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Capítulo 35

"Sígame, señor Potter"

A pesar de ser una mañana muy nublada y algo fría, en Forks aquel podía considerarse un buen día. Pero todo el buen humor de Jacob, producto de su reciente relación apenas determinada, así como su intención de saltarse las clases para pasar el día como un cachorro recién adoptado se fueron al traste cuando llegó a la casa y la encontró en poco menos que ruinas. El primer piso hecho todo pedazos y sin rastro del segundo. Al menos pudo recuperar parte del sentido cuando encontró a Teddy oculto entre los escombros, ni siquiera le dio importancia al hecho de que le encontrara como un Beagle.

Teddy apenas recuperó el sentido un par de minutos antes de perder la consciencia, entonces Jacob no tardó nada en llevárselo de allí. Ahora el joven metamorfo se encontraba en la sala de su casa, sentado en el sofá bebiendo un vaso de agua azucarada bajo la atenta mirada de Billy, Paul y Quil. Aún se le veía muy pálido, pero contrario a ello su semblante era adusto y frío; para los lobos era fácil percibir las vibraciones de aquella furia silenciosa.

Al mismo tiempo, a solo unos metros de allí, en la cocina Jacob no paraba de vociferar contra el auricular del teléfono mientras hablaba con la operadora del otro lado de la línea:

—¡Malfoy! ¡Draco Malfoy! —Era ya la quinta vez que repetía el nombre de la persona que tan desesperadamente intentaba ubicar; ni siquiera le importaba el costo que pudiera tener su factura una llamada internacional —¡Vive en Londres, treinta años, cabello rubio, trabajó en el gobierno! —Su descripción era bastante vaga, y la operadora a su orden intentaba hacerlo comprender aquel punto. Aunque con toda la temperatura de Jacob aquello estaba resultando imposible —¡No! ¡No necesito eso! ¡Necesito ubicar a Draco Malfoy!

—Jacob para, seguir gritando no ayudará —Por fortuna para la operadora Sam estaba allí. Le quitó el teléfono de las manos al Black y lo colgó —Tienes que calmarte… —Espeto con firmeza, presionando la palma de su mano contra el pecho del otro y detenerlo de empezar a caminar de un lado a otro —De esa forma no vas a ayudar.

—¡¿Y qué- Aff, ¿qué demonios esperas que haga? —Inquirió, luego de obligarse a bajar su tono —Es la única persona que puede ayudarnos, ¡y no tengo idea de cómo contactarlo! —Espetó al tiempo que apretaba sus puños sobre el mesón.

—Jacob

—No voy a llamar a la policía, Sam —Recalco sin mirarle a la cara, pero siseando su nombre con mucha frialdad —Sabes perfectamente que no pueden ayudarnos.

—Pero nosotros no tenemos porque-

Todos en la casa se sobresaltaron al escuchar un fuerte ruido proveniente de la cocina.

—Si no vas a ayudarnos… —A pesar de haber perdido sus capacidades como lobo Jacob fue capaz de quebrar el mesón del lavaplatos al golpearlo con el puño; producto del enojo, al igual que su indiferencia ante la hinchazón que comenzaba a formarse —Buscaré a alguien que quiera hacerlo.

El problema era que esa lista era prácticamente inexistente. Y no tenía el valor para regresar a la sala y enfrentar a Teddy de esa forma; saborear nuevamente el amargo sabor de la incompetencia, era un sentimiento que no había extrañado en absoluto.

—Lo encontraré… —Pero esta vez no tenía la intención de flagelarse por no poder hacer nada. Apretó sus puños y se concentró en la corriente de dolor que le atravesó desde su mano golpeada —Aunque tenga que vender mi alma al diablo.

—¡…! —La fuerza en sus palabras, aunque fuera apenas un susurro, fue suficiente para ponerle la piel de gallina al alfa; no eran solo palabras vacías. Iban muy en serio.

Estaban enfrascados en aquella atmósfera tan tensa que cuando escucharon la puerta principal abrirse ambos se giraron con brusquedad hacia la sala, después de todo estaban más sensibles de lo que habían pensado. Por eso fue que no pudieron evitar sentirse algo frustrados al ver que solo eran los hermanos Clearwater. Puede que fuera algo cruel de parte de Jacob sentirse así, pero no tenía tiempo para andarse con sutilezas:

—¡Ey! —Por otro lado Seth fue directo al sofá para hablar con Teddy —¿Estas-

—Estoy bien… —Pero el otro le atajo en su respuesta, de paso levantándose al tiempo que el Quileute se sentaba. Sonó incluso más frío que las veces anteriores cuando Quil se lo preguntó —¡Jacob, deja de cargar llamadas internacionales a la factura telefónica! ¡Ten consideración, por Merlín! —Solo que escucharle hablar tan animadamente hacia los Quileutes en la cocina resultó tan antinatural que les puso la piel de gallina a algunos.

—P-pero… —Que incluso el aludido no sabía cómo reaccionar ante la actitud de Teddy —Si no-

—Papá tenía un montón de defensas en la casa, aun si pudieron anular la mayoría estoy seguro que mi tío puso las suyas propias cuando estuvo aquí —Hablaba con tanta seguridad que era difícil pensar que intentaba convencerse de algo —Él ya debe saber todo. Aparecerá en cualquier momento con ayuda y un plan; ese es el tipo de hombre que es.

—Me da miedo pensar lo literal que suena eso —Murmuro Paul a Embry mientras miraban al chico girarse y quedar con los brazos cruzados apoyando la cintura en la mesa comedor —Sam, ¿nosotros que vamos a hacer?

—Jmm —El alfa era muy consciente de la fija mirada que Jacob tenía sobre él, así como la de Teddy; aunque ninguno le presionaba, simplemente estaban expectantes por saber su respuesta. Es decir, esperaban saber si se quedarían allí o no; al menos esa fue la impresión que tenían al principio.

—No se preocupen de más, yo ya me voy —Una muy equivocada, por si no ha quedado claro —Gracias por el agua y la aspirina… —Mientras hablaba el joven mago hacía tronar sus nudillos, al tiempo que todos le miraban sorprendidos y expectantes —Pero voy a-

¡Crack!

Pero el repentino sonido de algo en el exterior de la casa fue percibido por los agudos oídos de los licántropos, así como el del metamorfo, y desvió completamente la atención de todos cuando escucharon la voz de alguien anunciarse desde el frente de la casa. Solo que, considerando la situación todos habían esperado escuchar al famoso tío rubio de Teddy, pero la voz que provenía desde afuera era la de una mujer:

—¿Quién es? —Dado que no tenían una buena experiencia con la última visita de un extraño a la reserva no fue extraño que salieran cuatro de los lobos a recibirle. Todos con una actitud bastante reservada respecto a su extraña visitante.

Parecía una mujer de lo más normal. Vestía de forma sencilla, del modo en que a cualquiera le recordaría a su directora: zapatos de tacón corto, falda color beige, blusa color celeste y un abrigo color café claro doblado entre sus brazos al cual abrazaba como si fuera alguna clase de apoyo. Su cabello era castaño y abundante, de tez clara, podría fácilmente ser una mujer bastante guapa de no ser por aquella expresión angustiada en su rostro, no debía pasar de los treinta y tantos, pero sus ojos tras aquellos lentes lucían cansados y abatidos. Al igual que su voz cuando se presentó:

—Soy… —Sonaba cansada, su nombre era apenas un jadeo, pero al mismo tiempo muy apresurada —Estoy buscando a-

Fuera lo que fuera a decir ninguno de los Quileutes le prestó atención puesto que reaccionaron a una enorme sombra que saltó8 sobre ellos y aterrizó ante la mujer, dando un ensordecedor rugido además que sorprendió a todos:

—¡¿Qué carajos?! —Los muchachos no pudieron evitar retroceder un poco al ver el enorme animal que les daba la espalda —¡¿De dónde salió un puto tigre?! —Además, por la forma en que apareció era obvio que había saltado desde el interior de la casa.

Sin embargo, mientras los demás salían para ver que estaba ocurriendo, la inesperada visita se acercó al animal con suma confianza; aun cuando este se encontraba en una posición de ataque y no paraba de mostrarle los colmillos mientras gruñía:

—Teddy, por favor… —La mujer intentó acercarse y extenderle su mano, pero tuvo que apartarla de inmediato cuando el felino intentó morderle —¡Teddy! —Que incluso tuvo que hacerse para atrás cuando intentó darle con sus garras —Te lo juro, vine a ayudarte, por favor escúchame… —Sin embargo sus suplicas solo recibían más y más gruñidos.

Al mismo tiempo, solo unos metros atrás, Sam y el resto de la manada intentaban comprender qué era lo que estaba ocurriendo; la aparición de un felino gigante exótico, y la manera extraña en que parecían concentrarse la mujer y el animal el uno en el otro era demasiado extraño. Y por alguna razón Jacob lucía anormalmente preocupado, incluso pálido. Y la aparente discusión frente a ellos parecía ir en aumento.

El animal se mostraba cada vez más irascible, y sus intentos de herir se hacían más apresurados:

—¡Cuidado! —Extraña o no, ver a un enorme carnívoro saltar sobre una persona hacía reaccionar a cualquiera. Pero el grito de Billy fue seguido por un extraño escalofrío en el cuerpo de los lobos; fue cuestión de apenas dos segundos, pero el enorme felino nunca aterrizó sobre su presa. En lugar de eso acabó suspendido de cabeza en el aire dando zarpazos y bufidos mientras se retorcía sin parar. Viéndolo detenidamente era como si colgara de una cuerda invisible sujetándole de una de las patas traseras.

—¡Suficiente, Theodore! —Acercándose a paso firme venía Draco Malfoy. Con su brazo extendido al frente apuntando con su varita al animal, mientras que con el otro tiraba de un hombre adulto con aspecto de estar esposado. A diferencia de todas las veces anteriores su expresión no era burlona ni sagaz. Era fría y austera, como si solo necesitara la más mínima provocación para mandarte al infierno —Está diciendo la verdad.

A pesar de su declaración, la mirada que le dedicó a la bruja delataba que era a quien culpaba.

—Malfoy… —Y como si las sorpresas no fueran ya bastantes, Jacob no mostró la menor vacilación para acercarse al rubio; especialmente porque el resto aún estaban recelosos por la forma en que retenía al animal salvaje:

—Hoy no estoy para platicar, Black —Le interrumpió el inglés con una mirada tóxica —Solo vine para-

—¡No me importa nada de eso! —Pero Jacob tampoco le permitió acabar su frase. Le tenía firmemente agarrado del cuello de la camisa, con sus rostros apenas a solo un palmo —¡Si vas a rescatar a Harry, yo también voy! —A pesar de la fuerza en sus palabras. En su inexpugnable sentencia. Draco Malfoy solo le dedico una media sonrisa sin una gota de simpatía en ella:

—¿Y qué piensas que puedes hacer? —Espeto, con tanta saña que en un instante la sangre en Jacob se congelo —Si pudieras cambiar lo consideraría, pero ahora eres solo un ser humano normal… —El cómo o desde cuando Draco poseía aquella información era algo que todos querían saber, pero el mago no tenía la disposición para dar explicaciones. En lugar de eso tomó la muñeca de Jacob con su mano y hablo, apenas más suave —Te agradezco por cuidar a Teddy. Por favor, mantenlo así mientras traigo a Harry.

—¡NI HABLAR! —Sin embargo la respuesta provino del chico que ahora colgaba de su tobillo. En cualquier otra situación era obvio que alardearía y siquiera mostraría una sonrisa socarrona hacia Seth y todos los demás que aún observaban pasmado como ese enorme tigre era en realidad él. Pero esta vez no. Incluso, cuando Draco deshizo el encantamiento que le sujetaba, aterrizó sobre sus dos pies como si aún conservara el sentido del equilibrio de un felino —Es MI padre de quien están hablando, no me voy a quedar aquí —Su declaración decía más que solo su determinación.

Ese no era el Teddy que todos conocían.

Su respiración era profunda, rápida, muy controlada. Su pulso era rápido y toda su mirada revelaba impaciencia mientras se enfocaba únicamente en el hombre de cabello rubio frente a él:

—Lo harás, ¡aunque tenga que embrujarte también! —La amenaza del rubio iba muy en serio. Pero en el instante en que intentó apuntar su varita al metamorfo, el enorme cuerpo de Jacob se interpuso en el camino —¡Apártate, Black!

Pero Jacob no se movió de su lugar. Cuando Draco pudo reaccionar el quileute le tenía firmemente agarrado por los hombros y presionaba con tanta fuerza que si no hacía algo iba a pasar una de dos cosas: le rompía las piernas o le rompía la espalda. Al menos tenía chance de sombra para lanzar un hechizo aturdidor a quemarropa.

—¡…! —Pero hubo algo que le detuvo en el último segundo —¡Bien! —Y más increíble aún, lo convenció de acceder —Tú vendrás conmigo, pero Teddy se queda —Espeto clavando su varita en el pecho de Jacob, quien solo asintió con la cabeza mientras soltaba su agarre.

Obviamente Teddy no estaba de acuerdo, pero en lugar de quejarse y protestar se limitó a cruzarse de brazos mientras les miraba enojado.

—Déjalo… —Al ver a Teddy alejarse con las manos en los bolsillos Jacob tuvo el instinto de querer seguirle, pero Draco le sujetó del brazo. Necesitaba escuchar lo que había ocurrido la noche anterior en la casa, pero sinceramente no tenía el corazón para forzar a Teddy a hablar en ese estado. En lugar de eso, se giró hacia la mujer que se había mantenido en silencio desde que le vio llegar —Primero escucharé lo que tienes que decir, Granger.

Flash Back:

Como con todos, tras acabar la guerra Hermione Granger debía hacer frente a un gran conflicto de emociones.

La alegría de haber superado tiempos tan difíciles con sus amigos, así como el dolor provocado por la pérdida de tantos amigos y muchas más vidas inocentes en el proceso; sin embargo, aquel frágil equilibrio se vio destrozado unos pocos días después de la batalla de Hogwarts.

Tal y como se lo había propuesto antes de partir con Harry y Ron en la cacería de Horrocruxes, era momento de ir a buscar a sus padres y devolverles sus recuerdos. Por supuesto que Harry no quería dejarla ir sola, pero dado que debía hacerse cargo de su ahijado recién nacido la morena insistió en que se quedara; por lo que acabaron yendo solo ella y su novio. Además, gracias a que podían aparecerse el viaje hasta Australia no resultaba ni una décima de lo pesado que era para los muggles. Lo que no sabía era que todo su esfuerzo para mantenerles a salvo de los mortífagos resultó ser en vano. Luego de buscarlos por toda la isla sin hallar rastro alguno de ellos, descubrieron que la casa que habían rentado sus padres llevaba meses vacía. Fue el vecino quien les dio la terrible noticia de que esa pareja había muerto en un accidente de tráfico cuando el autobús en el que iban se salió del camino y se volcó.

Luego de tener que afrontar la noticia y de pasar varios días más en la isla para digerir el duelo, al regresar a Londres su intención de retornar a sus vidas se vieron más afectadas de lo que creyó. Era injusto de su parte, pero cada vez que veía a Harry no podía evitar notar que una parte de ella quería responsabilizarlo por todo. Y por mucho que se esforzó por apartar esos sentimientos, sus respuestas se volvían cada vez más frías y su comportamiento más distante.

El punto de no retorno fue cuando finalmente Ron estalló, durante un almuerzo que habían organizado en El Refugio para celebrar el embarazo de Fleur y el compromiso de Ron y Hermione. Ni siquiera podía recordar qué fue lo que inició todo. Aunque con la actitud de su futuro esposo y todo el tiempo que había pasado, cualquier cosa pudo ser el detonante.

Hubo muchos gritos, la mayoría por parte del pelirrojo menor, y a pesar de los intentos de sus familiares por detenerles ya era demasiado tarde. Finalmente, toda la frustración que habían cargado hasta ese momento, las pequeñas espinas clavadas y los diminutos rencores que se habían mantenido siempre al fondo de todo salieron a la superficie:

—¡Nunca te pedí tu ayuda! ¡Y de lo que sirvió, nos abandonaste a la primera oportunidad!

—¡Oh disculpa por no estar a la altura del Elegido! ¡Pero el resto de los mortales también tenemos problemas!

—¡¿Crees que mi vida es fácil ahora?!

—¡Si, debe ser horrible después de heredar tres bóvedas repletas de oro!

—¡¿Cuál es tu problema Ron?! ¡Crees que quería eso! ¡Preferiría tener a sus dueños aquí con nosotros!

—¡Con mi familia! ¡Ni siquiera deberías estar aquí luego de romperle el corazón a mi hermana!

Y aunque Bill y su padre pudieron parar la pelea, nadie fue capaz de detener a Harry de irse. Y aun cuando Hermione quiso decirle que se quedara, las palabras murieron ahogadas en su pecho mientras solo apartaba la mirada. El resto de la comida podía sentirse un ambiente bastante tenso, aunque ella se lo pasó repitiéndose a sí misma que podría arreglarlo todo. Que con un par de días esos dos se les pasaría la tozudez y harían las paces.

Pero los días se hicieron semanas. Siempre que quería escribirle una carta a su amigo más antiguo encontraba una forma para aplazarlo. Las conversaciones cada vez que iba a ver a Teddy eran forzadas y densas, hasta que empezó a inventar excusas para no ir, poco a poco las escasas conversaciones que tenían pasaron a ser telefónicas y a desaparecer eventualmente. Aquel horrible sentimiento que responsabilizaba a Harry se mezclaba con la culpa de hacerlo y le hacía imposible siquiera mirarle a la cara. Al final no había transcurrido más de un mes cuando ese distanciamiento que sólo debía ser temporal se volvió algo inquebrantable.

Ella y su nuevo esposo disfrutaron de la luna de miel en Gales, y al regresar empezaron su nueva vida. Ella decidió retomar sus estudios donde los había dejado, mientras que Ron prefirió empezar a trabajar confiando en que todos querrían contratar a un héroe de guerra; a pesar de advertirlo constantemente, ella solo pudo ser un espectador mientras las ilusiones de su marido se hacían añicos.

Al principio tuvo razón, las grandes compañías mágicas se peleaban para tener al famoso Ronald Weasley en su nómina; pero fuera lo que fuera, Ron no duraba más de una semana en cualquier trabajo. Sencillamente no tenía las aptitudes ni la preparación para los cargos que aspiraba. Lo cual, sumado a su temperamento, rápidamente le fue formando una reputación; aunado a eso, la vida matrimonial estaba tornándose cada vez más difícil. Finalmente, su hermano George se apiado de él y lo contrató en Sortilegios Weasley. Aunque sí hubo una fuerte pelea cuando se enteró que solo sería un vendedor, cuando llegó creyendo que sería socio; pero entre Hermione y Arthur fueron capaces de hacerlo entrar en razón y aceptar.

Pero la gota que rebasó la copa ocurrió varios meses después cuando su esposa estuvo oficialmente graduada y fue inmediatamente admitida en el Ministerio de Magia como subjefa del Departamento de Asuntos Internacionales Mágicos. Al parecer, en palabras de George, el pequeño ego de Ron era incapaz de aceptar que su esposa ganará mucho más que él y que ahora las personas se refieran a él como "el esposo de Hermione Granger". Luego de eso su matrimonio acabó de irse a pique; su eventual divorcio concluyó con Ron regresando a la casa de sus padres y ella convirtiéndose en una paria para la matrona Weasley quien le culpaba a ella y a Potter de todas las desgracias que sufría su hijo. Y aun con las palabras de Arthur, Ginny y George, con las que todos intentaban animarle ella misma acabó por apartarse lentamente de las vidas de los pelirrojos.

Fue así como pasó los siguientes diez años enfrascada únicamente en su vida profesional. El mayor contacto que tenía con su antiguo amigo eran las tarjetas de felicitación y el regalo que le enviaba a Teddy por su cumpleaños, así como la corta carta de agradecimiento que recibía en respuesta. Ocasionalmente recibía noticias de su exesposo por Ginny, con quien solía salir a cenar una vez al mes o cuando George iba a verla al ministerio para pagar sus multas por volar demasiado bajo.

Fue por eso que casi creyó estar alucinando cuando su asistente en la oficina le informó que su exesposo había ido a verla; por un instante se sintió presa del pánico. Hacía más de diez años que no veía a Ronald, tanto así que no pudo evitar revisar su cabello e intentar acomodar todos los pergaminos y documentos que tenía sobre el escritorio.

No podía creerlo. Hacía tanto que había olvidado lo que se sentía aquello. Esas ansias, ese nerviosismo, ese pequeño mini corazón en su garganta; era una mujer madura de treinta y tantos sintiéndose como una adolescente de quince. Como si no tuviera ya suficientes razones para sentirse apenada, y un poco ridícula para ser honesta.

—Ey… —Y si, su voz sonó más como un chillido que como la de la directora de un departamento —¿Cómo estás?

—Hola —Solo bastó ese escueto saludo para congelar y quebrar todas sus emociones en ese momento.

Platicaron y charlaron largo rato, sobre sus vidas esos últimos años, aunque ese ámbito lo dominó un poco más la bruja; sin embargo, a pesar de la aparente facilidad con la que se daba su conversación había una extraña tensión que sólo ella sentía. Aunque al principio quiso negarlo no tenía sentido querer negar lo evidente, que el hombre frente a ella no era el chico del que se había enamorado. Ya no más.

Fin del Flash Back

—… eso ocurrió hace un par de días —Continúo narrando la bruja. Aún seguían afuera de la casa, con todos escuchando expectantes el relato; aunque Jacob no paraba de alternar su mirada de la mujer a Teddy, quien era el que estaba más apartado y dándoles la espalda, pero obviamente escuchando todo —Me pareció extraño, pero nunca imagine-

—Ya, si quisiera tu opinión la habría pedido —Espeto Malfoy con frialdad; entonces se llevó los dedos al mentón mientras consideraba la historia que acaba de oír, para entonces girarse hacia el hombre que él había llevado y ahora se encontraba sentado en el suelo y atado al tronco de un árbol —Fue el mismo día que se reunió contigo, ¿no?

—Si… —Respondió con un tono bastante plano —El plan era hacer tiempo mientras conseguía el pase de seguridad con la asistente.

—¡Wendy! ¿Acaso…? —A pesar de la alarmada reacción de Hermione, el mago rubio continuó ignorándole mientras apuntaba con su varita a su prisionero:

—¿A dónde lo han llevado? ¡¿Quién está detrás de todo?!

—A un depósito, a las afueras de Port Ángeles… —Respondió en el mismo tono plano de antes —Debo mantener alejados a los aurores hasta que anochezca.

"Entonces a esa hora es que tienen planeado empezar lo que sea que quieran hacer…" —Sin embargo le preocupaba lo que pudiera pasarle a Harry mientras ellos estaban allí; y el mayor problema era que no le había dicho a nadie lo que ocurría. Desde que descubrió que descubrió que ese idiota de Dawlish era un infiltrado no confiaba en nadie dentro del ministerio.

Así que no tenía idea de cuantos enemigos pudiera encontrar, ni la posibilidad de tener refuerzos.

Bueno, al menos nadie podía acusarlo de tomar el camino fácil.

***

En su larga lista de "Todos los Momentos en que mi Vida ha Estado en Peligro por algo que ni siquiera es mi Culpa" está fácilmente escalaba hasta hacerse lugar en el Top Cinco; al menos había logrado poner a Teddy a salvo. Eso era lo único que le permitía mantener un poco la calma. Aunque mantener a raya la amargura y la decepción estaba resultando bastante más difícil.

Tenía cerca de una hora desde que despertó, aturdido y sin su varita. Por un instante creyó estar en su habitación, pero el sopor del hechizo aturdidor no tardó en desaparecer, encontrándose atrapado en un cuarto bastante pequeño; tenía un simple catre donde había despertado, y una mesa pequeña con una lámpara de pie. La puerta estaba cerrada y no había ventanas, tampoco podía escuchar nada del otro lado.

—Maldición… —Normalmente no le gustaban los pleonasmos, pero escuchar su propia voz al menos le ayudaba a tranquilizarse. Además, también ayudaba a pasar toda su rabia.

Puede que resultara algo paranoico de su parte, pero siempre había cuidado de mantenerse alerta con todo el mundo a su alrededor por no hablar de las defensas que siempre tenía a su alrededor y de Teddy. Era por eso que ahora se encontraba tan enojado, por no mencionar el peso de la decepción que ahora debía cargar:

—Ron… —No podía creer que su mejor amigo lo hubiera traicionado de aquella forma.

Si, habían pasado más de doce años sin estar en contacto, pero aun así él seguía considerando a Ron como una persona muy especial en su vida. Fue su primer amigo, y todo lo que vivieron juntos tanto en Hogwarts como fuera del colegio, una amistad como esa era demasiado fuerte como para que algo de distancia pudiera con ella.

Y aun así el pelirrojo se las había arreglado para quebrarla en apenas un segundo.

"No tengo tiempo para esto" —Se reprimió mentalmente mientras se cruzaba de brazos frente a la puerta cerrada. Podía sentir como la aparición estaba bloqueada, y aunque podría escapar usando su magia, sin su varita no podría enfrentar a los magos que pudiera haber del otro lado. Lo mejor sería encontrar una forma de contactar con Draco, estaba seguro que para esas alturas el rubio ya estaría buscándole. Seguramente estaría con-

—¡…! —Por un instante su mente se vio invadida por la cara de cierto Quileute. No sabía porque, pero de repente tenía la certeza de que él también estaría con Teddy y Draco; pero eso no era lo increíble, después de todo no sería raro que Jacob hubiera ido a su casa y encontrado que todo el lugar había sido arrasado. Lo increíble era que toda su rabia y malestar de repente habían desaparecido.

Y pensar que solo pensar en la boda cara sonriente de un muchacho podría tranquilizarle de esa manera.

Si necesitaba alguna prueba de sus sentimientos, era esta. Jacob se pondría a ladrar como un cachorro cuando escuchara que sus "complicados e indecisos sentimientos" no eran más que un sincero enamoramiento. Pero primero tenía que asegurarse de volver y decírselo.

Se sentía bien pensar en ello.

Ahora no solo tenía que regresar con Teddy, sino que tenía a alguien más que esperaba su regreso.

¡Toc toc toc!

Pero lo mejor era concentrarse en la situación actual. Cuando escuchó el sonido de alguien tocando a su puerta, frunció el ceño y retrocedió un par de pasos. Con algo de suerte solo sería una persona y podría aturdirle, entonces solo tendría que buscar una salida y salir del terreno donde se bloqueaba la aparición.

Al menos, ese era el plan:

—Señor Potter es un honor verle nuevamente… Vaya, los años sí que le han tratado bien —Sin embargo, ver a la persona del otro lado del marco de la puerta le congeló completamente en su lugar. La impresión era demasiada como para intentar pensar en otra cosa.

—U-usted… No puede… No puede ser-

La sonrisa burlona en la expresión del hombre frente a él no hizo más que ensancharse al poder ver como el color escapaba del rostro de su prisionero; esa era la reacción que tantas veces había deseado poder observar en primera fila. Y el espectáculo apenas estaba comenzando.

—Si fuera tan amable de seguirme, hay alguien mucho más importante que ansiando verle —Un horrible escalofrío recorrió todo su ser mientras caminaba fuera de la habitación, siguiendo a Amos Diggory.

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