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Capítulo 30 (Radniturgia)

El anciano chupó tres veces de la boquilla antes de expirar el humo con fuerza.

—Oye, viejo, hay algo que necesito que me aclares —dije mientras me sujetaba la barbilla con mi mano derecha—. Aclárame de una vez por todas qué es la radniturgia.

Tío Honoris dio una larga calada a su pipa, dejando que el humo formara remolinos en el aire frío de la noche.

—Está bien, te hablaré sobre la radniturgia —murmuró, con la voz grave y pausada de quien desvela secretos antiguos—. El radni es el nombre que se utiliza para denominar los cinco tipos de poderes ocultos que existen en el mundo, y están asociados a la energía interior de cada individuo. Los cuatrobrazos, quienes fueron los primeros en descubrir y dominar el radni, le dieron nombres prácticos y directos: radni elemental, ingenial, fibral, espiritual e imperial.

Hizo una pausa, apoyando la pipa en el suelo con cuidado.

—Gracias a ellos, el conocimiento de la radniturgia se divulgó por todo el mundo, llegando incluso al alcance de los humanos. Pero todo cambió tras la coronación de Álklanor, en el año setecientos cincuenta y siete —añadió, humedeciéndose los labios antes de continuar—. El uso y estudio de la radniturgia fue prohibido de manera estricta. El nuevo soberano alegó que la práctica de dichas aptitudes podía poner en peligro la paz que tanto ansiaba para su reino. Así, la radniturgia quedó vetada bajo pena de muerte.

Volvió a coger la pipa, frunciendo ligeramente los labios mientras tomaba otra calada.

—No obstante, algunas personas siguieron explorando su uso en secreto, asegurándose de que sus descendientes heredasen sus facultades. Así evitaron que la radniturgia desapareciera por completo.

Hizo una pausa para rascarse la barbilla, dejando que sus palabras calaran.

—Los humanos, con su inclinación por lo poético, no tardaron en bautizar los cinco tipos con nombres más evocadores, que reflejasen la esencia de cada poder. Por ejemplo, al radni elemental lo llamaron «El Poder de los Elementos», por su conexión con los ocho elementos primordiales.

Mi interés se avivó.

—¿A qué elementos te refieres? —pregunté, con los ojos fijos en la pequeña bola de fuego que acababa de formar en su mano derecha.

—Esta esfera ígnea está creada con radni elemental —me explicó—. Los elementos de este poder provienen de los dioses que crearon el mundo: la tierra, el agua, el fuego, el viento, la planta, el rayo, la roca y la arena. Los usuarios de radni elemental pueden generar hechizos a partir de estos elementos, aunque normalmente solo dominan uno a la perfección.

—¿Quieres decir que puedes utilizar todos esos elementos, pero eres experto solo en uno? —pregunté intrigado.

—Exacto —respondió, con una sonrisa orgullosa.

Me quedé pensativo un instante.

—Entonces, ¿qué clase de encantamiento fue el que me permitió huir de la conferencia celebrada en Dárasen? —cuestioné, tratando de unir cabos.

Tío Honoris soltó una carcajada.

—¡Jiejiejie! ¡Me encanta cuando muestras interés! —exclamó alborozado—. Es posible lograr otros subelementos fusionando los elementos principales. Por ejemplo, si mezclo el poder de la planta con el fuego, puedo generar el humo que te ayudó a escapar.

Poco a poco comenzaba a entender.

—¿Qué tengo que hacer para aprender a utilizar el radni elemental? —pregunté con expectación.

—No tan rápido, muchacho. Cada persona tiene un elemento natural que habita en su esencia. Primero debes despertar el tuyo —dijo, sonriendo con picardía—. Aunque, si la teoría de tu abuelo es cierta, podrías terminar despertando todos.

Apagó la llama que sostenía entre los dedos.

—Cuando modifico el tamaño de la liebre, utilizo el radni ingenial —prosiguió—, o «El Encanto del Cambio», como prefieren llamarlo los humanos. Este poder permite alterar formas, pesos y dimensiones, entre otras cosas.

Para mi sorpresa, la pipa que sostenía en su mano desapareció en un instante.

—¿Y los otros tres tipos? —pregunté, cada vez más intrigado.

—El radni fibral, el más físico de todos, fue apodado «La Fuerza del Cuerpo», pues transforma la piel y los músculos del usuario en una armadura viviente —prosiguió—. El radni espiritual recibió el nombre de «La Conexión con la Vida», porque permite comprender y comunicarse con los animales, incluso con los más salvajes.

—¿Qué quieres decir? —pregunté sorprendido.

—Lo que has escuchado —repitió Naile, ajustándose la boina con calma—. Es un poder muy útil, pero también uno de los más difíciles de dominar. Además, tiene varias peculiaridades, de las que profundizaremos en otra ocasión.

Bostecé profundamente y pasé una mano por mi cara cansada.

—Nombra al último y me iré a dormir —murmuré con los ojos medio cerrados.

Tío Honoris dejó escapar una breve risa antes de continuar.

—Finalmente, el radni imperial, el más raro y temido de todos, fue denominado «La Voluntad de los Elegidos». Este poder te otorga una autoridad innata que puede inspirar o infundir miedo con una simple mirada. Sus poseedores pueden acobardar a batallones enteros. Se dice que son capaces de contagiar su voluntad a los demás.

—¿Ser capaz de convencer a los demás para que actúen bajo tu conveniencia, incluso si sus ideales son opuestos? ¿Es eso lo que quieres decir? —pregunté con el ceño fruncido.

—No exactamente, pero no estás desencaminado —respondió, con una mirada que parecía examinar mi alma.

—¿Quién podría tener semejante poder? —cuestioné, mi tono mezclando asombro y duda.

—El fundador del Reino de Félandan, Álklanor Núndior, lo poseía —contestó, su tono solemne—. Pero nuestra investigación en las bibliotecas reales nos llevó a creer que Irgorn Páradan, uno de los tres líderes revolucionarios, también lo poseía.

Sentí que mi pecho se inflaba de orgullo ante sus palabras.

—Mi antepasado... —bisbiseé orgulloso.

Estiré los brazos hacia atrás mientras un bostezo escapaba de mi boca.

—Los nombres humanos suenan mejor... —añadí pensativo, procesando lo que acababa de escuchar.

—Eso es porque los humanos tienden a divinizar lo que no comprenden —respondió, con una sonrisa burlona—. Pero lo importante no es el nombre, sino cómo lo utilizas.

Me quedé en silencio, pensativo, dejando que sus palabras se asentaran en mi mente.

—¿Ser capaz de convencer a los demás para que actúen bajo tu conveniencia, incluso si sus ideales son opuestos? ¿Es eso lo que quieres decir? —pregunté con el ceño fruncido.

—No exactamente, pero no estás desencaminado —respondió, con una mirada que parecía examinar mi alma.

—¿Quién podría tener semejante poder? —cuestioné atónito.

—El fundador del Reino de Félandan, Álklanor Núndior, lo poseía —contestó—. Pero nuestra investigación en las bibliotecas reales nos llevó a creer que Irgorn Páradan, uno de los tres líderes revolucionarios, también lo poseía.

Sentí que mi pecho se inflaba ante sus palabras.

—Mi antepasado... —bisbiseé orgulloso.

Tío Honoris, con una risa jovial, me dio unos golpecitos en la espalda

—Vete a dormir, retomaremos la conversación en otro momento —dijo con rostro satisfecho—. Hay muchos temas de los que quiero platicar contigo.

Me levanté del suelo y suspiré.

—Oye viejo, me gustaría hacerte una última pregunta antes de marcharme.

—Que sea rápida, pronto proseguiremos el viaje y aún no has descansado.

Alcé la vista al frente para mirar las estrellas del firmamento.

—Si yo no nací en Ástbur, ¿quién me hizo la marca de marginado que tengo en la espalda?

El anciano cerró los ojos antes de contestar.

—Tu abuelo —me desveló—. No puedes hacerte una idea de lo muchísimo que sufrió. Creo que nunca llegó a superar aquel momento. Me confesó que solía tener pesadillas.

Miré la estrella que más brillaba justo antes de cerrar los ojos.

—Comprendo su dolor —susurré.

Me di media vuelta y comencé a caminar hacia Earan y Koris.

—Quizá no lo sepas, pero los extremos del triángulo que los marginados poseen en la espalda hacen referencia a los tres líderes revolucionarios: Irgorn Páradan, Dorge Alonsuar y Alen Sanos —añadió—. Y la circunferencia que lo rodea hace alusión a la esclavitud de la que nunca podrán salir sus descendientes.

Le agradecí la aclaración y me tumbé junto a nuestros compañeros de piel atezada.


NOTA DEL ESCRITOR:


¿Todavía no has visto el gráfico «Radniturgia»? Te lo dejo aquí mismo para que le eches un vistazo. ¡No olvides dejar tu voto en el apartado correspondiente!

Si no puedes verlo con claridad, también he dejado en los comentarios un enlace a ImgBB para que puedas ampliarlo y apreciar los detalles.






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