¡Qué aburrido sería el amor, sino tuviera un poco de lujuria y pasión!
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Narra Dimitri.

—No puedes seguir así, Dimitri —comenta, Martha, cuando llegamos a la casa. Suspiro—. Mírame —pide, colocando su mano sobre mi rostro. Lo hago—, sé que no nos amamos, pero al menos delante del mundo, soy tu esposa, trátame como tal —exige. Cierro los ojos. Tiene razón.

—Te pido disculpas si en algún momento te he faltado el respeto. No ha sido mi intención —confieso. Retira la mano con lentitud.

—No sé cuanto tiempo estemos casados, pero espero que el tiempo que dure, lo vivamos contentos. —Beso su frente con cariño.

—Te quiero, Martha, lo sabes, no volverá a suceder —prometo, aunque sé que es falso. Cada que tengo a Alisson cerca, me olvido de todo lo demás.

—Bien —acepta, retirándose. Voy a la cocina por un trago. Lo necesito.

Las horas se me pasan, revisando unos documentos que me encargó mi padre, hasta que mi celular suena con un mensaje entrante.

Número desconocido.
20:47 horas: No llegues tarde.

Abro los ojos. Había olvidado la cena. Ni siquiera sé como tiene mi número y ciertamente tampoco me interesa.

Me levanto, dejando los documentos, tal cual están. Apenas entro a la habitación en busca de mis cosas, Martha levanta la mirada de su móvil.

—¿Saldrás? —inquiere. Guardo mi cartera en el bolsillo de mi pantalón y las llaves las dejo en mi mano.

—Tengo una cena. Volveré en unas horas —Camino hasta la cama, para dejar un beso en su frente.

Salgo sin ver hacia atrás, de hacerlo, sé que la culpa me invadirá y no podré irme.

Durante el camino al hotel donde se está quedando Alisson, me envía varios mensajes amenazantes. Acelero al leer el último que asegura que de no llegar en menos de cinco minutos, no irá a ningún lado. Le creo. Por lo que me toca saltarme unos cuantos semáforos en rojo, y a eso sumarle los insultos que me he ganado por varios conductores.

Detengo el auto frente al hotel.

Está vistiendo un vestido negro entallado y estoy seguro que es de cuero. Cosa que compruebo cuando sube al auto, sonriente.

—Cuarenta y siete segundos, antes. Nada mal —se burla.

—Sé que morías por verme, así que quería complacerte —bromeo. Me mira y comienza a reír.

—Bájale a tu ego —sentencia, riendo. Pongo el auto en marcha luego de colocar música—. ¿A dónde iremos? —Sonrío falsamente para que no note que no tengo ni la más mínima idea. No reservé mesa en ningún restaurante.

—Es una sorpresa —declaro. Me mira brevemente, antes de volver a ver por la ventana.

—Vale, me gustan las sorpresas —confiesa.

Estaciono en el único restaurante que sé que me dejarían entrar sin tener reservación, solo por mi apellido. Bajamos del auto. Saludo a Mack con confianza, palmeando su espalda.

—La misma de siempre está ocupada, pero puedes usar uno de los reservados al fondo. —Mejor aún. Le agradezco y camino junto a Alisson, hasta ahí.

No me permite sacar la silla para ella, así que lo hace sola. La veo mal, ocupando el asiento de al frente.

✨Narra Alisson✨

—¿De qué quieres hablar, Dimitri? —Voy directo al grano. Él gira los ojos.

—¿Podemos cenar primero? —Niego con la cabeza.

—No me gusta perder el tiempo. Podemos hablar mientras cenamos —resuelvo fácilmente. Bufa.

—No quiero dejar de hacerte mía —confiesa. Río, ocultando cuánto me gustó escucharlo.

—¿Acaso he sido tuya en algún momento? Tener tu polla adentro de mí no te hace mi dueño, cariño —aclaro.

—¡Joder, Alisson! ¿Por qué tienes que ser tan evasiva? ¿Acaso no te gustó como te corriste sobre mí? ¿No disfrutaste tenerme adentro? —Presiono mis piernas, para contener la humedad que se empieza a formar en mi sexo.

—Claro que me gustó, siempre me gusta. —Le resto importancia.

—¡Maldición! Eres imposible de tratar —reconoce.

—Está bien, Dimitri, si lo que quieres escuchar es que me gustó como me cogiste; sí, sí me gustó. ¿Satisfecho? —Decido dejar de ser tan perra. O al menos, disminuirle tantito. Sonríe complacido.

—Sí, lo estoy. Gracias por reconocerlo. —Giro los ojos—. Ahora solo necesito que reconozcas que quieres que eso siga pasando. Por favor —añade al final.

—No te creas tan victorioso. No porque me hayas dado un buen orgasmo, seré tu amante —declaro.

—Te irás en unos días, solo quiero poder seguir disfrutando de ti, lo que queda. —Debo darle puntos por ser tan directo. Sonrío.

—Dime lo que me harías aquí mismo, en caso de que yo aceptara —pido, inclinándome hacia adelante, dejando así, mi pecho a su vista. Suspira.

—Es un lugar bastante oscuro, podría fácilmente darte un oral sin tú tener que moverte de esa silla. —Paso saliva. Eso me ha gustado.

—No te creo capaz de eso. —Lo reto. Necesito tiempo para componerme.

—Hay muchas cosas de la que ni yo me creía capaz, hasta que reapareciste en mi vida —admite. Se coloca a mi nivel, acercando provocativamente su boca a la mía. Estamos a escasos centímetros de besarnos, pero una voz nos interrumpe.

—¡¿Qué diablos están haciendo?! —Veo la mirada aterrada de Dimitri abandonar la mía y concentrarse en la de su hermano. Yo me tomo mi tiempo. No voy a sentirme mal por hacer lo que quiero, con quien quiero. Pero admito que temo por lo que pueda traer eso a la vida de Dimitri.

A🌙A
¿Qué creen que pasará ahora?
Los leo en los comentarios, jajaja.