Oculto
Frente a la puerta de mi casa el corazón me retumba, con apenas dos respiraciones está calmado.
"¿La fiera estará adentro?"
Maldita conciencia como puedes saber lo que pienso. Claro, eres mía. La llave está en su cerradura y con un solo giro la abro. Olfato, lo que me faltaba
la fiera está.
Intento volver a cerrar la puerta pero...
—Se que estás ahí Anny.—Infraganti. El día no puede ir a peorrr...
Terminando la frase resbalo con el piso mojado y caigo de culo.
—Por que sigo diciendo esa frase—Me levantó sobándome el trasero, menudo golpe.
—Anny...—Mi madre sale corriendo de la cocina—¿Que te ha pasado?— Solo me he caído de culo.
—Nada, nada.—Me revisa como niña de cinco años.—¿Que haces aquí tan temprano?—No pudo obviar esa parte. No , es mi madre.
—Estoy suspendida por una semana.—Su cara me pregunta el porqué. En serio , tengo q aprender cómo lo hace, sino me habla.
—Vale, casi descuartizó a Marta.—Mis uñas salen en busca de su objetivo. Estoy descontrolada.
—Anny, guarda tu loba.—Mama me mira muy seria.
"Pero si yo no he hecho nada para sacarla" Esas palabras sólo están en mi mente porque son gruñidos lo que escuchan mis oídos. Carajo.
Escucho mis latidos y relentiso mis pulsaciones.
—Todo bien mamá.—mi ánimo desaparece cómo mi furia.¿Que me pasa?No soy así.
—Escuchame Anny—Me atrae hacia el sofá fucsia que tanto odio, me toma de los brazos y tira de mi hasta sentarme—Tu loba está latente, en cualquier momento puede salir. Puede que estés muy cerca de tu mate...
—¿Mamá?—Niega con la cabeza.
—No me contradigan, no juego. Debes aprender a calmarte sino perderás tu parte humana mucho antes de conocer tu loba.
—Su mirada perdida muestra que esconde algo.
—En está historia algo huele mal, ¿Sabes? Pude olerte en el bosque sin embargo nunca he visto tu loba, ni la de abuela.—Mama se asusta antes de sonreír.
—Ya las conocerás, no es el momento. Usa este tiempo fuera de la escuela para instruir te sobre nuestra historia.—Se levanta caminando hacia la cocina.
—Pero si los he leído mil veces...
—Caatigada por una semana con los libros viejos de la abuela.
Subo las escaleras hacia mi cuarto. Las paredes de colores verdes y flores siempre me animan. Como si estuviera en libertad. Mi pequeña cama en el centro de la habitación, mi librero colgado sobre mi mesa de escritorio, los cuadros de lobos con ojos azules de mi abuelo, todo eso a la derecha. A mi izquierda la puerta al baño y el clóset. No llegarán a imaginar el desorden de la cama y este último, soy fatal en la recogida.
Tomo una piyama limpia de faena color azul y corro hacia el baño. Siento un calor terrible después de cada subidón de adrenalina,¿Si? A partir de ahora a esos arranques le llamaré así. Veinte minutos después estoy en mi cama en un perdido sueño con...
Una luna blanca brilla en el cielo, mi alrededor es oscuro no puedo verme ni las manos. Algo azul brilla en una laguna que acaba de surgir bajo mis pies y me hundo.
Unas manos me atrapan contra algo duro, mi boca está amoldazada , pero no hay agua a mí alrededor, me afixio con mi propio aire y la saliva acumulada por la mordaza. Trato de hablar pero no puedo. Hasta que...
Me despierto, siempre se queda en el mismo lugar. Nunca puedo ver qué me permite respirar. La lectura siempre me calma por lo que busco un libro de la abuela en el estante. Mis dedos rozan el libro más viejo y desgastado de todos. "Mates" Se imaginarán quien lo tiene así de desgaatado. Juro q no fui yo. Riéndome saco el libro sin embargo me arrepiento, quiero colocarlo pero algo me lo impide.
Mi pequeña mano cabe por el inmenso hueco que dejó el libro y saco uno muchísimo más pequeño. Como ese que abuela me leía.
—Anny...—Me tiemblan las manos como si hiciera algo mal y vuelvo a colocar el libro en la estantería no sin antes leer el título. "El arte del mañana" ¿Cómo nunca lo había visto? No lo sé, he leído mil veces estos libro, averiguaría porqué estaba allí, escondido en lo más oscuro de mi librero.
—Voy mamá.—Bajo las escaleras corriendo. Oh, Dios estoy en problemas.
Miró a mí madre, ella me devuelve una mirada desaprobatoria, nunca la familia real a tocado nuestra puerta. Hoy ese nunca se perdió.
En mi sofá fucsia, lo recuerdan, allí está el descarado de Dylan y un desconocido.
—¿Que hacen aquí?—Bajo lo más rápido que puedo.
—Y esos modales— y un golpe en la nuca es lo que recibo de mamá.—Pareces cachorra.
Pero mis sentidos están igual, alarmada. Dylan solo me mira riendo y su sonrisa no me gusta.
—No se preocupe señora Greate—Sorry olvidé mencionar que ese era su nombre.—Solo vine como futuro Alpha a dejar claro que las normas de cumplen.—Vuelve a sonreír. Estoy jodida de quinientas manera Mr Gray creo que te he sobrepasado.
—Anny tiene que ir de campamento con otros lobos.—¿Como?
—Entiendo.—¿Si, lo entiendes mamá? Alguien me explica.
—Les presento a Adam.—Por primera vez le prestó atención a aquel hombre. Es bastante joven, guapo, trigueño, alto, con tatuajes a simple vista está muy bien.
—El Alpha que se llevará a Anny por un mes.—¿Que? Y la escuela.
—Que te jodan a mí nadie me saca de mi casa.
—¿Cuando se va?—mamá estoy aquí.
—Mañana, el la vendrá a recogerla.—Mama hace una reverencia.
Ellos se marchan dejándo el espacio mudo. Aquel hombre silencioso no dijo ni una sola palabra pero el aire temblaba antes sus pasos.
—¿Como me dejas ir?—Le pregunto a mamá.
—Si no te dejaba ir, serías una exiliada. Esas son las órdenes del Alpha.
Corro, a media escalera mamá me llama.
—Anny tienes que controlarte, tu loba es dominante. Adam Black es el peor Alpha de los alrededores no permite ni un fallo.
Con esas palabras se fue de la casa, seguro que a correr y yo, a llorar. Solo me pasa esto a mí.
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