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Capítulo 12

"Un Mal Sueño y una Pequeña Pista"

Al día siguiente Harry debía entregar un informe para su clase de filosofía, del cual por cierto se sentía bastante orgulloso, y Teddy debía hacer su mejor carita de cachorro para su exposición sobre la división celular en clase de biología, la cual no era exactamente su especialidad pero para eso estaban los ojitos de perro. Sabía que estaba mal manipular a las personas, y más aún porque sentía que se estaba volviendo un ególatra, aunque pensándolo mejor eso se lo había dicho Harry. De todas formas necesitaba practicar, había cierta persona que parecía demasiado ajena a sus encantos, cosa que comenzaba a hacer una pequeña mella en su cabeza

En verdad se estaba convirtiendo en un ególatra. ¡Pero ey! Era culpa de Harry por mimarlo tanto cuando era niño.

—¿Mmm? —Por alguna razón, mientras Harry leía el capítulo del libro de italiano que les tocaba esa clase, sintió un pequeño escalofrío recorrer su espalda. Era un sentimiento igual a cuando Teddy hacía alguna travesura.

Para la hora del almuerzo el ojiverde iba de camino por el pasillo hacia el comedor cuando alguien más le dio alcance:

—¡Hola! —Era Alice Cullen, iba con jeans blancos, una blusa azul y una cazadora de cuero, además de llevar un par de libros por delante en sus manos —¿Qué tal la clase de hoy?

—Bien, pensé que usted también la veía —Respondió el inglés

Parlo molto bene el italiano —Dijo la vampiresa con confianza.

—¿Cuántas veces han cursado ya el instituto? —Esta vez Harry le miró con una media sonrisa y una ceja alzada, curioso por aquel aquelarre de vampiros tan particular. Por su parte Alice hizo como si contara con sus dedos:

—Ah, no lo sé, perdí la cuenta hace tiempo —Dijo —Tal vez Jasper, es bueno para recordar esos detalles

Continuaron caminando en un cómodo silencio hasta llegar a la cafetería, tan ajetreada y ruidosa como de costumbre. Ambos fueron a formarse para el almuerzo, entonces Harry recordó algo más

—El postre estaba delicioso —Dijo mientras tomaba una manzana —Tuve que ocultarlo para que Teddy no se lo comiera

—Es un pequeño adorable —Comentó la chica, quien solo llevaba un jugo y una rebanada de pizza —Pero el mérito es de Esme. ¿Te sientas con nosotros?

—Claro... —Seguramente Teddy estaría sentado con sus amigos; y no que Harry tuviera nada contra ellos, o la mayoría, pero sencillamente eran demasiado jóvenes como para sentirse cómodos. Así que siguió a Alice hacia una de las mesas del fondo, donde ya le esperaban tres de sus hermanos. El grandulón, que le miro expectante; la rubia que no ocultó su desagrado; y el chico rubio, el cual por alguna razón le miraba con una intensa mirada —Buenas tardes

—Que tal... —Emmett fue el único que respondió con un saludo casual. Jasper y Rosalie se limitaron a un gesto de la cabeza. Resultaba obvio que los vampiros aún sentían mucha curiosidad con respecto a él, e incluso Harry se sentía curioso. Paseó su mirada por la mesa y se fijó en que los tres no tenían más comida en sus bandejas que Alice en la suya. También era consciente de cómo varias personas se le quedaban mirando, seguramente no era usual que alguien más se sentara en la misma que los Cullen

—¿Y dinos, Harry, de donde eres? —El ojiverde estaba masticando su comida cuando Emmett se aventuró a preguntarle aquello con sutileza. A juzgar por su tono y su mirada se notaba una persona sumamente curiosa, aún cuando intentaba mantenerse precavido

—Crecí en Surrey, y he vivido en Londres los últimos años —Dijo tras dar un sorbo a su jugo de manzana —Hasta que nos mudamos aquí claro.

—¿Conoces alguna otra parte de Europa? —Pregunto Alice emocionada

—Irlanda, Bulgaria, Rusia... —Recontó Harry —Son lugares que visite por trabajo.

—¿Todos los magos trabajan desde tan jóvenes? —Inquirió, esta vez, Jasper.

—No, nos graduamos a los diecisiete años, más o menos. Y toma cinco más la academia de aurores —Explicó Harry. Aunque solo mencionar sus estudios ahora sonaba como un recuerdo tan lejano

—¡Harry! —Jasper se quedó pasmado. En un momento las emociones del ojiverde destilaban nostalgia, y de repente eran reemplazadas por un sentimiento de cariño y exasperación, solo comparable a los de Carlisle o Esme cuando Emmett hacía alguna tontería —Harry me dejaste solo, que malo...

—Creí que estabas con tus amigos —Comentó el aludido, aun con Teddy colgado a su espalda y abrazándolo por el cuello —Ese Andrew... —No que se estuviera quejando.

—Oh, gente desconocida —Pero su ahijado prefirió ignorarlo y trepar un poco más sobre él, hasta poder apoyar su barbilla en la coronilla de su padrino desde donde paseó la mirada de un lado a otro cuál marino en el mástil mayor —My lady, que gusto verla... —Al menos hasta que reparó en la presencia de Alice

El joven mago se presentó ante los demás Cullen como Teddy Tonks, el ahijado de Harry. Del cual aún no se bajaba, y no daba señales de querer hacerlo pronto. Estaban aún en las presentaciones cuando dos personas más se unieron a la conversación: eran Edward y Bella. Harry reconoció a la chica de algunas de sus clases. Parecía sorprendida de verle allí, así como de tener a un adolescente más joven encima. Al parecer era la novia del vampiro lector de mentes, lo cual explicaba el extraño presentimiento del mago la primera vez que le vio. En cuánto ambos se sentaron a la mesa, por medio de un silencioso acuerdo, dejaron la conversación de antes para otro momento, después de todo.

Jasper y Edward consideraban que el asunto de los Potter no tenía porqué llegar a oídos de la humana.

—Bella, espera a ver las ideas que tengo ya diseñadas para la boda —Dijo Alice. Con la obvia intención de desviar su atención hacia ella —¡Te van a encantar!

—No exageres Alice, sabes que quiero algo sencillo —Respondió la chica, con ese típico tono suyo

—Entonces debiste pedirle a alguien más que la organizara —Comentó Emmett con una risa burlona, ganándose un manotazo en el hombro de su hermana

"¿Se van a casar?" —Pregunto mentalmente el mago. En cuanto le escuchó Edward se giró a él con una sorpresa bien disimulada en su expresión —"Vaya, eso sí que no me lo esperaba..."

—Harry, Harry...

—Teddy bájate de encima —Murmuró el ojiverde al sentir como su ahijado le golpeaba la cabeza cual puerta para llamar su atención.

—Vale vale, pero quería pedirte permiso para salir después de la escuela

—¿Y a dónde vas? —Pregunto de lo más inocente su padrino

—A casa de Andrew —Respondió de lo menos inocente su ahijado. Y la negativa de su padre fue más que evidente en su expresión —Está enfermo, y pensé que podría llevarle los apuntes de las clases de hoy.

—Mmm

—¿Que estabas imaginando?... Ah, que pervertido —En ese punto Emmett y Jasper contenían un par de risas, habían estado escuchando sin poder evitarlo mientras Alice seguía comentando una pequeña idea general a Bella sobre lo que tenía planeado para su boda.

—Alice, ya te dije quien quiero que sea mi padrino —A juzgar por la atmósfera que se instaló sobre ellos Harry pudo saber que se trataba de un tema bastante delicado. Y como no. Desde que Bella se había enterado del regreso de Jacob había estado intentando comunicarse con él, pero cada que llamaba a su casa el único que contestaba era Billy. Jacob nunca estaba, o eso decía su padre. Incluso una vez intenté llamar a la casa Clearwater, pero ni siquiera Seth pudo darle razón a Black.

***

El clima arreciaba fuera de la ventana mientras Jacob intentaba concentrarse. Estaba sentado en la sala con todos sus libros de texto frente a él, debía estudiar para sus exámenes y, para su mala suerte, ahora su lectura parecía la misma que la de un niño que estaba aprendiendo a leer. Casi sentía ganas de golpearse la cabeza contra el piso, pero dudaba que eso le ayudará a concentrarse demasiado. Y eso era solo con historia, le daba miedo abrir su libro de matemáticas. Y para colmo, el teléfono de la cocina comenzó a sonar.

—¡Yo voy! —Por suerte su padre estaba allí —Ah, ¡Hola Bella! —Billy siempre hacía aquello, como una forma de poner en sobreaviso a su hijo. Jacob se apresuró a correr hasta el marco de entrada de la cocina y agitar sus brazos y cabeza en lo que era un claro:

—No—estoy—aquí —Vocalizo lenta, silenciosa y claramente.

—Perdona, es que acabo de llegar, déjame ver si está —Dijo Billy. Lo que desato una silenciosa batalla de miradas y gestos, una discusión que fácilmente podría interpretarse como —"No seas idiota y toma el teléfono"

—"No quiero" —Gesticulo tercamente Jacob.

—"Estoy harto de poner la cara por ti"

—"No, no pienso hablar con ella"

—"O lo haces o te juro que te castigo" —Amenazó silenciosamente su padre. Ya derrotado, y un poco renuente aun, Jacob se acercó hasta el auricular que su padre le extendía. Casi como si se tratara de una serpiente venenosa lo tomó y se lo acercó al oído:

—¿Hola?

—¡Jacob! —Al otro lado se escuchó la voz de Bella, aliviada de por fin lograr contactarlo —Cuanto me alegra escucharte otra vez...

—Si claro, Bella —Sorprendentemente logró articular la oración sin trabarse de ninguna forma —Supongo que has estado ocupada, con el asunto de tu boda y todo eso...

—Ah, bueno, no tanto —Era obvio que la chica intentaba mantener la conversación sin entrar en el campo minado que era el tema de su inminente boda con Edward, pero el frío tono que el quileute empleaba con ella le dificultaba un poco el mantenerse centrada —Alice se está encargando de todo

—Ya veo, ¿y dime para qué llamas? —Inquirió Jacob en tono cortante.

—Pues, quería saber como estas, te fuiste por tanto tiempo.

—Ahogado en toda la tarea que tengo atrasada del instituto.

—Si quieres puedo echarte una mano.

—No gracias, tu novio no querrá que te acerques a un perro salvaje —Rechazo Jacob —Puede ser peligroso.

—Jake vamos, se que estas enojado pero—

—Bella estoy ocupado ahora, de verdad tengo mucha tarea —Le interrumpió. Sabía perfectamente de que quería hablar la hija del jefe de policía y no tenía ningunas ganas de escucharlo —Después te llamo

—Está bien, me alegro escucharte —Sin ningún miramiento el quileute colgó el teléfono, sintiendo de paso un pequeño alivio en sus hombros.

Suspiro y vio como su padre le miraba expectante, pero prefirió mantener la paz en casa e irse directo a la sala a seguir estudiando. Aunque una parte de él estaba sorprendido consigo mismo, tal vez ya estaba superando su pequeño problema del habla. Ya no más niño de la selva ¡Adiós a Mougly!

Vaya, por lo general lo sacaba de sus casillas el que lo fastidiaran. Pero recordar la forma en la que Teddy lo llamaba a veces mejoró su humor considerablemente. Ese mocoso era bastante divertido, se parecía bastante a Seth en ese sentido. A diferencia de su hermano mayor, quien era bastante más recatado y serio; a veces incluso daba la sensación de estar un poco enojado. Pero, con todo y eso, Jacob no podía evitar que le agradara. El sujeto en verdad era amable, solo un poco cerrado a las demás personas. Le habría gustado conocerle un poco más, pero ya habían acabado de trabajar para él y no podía aparecer en su casa sin ninguna razón. Y aun le intrigaba el hecho de no haber olido nada cuando estuvieron allí. Pero por ahora tenía que lidiar con Pitágoras y su maldito teorema, no le vendría mal una ayuda extra.

Unas cuantas horas después el pobre quileute había terminado de estudiar, y sin ningún ánimo de dramatizar, sentía como si su cabeza estuviera a punto de echar humo por las orejas. Con esa idea presente en su cabeza pensó que lo mejor sería darse un buen baño. El lado positivo de su sangre de lobo era que no tenía que preocuparse por el agua fría. Luego de salir con una toalla atada en la cintura se dispuso a tomar un poco de pan de la mesa e irse a su habitación a descansar. En cuanto se tiró sobre la cama, solo con sus calzoncillos puestos, intentó conciliar el sueño lo más rápido. Pero, como no, la cabrona de su mente le hizo recordar la llamada de esa tarde con Bella

Después de haber estado tanto tiempo fuera, viviendo como un salvaje y "en comunión con la naturaleza", como decía Quil, ya no se sentía tan enojado como cuando se fue. Claro, el pensar en el amor de su vida desposando a una sanguijuela aún le provocaba acidez y unas ganas desmedidas de ir a clavar sus dientes en algo.

—Grrr —Gruño al aire y agito su cabeza en lo que ocultaba el rostro en la almohada. No. No quería darle más vueltas al asunto. Necesitaba pensar en otra cosa, y, cómo no, termino pensando en Harry Potter. ¿Qué diablos tenía su mente contra su dueño aquella noche? Pasaba de un tema que le reventaba el humor a uno que le desconcertaba por completo

Al menos las dudas acerca del joven inglés no le hacían querer romper cosas. A excepción de su cabeza, claro. Aún no comprendía el porqué de ese interés de su lobo en Harry, si era un tipo extraño y cualquiera sentiría curiosidad respecto a él; pero es que lo del lobo ya era exagerado.

Durante todo el día había podido sentirlo ansioso, y hasta un poco enojado, porque ya no irían a casa de Harry:

—Estúpido Quil... —Murmuró mientras enrollaba la sabana en sus piernas.

Flash Back:

—...si, Teddy no deja de hablar sobre esa fiesta —Jared, Seth y él habían estado recogiendo todas las herramientas para irse, hasta que Quil llegó a ellos con expresión enojada. Obviamente le preguntaron qué había pasado y fue cuando el Ateara les dijo acerca de las dos sanguijuelas que estaban en la cocina de la casa. Para su mala suerte, estaban en territorio Cullen así que no podían hacer nada y ahora los cuatro Quileutes se encontraban subidos a la camioneta observando y escuchando fijamente a Harry a las sanguijuelas, que eran la rara y la que parecía ser la madre. No les gustaba para nada la familiaridad con la que las frías se comportan alrededor del inglés.

—Nos vemos en la escuela Harry —Se despidió Alice sacando la mano por la ventana desde su auto en lo que arrancaba y se alejaba de la casa.

Un rato después ya habían recibido su paga y estaban a punto de irse.

—Oye, necesito decirte algo importante... —Al menos hasta que Quil, en el asiento del conductor, le hablo Harry —No te acerques a los Cullen

—¿Disculpa? —Inquirió el ojiverde. Jacob, sentado al extremo opuesto de la cabina, pudo captar perfectamente el tono escéptico del inglés.

—No son, personas, confiables —Respondió el Ateara, sin captar el mensaje en la mirada de ojos verdes. Y Jacob solo pudo pensar "Idiota" —Lo mejor que se mantengan alejados, en serio.

Fin del Flash Back

Ni siquiera quería recordar el resto. Bastaba con decir que Harry Potter no era el tipo de sujeto al que le gustaba que le dijeran que hacer. Ah, y de paso dudaba que volviera a llamarles para algún trabajo. Había perdido la única oportunidad de acercarse al inglés. Genial y ahora estaba de mal humor. Por lo menos eso le ayudó a dormirse rápido, y cuando despertó estaba a mitad del bosque. Solo, desnudo y con la sensación de haber comido conejo crudo

—¿Como que caminaste dormido? —Para cuando regresó a casa ya le esperaba un muy enojado Billy. Claro que por lo menos le dio la oportunidad de explicarse, y de ponerse algo de ropa. Unos minutos después, luego de decirle que solo se había ido a dormir normalmente y que, sin ninguna razón aparente, había despertado a varios kilómetros fuera de la casa

—Pues sí, digo, es lo único que se me ocurre —Dijo su hijo —¿Como más pude llegar allí? No recuerdo haberme levantado.

—Ya, justo lo que me faltaba, un lobo sonámbulo —Murmuro Billy llevándose los dedos al ceño —Necesito un trago.

—Que sean dos

—Buen intento —Rebatió Billy, podía ser viejo pero no tonto —¿No tienes que ir a cambiarte para la escuela?

Derrotado y aun con su cabeza dando vueltas por las nubes, ¿ahora era sonámbulo?

Nah, seguramente, solo había caminado dormido como lobo por todo el tiempo que pasó como uno en vida salvaje. Sí, eso sonaba convincente ¿verdad?

***

—¡Buenos días!

—¿Tienes que gritar tan temprano?

—Buh, alguien se levantó de mal humor —Por otro lado en la casa Potter la mañana transcurría con usual normalidad. Harry preparaba el desayuno, Teddy hacía bromas y ambos se preparaban para ir al instituto. Solo que esta vez había algo más; mientras su ahijado se dedicaba a devorar los panques con jalea de fresa el ojiverde se tomó un momento para subir a su habitación y mirarse al espejo del baño. Tal como temía lucía unas pequeñas ojeras, y su cara no era exactamente la de alguien descansado.

Pero no podía evitarlo. Había pasado toda la noche en vela. Los encantamientos defensivos no pararon de vibrar alertándole de algo que no paraba de ir de aquí para allá, demasiado cerca de la casa pero sin entrar en el perímetro de los hechizos. Todo ese asunto le tuvo con el corazón en la garganta por la noche entera, pegado a la ventana de su habitación y aferrando su varita esperando a no tener que empezar a lanzar maldiciones. Varias veces fue a ver al cuarto de su ahijado, pero el chico seguía durmiendo plácidamente como un bulldog

Se bebió un trago de poción revitalizante, cosa que ayudó a desaparecer sus ojeras y su palidez se atenuó un poco, dándole un aspecto mucho más saludable. Descubrió a Teddy bebiendo directamente de la botella de jugo de naranja, le dio un poco la bronca con respecto a lo asqueroso que era aquello y pusieron marcha al instituto. Su hijo parloteaba acerca de su pequeño paseo, planeado pero aun no autorizado, a Port Angeles para ir al cine. Aunque Harry, por dentro, no podía negar que un pequeño paseo por una ciudad no sonaba tan mal. Quién sabe, tal vez y hasta le diera una oportunidad a la literatura moderna y comprara un libro nuevo. Si iba a volver a pasar una noche en vigilia le vendría bien algo en que entretenerse

En cuanto llegaron al estacionamiento Teddy se despidió besándole la mejilla y se fue corriendo con sus amigos:

—Algo está planeando... —Se dijo mientras cerraba su puerta, sólo estaba cayendo una brisa suave así que no tenía que apresurarse en refugiarse. Prefería pensar, y de paso prepararse mentalmente, acerca de que podría estar planeando ahora el hiperquinético de su ahijado. O tal vez solo estaba un poco paranoico...

La última vez que estuvo paranoico el Número 12 de Grimmauld Place terminó convertido en no menos que un acuario de vida oceánica, coral y algas incluidos. Dejando de lado sus pequeños recuerdos acuáticos, pudo sentir una pequeña presión en su mente al tiempo que un volvo plateado pasaba y se estacionada junto a su Ford Anglia. Al parecer Edward no mentía al decir que no podía evitar leer las mentes a su alrededor. No sabía qué pensar, si era increíble o no

—Buenos días —Saludo en cuanto vio al vampiro salir de su auto, y su novia, Bella, por la puerta del copiloto.

—Buen día... —La chica le respondió el saludo, algo tímida ante la formalidad del mismo. Por su lado Edward sonrió de medio lado, en parte para saludar y en parte divertido por la reacción de la chica —¿Como estas? —Inquirió el vampiro.

—Un poco cansado —Respondió honestamente Harry mientras los tres caminaban hacia la entrada. Se sentía extraño al hacerlo. Le recordaba con cierta nostalgia sus días de escuela cuando siempre caminaba con sus amigos.

Mejor dicho. Jamás llegó a imaginar que volvería a sentir algo parecido. Se sentía bien, y algo doloroso al mismo tiempo; un pensamiento masoquista si lo analizaba detenidamente. Estaba tan ensimismado por sus emociones que no se dio cuenta que los otros dos se quedaron rezagados en las escaleras de entrada. Su atención enfocada en cierta motocicleta negra que llegó y estacionó justo al pie de las escaleras.

—Quiere hablar contigo —Le dijo Edward a su novia —Esta muy calmado. Los dejaré solos para que se mantenga así.

El vampiro beso a su novia en la sien y se dio vuelta para caminar adentro. Bella le agradeció mentalmente por el voto de confianza y comenzó a bajar los escalones. Abajo, Jacob bajó de su motocicleta y se apoyó a la misma, con los brazos cruzados en la típica pose de chico malo aunque apenas era consciente de lo efectiva que resultaba, ya varias chicas se le quedaban viendo al pasar. Tal vez fuera por la cazadora de cuero oscuro, o por cómo se notaban sus bíceps bajo la misma. Incluso Bella admitía que el menor de los Black se veía muy pero que muy bien.

—Jake, hola —Saludo apenas le tuvo alcance. Habría esperado abrazarlo, pero todo el lenguaje corporal del quileute gritaba que mantuviera las distancias.

—Hola Bella, te ves bien —Agregó con tono amable.

—Jacob se que-

—Ahórratelo Bella —Atajó el muchacho —Escucha, si quieres casarte con la sanguijuela de tu novio, está bien no me importa. Ya me harte de intentar hacerte entrar en razón —Dijo —Si quieres invitarme a mi o a Billy, o a Seth, ok, tal vez lo piensen y vayan como amigos tuyos. Pero no tengas la cara dura de pedirme que sea tu padrino.

—Pero Jacob-

—No me interesa Bella —Le cortó. Por suerte para él en ese momento la campana anunció el inicio de las clases. La chica se fue, no sin antes pedirle que hablarán después. Pero Jacob ni siquiera le prestaba atención. No había tenido intención de ser tan borde con ella, pero en cuanto se había quitado el casco algo más había capturado su atención —"¿Es, eso...?"

Era el mismo. El mismo aroma que había olido en Seth y que le había hecho perder el control. Y la única razón por la que aún se mantenía en sus cabales, a duras penas vale aclarar, era porque apenas podía percibirlo débilmente a su alrededor. Solo sabía que estaba cerca, dentro del instituto. Y no se movería de allí hasta averiguarlo.

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