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Capítulo 22

"Reunión Sospechosa en un Bar"

Habían transcurrido dos semanas desde que Draco había llegado a Forks. El rubio adulto se había instalado en la habitación de huéspedes de la casa, la cual Teddy antes había querido convertir en su salón de juegos. Y contrario a lo que cualquiera pudiera imaginar la convivencia era realmente llevadera: mientras Harry y Teddy iban al instituto el rubio se encargaba de ayudar con la casa, aunque a Harry no le hizo ninguna gracia llegar un miércoles y ver como su patio de entrada había pasado de un simple terreno con camino de tierra a un jardín con césped, un camino empedrado rodeado por setos finamente podados y algunas que otras decoraciones que Harry considero exageradas:

—Bien, quitaré la fuente de agua señor sin ningún gusto —Había dicho Draco luego de discutir —¡Pero los pavorreales se quedan!

—¡Ni hablar! ¡A menos que sean de cerámica los emplumados se largan!

También era bueno tener un segundo tutor para Teddy. Tal vez Draco fuera poco menos que inútil para ayudarle con las tareas del instituto, pero al menos podía ayudar con su educación mágica. Teddy era particularmente bueno en transformaciones, aunque al igual que Harry las pociones no eran su especialidad. De resto el mago adulto gustaba de pasar las tardes viendo televisión. Tenía un particular gusto por los programas de desafíos y los Reality's.

Pero a pesar de no haber ningún problema, Harry aun no lograba discernir el porqué de la visita de Malfoy. Porque si era solo para verle y saber como estaba, unos días habrían sido más que suficientes. Había algo más tras esas dos semanas.

—¡Permiso! —El ojiverde dejó sus pensamientos de lado cuando escuchó a alguien cruzar por la puerta delantera.

—Adelante... —Respondió Draco desde la sala mientras apagaba el televisor y se levantaba para recibir a una visita que se había vuelto un tanto regular en la casa —Jasper, bienvenido.

—¿Cómo estás, Draco? —Ambos hombres apenas se estrecharon las manos cuando escucharon a Teddy desde el piso de arriba que ya bajaba —Eso es raro, normalmente ya estaría aquí.

—Sí, ha estado desanimado estos días —Acotó Draco mientras acompañaba al rubio a la estancia donde había múltiples cuadernos y libros de texto, además de varias hojas de papel sueltas sobre la mesa de centro. Por alguna razón, luego de que Teddy reprobara su examen de historia, el vampiro rubio se había convertido en su tutor personal. Harry no tenía queja alguna y Draco encontraba reconfortante que el ojiverde estuviera siendo tan flexible.

—Puedo sentirlo —Además era fascinante conocer a una de esas criaturas con habilidades extrasensoriales de las que había leído —Les molesta si lo intento...

—Por favor siéntete libre de hacerlo —Acoto Teddy, quien ya estaba en las escaleras —Papá no me deja usar drogas recreativas ¡Auh! —Lo siguiente que pasó fue un hechizo de toque eléctrico por parte de su tío Draco.

—Nunca me aburre —Murmuro el rubio —Bueno, Harry y yo tenemos que ir a hacer las compras. Jasper estás en tu casa, siéntete en confianza de jalarle una oreja a este bribón. ¡Oye Potter, ya me voy!

Otro evento importante a mencionar fue que durante las últimas dos semanas, así como Jasper se había convertido en un visitante recurrente, las visitas de los Quileutes se habían vuelto inexistentes. Luego de la parrillada Jacob Black no había vuelto a asomarse por la casa, y por alguna razón Harry no podía evitar sentirse un poco desanimado por eso. Un poco, ¿desplazado tal vez? No, eso ya era demasiado. Solo se había acostumbrado a esa atmósfera casual que había siempre alrededor del muchacho. Solo deseaba que Teddy pudiera tomarlo con bastante menos melodrama del que lo estaba haciendo.

No es que estuviera juzgando. Sabía que a su edad un flechazo podía ser bastante intenso, pero tampoco era como si Seth le hubiera dado señal alguna de corresponderle. Era culpa de su ahijado, por hacerse ilusiones y emocionarse demasiado rápido. Aunque tampoco podía ser demasiado duro con él:

—Desearía poder hablar con Teddy —Estaban él y Draco en el pasillo de lácteos del súper cuando soltó aquellas palabras —Me siento un poco mal por él...

—Porque no dejas que mejor intente hablar con alguien más —Sugirió Draco mientras comparaba dos marcas de yogurt —No te ofendas, pero no eres el más experimentado en temas de amor. Solo lograrás confundirlo o hacerlo sentir peor. En cualquier caso solo empeoraras todo.

—Te odio

—¿Por tener razón?

—Por restregármelo en la cara —Acotó el ojiverde tomando el yogurt de la derecha y poniéndolo en el carrito.

Continuaron eligiendo sus víveres mientras platicaban de una cosa o la otra, y mientras hacían la fila pagar no pudo evitar intentar algo:

—¿Qué tal las cosas en el ministerio? —Preguntó casualmente mientras ojeaba una revista People.

—No pienso hablar de trabajo, deja de joder con el tema —Y como en ocasiones anteriores el rubio lo mando a pelar rábanos. Harry solo pudo suspirar algo frustrado, no podía sacarse de la cabeza que Draco estaba allí con segundas intenciones —Mejor hablemos de mi fiesta.

—¿Disculpa? —Harry ya sentía una pequeña migraña comenzar a tocar las puertas de su salud.

—No habrás olvidado que mi cumpleaños es el viernes, ¿verdad? —Sugirió Draco tomándolo por la nuca y apretándolo con fuerza.

—Ah cierto, cumples cuarenta ¿no? —Preguntó con sorna. Ganándose un zape en la nuca.

—¡Treinta y nueve, idiota!

—Qué gran diferencia —Rebatió Harry devolviéndole el golpe.

Pero regresando a la realidad, cuando salieron con sus compras y las guardaron en el asiento trasero del Ford Anglia de Harry el rubio sugirió que una fiesta podría servir de ayuda para mejorar el estado de ánimo de su sobrino. Así que lo siguiente que hicieron, en lugar de regresar directamente a casa fue parar en una cafetería cercana. Allí comenzaron a discutir el plan del viernes. Sorpresivamente ambos estuvieron de acuerdo en hacerlo pequeño. Draco no quería exponer a Harry de nuevo a la tensión del mundo mágico, así que solo invitarían a un par de amigos magos de los más cercanos; aun con las quejas de Harry acerca de que era su cumpleaños, pero Draco insistió en hacerlo así. Además también quería invitar a los Cullen:

—Son agradables —Respondió Draco con su taza de té a un centímetro de sus labios.

—Bueno eso sí, aunque me cuesta imaginármelos en una parrillada —Acotó Harry batiendo el azúcar en su café.

—Será por la noche, no te compliques por eso —Entonces Harry preguntó porque quería hacer su fiesta de noche —El licor sabe mejor por la noche, ¿que no te he enseñado nada?

—Claro, claro... —No era ningún secreto el buen paladar de su amigo rubio.

—Supongo que también estará bien invitar a Seth, y a Jacob —Agregó con fingida indiferencia mientras golpeaba su cien con el bolígrafo. Pero para su mala suerte no obtuvo la reacción que esperaba. Por su parte Harry solo dio un sorbo a su café, regreso la tasa a la mesa y le miró con expresión aburrida:

—No empieces...

***

Al mismo tiempo, en la reserva la manada estaba reunida en los acantilados. Sam había decidido darles la tarde libre para que se divirtieran, al fin y al cabo todos estaban muy tensos luego de lo ocurrido hacía una semana. Cuando Jacob había intentado entrar en fase. Aunque Sam alegaba que no necesitaba darse tantas prisas, Billy también lo instó a que lo intentara. Aparentemente había algo que los tenía muy preocupados, especialmente porque parecía estar relacionado con el cambio.

Flash Back:

—¿Estás seguro de esto? —Billy estaba sentado en la camioneta, hablando con su hijo a través de la puerta abierta.

—Tengo que asegurarme —Respondió el moreno mientras cerraba la puerta.

Dio media vuelta y se dirigió a reunirse con sus compañeros. Solo iría a patrullar con ellos, si todo salía bien podría relajarse y pensar que ese incidente había sido solo cosa de una vez. Por desgracia, nada salió bien. Al principio Jacob no era capaz de entrar en fase, cosa que era peculiar pero el verdadero problema fue cuando las burlas de sus compañeros comenzaron a molestarlo.

Honestamente ni siquiera recordaba que había pasado realmente. Lo siguiente que recordaba era tener al enorme lobo negro que era Sam sobre él. El alfa presionaba todo el peso en sus patas sobre la espalda de Jacob para mantenerlo contra el suelo del bosque; además Leah y Paul tenían sujeto al moreno del brazo izquierdo y la pierna derecha respectivamente. A su alrededor pudo ver al resto de la manada tirados y bastante golpeados. Aunque no recordaba nada, según sus compañeros de repente había arremetido contra ellos como un verdadero salvaje. Pero no como un lobo. Sino como una especie de monstruo salido de una vieja película de terror.

Fin del Flash Back

De no ser por la resistencia y las muy eficientes capacidades curativas de los licántropos ninguno de ellos habría podido ir a la escuela al día siguiente. Y aunque había sido una experiencia bastante mala, al menos habían podido descubrir un par de cosas: primero, por alguna razón desconocida Jacob no podía entrar en fase. Solo la rabia lograba detonar el cambio, pero por alguna razón su cuerpo parecía estancarse en esa horrible forma de monstruo de películas.

Segundo, si bien era una transformación apenas parcial no era como si fuera especialmente más rápido o fuerte. La única razón por la que les tomó algo de trabajo someterlo era porque su comportamiento era el de una bestia. Sus movimientos eran erráticos y casi al azar, no parecía razonar en lo que veía y al parecer no se veía frenado por el dolor.

—Viejo, ¿otra vez pensando en eso? —Jacob estaba sentado sobre un viejo tronco caído, cuando Seth fue a sentarse a su lado. Estaba mojado y su cabello escurría producto de su salto anterior —Sam dijo que no le dieras muchas vueltas al asunto. Billy ya pensara en algo que hacer...

—Afff... —El aludido suspiró con algo de frustración.

Ni siquiera tenía ganas de hablar. Se sentía demasiado abrumado por todos sus pensamientos. Era igual a cuando recién había regresado de su pequeño autoexilio en las montañas y Canadá. Cada pensamiento, cada sensación de sus manos y pies, como si cada rasgo de su cuerpo humano fuera ajeno a él. Era como si algún científico demente hubiera tomado su cerebro y lo hubiera metido de lleno en el cuerpo de un roedor. Sencillamente nada se sentía como debería estar.

—Deberías saltar... —Sugirió Leah, de pie unos metros más adelante, cerca del borde del risco —Tal vez un chapuzón te limpie las ideas raras de la cabezota.

Aun con su típico tono agresivo, el consejo de Leah sonaba bastante sensato. O al menos lo suficientemente atractivo como para que Jacob se levantara y fuera directo al vacio:

—Dios, parece un suicida —Comentó Jared luego de ver que su compañero ni siquiera se había quitado la camisa.

—No sé, pero si sigue poniendo esa cara de imbécil voy a golpearlo en las bolas

—Dios Leah, ¿olvidaste ponerte los ovarios otra vez?

***

Mientras tanto, muy lejos de Forks. En alguna parte del Reino Unido se llevaba a cabo una peculiar reunión. Apenas un encuentro casual entre dos hombres, sentados a la mesa del fondo de un viejo bar. El lugar apenas tenía clientes, después de todo era bien entrada la madrugada y solo los bebedores más empedernidos se encontraban allí. Lo cual resultaba realmente conveniente, ni siquiera era necesario poner un hechizo silenciador a su alrededor. Podían hablar sin ningún tapujo acerca de sus planes.

—Entonces tendremos que aplazarlo de nuevo —Concluyó el hombre de la izquierda. Iba vestido con un grueso abrigo de piel oscuro, dio un trago a su bebida y luego suspiro pesadamente —No seré yo el que se lo diga al jefe...

—No se puede evitar —Agregó el otro, un tipo rubio entrado en sus cincuenta —Fue demasiado rápido, de un día para otro Potter dejó de asistir a la oficina de aurores y todos sus registros fueron borrados. Es obvio que el ministro lo ayudó. Y nadie más parece estar enterado de nada.

—¿Qué hay del mocoso? —Inquirió el hombre del abrigo. Pero en respuesta solo recibió una negativa con la cabeza —Supongo que habrá salido del país. Es la opción más lógica si consideras que intenta desaparecer. Solo es cuestión de tiempo para que se delate solo...

—Hablando de eso —Intervino el otro tipo, su expresión parecía repentinamente temerosa —Y-yo ya he hecho mi parte, sí continuó hurgando por ahí comenzarán a notarlo. Entonces yo-

—Eras un cobarde antes y siempre lo serás, Dawlish —Espetó el otro hombre. Su mirada repentinamente se tornó roja y fue suficiente para paralizar al otro de miedo —Así que mejor asegúrate de continuar siendo útil para nuestra causa. Porque en el momento que dejes de serlo... —No hacía falta que completara su amenaza. El mensaje estaba más que implícito.

—C-Creo que podríamos tener. U-una pista —Agregó sin poder ocultar el temor en su voz —Malfoy, de repente tomó unos días libres y no se ha reportado al trabajo en dos semanas.

—Jmm, ya lo ves Dawlish —Agregó su acompañante con una escalofriante sonrisa —No fue tan difícil ¿verdad?

***

El lunes por la mañana Harry tenía clase de literatura, la cual compartía junto con Alice y Edward, así que al salir aprovecho la oportunidad para extenderles la invitación al cumpleaños de Draco:

—Vaya, eso no me lo esperaba —Comentó Edward mientras salían al pasillo.

—Nos encantará ir —Acotó Alice con su imperturbable sonrisa —¿Llevamos algo?

—No será necesario —Respondió Harry —Pero si insisten, a Draco le gusta el vino tinto.

—Anotado —Mientras la vampiresa fingía tomar nota con un lápiz de aire, al otro extremo del pasillo pudieron ver como Emmet, Bella y Teddy venían para reunirse con ellos. Aunque el joven metamorfo parecía especialmente desanimado, como lo había estado los últimos días.

—No lo consientas —Espetó Harry al ver que Emmett llevaba al mago en su espalda —Solo ánimas sus melodramas.

—Es difícil decirle no cuando pone ojos de cachorro —Se defendió Emmett.

—Papá es muy malo conmigo... —Espeto Teddy desde la espalda del vampiro —No me deja auto compadecerme.

—Mira lo que hiciste —Acotó Harry, ya acostumbrado a que algunos se le quedaran mirando cuando Teddy lo llamaba "papá" —Bájalo.

—Lo siento pequeño. Ordenes de tu padre

—A todo esto, ¿por qué estás tan desanimado pequeño? —Inquirió Alice mientras caminaban hacia la cafetería y pasaba su mano por el cabello castaño del menor, peinándolo hacia atrás. Por primera respuesta recibió un largo suspiro:

—... mal de amores —Respondió con absoluta convicción. Lo que hacía difícil saber si bromeaba o si hablaba en serio. Así que miraron a Harry en busca de alguna guía, solo les hizo una seña para que lo dejaran estar. Al parecer los dramas de Teddy eran algo usual. Por suerte lograron evitar que intentara ahogar sus penas en jugo de manzana cuando mencionaron lo de la fiesta del viernes —¡¿Ustedes también irán?! —Cosa que parecía emocionarle bastante.

—Sip, tu padre muy amablemente nos invitó —Respondió Alice. Su intención era mantener distraído al joven metamorfo, pero no contaba con que este se girara hacia Harry con sus ojos como platos y moviendo la boca como un pez fuera del agua:

—Merlín, esperaba que no pasara esto —Murmuró algo frustrado. Después de todo su trato con Draco consistía en que la decisión reacia únicamente en sí Teddy lo mencionaba. ¿Cual decisión? Muy simple:

—¿También invitaste a Seth?

—Seee... —Respondió sin ocultar su derrota —Pensaba ir a la reserva luego de clases para invitarlos.

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