Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14

"La mudanza se termina — ¿Jacob recibe la última invitación?"

Pasó la noche tranquila, por la mañana tuvieron un examen de matemáticas, Paul puso la queja en el cielo cuando se enteró que el Beta tendría vacaciones mientras que todos ellos tendrían que seguir con el horario de patrullas de Sam tan estrictamente como siempre. Pero aun con las lamentaciones de todos Jacob no pensaba desaprovechar la oportunidad de poder pasar un tiempo con las horas de sueño completas de un adolescente normal. Se levantó temprano para ir a la escuela, presentó su examen, lo pasó a duras penas, terminó sus clases, y media hora después ya estaba llegando a la calle donde quedaba la casa Potter.

—No puede ser —Se dijo cuando estaciono su moto al frente y se fijó en que probablemente no había nadie en casa aun. Por suerte podía esperar sentado en el pórtico y a la vez resguardarse de la lluvia. Espero un rato sentado en la madera con su espalda contra la pared, tamborileando con sus pies al ritmo que tarareaba cuando un gran camión de mudanza llegó. Al principio esperaba que los dueños de la casa llegarán, pero no. Lo cual fue un problema con el encargado de la entrega diciendo que tenía un horario que cumplir; después de discutir brevemente el Black accedió a firmar la forma de entrega y acomodar todo en el pórtico y el garaje, que por suerte estaba abierto —¿Ahora qué voy a hacer?

Todo había quedado realmente, en serio muy apretado y apenas le quedó un pequeño espacio para resguardarse de la lluvia. En fin, no había nada de malo. Al menos había recordado dejar el espacio justo para entrar por la puerta.

Veinte minutos después el Ford Anglia que Harry rentaba se estacionó afuera del garaje:

—¿Volviste a dejar la cochera abierta? —Sugirió el ojiverde.

—Era para que los de la mudanza dejaran todo, y mira funciono —Se excusó rápidamente el cambia formas.

—Sí, claro... —Harry sabía que era solo una excusa sacada de la manga de su ahijado para evitar el castigo —Al menos ya trajeron todo —Estaba a punto de entrar por el pequeño pasillo que llevaba directa y exclusivamente a la puerta de entrada, cuando se fijó en alguien más sentado sobre una caja cerca de una esquina del pórtico —Hola.

—Ey —Jacob bajó de su asiento y fue a reunirse con Harry —Llegue temprano, perdona que todo esté así pero los de la mudanza insistieron en dejar todo así que lo acomodé lo mejor que pude.

—Si ya veo.

Harry en verdad empezaba a arrepentirse de haberle permitido a Jacob Black ir a ayudarles. Viendo ahora la cantidad de muebles y cosas pesadas que tendrían que acomodar, la opción de usar la magia en verdad comenzaba a sonar increíblemente tentadora. Solo agitar la varita, reducir todo, llevarlo adentro y regresarle a su tamaño normal. Tal vez podría aturdirlo, con delicadeza claro, y ajustar un poco sus recuerdos para que así el chico cumpliera su deuda moral de echarles una mano.

"Por Merlín, empiezo a sonar igual a los gemelos" —Se abofeteo mentalmente y dijo aquella idea al fondo de su cabeza solo como último recurso. Despacho a Teddy, quien amenazaba en acabar con el delicado balance de los paquetes al querer sacar primero el televisor y sepultarlos bajo una avalancha de amueblado y demás mobiliario hogareño —Deberíamos comenzar por... No tengo idea —Estaba acostumbrado a usar la magia. No estaba seguro de cómo proceder ahora; por suerte, Jacob sí.

Harry y Teddy comenzaron a despejar todo adentro, comenzando con la sala. Entre ambos ingleses sacaron el viejo y destartalado sofá que ya estaba en la casa, vale agregar que un viaje torpe, lleno de indicaciones y quejas de ambos, de tambaleos, de golpes en la espinilla, de un viene y va para sacarlo por la puerta trasera, para que finalmente ambos terminaran sentados en el mismo sofá, sudando y jadeando cansados. Y ellos solo habían tenido que sacar un viejo mueble, y aún tenían que entrar todo lo nuevo. De seguro el pobre de Jacob debía estar igual que ellos:

—Se tomaron su tiempo —Pero en lugar de encontrar al pobre sujeto sudando y exhausto, este ya había llevado a la sala la mayoría de los muebles y ahora venía por el pasillo cargando una de las butacas en sus brazos —Ya casi acabe.

"Otra vez" —Harry tenía que acostumbrarse rápido a la semántica americana, comenzaba a sentirse un pervertido. Pero por otra parte —Waoh, eso, fue rápido...

—Mjmmm —De paso de dio un zape a su ahijado que le miraba suspicazmente —Cállate.

Resultó que Jacob era más útil de lo que había pensado en un principio, y se sintió un poco culpable por pensar así del chico. Ordenar la sala fue fácil, Harry no dejó que Teddy conectara el televisor aun; el comedor nuevo estaba listo, aunque montar la cocina fue un poco difícil, Teddy estaba ordenando los platos, vasos, cubiertos y demás, mientras Jacob subía las partes de las camas para armarlas en las habitaciones y Harry, cuidando de que el Quileute no estuviera cerca, las armaba con una pequeña ayuda de su varita.

—Ya era hora —Neville se sentó en la silla de su nueva cómoda y admiro lo bien que lucía la habitación de Harry ahora, pintada y amueblada; su cama era bastante amplia, aunque aún no le ponían el colchón —Mira que bien luce todo...

—Sí, se siente más confortable —Viéndolo todo así estaba más cómodo; su habitación era del tamaño justo para él y también bastante iluminada.

—Ahora solo necesitas ropa más a la moda y estarás bien.

—¿Qué tiene de malo mi ropa? —Inquirió el ojiverde mirando hacia sí mismo.

—¿Es broma?

—¿Ahora tú? —Dijo Harry hacia Fred, de pie junto a la puerta.

—Amigo te viste como si fueras un viejo

—Tengo treinta

—Pero pareces de la edad de Teddy —Rebatió Neville —En serio Harry, un cambio de guardarropa. Tal vez unos jeans, o que tal una simple camiseta de algún grupo de música pop.

—No me fastidien.

—Por otro lado, al fin podré dormir cómodamente —Comento el pelirrojo sentándose en el borde de la nueva cama de Harry —¿Qué? El trato era "Si no tienes con quien dormir yo ocuparía el otro lado de la cama"

—Ey ¿por qué no me avisaron? —Inquirió Neville con una expresión burlona —¿Por dónde empezamos? ¿Bares? ¿Citas por correspondencia? ¿Qué tal esto de "citas en línea" de lo que habla Teddy?

—¿Estás loco? ¿Y dónde voy a dormir yo?

—Basta ustedes dos —Intervino el ojiverde mientras caminaba hacia la puerta y la abría —¿...? —Solo que en lugar del pasillo se topó con una superficie acolchada y blanca.

—Ey estaba a punto de tocar —Jacob metió el colchón y lo dejó sobre las tablas de la cama —Waoh, lo armaste rápido.

—Sí, soy bueno en eso —Se excusó el inglés rascándose la nuca —Oye, gracias. En serio, has sido de mucha ayuda.

—No es nada —Normalmente Jacob era una persona bastante confianzuda, no temía en tutear a la gente ni tampoco en ser amistoso. Pero con Harry Potter la cosa cambiaba. Había algo en el sujeto, no podía decir qué, por qué o cómo, pero le intimidaba; en cierta forma extraña, cuando estaba cerca, se sentía sobrecogido —Me gusta ayudar.

—Estaba pensando que podría quedarse a cenar —Sugirió Harry con amabilidad.

—Eh, claro, gracias —Después de eso continuaron trabajando. Mientras subía el armario destinado para Teddy, el quileute podía sentirse un poco más relajado con respecto al inglés; tal vez no era tan serio como parecía, tal vez solo era demasiado maduro. Después de todo debía encargarse de alguien más joven que él. Aunque, ahora que lo pensaba, no estaba seguro de que edad tendría; era bastante bajo, lucia algo enclenque y su tez blanca le recordaba a las galletas de avena de Sue por las que Seth tanto suspiraba, pero toda su actitud y su presencia era como la de alguien mucho mayor que él —Cuidado adelante —Pero ya pensaría en eso después, por ahora tenía que subir las escaleras procurando no llevarse a nadie por delante. Para el final de la tarde la casa lucía completamente diferente; nueva, acogedora, mucho más hogareña, y, para los ojos del americano, más elegante y sofisticada.

Tal y como Harry había dicho Jacob se quedó a cenar. Teddy no paraba de clamar por ordenar una pizza, pero su padrino socavó su postura ofreciendo preparar su favorito: empanadas de carne horneadas. Así que mientras el mayor se dedicaba a cocinar, Jacob aprovechaba para pasar un poco más de tiempo con Teddy:

"Es extraño" —Se dijo mientras el chico le mostraba su colección de cómics. Después de su reacción la primera vez que olfateó su fragancia en Seth, y de la forma en que su lobo reaccionaba cada vez que la percibía, no comprendía cómo era que el resto del chico le parecía tan, normal. No en el mal sentido. Teddy era gracioso, divertido, en cierta forma una versión europea de Seth. Pero no. Por mucho que le doliera en el orgullo admitirlo, la única vez que una esencia había despertado en él un interés similar fue con Bella. Por eso, en cierto momento, acostado boca arriba en su cama y mirando al techo de su habitación, había considerado que tal vez, solo tal vez, el dueño de aquel aroma podría llegar a gustarle. Como fuera, ahora sabía que la fuente era un chico y se sentía un poco aliviado.

Si, aliviado y decepcionado.

—Aleja tu etérea humanidad de mis pasteles.

—Esa es una frase que no escuches a menudo —Bromeo Fred a un lado de los pasteles recién sacados del horno —Que amable de tu parte dejar que el fortachón se quede a cenar.

—Es lo menos que podía hacer —Respondió Harry, apenas consciente de la pequeña sonrisa en sus labios. Quince minutos después estaban cenando en el nuevo comedor de caoba que Jacob había entrado desde el garaje. Era bonito, elegante y muy pesado —Buen provecho.

—Gracias por la comida —Jacob dio la primera mordida y se sorprendió de lo delicioso que estaba el pastel —¡Woh!

—Cuidado, aún están calientes por dentro —Advirtió Teddy, quien soplaba la suya.

—No, es que, está rico —Explicó. Harry sonrió satisfecho de sí mismo y entonces se aventuró a preguntar:

—Jacob, ¿siempre trabajas? —Inquirió curioso.

—Solo cuando algo sale —Respondió medio apenado —Aunque, tenía bastante tiempo sin hacerlo.

—¿En qué año estás? —Esta vez fue Teddy quien preguntó.

—El último de preparatoria —Respondió —Pero estoy en el instituto de la reservación. Continuaron charlando hasta que solo las migajas de la cena quedaron, Harry preparo un poco de té y Jacob se despidió.

—Es un buen chico —Murmuró Harry mientras él y Teddy le observaban alejarse en su motocicleta.

—Y está muy bueno —¡Auch!

—Vete a dormir —Ordenó Harry luego de darle un zape en la cabeza.

Mientras el inglés consideraba lavarle la boca con jabón a su ahijado, la motocicleta de Jacob aceleraba sobre el asfalto. Su piloto iba particularmente de buen humor, había pasado un buen día y esas empanadas de carne en serio habían estado deliciosas. Condujo el resto del camino hasta la reservación, se sentía bien poder llegar y no tener que apresurarse para salir a patrullar. Esta vez podía llegar, darse un baño y relajarse sentado en la sala frente al televisor viendo el fútbol:

—Jacob —Al menos eso era lo que tenía planeado. En cuanto su padre escuchó la puerta abrirse le llamó y con un mal presentimiento fue a la cocina donde Billy le esperaba.

—¿Qué ocurre? —Pregunto, rogando a los ancestros que Sam no hubiera revocado sus vacaciones.

—Mira lo que llegó —El anciano llevando un sobre de correspondencia. Pero antes de que Jacob lo tomara echó para atrás el sobre y agregó —Es la invitación a la boda de Bella... Si vas a salir corriendo otra vez, no lo abras —Agregó, esta vez dejando que su hijo lo tomará. Y por supuesto que una parte de Jacob quería hacer más que estrujarlo y lanzarlo directamente a la basura; pero otra parte, lamentablemente más grande, le obligó a abrirlo y leer la elegante invitación echa en papel de hilo y detalles en dorado:

Cullen & Swan

Ambas familias tienen el placer invitarle a la ceremonia de unión entre sus dos hijos:

Edward Cullen & Isabella Swan

La cual tendrá lugar el 6 de Agosto a las 7:00 p.m.

En el espacio familiar de la casa Cullen ubicada...

Jacob no tenía el estómago para seguir leyendo así que solo dejó la invitación sobre la mesa y se fue a la sala. Todo el rato su padre le siguió atentamente con la mirada, expectante ante cualquier reacción que pudiera tener el más joven; pero para su sorpresa Jacob no parecía especialmente dolido, solo un poco desanimado.

—¿Cuando la trajeron? —Pregunto el chico sin apartar su mirada del juego en el televisor.

—Esta tarde... —Aunque no estaba seguro de hacerlo agregó —Fue Bella quien la trajo, tenía la esperanza de hablar contigo pero le dije que no habías regresado del instituto aun. ¿A dónde fuiste?

—Que importa —Rebatió el moreno. Aunque recordar las empanadas de carne mejoró, momentáneamente, su ánimo —¿Quería algo más?

—Dijo que aún quería que seas su padrino —Ante la honesta pero precavida respuesta de Billy, su hijo solo chisto los dientes; cansado, harto y molesto, todo al mismo tiempo —Que te enviaría el traje por correo la próxima semana.

—Es una testaruda —Gruño Jacob.

—Sí que lo es... —Coincidió su padre, colocándose con su silla a un lado del sofá —Pero dime, Jacob, ¿lo harás?

—De qué estás hablando—

—Por favor Jacob, eres mi hijo: te conozco. Si esto fuera una película estarías haciéndote el duro y en la escena de la boda te presentarías por la puerta trasera y bailarías con la novia.

—Pues es una suerte que no sea una película —Gruñó el moreno poniéndose de pie y caminando a su habitación. Pero Billy tenía razón. Bella era su amiga desde que eran niños y jugaban a hacer pasteles de lodo, aun cuando esta estuviera rompiéndole el corazón, aun cuando le había dicho que ya estaba harto la verdad era una muy diferente. Aun la amaba. Aún, una pequeña parte de él, rogaba a los ancestros por que se arrepintiera de casarse con la sanguijuela y decidiera quedarse con él. Por qué aquel beso en las montañas al amanecer hubiera significado algo en verdad para los dos, y no solo para él.

Tenía miedo. Temía ser débil. Temía que su maldita nobleza le ganara a su orgullo y terminará por ir a humillarse ante todos estando de pie junto al altar y viendo al amor de su vida desposar a otro. Temía ser un imbécil y terminar haciendo una escena. Temía que su lobo decidiera terminar de joderle la vida e imprimara en la chica. Suspiro y miro por la ventana mientras la palabra "Imprimar" pasaba una segunda vez por su cabeza. Aquel era un tema con el cual no podía decidir una postura. Le asustaba y emocionaba por igual. Veía a diario lo felices que eran Sam y Emily, también veía a diario lo infeliz que era Leah; además le costaba asimilar que él no tenía elección alguna en el asunto. Su lobo, y solo su lobo, tenía el derecho único e irrevocable de decidir con quién querría pasar el resto de su vida. Quien se convertiría en su nuevo centro de gravedad. De pensarlo solo podía decir:

—Que mierda... —Era la forma perfecta para describir su vida. La chica que amaba solo tenía ojos para otro sujeto, quien de paso, era un vampiro chupasangre; sus amigos, o al menos la mayoría, ya tenían pareja; no tenía un trabajo; estaba a punto de graduarse del instituto y no tenía ni idea de qué hacer con su vida.

Si, definitivamente su vida era una gran mierda.

***

Por suerte para él pudo pasar el resto de la noche profundamente dormido. Aunque sus sueños estuvieron plagados de pasteles de bodas, teteras de té, lunas cambiantes y un montón de animales, pudo levantarse fresco y más tranquilo; a diferencia del clima, el cual parecía empecinado en querer arrancar el techo de su casa. En serio, vaya tormenta que estaba arreciando allí afuera. En cuanto salió a la cocina para desayunar ya Billy estaba allí, solo que en lugar de leer su amado periódico estaba intentando secarlo en la estufa:

—Llamaron de la escuela —Le dijo mientras le daba vuelta a la sección de deportes —Dicen que se inundó y que se cancelan las clases hasta que reparen los techos.

—Vacaciones —Bromeo Jacob tomando su respectiva ración de pan tostado, huevos y tocino. Estaba listo para pasar un buen día haciendo el vago, comenzando por desayunar mientras veía las caricaturas.

—Eso crees —Claro, no contaba con la ley de inercia paterna: "Si tu hijo está cómodo y feliz, ponle a hacer oficio" —Necesito que vayas al pueblo y hagas las compras.

—Mmm —Sabia perfectamente que no podía negarse o su padre lo mandaría a arreglar el techo del instituto el mismo. Aun así se tomó su tiempo para desayunar, no tenía ninguna prisa en salir bajo ese aguacero, se ducho con agua caliente y se preparó; guardo dinero en su billetera y se puso su chaqueta, más para evitar mojarse toda la ropa que de abrigo. Condujo desde la Push hasta el único supermercado que había en todo Forks; cualquiera pensaría que con semejante diluvio no habría nadie en las calles, pero los habitantes del pueblo estaban muy acostumbrados así que Jacob no se extrañó de ver la afluencia usual de personas en el súper.

—Brrrr —Una vez adentro se sacudió un poco el agua del cabello, le gustaba hacer eso. Tomó una cesta y se dispuso a comenzar su caminata por los pasillos; leche, huevos, algo de aceite, mantequilla, no estaría mal llevar un poco de yogurt. Se encontraba en mitad del pasillo de los cereales intentando decidir si comprar el de siempre o probar con esa nueva marca —Veamos, de tin marin de do pingüe—

—Honk honk —Estaba en medio de su poco intelectual método de elección cuando de repente escucho como alguien detrás suyo imitaba el claxon de un camión—

—Ey, hola Teddy —El joven inglés se encontraba recordado sobre su carrito de compras, bastante lleno, y le miraba con su usual expresión juguetona —¿También te enviaron a hacer las compras? —Preguntó mientras aspiraba lentamente aquella fragancia que tanto le gustaba. Pero mientras Teddy le respondía que Harry estaba en el pasillo de los quesos pudo notar, con un poco más de claridad, como el aroma no venía directamente de él.

—... y recordé que me había acabado mi cereal de chocolate esta mañana —Continuó hablando el metamórfico —Así que vine a buscar una caja mientras tanto.

—Ya veo —Ambos continuaron charlando mientras caminaban por los pasillos. Mientras lo hacía Jacob no pudo evitar ver de reojo lo lleno que iba el carrito que Teddy empujaba; resultaba obvio que Potter tenía bastante dinero. Lo había notado desde que se habían conocido. En general evitaba tener mucho contacto con las personas adineradas; no por ninguna clase de complejo de inferioridad, simplemente tenía la impresión que debían ser patanes estirados y eso. Pero Teddy era bastante confianzudo y amigable. Y Harry, bueno en general era muy serio y a veces daba algo de miedo, pero también era buena persona. Aunque ahora que lo pensaba, no tenía idea de a qué olía. Había descubierto que muchas veces la esencia de alguien tenía mucho que ver con su personalidad. Justo ahora estaría preguntándose qué clase de aroma tendría el inglés, de no ser porque su nariz estaba muy ocupada buscando el origen de aquel olor que tanto le acercaba a enloquecer.

—¿Oye ya tienes todo? —Preguntó de repente Teddy.

—Eh, sí claro todo —Jacob por su parte se sentía un poco decepcionado de no ver a su presa —"Ancestros, ¿en serio dije presa?"

—Genial, Harry ya está haciendo la fila para pagar vamos —No había razón para negarse, ¿quién dejaría pasar la oportunidad de no tener que hacer cola para pagar en el súper? Así que comenzó a caminar junto al pequeño inglés. Pero entre más se acercaban a las cajas su nariz no paraba de picar. No había ninguna duda, la fuente de aquel aroma estaba cada vez más cerca; paseaba su mirada por cada persona haciendo fila y también por las cajas.

Podía sentir como su rodilla derecha, la que se había lastimado de niño, comenzaba a temblar; sus manos estaban sudorosas y casi podía jurar que todos a su alrededor podían escuchar su pulso. Podía sentir como su lobo comenzaba a inquietarse y comenzó a tomarle gran parte de su fuerza de voluntad mantenerse controlado, se sentía igual a cuando recién había regresado al pueblo. Sin poder distinguir bien lo humano de lo animal. En ese estado, no quería arriesgarse a estar cara a cara con esa persona, quien quiera que fuera; solo pagara, le pediría el favor a Potter de dejarle pasar antes y se iría antes de que su lobo comenzara a mordisquear su cerebro y le obligará a entrar en fase.

—Oye Harry, mira a quien encontré

—Hola Jacob, es bueno ver a jóvenes que si van de compras solos —El ojiverde estaba disfrutando de lanzarle una pequeña indirecta a su flojo ahijado; al menos hasta que noto el estado de su interlocutor —Oye, ¿estás bien? —Lucia tembloroso, algo pálido, con los ojos muy abiertos, su frente un poco perlada en sudor aun cuando estaban en un lugar con aire acondicionado, y su respiración parecía volverse cada vez más irregular —¿Jacob?

Todo pareció oscurecerse, su visión se nublo y lo último que pudo registrar antes perder la conciencia fue a dos grandes lobos; uno era de un color similar a la canela y el otro era tan negro que fácilmente podría ser invisible en la noche. Ambos se movían en círculos en torno a Jacob, acechándolo, cazándolo. Justo cuando ambos saltaron sobre él todo se volvió oscuridad y negrura. Una amarga sensación que se mezcló con una más agradable que ya había en su pecho, la cual se había originado al descubrir al dueño de tan agradable aroma.

Pero quién iba a decirlo. El dueño de un aroma tan dulce, suave y un poco embriagador, era alguien serio, adusto, muy maduro y, en ocasiones, un poco aterrador. ¿Quién iba a decir que el dueño era Harry Potter?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro