Capítulo 13
A cada decepción le llega su olvido.
Narra Alisson.
—Gracias por todo, Friki. —Espero que ese todo, englobe realmente todo lo que hizo por mí este día. Sonríe.
—No tienes nada que agradecer, Revoltosa. —Quién sonríe ahora, soy yo. Dejo un beso en su mejilla y abro la puerta para salir del auto—. ¿Te veré mañana? —cuestiona, una vez estoy afuera. Agrando mi sonrisa.
—Solo si tienes suerte —sentencio. Lo veo sonreír antes de marcharse. Estoy por entrar al hotel, cuando un brazo me lo impide. Antonio tiene extendido su brazo delante de mí. Tomo aire—. ¿Qué quieres, Antonio? —interrogo, dando un paso hacia atrás, para que no me toque.
—¿Cuánto tiempo más vas a estar con esta ridiculez, Alisson? —No me da tiempo de responder, porque continúa hablando—. Él no va a dejar a Martha, solo eres una distracción y una vez que te vayas, se olvidará de ti —declara. Sus palabras no tocan ninguna tecla en mí.
—¿Y quién dice que yo quiero que me recuerde? También voy a olvidarlo al subir al avión; de la misma manera que te olvidé a ti. —Veo como un destello de enojo se instala en su mirada—. Deja de pensar que quiero tener una relación amorosa con tu hermano, aquí no nos usamos, nos disfrutamos mutuamente —zanjo.
—¿En qué momento te convertiste en una zorra? —Sus palabras no me ofenden, así que sonrío con prepotencia.
—En el momento que te dejé. ¿Tienes algo más que decir? Estoy cansada de todas las veces que Dimitri me hizo venir, necesito dormir. —Endurece las facciones de su rostro.
La verdad es que Antonio es muy guapo: ojos verdes, cuerpo de gimnasio, y la ropa deportiva que lleva puesta, me confirma que viene de hacer ejercicio. Su defecto es no tener claro qué hacer con su futuro. Y aunque en su momento, estuve muy enamorada de él, eso ya pasó.
—No juegues con fuego, Alisson. Puedo decirle a todos en cualquier momento sobre lo que están haciendo —amenaza. Alzo una ceja, retadora.
—No te tengo miedo, Antonio. Puedes hacer lo que quieras, de todas maneras, contándoles, no harás que deje de desear seguir cogiéndome a Dimitri, así que me da igual lo que hagas. —En realidad, si me preocupa un poco que diga eso a los cuatro vientos, pero no voy a demostrárselo.
—¿Por qué él? ¿Acaso te metiste con él para vengarte de mí? Es mi hermano, Alisson, ¿cómo puedes estar con él después de que fui yo el único que te había tocado? —Se escucha vencido..., derrotado. Suspiro.
—No me metí con Dimitri para vengarme de ti, Antonio. No tengo ningún motivo para hacerlo, no me hiciste nada —declaro—. Lo de Dimitri va más allá. Lo deseaba desde hace años y no creí que él también me deseara —confieso. Lo rodeo para no seguir hablando con él.
Antes de entrar al hotel, me detengo un momento.
—Si te sirve de consuelo, estuve con dos persona más después de ti, así que no es precisamente el siguiente luego de aquella última vez. —No sé qué tan bueno sea decirle eso, puesto que su mirada pasó de derrotado a confundido y ahora a sorprendido. No me quedo para ver qué sucede, solo entro y voy directo al ascensor.
Necesito una ducha y liberar todo lo que pueda estar sintiendo. Una vez en mi habitación, busco en mi maleta una pijama para ponerme. Unos toques en la puerta, me hacen cuestionarme si es que Antonio se ha atrevido a seguirme.
Dejo la ropa sobre la cama y camino hasta la puerta, dispuesta a mandarlo a joder a la mayor de su familia.
—¿Qué quieres aho...? —La palabra me queda en la boca al ver que quien está al otro lado, es Dimitri. Paso saliva.
—¿Esperabas a alguien? —susurra burlón.
—Esperaba a cualquiera menos a ti. ¿No deberías estar en tu casa? —No sé porqué estoy de mal humor, pero lo estoy. Frunce el ceño—. Lo lamento, pasa. —Me hago a un lado para que entre. Lo hace.
—Creí que la noche aún no debía terminar. No hasta que me des otro de tus orgasmos. —Abro un poco los labios para tomar aire. Me encanta cuando me habla así de descarado.
—¿Qué planeas hacer para conseguirlo? —Le sigo el rollo. Sonríe satisfecho. Mira a la cama, donde mi pijama está puesta sobre ella.
—¿Vas a ducharte? —interroga. Asiento—. ¿Sin mí? —reprocha, haciéndose el ofendido. Río.
—No me gusta ducharme con nadie —confieso.
—¿Y quién dijo que íbamos a ducharnos? Quiero tomarte en la ducha y comparar tu humedad con la cascada de agua.
¡Mierda! Eso me ha gustado.
No estoy muy segura de quien es el que da el primer paso o quien es el que besa primero a quien, pero estamos aún vestidos, dentro de la ducha, mojándonos, sin dejar de besarnos como locos. Es como si lo que obtenemos del otro sea poco para poder saciar las ganas que tenemos de devorarnos.
Dimitri me alza, intentando que enrolle mis piernas alrededor de su cintura, pero la ropa me lo impide, por lo que vuelve a bajarme. Deja mi boca y entonces arremete contra mi vestido, rompiéndolo con las manos. Jadeo extasiada.
Con la misma excitación, suelto los botones de su camisa, se escuchan caer al suelo. Nos miramos lujuriosos, para luego volver a besarnos como locos.
Poco a poco nos vamos desprendiendo de la ropa restante, hasta que ya todo se encuentra esparcido en el piso, y Dimitri me tiene acorralada contra la pared, mientras entra en mí de manera lenta. Está torturando mi ansiado sexo. Necesito más velocidad, más salvajismo, para así calmar el deseo ardiente que palpita en mi interior.
—Dame más —suplico en su boca. Muerde mi oreja, acelerando sus embestidas. Jadeo, complacida. Aruño su espalda sin poder controlarme, él gruñe de aprobación.
Todo el cubículo de la ducha es sumergido en una espesa nube de pasión.
Al llegar juntos al orgasmo, gritando el nombre del otro, Dimitri me abraza fuerte contra su pecho, dejándose caer en el suelo, sentado. Yo encima de él. Nuestras respiraciones están compitiendo a ver cuál es más acelerada que la otra.
Al cabo de unos minutos, sonreímos al vernos.
—Tu humedad sí es mayor a la cascada de agua —bromea de pronto. Río escandalosamente.
A🌙A
Ya les dije que no se emocionen🤣
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