Capítulo 7
"Efectos secundarios"
Tal y como les habían dicho en la ferretería, las pinturas llegaron al día siguiente. Teddy fue quien las recibió y firmó la forma de entrega mientras Harry se bañaba. Eran varios potes de varios galones en los colores que habían ordenado. Teddy no podía esperar a tener su habitación de un nuevo color, ya se conocía de memoria todas las manchas de humedad que tenía en las paredes.
El joven metamorfo estaba tostando su segunda tercera ración de pan cuando su padrino apareció en la cocina, ya vestido y con el cabello húmedo.
—¿Por qué aún no estás listo? —Inquirió el ojiverde, con una expresión impasible, mientras se sentaba frente a su café y planto con desayuno inglés
Demás está decir que el pobre Teddy tuvo que subir corriendo, con una tostada en la boca, a su habitación para vestirse. No era que Harry fuera a dejarlo en casa, pero le gustaba que su ahijado pensara eso. Así era siempre, más o menos, su rutina por las mañanas; Teddy aún seguía acostumbrado al horario inglés, lo cual era una maravilla, Harry ya no tenía que ir a despertarlo, su ahijado siempre se despertaba cuatro hora antes.
Y como a Teddy le gustaba cocinar siempre preparaba el desayuno para ambos, dándole a su padrino unas cuantas horas extras de sueño Harry sabía que Teddy lo hacía por su salud, cosa que consideraba innecesaria pero aun así no quería hacer sentir mal a su ahijado.
Mientras lavaba la loza sucia de la mañana pensó en la noche anterior, cuando Fred se quedó a su lado velando su sueño. El gemelo pelirrojo le había comentado algo, y era una idea que tenía rondando en su cabeza desde hacía un rato. Pero antes de seguir con sus cavilaciones escucho el timbre de la entrada que le hizo apresurarse a responder.
Era muy temprano y, si su intuición no le fallaba, sabía quién estaría del otro lado de la puerta
—Buenos días, soy Charlie Swan —efectivamente; resguardado de la lluvia en el pórtico de entrada estaba un hombre adulto, de mediana edad, en un uniforme de cuero marrón que lucía una estrella en el pecho como Sheriff del pueblo.
—Buenos días... —Harry sabía que al mudarse a un pueblo pequeño, tarde o temprano terminaría recibiendo la visita del jefe de policía del pueblo.
—Quería darles la bienvenida a Forks, pero no había tenido tiempo de venir antes —Parecía un tipo agradable; estuvieron charlando un momento en el que confirmó que efectivamente solo estaban Harry y Teddy. Para cuando el menor bajó las escaleras, vestido y con su mochila al hombro, Harry ya estaba cerrando la puerta de entrada y de regreso a la cocina.
—¿Puedo...? —Una pequeña costumbre que Teddy había adquirido era preguntarle, todas las mañanas antes de salir, a Harry si él podía conducir hasta el instituto; y por supuesto el ojiverde, como buen padrino sobre protector que era le respondía muy sonriente:
—No —Una negativa tan clara como las lágrimas de cocodrilo del metamorfo.
Mientras salían de la cochera, que también entraba en su lista de áreas para pintar de la casa, Harry no pudo evitar dar un frenazo. De repente toda la vista se le había vuelto verde y a dar vueltas; pudo sentir como Teddy le ponía una mano en el hombro a la vez que le preguntaba si estaba bien
—S-si, solo... —Ya se le había aclarado la vista y ahora se frotaba los ojos bajo sus lentes —Fue un mareo, nada más.
—¿Estás seguro? —Pero su ahijado lo conocía bien —Si quieres podemos faltar hoy a clases, te prepararé caldo de pollo.
—Estoy bien —Insistió el ojiverde
—Está bien está bien, pero yo conduzco
—Buen intento —Teddy podía ser muchas cosas, literalmente, y entre ellas era que jamás dejaba pasar una oportunidad. Harry condujo hasta el instituto junto a un Teddy con orejas de perro caídas.
***
Al otro extremo del pueblo, en la reservación, Quil y Embry estaban de camino a su instituto charlando acerca de la última comidilla en la manada: Jacob tratando a Seth como si fuera un tierno corderito para su cenar. Y es que después de sacarle al Black de encima, y que la sorpresa se pasará, ambos habían estado fastidiando al pobre y pequeño Clearwater; que en ese momento caminaba diez pasos por delante de ellos para no tener que escuchar sus burlas.
—¡Oye Seth! —Grito Embry, haciendo que una pequeña venita saltara en la frente del mencionado —¿Te pusiste loción otra vez?
—...
—¿O te rociaste con aromatizante de auto? Esa es mucho más efectiva con Jacob
—¡...!
Gracias al cielo por Steve Jobs por inventar los audífonos, o quien quiera que fuera, merecía un premio nobel y la canonización. Tomó sus auriculares, puso su reproductor a todo volumen y pudo hacer el resto del camino con Simple Plan sonando en sus oídos, y literalmente no escuchaba nada más; benditos oídos agudizados de lobo. Aunque tuvieron que correr el último tramo de camino para no mojar sus cuadernos.
Para su sorpresa, encontraron a Jacob en el pasillo principal caminando de un lado a otro, con una mano en el bolsillo y pasándose la otra por el cabello, la nuca, la cara, con el puño en la boca; era la encarnación del dicho "...como león en jaula"
En cuanto el primogénito de los Black escuchó los pasos de sus compañeros, se giro y, por un instante, Seth se sintió al borde de un ataque de pánico en cuanto vio a Jacob lanzarse, otra vez, sobre él:
—¡Seth... —Por suerte esta vez no terminó en el piso con Jacob encima; que de solo pensarlo sonaba bizarro. El mayor se plantó frente a él. Lucía ansioso y como si acabara de comer una bolsa de azúcar —Por favor, tienes que decirme, dímelo..!!
—Ehhh... —El pequeño Clearwater se encontraba perplejo. Toda la ansiedad que irradiaba Jacob era abrumadora, el chico parecía a punto de estallar —¿Qué cosa?
Por su parte Jacob no lograba conectar dos ideas coherentes que no fueran acerca de descubrir de dónde provenía aquel aroma que había percibido en Seth el día anterior. Había sido tan leve pero sin poder resistirse a él, todos sus instintos saltaron en alerta. Quería sentirlo, saborearlo, embriagarse con él... Ni siquiera había pensado en algo cuando ya estaba probando la mano de Seth.
Después de eso durante la patrulla intento mantenerse lo más alejado del pequeño lobo de color arena, si había reaccionado así como humano no quería descubrir lo que haría su lobo ante aquella fragancia; de regreso en casa, en su habitación no dejo de dar vueltas en su cama sin pegar el ojo en toda la noche. Pensando de dónde podría provenir, cuál sería el origen de ese aroma. No podía ni siquiera discernir acerca de si provenía de algún animal, alguna planta, ¿sería acaso algo que Seth comió ese día? ¿o una nueva loción? De ser así quería comprar una dotación vitalicia de por vida, por muy redundante que pudiera sonar... o, acaso... ¿Podría ser de alguna persona?
Para cuando amaneció no podía seguir pensando en otra cosa, necesitaba saber y posteriormente encontrar de donde provenía, y su única pista era el menor de los hermanos Clearwater; Billy se quedó con las cejas trepadas en lo alto de su frente. No podía creer que el glotón de su hijo se hubiera ido a la escuela sin ni siquiera probar una tostada. Para cuando llegó al instituto su camioneta estaba recalentaba pero no le importo, ya la había arreglado antes mil veces podía hacerlo mil más
Los minutos que tuvo que esperar a la llegada de Seth fueron los más largos de su vida. Jamás había estado tan ansioso ante algo. A excepción, claro... de Bella
—¡Seth!
—¡No sé! no tengo idea de que estás hablando
—De ayer —Explicó el moreno, hacía uso de todo su autocontrol para no entrar en fase —Seth, de ayer, cuando llegaste al bosque oliendo a... a... ¡Oliendo tan bien!
—Diez a que es aromatizante de auto
—Hecho —A un lado del pasillo tanto Quil como Embry eran olímpicamente ignorados por Jacob que solo tenía ojos para el pequeño licántropo frente a él.
Por desgracia, Seth no tenía ninguna idea acerca de dónde podría habérsele impregnado ese olor. Y entre el Ateara y su amigo lograron convencer a Jacob que no tenía sentido seguir presionando al más joven para sacarle una respuesta que desconocía; eso después de prácticamente hacer jurar a Seth que si recordaba algo iría corriendo a decírselo. Con todo el peso de su alma el Black no tuvo más opción que irse a clases mientras se repetía mentalmente:
—"Tengo que dejar de pensar en eso... me volveré loco" —Por un rato temió porque fuera más fácil decirlo que hacerlo, pero conforme pasaban las horas comenzó a sentirse más calmado. Estar rodeado de los típicos olores de la escuela, de sus compañeros normales, incluso el de la tinta del bolígrafo con que escribía.
Claro que una parte de él aun seguía deseando volver a aspirar esa fragancia, y más aún saber de dónde provenía. Pero sus ansias ya no lo carcomía por dentro, su lobo interno debía de haberse calmado ya y ahora se encontraba durmiendo, soltando un leve gruñido de vez en cuando. Para el final del tercer periodo y su clase de álgebra, en la cual casi se echa a llorar, todo lo que su nariz demandaba era el olor a comida de almuerzo
Solo que luego de sentarse pasó algo muy extraño; Jacob tomó su hamburguesa y antes de dar el primer bocado, volvió a dejarla en su bandeja.
—¿Hermano estás bien? —Que un licántropo rechazara su comida era síntoma de algo grave. Tal vez una inminente nevada se les venía encima
—Si, solo... —Pero él se sentía bien —No sé, de repente... Me, sentí ma... mareado.
—¿Estás seguro? —Por esa única vez sus amigos dejaron pasar la oportunidad de fastidiarlo por su problema de habla
—Si, seguro... No comí, antes...
—Ahhhh
Con el rápido metabolismo que tenían los miembros de la manada los ancianos les tenían bien dicho que no se saltaran ninguna comida; para ellos, un día sin comer eran como tres de ayuno para una persona normal. Jacob no tenía ganas de hacer el cálculo para una mañana así que solo se lo sacó de la cabeza y se zampó su almuerzo como de costumbre.
Por otra parte, lejos del instituto de la reservación, en su pequeña cabaña en el bosque cerca de la playa, Emily se encontraba entretenida cocinando mientras escuchaba su emisora favorita en la radio. Cuando estaba por bajar el guiso, escucho los pesados pasos de Sam bajando las escaleras. Lucía como acostumbraba cuando estaban en casa: solo en calzoncillos. Lo cual, debía admitir, no era para nada desagradable
—Buenos días... —Fue rodeada por los poderosos brazos de su novio y sintió como este le besaba la nuca.
—Ya es medio día —Bromeo ella, siempre era agradable sentir el calor de Sam —¿Dormiste bien?
—See —Derrepente el buen humor del alfa pareció esfumarse; en cuanto se sentó su novia le puso una taza de chocolate en frente al tiempo que le preguntaba qué le ocurría —Es Jake... —Le explico lo más concisamente que pudo todos sus preocupaciones con respecto al chico
Como parecía haberse vuelto más "salvaje", reaccionaba más a sus instintos que a su razón y también como sus pensamientos se habían vuelto tan difusos cuando entraban en fase. Incluso Sam sospechaba que Jacob, sin ser consciente, comenzaba a resistirse a las órdenes de alfa. Antes de ser compañeros de manada no habían tenido exactamente una buena relación, incluso aún tenían sus roces, y aunque sabía que no era un mal tipo; le preocupaba que pudiera salirse de control. Un lobo que no escuchara a su alfa era un peligro para cualquiera que estuviera cerca.
—Iré a hablar con Billy... —Después de pensarlo por un rato mientras comía, aquella fue la única conclusión a la que pudo llegar. Tal vez si hablaba con el padre de Jacob antes de que las cosas se complicará, juntos podrían mantenerlo controlado.
Por otro lado, dejándose llevar por simple curiosidad, ¿Qué clase de aroma había sido ese que había hecho a Jacob sobre el pobre Seth? Se había fijado bien y no había encontrado nada especial, solo un par de olores algo raros pero nada que lo hiciera reaccionar ni una milésima de parecido.
***
—Mmgh —Sus náuseas habían seguido al punto de llegar a presionarlo para pedir permiso en clase e ir al baño para vomitar.
Devolvió todo su desayuno en el excusado pero no se sorprendió por ello, después de todo era parte de los efectos secundarios de la poción para dormir sin sueños que solía usar. Mientras se lavaba la cara los repasó mentalmente: desorientación, náuseas, dolor de cabeza y somnolencia. Podía contrarrestarlos con otra opción para el malestar; después de beberla y volver a guardar la pequeña caja reducida en su bolsillo decidió ir a beber un poco de agua para quitarse el mal sabor antes de regresar a clases
Mientras caminaba por los pasillos no podía evitar concentrarse en todos a su alrededor, aun cuando se encontraran al otro lado de los muros en los salones, un viejo hábito de auror. "Alerta Permanente", como solía decir Moody; al recordarlo lo invadió una ola de nostalgia preguntándose qué pensaría Ojoloco de su nueva vida. Seguramente estaría satisfecho de verlo tomarse un descanso y orgulloso de que aún así siguiera alerta, pero-
—¡...!
¿Qué fue aquello? Esa presencia lo hizo detenerse justo frente a una de las puertas de los salones de clases. Era fría y seca, pero a la vez tan atrayente como la luz a las polillas. Podía reconocerla fácilmente, había lidiado con criaturas así varias veces en su trabajo, pero jamás llegó a imaginar que hubiera alguno en una escuela. Ya tenía la mano en el bolsillo donde guardaba su varita pero se detuvo un instante antes de dormir a todos en el edificio,
Pensándolo bien, era la misma presencia que había percibido antes en su primer día pero tan leve que por eso no pudo identificarla. ¿Eso significaba entonces que ese vampiro era un alumno?
—Mmmm —Concentro mejor su magia, como una gota golpeando la superficie del agua creando ondas que se expandieron a través del aire —Uno, dos... Tres... —Así como las rocas alteraban el curso de las olas, así lo hacían las presencias que buscaba —¡Cinco!
Por suerte ninguno parecía hostil ni estaba cerca de Teddy. Pero no pensaba arriesgarse, si alguno llegaba a convertirse en un riesgo, por insignificante que fuera, para su ahijado: los reduciría a polvo.
No se dio cuenta, pero cuando comenzó a caminar de regreso a su salón de clases, sus huellas quedaban marcadas en frío sobre el suelo.
***
—Jm
—¿Edward?
—No es nada
¿Qué había sido todo eso? Su clase de biología había estado transcurriendo con normalidad, su maestro ni siquiera le preguntó por su ausencia la semana pasada, había estado esperando a que Bella terminara el cuestionario que tenían que resolver, por decisión de ella, cuando de repente había sentido a alguien pasar frente a su salón. Aunque fue extraño, ya que no escuchaba nada más que su pulso y respiración, no había ningún pensamiento proveniente de allí. Mientras vacilaba, acerca de si podría tratarse de otra persona como su novia, sintió algo raro recorrerle el cuerpo, la misma sensación que cuando se lanzaba al agua.
Pero lo verdaderamente preocupante vino después. Un instinto asesinó tan fuerte, una sed de sangre tan intensa, que su primera reacción fue estremecerse... ¿Qué podía hacer que un vampiro, el máximo cazador, se estremeciera de miedo? Estaba seguro de que, de poder hacerlo, estaría sudando frío.
—"¿Qué fue eso?" —Se excusó un momento para salir, pero el pasillo estaba desierto; Se concentró lo mejor que pudo pero no sirvió de nada.
Tendría que hablar con sus hermanos, especialmente con Alice, para saber si habían visto o sentido eso.
—¿Pasó algo? —Pero por supuesto, primero tenía que asegurarse de que Bella estuviera a salvo.
—Solo era Emmett —No le gustaba mentir, pero para la humana era mejor no saber nada; su curiosidad a veces resultaba peligrosa —Quería que nos fuéramos antes de clase.
—¿Tenías que salir para decirle que no? —Inquirió la castaña.
—Créeme, por lo que pensaba, salir a decírselo fue la mejor decisión —Por suerte pudo sacarle una pequeña risa a la chica y dieron el tema por acabado. Aunque por el resto de la clase no pudo dejar de pensar acerca de lo que había pasado.
A la hora del almuerzo llegó tras ser anunciada por la campana; los pasillos estallaron en el habitual bullicio de cientos de adolescentes hambrientos.
—Eh Teddy, ¿Dónde está tu hermano? —El joven metamorfo ni siquiera se molestó en que Andrew pasara el brazo por sus hombros.
—No lo sé, tal vez solo está en el baño —Mintió, claro. Bueno, tal vez no, quizás sus mareos habían seguido y si había tenido que ir al baño para vomitar; si tan solo dejara de usar esas pociones. Pero no podía culparlo, eran la única salida que tenía para evitar sus pesadillas. Dejo de pensar en ello cuando casi choca con una chica:
—Lo siento... —Había sido su culpa por andar distraído.
—Descuida —Por suerte no parecía molesta, aunque sí algo apresurada. Le despeinó cariñosamente antes de seguir caminando.
—Vaya —A su lado, Andrew parecía sorprendido —Esa chica Cullen sí que es rara.
—¿La conoces? —No parecía una mala persona, pero sus manos eran muy frías.
—Algo así, todos conocen a los hijos del doctor Cullen... —Mientras hacían fila con sus bandejas para comer, Teddy escuchó atentamente la explicación de quiénes eran esas personas tan misteriosas.
***
—¿Entonces no viste nada? —Edward, Alice y Jasper estaban afuera, en el estacionamiento.
—Se los habría dicho, Edward —Luego de que su hermano les explicara lo que había pasado, los demás coincidieron acerca de haber sentido algo.
—Oigan... —Jasper, llamó a ambos y con un gesto de la cabeza señaló hacia la entrada de la escuela; allí, resguardado de la lluvia, había un chico algo bajo, pero que sin duda miraba de brazos cruzados directamente hacia ellos.
—Es él —Confirmó Edward —No escucho nada en su mente, es como Bella...
—Pero sin duda es humano —Jasper lo encontraba extraño; podía escuchar su pulso y su respiración, pero no percibía ningún olor proveniente de esa persona —Quiere hablar con nosotros..
Con decisión, los tres vampiros fueron directo al encuentro con ese extraño muchacho que no dejaba de mirarlos a través de sus lentes. Jasper podía percibir sus emociones, y no sabia que pensar al respecto. Podía sentir una fuerte intensidad en ellas pero a la vez como eran contenidas con fría calma. Era como estar parado a la rivera de un pequeño río admirando hacia arriba la represa que contenía la corriente.
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