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Capítulo 2

"No puedes seguir así"

Harry amaba pasar el tiempo con su ahijado. Teddy era ruidoso, curioso, parlanchín, un poco mimado e infantil a veces. Justo como en adolescente de su edad debía ser. Harry, con su apariencia adulta, caminaba a su lado cuidando que este no se metiera en problemas, una cualidad que él tuvo a su edad

—¡Rápido, rápido! —Su ahijado lo apremiaba a que caminara más deprisa jalandolo del brazo. Mientras, Harry reía un poco

—Cálmate, la película aún no empieza —Le dijo mientras caminaban por el amplio pasillo del centro comercial.

—Ya lo se, pero no quiero hacer la fila para las golosinas —Y con ese argumento siguió jalando a su padrino

Mientras caminaban Harry pudo notar como algunas personas se les quedaban viendo. Especialmente los jóvenes

—No es a mi —Atajó el chico adivinando los pensamientos del mayor —Aun con esa apariencia de viejito eres bastante atractivo Harry

—Dudo ser más llamativo que un chico con el pelo azul —Rebatió Harry. En respuesta Teddy solo se giró y le sonrió anchamente. Harry le devolvió el gesto y siguieron caminando. Minutos después ambos iban entrando a la sala de cine, el con una soda y unas palomitas grandes y Teddy —Volviste a exagerar

—Sabes que me da hambre —Rebatió el menor divertido mientras cargaba su bandeja llena de aperitivos

—Tienes suerte de no engordar, me recuerdas a Ron —Comentó Harry. Su mejor amigo también tenía esa manía de comer en exceso Pero recordarle hizo que su pecho doliera y se llevara la mano a este mientras se sentaban. Gesto que no pasó desapercibido por Teddy

—Ey... —Dijo llamando su atención a la vez que le tomaba la mano —No te lastimes

—E-estoy bien —Respondió quedamente Harry, no quería arruinar el cumpleaños de su ahijado —Miremos la película

Teddy lo miró escéptico unos segundos, sin tragarse la falsa sonrisa que su padre le devolvía. Pero optó por tomarle la palabra y dirigir su atención a la pantalla. En ningún momento le soltó la mano. Cosa que Harry le agradeció en su interior; Teddy era un buen ancla para mantenerse en el ahora y evitar esa sensación de fracaso que siempre lo atosigaba

La película transcurrió sin más incidentes digno de mención que cuando Teddy casi lloró con la muerte de uno de los personajes. Harry, por su lado, estuvo a punto de quedarse dormido en más de una ocasión, no era muy fanático de las películas de ciencia ficción que tanto amaba su ahijado

—Ya es algo tarde... —Comentó Harry mientras caminaban fuera del centro comercial. Y la verdad tenía algo de razón, el sol ya se había ocultado aunque la noche aún no estaba muy presente

—Ni pienses que regresaremos ahora —Pero Teddy conocía muy bien a su padrino —Aún tenemos la cena

—Podemos pedir pizza...

—Y un cuerno de Erumpent —Rebatió tercamente su ahijado pelinegro —¡Comeremos pasta!

—La pizza es pasta —Pero no tenía sentido intentar aclararlo, ya se encontraba siendo arrastrado por la calle

***

Cuando regresaron a Grimmauld Place, Teddy cabeceando, Harry no pudo evitar hacerlo con una agradable sensación en su estómago. Había pasado una agradable tarde de cumpleaños con su ahijado y sin ningún incidente. Al parecer finalmente habían decidido darle un respiro de todo. Prácticamente cargo a Teddy hasta su habitación, abrió la puerta y entró. Lo dejó sobre la cama, donde automáticamente este se aferró a su almohada; Teddy dormido era lo mismo que una trampa para osos. Le quito los zapatos y los calcetines, además le sacó la camisa dejándolo en franelilla para que durmiera más fresco

—Descansa —Le dijo echándole el pelo hacia atrás y besándole la frente. No noto como el joven sonreía complacido

Una vez en su habitación se tomó su tiempo para cambiarse. Le gustaba su pijama de algodón, una camisa manga larga y mono, era cómoda y tibia; perfecta para las noches en Inglaterra. Guardo la ropa que había usado y se acostó, dejando la cobija solo hasta su pecho. Se quedó mirando las tablas de techo unos minutos hasta que se durmió

Se hallaba de regreso en Hogwarts. El castillo se veía igual a como lo recordaba la primera vez que lo vio, grande e imponente. El seguía luciendo como un estudiante de último año y llevaba su túnica negra de uniforme

Con paso vacilante se encaminó y cruzó las grandes puertas de entrada. El salón era tan impresionante con su suelo de mármol, las gruesas columnas que sostenían la bóveda del techo, los cuatro enormes relojes de arena cada uno con rubíes, esmeraldas, zafiros y ópalos marcando los puntajes de las casas

Harry no pudo evitar la nostalgia al recordar esos días donde se emocionaba al ver el reloj de Gryffindor con más puntos que el de Slytherin, o la vez que él y los gemelos se ocultaron de Percy tras estos por haber lanzado una bomba fétida en la biblioteca

Le gustaba estar de vuelta, lo hacía sentir tan tranquilo. Se paró a mitad del salón y pensó, ¿subir las escaleras o ir a la izquierda y ver el gran comedor?

Al final se decidió por la segunda opción. Caminó unos metros y se sorprendió de ver las puertas cerradas. Aunque era lógico, parecía ser bien entrada la noche así que todos los habitantes del castillo debían estar durmiendo; aún así empujo las puertas de madera abriéndose de par en par y deseando no haberlo hecho

—Oh... —No había ninguna de las cuatros mesas ni la de los profesores y aun así el lugar estaba a rebosar

Dividiendo la estancia en dos había una línea de cuerpos. Cadáveres. Verlos una vez más le produjo la misma sensación de pesadez, de dolor y sufrimiento que nada tenía que envidiarle a la maldición cruciatus. Podía ver a los heridos, algunos en grupo abrazándose y otros simplemente llorando solos en el piso. Los veía pero eran como fantasmas sin rostro, pero los escuchaba. Reconocía las voces de sus amigos, de sus compañeros, los maestros, todos. Escuchaba otra vez los lamentos y las lágrimas de la señora Weasley llorando a Fred, los sollozos de Luna...

No podía seguir reviviendo aquello. Quiso dar media vuelta y salir huyendo pero sus pies estaban pegados al suelo

Una vez más volvía a estar rodeado por la guerra. Los muros temblaban, el techo desprendía polvo, las columnas se quebraban. Los hechizos volvían a surcar el aire; sus amigos mataban, morían y caían y él no podía hacer nada

—Harry... —Al abrir los ojos volvía a estar de regreso en su habitación. Debía estar amaneciendo porque la luz aún se filtraba azul por su ventana. Claro que no daba al exterior, sino que estaba encantada para mostrar un paisaje; idea de Teddy —¿Estas bien? —Estaba agitado, sudoroso y sentía la garganta seca, pero asintió con la cabeza —Las pesadillas, ¿empeoran?

—No —Respondió secamente Harry mientras se quitaba el pelo de la cara —Solo, no dejan de doler

—Nada es tu culpa Harry, fue-

—Sirius —Atajó el mago —Por favor... —Su padrino se le quedó viendo un momento, no le gustaba ver así a su ahijado. Desapareció

El ojiverde se tomó unos minutos para calmar su pulso. Era sábado, así que probablemente Teddy aún estaría durmiendo; salió de la cama y fue al baño. Tomaría una larga ducha antes de ir a recoger el periódico y preparar el desayuno

—Mmm —Adoraba el clima frío. En especial cuando podía envolverse en sus cobijas y sentir esa calidez tan reconfortante. Excepto por su pie, el cual se empeñaba en mantenerse fuera de las cobijas. Lo cual fue suficiente para terminar de despertarlo. Así que con algo de mal humor se destapó y miró al techo, luego a su reloj; las ocho treinta de la mañana —Genial... —Un sábado completamente echado a perder

Se bajó de la cama y fue directo al pasillo, conociendo a su padrino ya debía estar abajo en la cocina. Con flojera y frotándose un ojo empezó a bajar las escaleras, un poco de café le ayudaría a mejorar su día. Tal vez, con suerte, podría convencer a Harry de salir a trotar un rato. Pero primero:

—Oye Harry, ¿ya está el ca- —La pregunta por una bebida caliente murió en cuanto puso un pie en la cocina. Su padre estaba sentado con su cabeza oculta en los brazos sobre la mesa del comedor. A su espalda la tetera silbaba pero a Teddy no podía importarle menos. Ya sin un solo dejó de pereza fue directo a él, su espalda convulsionaba pero lo que le preocupaba era que apenas podía escuchar su respiración —Harry, vamos, arriba...

Apartó el periódico a un lado, o mejor dicho ambos, pero poco le importó que hubiera uno extra esa mañana. Tomó a su padre y lo cargó hasta el recibidor y ahí escaleras arriba a la habitación principal

***

—Increíble... —Como todas las mañanas el ministro se encontraba en su despacho preparando el trabajo de la siguiente semana. Pero en medio de un descanso que se tomó para leer el periódico del día se encontró con la última gran reseña de Rita Skeeter, o como Kingsley solía llamarla —¡Esa arpía!

Harry Potter ¿Compensando su juventud perdida?

Harry Potter, el héroe de nuestro mundo y reconocido auror ocupa su lugar en las páginas de los libros de historia que hoy estudian los jóvenes magos. Pero la historia tiene su lado oscuro. Al cargar con el destino de nuestro mundo sobre él desde que era un bebé y perder a sus padres, Harry Potter jamás pudo disfrutar de una infancia como todos nosotros.

¿Pero acaso ahora intenta recuperar sus días de juventud? ¿O solo empieza a mostrar la naturaleza de sus fetiches? Ayer, 31 de Octubre fue su trigésimo tercer cumpleaños, se le vio acompañado de un jovencito de no más de quince años paseando por un reconocido "centro comercial" muggle. Se desconoce si la naturaleza del jovencito en cuestión es mágica o no, aunque seguramente se trate de un joven muggle contratado para "acompañar" durante su cumpleaños al "héroe" de nuestro mundo. Jugar en tiendas muggles de "videojuegos", asistir a funciones de "cine" y una cena fue la manera de celebrar su cumpleaños y seguramente una celebración que duró hasta altas horas de la noche en-

—Debería tragarse esa pluma —Gruño el ministro dejando el artículo a medias y desquitándose con el papel periódico. Quiso regresar al trabajo pero estaba demasiado ofuscado como para pensar en eso. Además, se sentía preocupado; si Harry leía aquello no haría más que sentirse miserable. Era obvio que el chico en las fotografías era Teddy, porque había fotografías, el descaro de aquella periodista no conocía límites, ¿Cómo podía siquiera atreverse a insinuar que Harry le pagaba a niños por sexo? ¿Acaso olvidó todo lo que hizo por ellos? Era evidente que si

En momentos como ese deseaba poder usar toda su influencia como ministro y hacer que el Profeta se dignara a tener algo de sentido común y decencia, en vez de pensar solo en vender. Por eso le gustaba leer El Quisquilloso, de vez en cuando para despejar su mente y el estrés. Pero en ese momento lo único que podía despejarlo era una cosa. Así que tomó una hoja de pergamino limpia, empapo la punta de su pluma en tinta y empezó a escribir...

***

Teddy se encontraba sentado al borde de la cama, mirando fijamente a su padrino. Parecía dormir pero su respiración era agitada y sudaba ligeramente, como si tuviera algo de fiebre, sin contar los pequeños objetos de la habitación que levitaban un par de centímetros por encima de la superficie donde estaban. Se ponía así cada vez que los recuerdos del pasado volvían a abrirle esas viejas heridas que tenía en su mente, su alma. Odiaba verlo así, en ese estado tan vulnerable. No podía dejar de preguntarse si algún día podría cerrarlas, jamás desaparecerían pero serían como su cicatriz. Solo un recuerdo de un pasado doloroso

—Papá... —Susurró mientras le quitaba un mechón de pelo de la frente

Un ruido aparte le llamó la atención. Se giró un poco creyendo que algo grande se había caído de la mesa, pero no fue aquello; pudo ver cómo las llamas verdes de la chimenea se volvían a tornarse de su color natural, frente a esas había un pergamino doblado a la mitad

"Harry, acabo de leer El Profeta. Skeeter nunca cambiará pero te prometo hacer algo al respecto. Por favor respóndeme cuanto antes o enviaré a alguien a verte. Atte: Kingsley"

Se sorprendió, y alegró, de ver que el ministro se interesaba tanto por su padre. Pero aquello tampoco quitaba el hecho que no ayudaba en nada a Harry; él necesitaba algo más, y ya hacía tiempo que había estado rondándole la cabeza. Así que fue al escritorio de la habitación y tomó una pluma, escribiendo la respuesta en reverso del pergamino

"Señor ministro soy Teddy, mi padre está bien, pero algo decaído. Le agradezco su preocupación y por eso hay algo que quisiera pedirle como favor..."

Mientras Harry se agitaba un poco bajo el peso de sus recuerdos, su ahijado se concentraba en ser tan claro y conciso como fuera posible mientras escribía. Y también pensaba como decirle lo que tenía en mente

***

Harry no se despertó sino hasta unas horas después, cuando ya marcaban las cuatro o cinco de la tarde. Se sentó sobre su colchón y vio como unas cuantas hojas de pergamino caían perezosamente al piso, sin poder contener un "No de nuevo". Se echó el cabello para atrás con ambas manos antes de descubrirse y bajar de la cama. No recordaba hacer subido, así que seguramente Teddy lo esperaba abajo de brazos cruzados y con el ceño fruncido

—Despertaste —Increíblemente su ahijado estaba tumbado en el sofá de la sala, con el fuego encendido y leyendo uno de esos cómics americanos que tanto le gustaban —¿Tienes hambre?

—S-si, un poco... —Esa modalidad despreocupada de su ahijado lo descolocaba un poco. Normalmente estaría frente a él sermoneadolo por dejar que cosas tan insignificantes lo afectarán de esa manera; pero no, simplemente estaba ahí como si nada —¿Preparaste algo?

—Hay unos emparedados en el comedor —Respondió sencillamente el menor pasando de página

A Harry en verdad se le hacía muy extraño, pero prefería pensar en aquello como una mejora con respecto a la actitud de su ahijado. Sin darle más vueltas al asunto fue a la cocina, se sirvió un vaso de jugo de calabaza bien frío y se sentó a comer en silencio. Al menos la frescura del jugo le quitó esa sensación seca de la garganta, ayudándole a pasar la comida. No comió demasiado, jamás lo hacía, pero apenas hubo dejado el plato Teddy apareció en la cocina, con aspecto serio y un sobre en las manos

—¿Pasa algo? —Pregunto confundido

—No puedes seguir así —Dijo de inmediato el metamorfago, ganándose un reviró de los ojos de su padrino

—Teddy, no es la primera vez que me pasa esto, sabes que-

—Pero si es la última vez que te digo esto —interrumpió —Sigues dejando que todo lo que hiciste por el mundo mágico te afecte, ¡y estoy harto! —Dijo haciendo énfasis en cada palabra de su última frase

—¿Crees que es algo que puedo evitar? —No pudo contenerse y soltar aquella pregunta con un dejo de sarcasmo

—No —Respondió sencillamente su ahijado encogiéndose de hombros, entonces hizo sonar el papel del sobre contra su mano —Pero pienso alejarte de todo esto que te afecta tanto

—¿De qué estás hablando? —Conocía a su ahijado, y sabía que cuando decía algo era muy en serio. Entonces, en vez de responder Teddy solo le dejó el sobre en frente; era azul con un par de franjas azules verticales, llevaban el logo y un par de alas y decía —Ah no

—Ah si; ve a hacer tus maletas —Atajó el menor con una mirada decidida —Nuestro vuelo sale en tres horas, ¡y! tengo un equipo de aurores listo para obligarte a subir si es necesario —Esta vez la mirada de Harry se torno escéptica ante la amenaza de su ahijado —Cortesía del tío Kingsley

—¿Mi opinión aplica para algo? —Preguntó Harry apoyándose completamente en el respaldo de la silla y mirando a su ahijado con los brazos cruzados

—Harry solo estar en esta casa te enferma, lo se; y encima todos los días vas a trabajar, y todos te tratan como si fueras diferente, ¡todo eso está acabando contigo! —Explotó —Ya no debes hacer nada por el mundo mágico, nada por los demás, por una vez en tu vida intenta vivirla

—¿Huyendo?

—Cambiando —Corrigió —Empezando por esta casa, se que es la de tu padrino pero ese fantasma de polvo es suficiente razón para que cualquiera se vuelva loco. Por favor Harry, vámonos, a donde no te molesten, donde no te conozcan...

—... —El ojiverde guardó silencio unos minutos, en los que evito la mirada de su ahijado —Supongamos que acepto, ¿A dónde propones irnos? ¿Irlanda, Escocia... Rusia...?

—No, lo esencial no es dejar el país a otro —Dijo Teddy —Hablo del mundo mágico...

Una hora después ambos bajaron del taxi; gracias a la magia pudieron empacar rápido y ligero, aunque solo llevaban su ropa y algunas cosas personales más. Teddy llevaba su valija y una mochila al hombro mientras que Harry su baúl y una maleta pequeña. El menor miraba ocasionalmente a su padrino, el cual no había dicho nada desde que salieron del número doce de Grimmauld Place, pero su rostro se mostraba serio. Aunque Teddy podía leer fácilmente a través de este y ver que en realidad se mostraba inseguro, incluso temeroso. Pero no se echaría para atrás, había tomado la decisión y se irían

Después de dar sus pasajes y abordar, Teddy a la ventana y Harry a su lado, ambos solo esperaron con todas sus fuerzas estar haciendo lo correcto. Después que las azafatas dieron las indicaciones y el avión comenzó su marcha, Teddy pudo sentir como su mano era apretada levemente por la de su padrino

—¿América? —Susurro Harry sin soltar la mano de su ahijado —¿Porque?

—Si vamos a cambiar nuestras vidas, mejor hacerlo a lo grande —Respondió Teddy con su sonrisa —Te prometo que no te arrepentirás... Papá

—No lo haré Teddy~

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