Capítulo 7
Todo en la vida necesita Pasión, sobre todo el amor.
A🌙 A
Narra Dimitri.
Veo a Alisson a lo lejos hablando con Antonio. Sus palabras vienen a mi mente: "¿Qué te hace pensar que me cogiste mejor de lo que lo hacía tu hermano?"
Es una descarada y solo está jugando conmigo. Lo peor del caso es que dejo que lo haga. Mejor dicho, disfruto que lo haga. De solo recordar como se sintió tenerla, me endurezco.
Ni en mis mejores noches imaginando que era yo quien la hacía gemir cuando se quedaba a dormir con Antonio, imaginaba que se sentiría de esa manera. Además, hoy sí gimió mi nombre, y lo hizo de una manera tan sexy que no pude aguantarme más.
Ahora solo quiero mandar a la nada todo esto y llevármela de regreso a su habitación donde pueda tomarla no una, sino mil veces más para intentar saciarme de ella y este afán de querer verla en todas las posiciones y ángulos posibles. Quiero seguir hundiéndome en su interior mientras que me pierdo también en su mirada.
Es que es tan jodidamente perfecta. Gruño al volver a recordar sus palabras de mi hermano.
Por supuesto que Dimitri tenía que cogerla bien, chillaba todo el rato que duraba en su habitación, la cosa es, ¿de verdad estaba comparándome con él mientras que era yo quien la cogía?
—¿Qué tienes? —Martha llega a mi lado, sentándose junto a mí. Parece que ya se le olvidó lo de anoche.
—Nada. Sabes que no me gusta estar aquí. —Eso no es del todo una mentira—. Mejor me voy. —Me levanto.
—No puedes. Planeamos estar acá todo el día, ya después de aquí iremos al área de la piscina. —Sostiene mi brazo. Ver a Alisson en traje de baño, es algo que no quiero perderme.
—Vayamos de una vez, esto me aburre mucho. Y ten presente que solo me quedo por ti. —Vuelvo a mentir. Martha sonríe feliz.
¿Qué si me siento mal por engañarla? Ella sabe que no la amo, pero sí, una parte de mí se siente mal por hacerle esto.
—Iré a decirles. —Con eso, se levanta. La veo hablando con los demás y al cabo de unos minutos, ya se encuentran recogiendo todo.
—Veo que no te diviertes, Dimitri —comenta Daniel.
—Aún no soy bueno en el golf. —Palmea mi hombro, pasando por mi lado.
—Irás aprendiendo si lo practicas. —Evito rodar los ojos por respeto. Martha enrolla su brazo con el mío.
—Yo no vine preparada para ir a la piscina —confiesa Alisson. Recuerdo la tanga que lleva puesta color piel, sin duda no me importaría verla con eso.
—No te preocupes, hija. Hay una tienda donde puedo comprarte alguno. —Daniel la abraza por el cuello. Noto lo tensa que está.
Pasamos primero por la tienda para que Alisson compre su traje. Yo aprovecho para comprar una bermuda para mí. A lo lejos la veo escoger entre la variedad. Noto que ha encontrado el indicado, porque sonríe mirándome retadora. Suspiro. Sé que cualquier cosa que se ponga, yo querré quitársela. Ni siquiera se lo ha puesto y ya quiero arrancárselo. Estoy tan jodido.
Camino hasta los probadores para cambiarme. Al salir, me encuentro con Alisson de frente, usando solo un bikini de dos piezas color verde pasto. Suspiro.
—¿Te gusta lo que ves, Friki? —Sonrío altanero.
—He visto mejores cuerpos —aseguro. Contrario a lo que esperaba, ella no luce ofendida. Al contrario, tiene una sonrisa en sus labios bailándole de oreja a oreja.
—Para haber visto mejores cuerpos, te casaste con el más mal formado que había en la lista, ¿no? —Quiero meterle mi miembro en su boca, a ver si así se calla un rato—. ¿Fantaseando? Necesitas más que suerte para introducir nuevamente tu miembro en algún orificio de mi cuerpo. —Sonrío para ignorar el hecho de que he dicho eso en voz alta.
—¿Fue suerte lo de hoy? —inquiero. Agradezco que los vestidores estén al fondo del lugar y que el resto no vaya a comprar nada para cambiarse.
—Lo de hoy fue solo un desquite. Te tenía ganas desde hace años, no iba a quedarme con ellas. Vi la oportunidad y la tomé, más nada —dice con desdén. Odio aceptar que sus palabras ofenden a mi ego.
—¿Qué pasaría entonces, si te tomo en ese vestidor? —Señalo el vestidor a su espalda. Coloca su mano sobre el marco de la puerta y me mira seductora. Es una experta en el arte de la seducción. Aun sin esforzarse, me tiene babeando el suelo por ella.
—¿Quieres tomarme acá? —susurra con voz seductora. Paso saliva—. ¿Qué me harías? ¿Me darías desde atrás mientras nos vemos en el espejo? —Puedo imaginar por completo el escenario.
Mi mano sobre su boca para callar sus gemidos mientras tal y como ella ha dicho, la tomo desde atrás frente al espejo, con sus manos apoyadas en él, viendo como salgo y entro en ella desde cualquier ángulo. Intento cubrir con mis manos la erección que se me empieza a formar. Ella lo ve y ríe bajo
—Aprende esto, Dimitri: o lo tengo todo de ti o no tienes nada de mí. Simple. —Deja un beso en la comisura de mi labio, mordiéndolo al final.
Necesito unos minutos para poder calmar las ganas que tengo de mandar toda mi vida a la mierda y besarla hasta hacerle creer que es una excelente idea hacer tal y lo que sugirió.
Regreso con el resto justo cuando ya están saliendo de la tienda.
No soy el único que se pierde en el movimiento de caderas de Alisson. Antonio está mojando el piso con su baba. Y es que no lo culpo... Alisson ha decidido salir vistiendo solo el traje de baño, sin nada que lo cubra y eso solo es tentación.
***
—Amor. —Martha me llama desde la piscina, haciendo señas de que vaya con ella.
Para impresionar a Alisson, me levanto, quito la camisa por encima de mi cabeza y me lanzo al agua, haciendo que se derrame un poco por los bordes. Parece que no funciona, puesto que solo me mira con una ceja alzada.
Ya Martha ha bebido lo suficiente, por lo que apenas llego a ella, me besa de sorpresa. Es imposible detenerla. Para evitar miradas confusas y preguntas en la casa, le sigo el beso, pero la separo rápido.
No voy a mentir diciendo que no me gustan sus besos, porque Martha besa muy bien, pero por algún estúpido motivo, no puedo dejar de recordar cómo se movieron los de Alisson contra los míos. Ella es clase aparte. Parece que en todo es experta, sobre todo en volverme loco.
—Creo que ya has bebido bastante por hoy. —Ríe.
—Quiero que esta noche la pasemos muy bien. ¿Te gustaría? —Tampoco voy a decir que no disfruto acostándome con Martha, pero luego de habérselo hecho a Alisson, será difícil sacarla de mi cabeza mientras estoy con otra. ¿Ven? Estoy jodido.
—Por supuesto que sí —prometo, besando sus labios. Me recuerdo que son estos labios los que debo querer besar y no los de Alisson. A ver si repitiéndomelo, consigo volverlo una realidad.
—Iré a cambiarme para que nos vayamos. ¿Quieres hacerlo en el baño? —propone. Me sorprende que se muestre así de descarada. De seguro es producto del alcohol ingerido. Sonrío para no hacerla sentir mal.
—Ve tú, yo te sigo. —Deja un beso en mis labios, antes de salir de la piscina. Espero unos minutos para salir. Alisson lo hace al mismo tiempo.
—Suerte haciéndoselo a ella mientras piensas en mí —susurra, para que solo yo la escuche.
—Pienso en ella cuando estoy con ella y nada te asegura, que no lo hacía cuando estuve contigo. —Nuevamente, mis palabras no parecen tener algún efecto en ella.
—Sé identificar cuando un hombre piensa en mí en cada cosa que hace y cuando no. ¿O vas a negarme que no deseaste que fuesen mis labios los que besabas hace un momento? —Trago saliva. Su altanería me enloquece y encanta en partes iguales.
—Si no quieres compartirme, entonces déjame seguir con mi vida sin ti —pido sin poder soportar más este juego suyo. Endurece sus facciones.
—Tranquilo, me iré pronto, mientras tanto, resérvate tus ganas. Yo ya tengo con quien desquitar las mías —dicho eso, mira a Antonio. La furia me invade. ¿Está hablando en serio?
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