Boun, fue llamado por el presidente de la Empresa NG, su padre, un trato importante iba a ser cerrado y quería que su heredero estuviera presente. Luego del sermón por el estado de su mano y los problemas recientes en la universidad. Boun salió de la oficina de su padre hacia el pasillo frente a la puerta de la sala de reuniones, donde se encontraba Prem esperándolo. Cuando entraron, el castaño se dio cuenta de que había muchos ojos puestos en su asistente, las miradas lascivas y los murmuros indiscretos. Boun se giró hacia su acompañante y lo saca de la sala. Lo llevó a una oficina que le habían designado a Boun cuando trabajaba allí. La oficina era del estilo total del chico, muebles grises y cómodos, estanterías negras brillantes y una claridad penetrante desde las ventanas gigantes que iban desde el suelo hasta el techo, sustituyendo una pared entera.

El castaño acercó lo más que pudo a su cuerpo, Prem se quedó inmóvil ante la acción del otro mientras escuchaba un susurro en su oído.

-Quédate cerca. Tardaré poco más de una hora.

Prem sonríe. -¿Qué tan cerca me quieres?-

-Pórtate bien gatito.- Mete sus manos en sus bolsillos mientras hace contacto visual con el otro.

-¿Aquí?- Hace una pausa. Se acerca un poco a Boun. -O ¿aquí?- Prem pone una sonrisa de coqueteo acercándose a Boun hasta quedar tan cerca que puedan sentir sus respiraciones y sus bocas rozan levemente. Sí, la idea de dejarse joder en una oficina con la posibilidad de ser atrapados en el acto, ya se les hacía conocida y siempre los ponía calientes.

Boun toma aire para calmar sus deseos, este no era el momento, sabía que ceder iba a traer consecuencias severas para su asistente. Antes de salir toma al chico de la cintura y lo besa con pasión haciendo que sus lenguas se enreden, sus manos toquen todo lo que pueden. Se separa del beso dejando a su vista a un Prem jadeante y con varios tonos de rojo en aumento en su cara. -Deja de jugar, no saldrás ganando.

-Ya veremos. Más tarde conseguiré lo que quiero. Por ahora, tienes que asistir a una reunión.- Da un último beso al castaño. Antes de salir, Prem lo llama y Boun se gira a verlo. -Aquí te espero sexy hijo de la mafia.

Prem se sienta en el suave sofá aprovechando la tranquilidad y llama a su amigo por Line.

-Necesito tu ayuda. ¿Qué le gusta a Boun? No tengo idea de sus gustos y se acerca su cumpleaños.

-Ai'Prem, no me opongo a tu amor, pero en serio ¿por qué tenías que elegir al chico más difícil de la universidad? Si no nos tuviese a nosotros creo que su relación nunca hubiese comenzado.

-Solo me gusta, no puedo cambiar eso aunque quiera, y no quiero, ¿me ayudarás o tengo que pedir ayuda a Max?

-Oii, Prem, cálmate. Déjame pensar un plan Z.

-¿Cuál es el A?

-Usar tu provocativa sensualidad masculina.- Al notar el silencio de su amigo de quien no entendió, dijo. -Hablo de tu cuerpo.

-Ehh....- Prem se sobresaltó ante la idea no tan descabellada de su amigo. Pero buscaba algo más. Algo que se quedara para siempre -Pensemos en el B. Eres igual de tóxico que Lay.

-¿Quién es Lay? Olvídalo. Busca juguetes o innova algún juego.

-Eres un perv....- Deja de hablar y corta la llamada cuando ve a Boun entrar molesto.

-Vamos, tengo una cita.

-¿Con quién? No me dijiste antes.

-Tú no vas esta vez. Es algo personal.- Boun que había entrado enojado a la oficina estaba descargando su enojo a la persona equivocada.

-¿De eso se trataba la reunión? No vayas.

-No opines, no eres tan importante. No necesito a más personas metidas en mi vida. Eres solo mi asistente, te pagan para hacer tu trabajo. Hazlo sin preguntar.

-Pues, mi trabajo no incluye ver cómo seduces a alguien para casarte, si lo vas a hacer que sea sin mi ayuda. ¡Ve tú solo!- Prem salió de la empresa a toda prisa. Estaba enojado por las palabras del rubio, pero estaba más molesto con la persona que lo había hecho decir esas palabras, sabía que los negocios siempre incluyen alguna cita con la hija rica de algún magnate, ''son solo negocios''.

Llegó el sábado en la noche. Boun no paraba de darle vueltas a lo que dijo, se arrepentía de decir esas palabras pero no sabía cómo pedir disculpas. Nunca había dejado de lado su orgullo para disculparse con alguien. Pero la noche tiene su manera de hacer las cosas. Una noche de copas con sus amigos.

-Wow ¡Este bar me encanta!

-Max, todos los lugares que tengan bebidas te gustan.- Perth dijo eso pero sentía lo mismo. Solo no lo expresaba con estrellas en los ojos como su amigo. -Pero no te pases o cuando llegues a casa tu esposa te hará dormir en el suelo.

Una chica conocida por Boun se acercó a hablarle, pero a este le parecía más urgente bañarse en alcohol y tratar de no enojarse consigo mismo. Pensaba en Prem y en la frustración que sentía al no tenerlo después de una semana sin verlo.

-¡Boun! Te perdiste en tus pensamientos.- Perth le gritaba hasta poder sacarlo de sus pensamientos.

-Amigo, pronto tu dolor va a pasar.- Max estaba inusualmente comprensivo.

-No lo creo. Lo eché a perder todo.- Dijo Boun pasando su mano por su cabello.

-No estés tan seguro. Tienes una segunda oportunidad. Mira.- Apuntó hacia la barra. Boun no dio tiempo para más, se levantó y caminó con prisa hasta el chico que se encontraba hablando con otro. Estaba sonriendo y hablando con alguien, era una sanguijuela tratando de conquistar a su chico.

Una mano pasa por su espalda baja haciendo que los escalofríos comiencen. Prem sabe bien de quién es ese toque, nadie más coloca los dedos en esa posición que lo excita nada más sentirlo. -¿Pero qué...?

《Notas de la autora》

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