Dedicado a Esther_Rwilson

El día fue realmente largo. Después de nuestro encuentro Marta pasó toda la tarde fastidiándome con sus amiguitas. Se creen las reinas del paraíso y solamente son las putas de unos jugadores de fútbol. Hasta donde ha llegado la defachatez de las mujeres hoy en día. Como pueden pensar que solo son un pedazo de carne que se vende al mejor postor. A veces me gustaría enseñarle a muchas que pueden ser más, principalmente a las humanas. Las pocas que saben de nuestro mundo quieren tener un lobo a su lado por dinero o para convertirse. Sin embargo no podemos convertir a nadie, no somos vampiros. Nacimos siendo lo que somos, muy pocas nacemos como lycan.
Los lycan son aquellos lobos a los que la diosa luna les dio la oportunidad de transformarse en humanos para sobrevivir. En el caso de mi manada White, era una manada de lobos blancos con ojos dorados capaces de curar las enfermedades del mundo. Eso es lo poco que recuerdo de las historias de mi abuela. Recuerdo como su mirada viajaba , como si estuviera viviendo esos momentos.
Cada día la manada decae. No ha nacido en más de un siglo un lobo dorado. Según mima casi siempre eran gemelos de ojos dorados.
—Aún en las nubes, espejuelos.—La voz de Marta me aleja de mis pensamiento. Esta apoyada en su antiguo casillero. No se el porqué pero me molesta mucho.
—Tienes que estar metida en todo. Si a la luna viajé, es cosa mía porque fui sola. Entiendes, fui sola. No se solicita compañía.—Mis uñas se alargan y las trato de guardar dentro de los bolsillos mis pantalones.
—Ah, se te a olvidado con quién hablas.—Me empuja el hombro. Comienzo a ver  rojo. Las palabras de mi madre están en mi mente:
—Respira hondo no dejes que las hormonas te controlen. —Arraño mis manos tratando de apaciguar el impulso de abofetear a la rubia frente a mí.
Tomo mi mochila para luego cerrar mi casillero, giro sobre mis pies  hacia la salida. Cuando se cansará de ser tan borde.
—Primero te haces la valiente y luego huyes. Eres la misma nena que no tuvo valor para confesarse al hombre que amaba. —No, esa no se la dejo pasar.
Si me preguntan: ¿cómo mi mano sujeta su cuello? No tengo la menor idea, mi cuerpo parece moverse solo. La fuerza de mi mano la deja sin respiración. Mi loba quiere sangre. Por dios quiere más sangre que conocerme. Hace dos malditas semanas que debía aparecer en mi vida. Pensar en ello me enoja aún más y los pómulos implantados de Marta estás a punto de estallar.
—Suéltala.—Oigo al Alpha en Dylan pero no me hace arrodillarme como a otros, no existe sumisión en mí loba. Perdí el miedo en el momento en que decidí que nunca nadie me vería débil otra vez.
—Suéltala Anny.
—Menudo Alpha eres. Defiendes a los que no lo merecen.
Tanto te importa esta mierda de persona.—Mi voz suena gutural .Joder, esa soy yo.
Marta me da un codazo en las costillas. Ahora sí cavó su tumba...gruñí... ¿Esa fui yo?
Dylan me toma de la cintura pero no ha tiempo para dejarle una pequeña marca de regalo a esa perra en el cuello. Me aleja de Marta, sigo peleando en su contra y mis garras le desgarran la camisa, veo brotar su sangre y me calmo un poco , lo que me permite escuchar a Marta.
—Vieron, vieron sus ojos... Eran rojos y...pedían sangre. Esa mujer está loca.—Marta cero , Anny un punto.
—Anny...anny—La voz de Dylan cada vez más gruesa me llama.  Aún estoy sobre su hombro. No soy una Daniela en peligro.
—¿Qué te pasa? Bájame ahora. —Pateo más fuerte logrando mi acometido. Caigo al suelo de nalgas. El enojo de ser tirada como un saco de papas se evapora a prisa cuando veo mi alrededor, el bosque. ¿Cuándo llegamos aquí?
—Anny...como tú Alpha merezco respeto.—Comienzo a reír poniéndome de pie. Inclinó la cabeza para mirar sus ojos y digo.
—Respeto... Ese lo perdiste hace mucho... muchos largos años. Dudo que lo recuperes.—Sus ojos brillan más intensos. El color miel de sus ojos siempre me gustó, ahora son casi dorados.
—Anny, se te olvidan que vamos a la escuela con humanos.¿Qué harás cuando se descubra lo que pasó?¿Sabes que la manada va antes que todo?—Es cierto , realmente no sé qué pasó. No te dejes dominar por un niño mimado que ahora tiene aire de responsable. Subconsciente a veces me das miedo, pero es cierto. Este giripollas que se cree.
—Me disculpo sin embargo...no me arrepiento. Ojalá no me hubieras detenido. Estaba al punto de arrancarle las extensiones de mierda a esa rubia barata.—Dylan toma mis manos, apretandolas con fuerza. Como me hubiera gustado que me cogiera la mano. ¡Despierta! Esa historia pasó en el capítulo anterior.
—Ves, no piensas con claridad. Anny tus garras estaban al descubierto.—Sus ojos destellan, miran fijamente los míos buscando autoridad. Conmigo eso no funciona, guapo.
—Sueltame de una vez. En tu vida, escúchame bien, en tu vida vuelvas a tocarme.—Porque si a Marta le quitó las extensiones a tí, te arranco el corazón. Lo pienso y no lo digo. Al final soy cobsrde.—Me equivoque claro está , se te olvidan algo, aún tu no eres mi Alpha para reclamarle nada.—Mis palabras hacen el efecto contrario al que quería. La tristeza está en sus rasgos.
¿Quién lea esto? Puede estar diciendo que me disculpé pero no lo haré. Sufrí mucho más por él.
—No tienes permiso de venir en el plazo de una semana a la escuela. Orden del beta de la manada White. —Sus colmillos están afuera, defendiendo su territorio.
—En este mundo hay algo más peligroso que una mujer herida, esos serían los alphas. —Cuanta razón abuela pero me la suda. Que le duela, que sufra. Se lo merece.
—A la mierda tu estúpida escuela. Me marcho.—No sé a donde voy, pero nunca me rebajaré a preguntarle. No olviden el punto de que estoy en un bosque. Olfateo... el aroma de mi madre está cerca. Al parecer corre por aquí. Tengo que disculparme con ella. PERO ANTES.
—Dylan...¿Qué te den por el culo?—Corro con todas mis fuerzas. Sacando de mi sistema todo la frustración de años. Esas eran las palabras que siempre le quise decir.