Capítulo 31
"Hilo de la Cordura"
La casa de Emily se encontraba en lo profundo de la reserva Quileute, muy cerca del antiguo aserradero que quedaba por el río. Y a partir del límite de la reserva había unos doce kilómetros de carretera hacia el pueblo. En total eran unos quince o dieciséis kilómetros, incluso acortando por el bosque la distancia no era muy diferente.
Aun así, en mitad de un extraño lapsus de concentración Jacob Black logró barrer con ese espacio en tan solo diez minutos. Había corrido a todo lo que daban sus piernas evitando ramas y árboles, saltando sobre rocas o troncos caídos y salpicando en charcos de lodo; ni siquiera era consciente de cuando había cruzado la frontera, pero cuando vio la fachada de la casa Potter a unos cien metros al frente se obligó a frenar de golpe. Sabía que había llegado muy rápido. Demasiado rápido, para un ser humano.
Pero cuando miro hacia sus manos: seguían siendo sus manos.
Por un instante creyó que finalmente, presa de la ansiedad, había logrado entrar en fase. Pero no era así.
—Tsk —No pudo evitar chistar de frustración. En su estado actual, ¿qué podía hacer él? No era policía, no era detective. Sin su olfato ni su oído no era más que un inútil.
Aun así, presiono el timbre de la casa. Aunque no pudiera hacer nada necesitaba saber que Teddy y Harry estaban bien. Aun, en lo profundo de su ser, albergaba la infantil esperanza de que nada hubiera ocurrido. Que todo fuera producto simplemente de un error o una broma de mal gusto. Sin embargo, ver que una persona diferente al dueño de la casa abría la puerta de entrada destrozó todas sus ilusiones como una piedra a una ventana:
—Malfoy —Susurró a modo de saludo, su sorpresa y la aprehensión no le permitieron ser más educado. Sin embargo, la expresión del adulto era bastante afable. Seguramente comprendiendo la situación más de lo que pensaba.
—Hola, Black. Supuse que no tardarías mucho en venir —Draco se hizo a un lado en el marco —Pasa, Harry está en la sala.
—G-gracias… —Apenas pudo responder atropelladamente mientras entraba en la casa.
Si Malfoy estaba allí sin duda era porque Harry le había llamado. Una prueba más de que él no era más que un inútil, después de todo ¿de qué serviría que Harry le llamara primero? Su pecho se contrajo ante esta realidad. Y como si el universo considerara que aún no quedaba lo suficientemente claro, la visión en la sala no hizo otra cosa que agregar más sal en la herida.
Mientras había corrido por el bosque no había hecho más que pensar en el impacto que tendría en Harry el que algo malo pudiera ocurrirle a Teddy. Él chico era el pilar que sostenía a Harry, así que lo único que podía hacer era servir de apoyo para que Harry no se derrumbara. Una sonrisa amarga se dibujó en su cara cuando estuvo de pie bajo el arco de entrada.
La mesa de centro estaba cubierta por un mapa que mostraba toda la extensión entre Seattle, Forks y la costa. Todo el documento tenía marcas con tinta en dos colores diferentes que señalaban diferentes puntos con algunos símbolos que no comprendía; además había algunos tomos de libros viejos con cubiertas de cuero apilados a un lado. Además, había dos hombres y una mujer vistiendo trajes como si fueran empleados del gobierno. Uno de ellos estaba sumido leyendo rápidamente uno de los libros junto al mapa, cerró rápidamente el que tenía en sus manos y lo colocó en una pila a su izquierda mientras tomaba el siguiente de la pila de la derecha con una expresión contrariada en el rostro. El otro hombre y la mujer parecían enfrascados en una rápida pero tenue discusión acerca de cómo actuar. Finalmente, quien estaba sentado en el sofá frente a la mesa, inclinado hacia adelante apoyando los codos en sus rodillas, no era otro sino el tío con quien Harry compartía su nombre. El mismo que había conocido antes en la fiesta de cumpleaños en esa misma casa. Parecía que habían transcurrido años. Tenía las manos entrelazadas frente a su rostro mientras su mirada estaba clavada en el mapa frente a él; sus ojos parecían estudiar cada centímetro, cada sector marcado como si sopesara diferentes probabilidades en su cabeza. No había un solo ápice de duda en todo su ser.
En cuanto los presentes repararon en su presencia y le miraron, cada uno con diferentes grados de sorpresa en sus rostros nuevamente la sensación de incompetencia se apoderó de Jacob.
—"Realmente… soy patético" —Pensó con lástima hacia sí mismo.
Estúpidamente había esperado correr hacia un asustado Harry. Rodearlo con sus brazos y susurrarle palabras de aliento. Promesas de ayuda, aun cuando eso significara traicionar al resto de la tribu. Aun cuando tuviera que obligar al resto de la manada a buscar a Teddy. Aun cuando tuviera que venderle su alma al mismísimo demonio solo con tal de lograr espantar los temores de su amor. No tenía derecho a verle.
Y, aunque Jacob no supiera que era en realidad él. Harry no tenía miedo, o al menos no lo demostraba. Parecía en calma, como la superficie de un lago, frío y paciente. Saltaba a la vista que estaba haciendo todo a su alcance para resolver todo. Aquellos extraños, fueran quienes fueran, debían ser policías o algo por el estilo. Incluso Draco, que estaba parado unos pasos detrás de él en el pasillo, debía tener un motivo para haber llegado tan rápido.
¿Y él?
—Jacob… —Él solo era un idiota. Un idiota inservible.
—Yo… Supe lo de Teddy —Ante su respuesta los demás le miraron sorprendidos. Incluso Draco deshizo la distancia que los separaba para adelantarlo un poco y mirarlo de frente con una clara expresión de sorpresa y un "como" pintado en toda la cara —Seth. Él estaba cerca y vio lo que pasó… Creo, yo…
Jacob agacho la mirada apenado. Debía haber llevado a Seth con él ¡Era un testigo importante! Solo se había dejado llevar por sus impulsos y corrido como un estúpido. Mientras él se compadecía el resto de los presentes intercambiaron una rápida mirada con Harry que parecía bastante shockeado. Aunque rápidamente desplazó a un lado sus emociones inservibles y actuó consecuentemente.
—Iré a buscarle —Draco, adivinando las intenciones de Harry se estiró para tomar las llaves del auto que estaban sobre un plato en una mesa junto a la pared. Antes de dar media vuelta y salir posó su mano en el hombro de Jacob y le apretó suavemente en un silencioso gesto de agradecimiento.
—Señor Potter, tampoco podemos quedarnos aquí —La siguiente en hablar fue la mujer del grupo. Claramente debía estar en sus treinta. Era alta con el cabello recortado por encima de la altura de los hombros y con una dura expresión —Iré a revisar nuevamente la zona del instituto. Podría encontrar alguna pista —Obviamente era una agente. Del tipo que no se permitía estar sin hacer nada, claramente.
—Sí, gracias señorita Street —Harry respondió con calma adivinando que la mujer no estaría calmada si le hacía quedarse. La mujer le dedico a Jacob una mirada levemente contraria antes de bufar y salir por la puerta principal:
—"Ya sé que soy un estorbo, gracias" —Pensó mordaz ante la actitud de la mujer. Pero no la culpaba.
Ahora solo quedaban él, Harry y los otros hombres. Jacob no estaba seguro de que decir, por suerte uno se adelantó:
—Señor Potter, su amigo podría darle algo más de información los dejaremos a solas-
—No, Porter, usted mejor ayude a Budd a encontrar el —Harry se cortó dirigiendo una rápida mirada al quileute —La forma de rastrear a Teddy.
—Como usted diga
Dicho esto, Harry se levantó del lugar que parecía haber estado ocupando durante horas y le hizo una seña a Jacob para que le siguiera. Así lo hizo, solo que al llegar a la cocina no se detuvieron allí, cruzaron la puerta trasera y salieron al patio de la casa. Una ligera brisa parecía haber comenzado, pero por alguna razón no llegaba hasta ellos. Cuando escuchó el sonido de la puerta cerrarse a su espalda se giró para enfrente a Harry. Su Harry.
—¡Harry! —Su reacción inmediata fue querer lanzarse y abrazarlo. Pero rápidamente las cadenas mentales lo sujetaron en su lugar —Hola —Y rápidamente quiso golpearse. En primer lugar, no tenía ninguna razón para estar allí.
—… —Solo que en lugar de cuestionamientos o de reproches, fue Harry quien se lanzó hacia adelante rodeándolo con los brazos. Fue tan repentino que Jacob acabó con sus brazos levantados a causa de la sorpresa. En esa posición su diferencia de alturas era más clara que nunca. Pero dejando de lado algo tan trivial, Jacob podía sentir la respiración del otro en su pecho colándose a través de las hebras de su camiseta al tiempo que presionaba con fuerza sus brazos alrededor de su cintura.
La sorpresa inicial rápidamente fue desplazada por una ligera calidez dentro suyo. Puede que fuera egoísta de su parte, pensaba mientras rodeaba al chico con sus brazos y le proporcionaba un confortable apretón contra su cuerpo, pero al menos era algo que él podía hacer en esa situación. Podía sentir cómo el cuerpo de Harry temblaba ligeramente en ocasiones, pero también parecía negarse a ir más allá mucho menos llorar.
Ese chico era fuerte en verdad. Pero también era humano después de todo.
—Lo vamos a encontrar —Sabia que pedirle que no se preocupara sería estúpido. Y sería demasiado arrogante decir que él lo haría. Nunca antes en su vida había sido tan rápido y reflexivo al hablar.
—Gracias por venir —Harry aún no se separaba un centímetro de él y sentir su aliento cálido en la piel hizo que se le pusiera la piel de gallina —Pero, ¿cómo llegaste tan rápido?
Jacob agradeció mentalmente que Harry no le estuviera viendo directamente, por la expresión en su cara en ese momento era un perfecto "Mierda". Todo ese procesamiento de ideas de alta velocidad se había ido al garete y no tenía idea de que excusa inventar.
—Ah, bueno… Tú sabes —Sonaba patético, pero en un sentido completamente diferente —¿Cuándo llegó Draco? —Sin darse cuenta su cuerda de salvamento se convirtió en algo más que solo patadas de ahogado —Oye, si… ¿Cómo es que está aquí? —Esta vez era el turno para no querer revelar su expresión.
—Estaba en Washington por trabajo —Al menos su capacidad de improvisación era más activa. Cosas de magos. Como fuera decidió que ya era momento de romper el contacto, o las cosas se pondrían realmente incómodas entre ellos. Si alguno notó que sus cuerpos parecían levemente reacios a separarse ninguno lo menciono —Acaba de llegar en realidad.
Tomándose un momento para que ambos pudieran ordenar sus ideas, Harry procedió a explicarle rápidamente a Jacob una versión censurada de lo que ocurría. Draco, como agente del gobierno británico, había pedido un par de favores y llevado consigo a dos agentes especiales de inteligencia y del FBI. Ciertamente era sería el equivalente perfecto a los aurores para referirse a los aurores enviados por el Ministerio Americano para brindarle ayuda. Y que Draco fuera funcionario del gobierno también estaba cerca de su posición real como mago.
—Vaya, eso es… es increíble —Nuevamente el sentimiento de inutilidad se apoderó del quileute al escucharlo. Draco tenía recursos. Él no tenía nada para ofrecer más que unos simples e inútiles ánimos.
—Estoy muy preocupado por Teddy —Agrego Harry llevándose las manos a los bolsillos —Es inteligente, pero si quien se lo llevó… —Aquel era un pensamiento que no parecía debiera ser hecho audible. Un leve escalofrío recorrió la espalda de Jacob.
—S-seguro tu tío podrá hacer algo
Ah, claro. Su pequeño alter ego; Harry tenía que ser muy cuidadoso de ahora en adelante. Pasaron varios segundos en silencio. Un silencio que se hizo demasiado pesado para Jacob que solo veía una ruta que podría seguir.
—Yo, será mejor que me-
—Quédate —Jacob se quedó pasmado ante la repentina intervención de Harry, y aún más por lo firme de su mirada al hablar. Y aunque podía notarse un atisbo de miedo en lo profundo de sus ojos no hubo vacilación al hablar —Yo, no puedo mostrarme débil ante los otros, ni siquiera con Draco. Pero contigo si puedo, y eso me hace sentir un poco más tranquilo… Por favor —Esta vez la súplica era la premisa, tanto en sus ojos como en su voz —Tengo que salvar a Teddy, por favor quédate.
Al mismo tiempo, mientras en la casa Potter los aurores continuaban buscando un hechizo efectivo para encontrar un rastro del joven desaparecido y la aurora especial inspeccionaba las zonas cercanas a la escuela del pueblo, Draco había conducido directo a La Push. En momentos así reconocía que tener ciertos conocimientos sobre el mundo muggle resultaba de lo más efectivo, aunque sí hizo falta un hechizo orientador para lograr dar con su destino de la forma más rápida. Además de un par de Confundus a través de la ventana para despistar a los policías, después de todo el tablero señalaba una velocidad muy superior al límite establecido. Y en cualquier otra situación Draco se habría regodeado en ello.
Pero no ahora. Lo importante en ese momento era rescatar a su sobrino postizo, y aunque era consciente de lo importante que era el tiempo en situaciones como esa tampoco podían dejarse dominar por el miedo y comenzar a aparecer y desaparecer por doquier. Sosiego y cabeza fría, esas eran las reglas para un buen auror. Analizar cada situación rápidamente para tomar la mejor decisión.
Sin embargo, aquí no había nada que pensar: su única opción era rescatar a Teddy. Punto.
—¡Seth! ¡Seth Clearwater! —Solo había visto al chico un par de veces pero recordaba perfectamente su aspecto. Fue por eso que no dudó en entrar de golpe a la pequeña cabaña a la que su hechizo le había guiado mientras le llamaba con atronadora voz. Adentro fue recibido por un grupo de adolescentes y una chica —"Esta debe ser esa manada de la que hablaba el informe" —Ya luego se dejaría llevar por la curiosidad. Por ahora barrió todo el lugar con su mirada por sobre los presentes. La mayoría se mostraba en alerta por su exabrupto y muchas miradas eran de desagrado, los únicos que le miraban con sorpresa eran una joven mujer con graves cicatrices en el rostro y- ¡Bingo!
—¿Señor Malf-
Seth no pudo acabar su frase cuando ya era sujetado por el brazo a la altura del codo y comenzaba a ser jalado hacia afuera:
—Lo siento, pero no estoy para sutilezas tú vienes conmigo —Decía Draco mientras tiraba del adolescente. Sin embargo, su paso se vio obstruido por dos de los muchachos que estaban presentes —Aff, no me hagan repetir las cosas —Con un fluido movimiento la varita oculta en su manga se deslizó hacia su mano, la levantó por sobre su hombro contrario y dibujó un arco al agitarla en diagonal hacia abajo. A los ojos de los lobos esto no tenía sentido alguno, pero bien el hombre adulto hubo terminado su acción fue como si todo el aire a su alrededor se hubiera condensado y ahora les presionara.
—¡Q… Qu…! —Si tuvieran que describirlo de algún modo podrían decir que era como estar en el fondo del océano. Con la presión del agua aplastándolos en todas las direcciones, no podían mover ni un dedo. Solo Sam, de alguna forma era capaz de murmurar en su lugar.
—Vamos —Nuevamente Draco volvió a tirar del brazo de Seth y juntos cruzaron entre Paul y Jared hacia el exterior. El pequeño Quileute no comprendía qué estaba ocurriendo, pero lograba imaginar el motivo para que Draco Malfoy hubiera aparecido buscándole solo un rato después de que Jacob hubiera desaparecido —Bueno, entonces… —Una vez fuera de la casa de Sue el hombre se detuvo frente a unos metros del auto. Ya había usado un hechizo inmovilizador de rango amplio en un montón de licántropos adolescentes. Allí se había ido su sosiego y cabeza fría —Seth, cierra los ojos —Bueno, de todas formas, tendrían que desmemoriar a un montón de gente luego de eso así que mejor aprovechaba. Apretó un poco más su agarre en el brazo de Seth y junto con un pequeño crujido ambos desaparecieron, de paso deshaciendo la parálisis en la manada.
Para muchos la aparición conjunta era un proceso bastante desagradable, aunque dependía en gran parte del mago que la realizara. Sin embargo, gracias a su resistencia y su temperatura como lobo, para Seth solo fue como si le hubieran hecho pasar por debajo de una cascada en pleno invierno. En cuanto sintió que volvía a estar sobre suelo firme dio una gran bocanada de aire mientras el escalofrío abandonaba su cuerpo:
—Rápido, adentro —¿En qué…? ¿Cómo…? ¿De verdad estaban en la casa Potter? Draco ni siquiera le dio tiempo para sorprenderse cuando ya le estaba jalando de nuevo al interior de la casa.
Pasaron varias horas en las que Seth se vio blanco de lo que solo podía ser descrito como un perfecto interrogatorio. El agente Budd, como se había presentado el en realidad auror, le saco hasta el más ínfimo detalle de lo que había presenciado: desde a qué hora se había fugado del instituto de la reserva para ir al pueblo hasta el momento en que había llegado, el clima, las calles que había caminado, todo lo que hubiera podido ver y escuchar cuando le vio con sus amigos del instituto:
—Estaban cruzando la esquina… —Narro Teddy —Quise correr para alcanzarlo, pero sentía los pies pesados. Mire al otro lado de la calle y había un hombre, él, me apuntaba con —De repente Seth pareció ser golpeado por un recuerdo mucho más vivido, dirigió su mirada atónita hacia Draco que estaba de pie unos pasos por detrás de su interrogador. El rubio le hizo un gesto instándole a continuar —Me apuntaba con algo… —Explicó dudoso —No me podía mover, luego pasó un camión y el hombre ya no estaba ahí.
—¿Viste como era? ¿Cómo se vestía? —Inquirió con apremio la mujer que estaba de pie junto a Malfoy. Seth negó con la cabeza:
—Tenía un impermeable negro, lo cubría todo —Explico. Su respuesta pareció ser sumamente decepcionante.
—¿Qué pasó luego? —Inquirió Budd manteniéndose centrado.
—Cuando se fue pude moverme, tenía un mal presentimiento y corrí para alcanzar al grupo, pero todos parecían… —Podía recordar claramente como si acabara de presenciarlo. Todos los amigos con los que había visto a Teddy tenían un aire de desconcierto mientras seguían caminando con un paso demasiado lento. La mayoría tenía los ojos desenfocados mirando a la nada, algunos balbuceaban sobre temas como la escuela o la cena, y apenas parecieron reaccionar por la llegada de Seth preguntó por Teddy que a gritos —Pero, todos dijeron que no había ningún Teddy con ellos. Y ni siquiera sabían a dónde iban.
—Con que es así… —Por su parte el agente Budd finalmente desconecto su mirada de los ojos del quileute. Siendo un versado Legeremante había estado sondeando los pensamientos del chico durante todo el rato, escuchando con atención sus palabras al tiempo que veía en su mente lo mismo que Seth había visto mientras recordaba. Al principio había creído que tendría que recurrir a métodos más invasivos, pero Seth no se guardó nada y gracias a sus sentidos tenía una percepción del entorno muy precisa. Esa era una ventaja.
Con fluidez se irguió y caminó en dirección a la mesa donde tomó un mapa individual que describía el territorio de Forks. Su dudar tomó una pluma y marcó un punto entre las calles e intersecciones para luego extendérselo a la mujer tras él:
—Lo tengo —La mujer no dudó en revisar la dirección señalada en el papel antes de dirigirse a la salida de la casa.
—Porter, ¿encontraste lo que necesitabas?
Luego de intercambiar miradas rápidas entre sí, Harry les hizo una seña a Jacob y a Seth para que le siguieran a la cocina. No le gustaba dejar a Draco a cargo de todo, pero con muggles alrededor la investigación sólo sería entorpecida. Además, necesitaba un descanso de las miradas de los magos. Ya que había sido él quien había hecho que Jacob que se quedara lo correcto era quedarse él también; las expresiones de sorpresa de los aurores cuando vieron su cuerpo joven habían sido desorbitadas, pero con un rápido intercambio de palabras prometió explicarles todo, una vez su ahijado estuviera a salvo.
—Gracias por tu ayuda, Seth —Para respaldar sus palabras había sacado y servido una rebanada de pastel de chocolate para el chico y algo de café para todos. Aunque ninguno se sentía con fuerzas para comer se obligaron a pasar la comida por su garganta. Por un instante el quileute miró temeroso a Harry, puesto que no dudaba que el inglés no le tenía precisamente en la mejor de las estimas, pero los ojos verdes solo destilaban agradecimiento y preocupación.
—No fue… —Quería decir que no había sido nada. Realmente sentía que su ayuda no había servido de nada en especial; por eso se mordió la lengua y cambió el rumbo de sus palabras —De verdad, ¿van a encontrar a Teddy?
Por un instante Jacob, que estaba de pie a un lado apoyado en el mesón de la cocina, quiso golpear a Seth en la cabeza. Su pregunta no solo era increíblemente irrespetuosa, también era muy insensible hacérsela justamente a Harry. Sin embargo, el chico no se vio afectado por aquellas palabras. Igual que antes solo inspiró profundamente por la nariz y contuvo el aire para responder.
—Lo haremos —Jacob ya había presenciado esa faceta del inglés. Una actitud tan centrada que parecía ignorar todo lo demás a su alrededor; una capaz incluso de agentes especiales se dirigieran a él con la distinción de "señor" y de hacer que le obedecieran sin ninguna vacilación. Una persona así, le había pedido permanecer a su lado.
Por aprovechado que pudiera ser, Jacob se alegraba por ello.
***
Habían transcurrido ya varias horas desde que habían llevado a cabo su plan. Teddy había sido trasladado a la vieja bodega de telas a las orillas de Port Angels, luego de eso habían planeado contactar a Potter. Hacer pasar todo por un simple secuestro, una simple mala coincidencia. Y así cuando el idiota, confiado en que podría con unos simples muggles, apareciera ellos finalmente podrían capturarle y comenzar su verdadero plan:
—¡Imbéciles! ¡Encuéntrenlo! ¡Encuéntrenlo o yo mismo los usare de sacrificio! —Como prueba de su amenaza todo a su alrededor explotó en un radio casi dos metros, incluyendo las baldosas del piso. Las otras dos figuras encapuchadas dieron traspiés en lo que se giraban y corrían de regreso al depósito donde, se suponía, debía estar su prisionero.
Obviamente el secuestro de Teddy se llevó de la forma más eficiente posible: un hechizo aturdidor y un traslador ilegal. Luego de eso solo encerraron al chico en una de las viejas oficinas en desuso del lugar hasta que tuvieran que usarlo nuevamente. Después de todo sin una varita un mago no podía hacer nada.
Típica arrogancia de los puristas. Esa misma arrogancia era la que les había llevado a una situación tan crítica en la que estaban a solo un error más de morir.
Aunque tampoco se podía ser tan duro con ellos. Después de todo, Teddy no era un mago ordinario. Aun quitándole su capacidad como metamorfo era bastante hábil con las manos; al verse encerrado en una habitación con una única salida la verdadera cuestión era: ¿debía escapar por debajo de la puerta como una serpiente o solo forzar la cerradura?
Bueno, siempre le habían gustado las películas de espías.
Luego de escapar todo fue cuestión de mantenerse bien oculto. Para su fortuna el lugar estaba lleno de viejas cajas, estantes y cilindros de telas viejas, era fácil moverse y ocultarse como un gato negro o una rata. Si tan solo no hubiera tanto polvo, sus alergias comenzaban a ser una molestia. Claro, su primer instinto era escapar y regresar con su padre. Pero bien se había acercado a una de las salidas de la bodega y había tenido que correr esquivando destellos de hechizos y maldiciones, apenas pudo escapar y ocultarse por los pelos.
—"Bueno, no son tan estúpidos después de todo" —Pensó trepado en lo alto de uno de los fluorescentes descompuestos del techo. Ya fueran hechizos de alarma o de bloqueo, no podía salir. Estaba atrapado, y sin su varita no podía avisarle a su padre en donde estaba y para colmo su teléfono se había descargado —"Afff… Tengo mucha tarea".
No estaba preocupado, ni asustado. Ese era el nivel de confianza que tenía en su padre, solo tenía que mantenerse a salvo y no convertirse en un rehén.
Justo estaba considerando ocultarse entre unas cajas cuando escucho bastante barullo a nivel del suelo. Agudizó sus ojos felinos lo más que pudo hasta que dio con la fuente. Eran los mismos dos sujetos de antes, y uno más que no había notado. Al parecer ese era el jefe. Según podía escuchar se habían disparados los hechizos de alertas alrededor de todo el lugar así que lo más probable era que ya los hubieran encontrado:
—¡Son solo muggles! —Espeto uno de los subordinados echando por tierra las esperanzas de Teddy por salir pronto de allí —Serán algunos de esos policías o algo, solo los matamos y problema resuelto —Espeto con acidez, de paso provocando que el pelaje en la espalda de Teddy se erizara. Ese hombre hablaba de matar con demasiada naturalidad.
—Bien pero háganlo rápido, ¡inútiles! —Sin embargo la voz del líder resultó en un siseo mucho más escalofriante —Ya dejamos pasar mucho tiempo, iré a enviar el mensaje y para cuando regrese espero que ya hayan encontrado al mocoso… —Aquel espacio abierto en su frase dejó muy claro un "o si no".
—"Tengo que salir de aquí" —No podía arriesgarse a seguir jugando a las escondidas. Su mejor opción, pensaba mientras saltaba de estante en estante, siguiendo a los dos magos encapuchados, era aprovechar el instante en que salieran para enfrentar a los policías. Con una salida clara podría escabullirse como algún animal pequeño y huir —"Pero..." —Si hacia eso, entonces estaría abandonando a un grupo de hombres inocentes para morir. Posiblemente buenas personas, con familias.
Con hijos.
Eso lo decidía todo. Se escabulló detrás de un par de cajas atento a cuando los hombres ya estaban deshaciendo los hechizos de bloqueo; había elegido abrir una de las viejas puertas de la zona de carga. Eran amplias y eso les daba espacio de sobra para disparar a voluntad contra los invasores. Y eso también le daba a Teddy la oportunidad de arrollarlos cuando huyera; si hubiera sido una puerta común entonces habría tenido que saltar sobre ellos como un San Bernardo o un Pastor Alemán, pero teniendo tanto espacio para salir podía elegir algo ligeramente más contundente. El problema era, que los animales grandes no se le daban tan fácil de manera consciente; normalmente solo dormido y en sueños era que acababa transformado en un león o un oso.
Pero tenía que hacerlo. Afianzó sus garras y apretó cada músculo de su pequeño cuerpo felino con toda la voluntad de lo que era capaz mientras dibujaba en su mente su objetivo: patas largas y fuertes, un cuerpo de casi quinientos kilos y un par de enormes y sólidas astas.
—¿Listo para divertirte? —Más adelante pudo escucharse como ambos hombres reían y el click de un candado al abrirse. Teddy maldijo en su interior. Esa clase de transformación tomaba tiempo, ¡y la presión no ayudaba en absoluto! Pero ya podía sentir como la magia comenzaba a actuar. Sus pequeñas garras comenzaban a endurecerse y convertirse en pezuñas.
—"Por favor… —Pensó desesperado con sus ojos cerrados y escuchando el sonido del portón ser abierto de un golpe —Solo… Solo unos minutos más ¡POR FAVOR!"
Y entonces, a través de sus párpados cerrados lo vio: un destello de luz verde y la maldición del mago al ser lanzada. De inmediato la impotencia golpeó a Teddy tan fuerte que terminó cayendo de espaldas, en su verdadera forma, provocando que las cajas a su espalda cayeran y alertaran de su presencia:
—Vaya, vaya, pero si es la pequeña rata que estábamos buscando —Uno de los encapuchados se giró hacia él y le apuntó con su varita paralizándolo en el acto —Vas a pagar todo por lo que nos hiciste pasar… ¡Ey, Goyle! Encárgate de esos muggle, yo iré a divertirme con el mocoso —Anuncio con una mueca de regodeo.
—Guárdame algo, McLaggen —Coincidió el otro mirando en su dirección con la misma expresión en el rostro —¡Sectumsem-
Pero su maldición nunca llegó a completarse. Todo ocurrió en cámara lenta.
Goyle había comenzado a pronunciar el embrujo al mismo tiempo que se giraba en dirección al exterior, confiado, listo para apuntar en el último segundo. Tal vez para presumir, tal vez solo para burlarse. Sin embargo, nunca debieron apartar su vista del exterior. Cuando la vista del mago se había girado a su posición original solo tuvo medio segundo para contemplar, uno a uno, los enormes y afilados colmillos que en un destello segaron su vida.
***
Eran cerca de las seis de la tarde, las sombras comenzaban a asentarse cada vez más tras el ocaso y Jacob y Seth estaban ya iban de regreso a La Push. Increíblemente todo era a causa de Jacob. Así es. Luego de que la agente Street regresará afirmando haber encontrado un rastro y de que los dos agentes tuvieran ya una forma de rastrear a los secuestradores, el quileute acepto que a partir de ese punto ellos no serían más que un estorbo. Así que a pesar de la mirada suplicante de Seth rogando quedarse y de las afirmaciones de Harry contradiciéndole al decirle que no era ningún estorbo, ellos regresaron.
—Ellos son agentes especiales, Seth —Iba diciendo Jacob mientras conducía de regreso —Dos simples chicos no serán de ninguna ayuda.
—Pero-
—Pero —Atajó Jacob con una sonrisa extraña, muy fuera de lugar dada la situación actual —Un par de lobos, que casualmente pueda estar pasando cerca, podría ser de mucha ayuda.
¡Quién lo iba a decir! Ese había sido el plan de Jacob desde un principio. Claro que no quería alejarse y dejar solo a Harry en el momento más crítico de todo. Pero, entre quedarse para brindar algo de tranquilidad y asegurar el bienestar del centro del universo de la persona que amaba; la respuesta era obvia.
Por supuesto, tenía muy claro que todo sería más fácil si pudieran contar con el resto de la manada.
Pero no tenía forma de cómo lograr convencer a Sam para involucrarse. Y estaba minimizando mucho las cosas. Pero, aunque no tuviera idea de que se podría tener que inventar para lograrlo, ya fuera desde apelar a su lado humano buscando rescatar a un chico inocente a alguna clase de soborno. De todas formas, no contaban con el tiempo para eso. Así que lo mejor era apegarse a su pequeño plan improvisado: Seth seguiría el aroma de Draco, quien según sabían era quien encabezaba la búsqueda, y se quedarían cerca para ayudar ¡solo si hacía falta!
—¡Ey, Goyle! Encárgate de esos muggles, yo iré a divertirme con el mocoso —Solo que en el instante en que aquellas palabras, cargadas con la lujuria y la maldad que solo un bastardo podía concebir, llegaron a los oídos de Seth un sentimiento de ira que nunca había experimentado comenzó a apoderarse de su cuerpo.
—Guárdame algo, McLaggen —Esa fue la gota que colmó el vaso. La única pequeña presión faltante para romper la última fibra que aún conectaba a Seth con su lado humano. De esa forma, la cordura se rompió.
Jacob tuvo que aferrarse con tanta fuerza al pelaje de Seth que estaba seguro de haberle arrancado varios mechones, pero el lobo que montaba no dio señales de sentir nada. Incluso podía sentir que el cuerpo de su compañero elevaba su temperatura a cada segundo mientras masticaba una y otra vez la cabeza de aquel desgraciado entre sus fauces al tiempo que clavaba las garras en su pecho.
La única cosa que Jacob pudo hacer fue saltar y correr adentro. Nunca había presenciado nada parecido, y lo único que se asemejaba era a cuando vio en la cabeza de Sam sus recuerdos del ataque a Emily. Claro que él también había alcanzado a escuchar vagamente el intercambio de palabras entre esos sujetos, y claro que comprendía y le enfurecía también. Los ancestros sabían que él reaccionaría igual si hubieran estado hablando de Harry. Solo imaginarlo hacía que toda su piel hormigueara.
Pero ahora Seth era un animal salvaje, y para empeorar las cosas uno sobrenatural. Era un peligro para todo con el que se cruzara. Aunque en ese sentido su plan no cambiaba demasiado. En un principio la idea había sido "Si es necesario, tú entras y los distraes mientras yo busco a Teddy", dada su incapacidad para entrar en fase era mejor que fuera él quien se encargará de asegurar al chico, además aún debían proteger el secreto de su tribu. Solo que ahora la emergencia era mucho más grande. Mientras se movía entre los estantes pensaba sobre cuánto tiempo llevaría a Sam y al resto de la manada llegar allí, con Seth en su estado definitivamente tendrían que intervenir.
—¡Eh tú! —De no ser porque ya se encontraba corriendo seguramente no habría logrado esquivar aquel, ¿disparo? Todo lo que pudo percibir antes de saltar tras un estante fue un destello y el sonido de algo al estallar. Genial, ahora lo habían encontrado a él.
—"Pero si está aquí…" —Significaba que Teddy estaba a salvo. Eso le brindó un breve instante de alivio —"Siempre quise hacer esto" —Pensó mientras apoyaba su espalda en el viejo estante que le brindaba refugio y empujo con todas sus fuerzas. Solo que antes de llegar por completo al suelo estalló y fragmentos de madera y metal volaron por todas partes —¡Gaahh! —Uno especialmente filoso clavándose en el brazo izquierdo de Jacob quien solo tuvo oportunidad de correr y ocultarse antes que el polvo se disipara.
—¡Goyle! ¡Goyle! —Mientras tanto el otro hombre no paraba de llamar a su compañero, al no recibir respuesta chisto frustrado y se giró en dirección a donde el estante casi lo aplasta —Maldición el jefe va a matarnos —Su única opción era-
—¡Grrrrh!
—¡¿Qué demonios?! —Había estado pensando que si lograba matar al intruso al menos podría lavarse las manos y culpar de todo al idiota de McLaggen. Solo que sus pensamientos se vieron interrumpidos por un profundo gruñido a su espalda le hizo girar de golpe al tiempo que gritaba —¡Desmaius!
En el blanco. Pero el enorme animal apenas sacudió su cabeza tras recibir de lleno un chorro de luz roja.
Aquellos ojos salvajes le hicieron recordar la primera vez que conoció a Fenrir Greyback. Pero este no era un hombre lobo. Tras superar el shock inicial una sonrisa arrogante se dibujó en sus labios; este solo era un perro enorme que seguramente había tomado al idiota de su compañero por sorpresa. Si un aturdidor no era suficiente solo necesitaba ser algo más drástico.
Al mismo tiempo Jacob había logrado encontrar a Teddy. Tirado sobre una vieja mesa de trabajo, inconsciente y tan lánguido que el quileute tenía que hacer grandes esfuerzos por no imaginar lo peor.
—Teddy, vamos amigo, despierta… —Su camisa parecía hacer sido arrancada y el borde de su pantalón estaba a medio camino de desabrocharse. Luego de acomodar su ropa y ponerle su propia camisa se esforzó por despertarlo golpeándole la cara, pero sin ningún resultado. Pero luego de escuchar un par de estallidos en lo profundo de la bodega decidió que no podía quedarse allí. Tenía a Teddy, eso era lo importante.
Tomó al joven en sus brazos y haciendo que apoyara la cabeza contra su pecho comenzó a caminar apresurado entre los pasillos, agudizando su oído y procurando mantenerse alejado de todo el alboroto. El otro sujeto, el tal McLaggen debía estar armado y no paraba de disparar contra algo, seguramente Seth. No le preocupaba, una simple escopeta no podría hacerle daño a un licántropo. Pero mientras pensaba confiado haciendo su camino a la salida, una tercera voz le alcanzado a través de la oscuridad al igual que una aguda sensación en su pierna izquierda:
—Diffindo… —Fue como si de repente hubieran cortado a través de todo su muslo obligándole a tropezar. Pero a pesar del intenso dolor y de lo repentino fue capaz de girar su cuerpo y evitar que Teddy se golpeara, aunque fue su hombro quien resintió todo el impacto. Solo rezaba porque ese ardor fuera solo eso.
—No tengo idea de quien seas —Con la mirada nublada de dolor Jacob apenas pudo enfocar la vista en la figura alta y oscura que se acercaba a paso firme sujetando un arma en sus manos. Él solo pudo apretar aún más el cuerpo de Teddy contra el suyo —Pero me agarras de muy mal humor ¡Sectumsempra!
Primero le asignaban a un par de inútiles para ese trabajo. Luego perdían su carnada. Y ahora tenía que lidiar con muggles él mismo. Aunque le suplicara no le brindaría una muerte rápida a ese maldito mocoso:
—¡Crucio!
El aire se llenó con los gritos de dolor de Jacob. Podía sentir su cuerpo pegajoso y frío a causa de todos los cortes que aparecían en su piel. Con la segunda maldición era como si cada uno de esos cortes fuera cubierto de sal, como si sus huesos se convirtieran en agujas, como si su propia sangre se hubiera convertido en lava ardiente.
Aun así, él no abandonó a Teddy.
El chico ahora yacía aún inconsciente en el suelo. Sobre él, apoyado en sus codos y rodillas, Jacob le protegía con todo su cuerpo reacio a permitir que algo malo pudiera llegar a rozarle siquiera. No podía pensar en nada a causa del dolor. Lo único que lograba moverlo ahora era su puro instinto protector y la fuerza de voluntad.
Cosa que no hizo más que despertar aún más la ira en su atacante:
—¡Basura muggle! ¡Avada- ¿Ah? —Pero la maldición asesina quedó a medio pronunciar antes de que su ser se esfumara con un sonoro CRACK. De haber demorado un segundo más la gran loba gris que saltó sobre él antes habría logrado hacer más que solo rozarle con sus garras.
Por el rabillo del ojo Jacob pudo ver como otras dos figuras cuadrúpedas se acercaban a él, aunque unos momentos después Jared y Quil se arrodillaban a su lado:
—¡Jake! Ancestros… —Quil perdió el habla al ver el gran charco de sangre y el cuerpo herido de su amigo —¡SAM! ¡SAM! ¡JAKE NECESITA AYUDA!
Pero el alfa tenía sus manos llenas. Solo entre él, Paul y Embry fueron capaces de someter a Seth. Ahora estaba haciendo uso de toda su capacidad mental para hacer retroceder al animal y que la persona resurgiera. Con cada segundo el pánico se filtraba más y más en aquellos que observaban el cuerpo de Jacob Black, quien aún se mantenía firme en su postura.
Y justo cuando pensaban que ya no lograrían hacer nada un segundo CRACK sonó a unos metros de ellos junto con un estupefacto:
—Por Merlín ¡Por aquí! —El primer instinto de Quil y Jared fue interponerse para proteger a su herido amigo al tiempo que Leah, aún como loba, se quedaba al lado opuesto en una posición amenazadora enseñando los colmillos. Para su alivio quienes se acercaron fueron tres adultos: uno rubio, una mujer y Harry.
—¡Teddy! —De algún modo los Quileutes que se interponían fueron empujados hacia atrás y a un lado incluso antes que el ojiverde les alcanzara. No había sido su intención ser tan rudo, pero ver a su ahijado tumbado semejante charco de sangre hizo que se precipitara:
—Está… bien… —Increíblemente fue Jacob quien habló, que al reconocer el rostro angustiado de Harry solo pudo pensar en tranquilizarlo —Él, está bien… —No le importaba que ya ni siquiera podía sentir los brazos, ni el enorme corte aún abierto en su pierna —Solo está, incons… incon-
—Basta Jacob —No necesitaba preguntar qué había ocurrido ni le interesaba. Estiró su mano y la colocó sobre la mejilla del quileute, tal vez para medir su temperatura o solo un gesto de agradecimiento quién podría saberlo. Pero bien ambas pieles hicieron contacto los cortes en todo el cuerpo de Jacob dejaron de sangrar y los más pequeños comenzaban a cerrarse. La magia de curación nunca fue su especialidad y eso era lo mejor que podía hacer por el momento.
Entonces sus ojos barrieron alrededor, sin mostrar especial sorpresa en la presencia de la loba ni de los otros dos; en cualquier otra situación se habría azorado ante la desnudes de los dos chicos, pero ahora sus prioridades estaban muy claras:
—¿Alguno escuchó cuando lo atacaron? —Claro y directo.
—A-ah-
—¡Quil responde rápido! —Apremio Harry. Pero en ese momento Sam y el resto de la manada llegó.
La tensión en la atmósfera era clara. Pero mientras Sam consideraba qué hacer ahora que habían sido vistos por un montón de adultos y alguien del pueblo, Draco decidió que no podían seguir perdiendo el tiempo:
—Es una maldición, un Sectumsempra de seguro —Intervino hincándose junto a Harry y evaluando el estado del ahora inconsciente Jacob. Harry le había dormido con su magia —Teddy también parece hechizado, pero nada grave. Tenemos que tratarlo a él primero —Agrego en señal al mayor.
Ninguno de los otros comprendía lo que ocurría, pero la presencia de Draco Malfoy hizo que toda la manada se pusiera en guardia. Aún recordaban lo que ocurrido solo unas horas antes.
—Sam… —Llamo Harry en dirección al lobo más grande, suponiendo que ese era el alfa —Llevaremos a Jacob a mi casa, pueden alcanzarnos allá —Era un aviso, no una pregunta. Fue entonces cuando Harry se giró hacia los otros adultos con él —Díganle a Budd que lo necesito allá también.
Con un asentimiento en respuesta Harry sujeto a firmemente a Teddy y a Jacob con sus brazos juntándolos a él en lo que parecía dolorosamente un abrazo de despedida. Y entonces los tres se desvanecieron en el aire con un crujido provocando que los Quileutes retrocedieran levemente por la impresión:
—Street, ve a buscar a Budd y dile todo antes de que regrese a la casa —Malfoy dictó las instrucciones a la mujer al tiempo que se levantaba y giraba su varita en las manos —Luego tú y Porter asegúrense de llevarse los cuerpos y barrer todo el lugar en busca de alguna pista, y no olviden arreglar todo. Nunca estuvimos aquí.
—Sí, señor Malfoy —Una vez que la mujer se había ido Draco se giró hacia los lobos quienes aún se mostraban recelosos a su presencia. Bueno, no era como si pudiera culparlos. Aunque las cosas no hubieran salido como habían planeado, ni de cerca, al menos Teddy estaba a salvo y no hacía falta ser un genio detective para deducir gracias a quienes era. Inspiró profundamente por la nariz antes de mostrar sus manos a los Quileutes en señal de paz:
—Lamento mucho lo de esta tarde —Fueron sus palabras en un tono conciliador y una mirada tenue —La situación nos tenía bastante nerviosos a todos… —Por respuesta solo recibió un par de gruñidos —Oigan, no leo mentes —Acusó levemente fastidiado —¿Les importaría cambiar?
Nuevamente solo recibió un montón de gruñidos, solo que estos eran más fuertes. Él solo pudo suspirar frustrado, convencerlos iba a llevar un buen rato y aún estaba preocupado por su sobrino. Aunque no pudo evitar dedicar un segundo pensamiento en esa dirección:
—"Jacob Black" —Ese mocoso había logrado algo de lo que muy pocas personas en el mundo podían llegar a presumir. Se había ganado su más profundo y sincero respeto. Con eso en mente tuvo una buena idea respecto a cómo lograr ponerse en el lado bueno de los lobos —Oigan, su compañero está grave y no querrán perder el tiempo aquí… —Mientras hablaba guardó la varita en su manga aparentando indiferencia —Y si, sabemos que él también es un cambiaformas —Agrego, aunque no podía leer las expresiones de los lobos juzgo que sus palabras habían tenido el impacto deseado —¿Quieren una explicación? —Inquirió sin poder evitar el tono socarrón en su voz. Después de todo, los hábitos arraigan muy profundo —Nos veremos en casa de Harry.
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