden seguir con sus ojos, háganlo con la mente —le explico a Dominick quien parece desconcertado. De seguro no esperaba que la diferencia entre él y Roberto fuera tanta. Mientras digo esto, el ataque impacta a su oponente.
Lo que le lanza Roberto a Roxxane parece ser una combinación de armadura y onda de choque. Puedo sentir cómo se electrifica mi cuerpo con solo sentir el estruendo del golpe que da en el tronco de la pelirroja.
Axl está impresionado de ver la fuerza de su maestro y Dominick hace su habitual mueca arrogante al pensar que la chica solo es una fanfarrona. Incluso yo por un momento me pregunto si fue derrotada, pero tras mirar de reojo la expresión de Roberto lo comprendo todo. Él es consciente de que lo que implica enfrentarse a un "Demonio".
—Que forma tan curiosa de hacer punto al casco —comenta Roberto de forma jovial mientras se limpia un poco de sangre que baja desde su frente. «¿En qué momento ella lo tocó?», pienso sorprendida.
La pelirroja se levanta algo entumecida. «¿Resistió ese golpe simplemente tensando sus músculos?».
—Hace tiempo no me daban un golpe tan fuerte —afirma Roxxane mientras se estira.
—Kiatsu —le explico a un Axl que tiene más expresión de curiosidad que de temor.
—¿Kiatsu? —pregunta.
—El qi es la energía y el Kiatsu es la manifestación física de esta. Es como cuando en tu anime favorito un personaje hace una bola de energía. Solo que en este caso la concentró en su puño.
—¿Cómo sabes eso? —pregunta Dominick.
—Todos los Rosenzweig tienen que saber usar la energía espiritual —señalo.
Dominick hace una expresión de disgusto y Axl por su parte tiene un brillo en sus ojos. Está emocionado.
—¡Significa que eres increíblemente fuerte! —me felicita.
Esto hace que me apene de nuevo. No esperaba un comentario tan lindo en una situación como esta.
»No tanto —titubeo un poco mientras corro un mechón de mi cabello hacia atrás y siento el rubor nuevamente aparecer en mis mejillas—. En realidad, mi uso del qi es bastante básico. Soy una debilucha comparada con mi hermana.
Dominick continúa intentando seguir los movimientos de Roberto y de Roxxane. Quien pese a recibir esa "ráfaga violeta", sigue como si nada. Cuando se da cuenta que no tiene sentido seguirlos con la vista y que lo que tiene que entrenar es su mente comienza a mostrarse ansioso.
Finalmente, el maestro de Taekwondo le logra atinar una Dollyo Chagi al estómago a Roxxane, y con ello ella retrocede varios metros.
—¡Kyaaaaaaaiiii! —grita Roberto mientras da el golpe.
—¡Rayos! —exclama Roxxane sonriendo—. Si hubiera habido un tatami, esa patada me hubiera sacado del área de combate.
—¿Ven que el Kihap es importante, chicos? —consulta un Roberto que no parece molesto de que le superen en fuerza a sus espectadores.
Axl hace una expresión de asombro. No es para menos. Aunque su maestro está perdiendo por un punto sigue sonriente, pues para él ganar es secundario. Lo que le importa es dejar una enseñanza. Es muy distinto a Dominick ¡Ahora lo entiendo! Su poder no radica en que pueda superar la velocidad del sonido o romper rocas. Es su espíritu ¡Eso es lo realmente fuerte en él!
—¡Claro que es importante! —responde Roxxane —¡ROCK ON! —exclama lo que parece ser el Kihap de ella antes de comenzar su secuencia de ataques nuevamente.
Con una 720° Dolgae Chagi, Roxxane casi logra alcanzar a Roberto, pero este se cubre con sus dos brazos. Es increíble que pueda imprimir tanta potencia en un ataque luego de haber recibido un golpe tan fuerte. Su oponente está muy cansado. Si la batalla no tuviera límite de tiempo de seguro ella ganaría, pero él está consciente de eso y decide usar esa regla a su favor.
Los últimos segundos de un combate deportivo pueden ser vitales. Roberto usa la intuición para esquivar los siguientes ataques de Roxxane y luego, en una fracción de segundo sus ojos pasan de celeste a verde para contraatacar. Logrando con ello conectar dos golpes al estómago de su oponente.
Estos no le generan ningún daño, pues ella vuelve a tensar sus músculos. Luego de esto, Dominick anuncia que se han acabado los tres minutos que duraba el combate, pero...
—Creo que me ganaste de nuevo —afirma la pelirroja haciendo que Axl se sorprenda.
Pese a que Roxxane tuvo a Roberto a la defensiva, el marcador es de cuatro a tres. La patada que ella le dio en el casco fueron tres puntos, pero la "ráfaga violeta", la patada al estómago y los dos golpes que él conectó sumaron un punto cada uno.
—Más bien diría que me salvé de nuevo —responde Roberto mientras se ríe.
Admito que quería fastidiar un poco a Dominick al pedirle que peleara con Roberto, pero quizá lo más que esperaba era ver uno de sus berrinches y ya. Sin embargo, esto es diferente. Acaba de darse cuenta de que frente a él tiene un muro que parece infranqueable. Entiendo que esté molesto y frustrado. Ya que para él las artes marciales son importantes.
Roxxane identifica este sentimiento en él y lo mira de forma burlona. Es como si pudiera ver dentro de él. Como si ella supiera de su arrogancia y quisiera sacarle en cara esa vulnerabilidad que siente en este momento para tomar venganza. Eso es lo que transmiten los ojos de la pelirroja: deseos de revancha.
—¿A qué demonios se debe esa expresión? —le increpa Dominick intentando mostrar que no tiene miedo.
—Ya perdiste —le responde ella, y procede a pasar a su lado, ignorando cualquier otro gesto.
—¿A qué te refieres con que ya perdí? —alega. Ella pasa de mirarlo, volteando hacia mí.
—Que lástima que tu hermana no me tiene ese mismo miedo —advierte Roxxane con algo de malicia.
«¿Qué lio tiene ella con mi hermana?», pienso, pero rápido caigo en cuenta de que la pregunta no es tan difícil. A Reyna nunca le ha generado culpa aplastar a sus oponentes. Algunos enemigos políticos se habrá comprado gracias a esa forma de actuar.
—Oye Roxie, no te ensañes con ella —musita Roberto mientras toma de la mano a su amiga—. Es solo una niña.
—¿Por quién me tomas? —le recrimina a su amigo—. No pienso tomar represalias contra una mocosa. —Tras decir esto se zafa la mano del apretón de Roberto.
Roxxane procede a mirar a Axl, quien está con una expresión neutra. Parece estar tramitando todo lo que vio
»Dime mocoso, ¿también perdiste las esperanzas de ganar al igual que el bully altanero que está atrás mío? —espeta de forma irónica mientras señala con su pulgar a Dominick.
«Este momento tenía que llegar», pienso al ver que mi amigo hace silencio.
En algún momento, Axl tendrá que chocar con barreras y ver la realidad: su sueño de ser el más fuerte, no es más que una utopía. «Este es el nivel que no podrás alcanzar. Entiendo que darte cuenta de esta forma puede ser...».
—No tengo talento. Por más que entreno mis patadas, siguen siendo malas y no logro prever bien los ataques de mis oponentes —reconoce con un tono reflexivo.
Quiero decir algo que lo anime, pero mi parte racional me hace retroceder, pues siento que esa reflexión es inevitable.
»Aún pierdo muchas peleas en el colegio y mi mamá siempre me regaña por llegar con tantos moretones. No creo tener talento para ser un usuario de qi, pero... —Roxxane por alguna razón sonríe—, pero eso solo significa que debo entrenar mil veces más que un usuario de qi! —manifiesta Axl sonriendo.
—Entonces, ¿me vas a superar? —responde ella como si se sintiera feliz y orgullosa.
—¡Voy a entrenar diez mil veces más fuerte para superarte a ti y a Roberto!
Me parece ilógico lo que dice mi amigo, pero a su vez, es ese a quien siempre consideré un debilucho a quien no le tiemblan las piernas frente a Roxxane a diferencia de mí.
—¡Esa es la actitud! —afirma Roberto mientras le pone una mano en el hombro a Axl.
—Si es así, entonces la próxima vez que nos veamos tengamos una pelea —declara la pelirroja mientras le extiende su puño—, pero más te vale que te prepares porque no tengo compasión con nadie.
Luego de esto Axl choca su puño con ella. La mujer terrorista, considerada Categoría Demonio por Asuntos Internos, que no respeta a Dominick. Axl se ha atrevido a retarla como si fuera su amiga y ella lo está tomando en serio.
—¡Deja de hacerte la interesante! —reclama Dominick—. Un perdedor sin talento como Axl jamás superará a alguien como Roberto o como tú. Si alguien es capaz de plantearse tal meta soy yo. Que alguien tan débil quiera alcanzar ese nivel, es un sueño. —Ella asume un semblante serio.
—Desde el momento en que reconociste que tus habilidades eran inferiores, perdiste la voluntad de ganar y para mí, pelear sin voluntad es lo mismo que perder —espeta con cizaña—. Es por eso por lo que te dije que perdiste. Ustedes dos no tienen suficiente fuerza de voluntad.
Roxxane cambia su expresión a una sonrisa
»¿Se acabó la era de los sueños? ¡No lo creo! ¡Los sueños de los seres humanos son eternos!
—Es pura palabrería. Axl jamás te superará repitiendo esa mier.... —insiste Dominick.
—¡Niño! —continúa Roxxane quien ha pasado totalmente de las palabras de Dominick— ¿Que tú eres más más débil? ¿Y quién lo decidió? Sigue entrenando, sigue soñando y cuando seas un gran peleador ven y demuéstrale a ese arrogante que se equivoca.
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