Capítulo 11
"Roces"
Como al día siguiente ya era lunes todos debían ir a la escuela. O al menos, en teoría eso hicieron; el cuerpo de Jacob estaba sentado en su mesa del instituto de la reservación, por otro lado, su cabeza no paraba de dar vueltas con los ancestros. Una parte de él quería pedirle prestado su celular a Seth y llamarlo durante el descanso, pero había una pequeña vocecita en su cabeza que le decía, de la manera más sutil:
—¡No seas imbécil, tarado! —Nótese el sarcasmo —Ella se va a casar con el chupasangre, ¡mejor ve y llama al chico inglés! —Vale agregar, que esa vocecita estaba de acuerdo con su lobo para querer ponerle los nervios de punta. Y por culpa de ellos se llevó un regaño de su maestra, cómo no, de inglés. ¿Es que acaso era todo el universo el que estaba en su contra o qué? Al menos no tenía que soportar a su lobo interno; sospechaba que era porque al terminar la escuela irían directo a su casa para seguir trabajando.
Pero su cordura, lo poco que le quedaba al menos, no paraba de decirle ¡que no fuera! Que era una muy, pero muy mala idea. Aunque no podía explicar por qué. Miró a su alrededor, Quil parecía demasiado concentrado en los problemas de su libro de inglés. ¿Es que acaso era el único que estaba tan...? No, no iba a decir "Afectado", ¡joder que hacerlo era solo lo haría sentir más imbécil! Así que, por lo que restaba de horas de clase, se concentró lo mejor que pudo
Para cuando la campana sonó al final, fue primero al baño para lavarse la cara, antes de reunirse con sus amigos e irse al pueblo. Se jugó una, dos, y hasta cuatro veces. Se miró al espejo, apoyando sus manos a ambos lados del lavado y le dijo, mentalmente, a su lobo interno:
—"No empieces a joder por la tarde" —Intento sonar lo más severo y austero posible. Pero no estaba seguro de si funcionaria; casi lo primero que les explicaban luego del cambio era que sus instintos heredados, es decir su lobo, era sumamente difícil de controlar. Y dado que "él" había estado al mando por varios meses, posiblemente no estuviera muy dispuesto a obedecer
Afuera Seth y Quil esperaban tranquilamente mientras que Embry escuchaba la radio dentro de la camioneta. En cuanto Jacob se les unió pusieron marcha inmediata a la casa Potter. Por suerte ese día el clima les había dado el lujo de tener un poco de sol así que Jacob y Seth se montaron a la parte de atrás, lo cual les permitió disfrutar del viento por el camino. Aunque, mientras el mayor se repetía una y mil veces que no pasaría nada, Seth tamborileaba tranquilamente con sus pies. La verdad estaba emocionado por llegar a trabajar, en parte por la paga, y porque le gustaba charlar con Teddy. Al llegar había un Ford Anglia azul estacionado frente a la casa, los muchachos supusieron que debía del muchacho mayor, Harry. Estacionaron junto, Jacob saltó de la parte de atrás pero Seth se quedó arriba, un momento, mirando hacia arriba
—¿Qué pasa? —Inquirió Jacob mientras bajaba las herramientas junto a Embry.
—¿Eso es, un búho? —Arriba, en la cornisa de una de las ventanas, un ave color café y rojizo pardo se encontraba descansando. Durmiendo,aparentemente
—Amigo eso es de mala suerte —Comentó Quil
—¿De verdad? Entonces creo que estamos malditos —De la nada Teddy apareció arriba de la camioneta, del lado opuesto de donde estaba Seth; de paso dándoles un susto de muerte a los Quileutes —¡Hola Seth!
—¿De dónde saliste? —En lo que Teddy se hacia el tonto y evadía la pregunta, con métodos muy infantiles vale agregar, desde la puerta entrada Harry solo podía negar con la cabeza. Su ahijado nunca cambiaría. Pero, si lo que pensaba estaba en lo correcto, le vendría bien.
Los tres le saludaron con normalidad y un casual "que onda", pero cuando sus ojos se cruzaron con la mirada de Jacob Black sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Tal vez si se estaba volviendo un paranoico. La expresión del quileute era de lo más tranquila, una media sonrisa amistosa a modo de saludo, el ceño relajado y aun así, al verlo a los ojos, era como si pudiera percibir algo mucho más fiero tras esos orbes negros y brillantes. Despejó su mente de ese pensamiento, lo mejor que pudo, e intentó concentrarse en el trabajo. Ya con las paredes pintadas, quedaba la fachada por arreglar. En ese momento los residentes estaban de pie, viendo a Quil trepado en el techo del pórtico recogiendo las ramas secas de las enredaderas y tirándolas a un lado de la casa, al mismo tiempo Embry y Jacob retiraron las que estaban en los alrededores. El clima ese día era perfecto para el trabajo, aunque debían darse prisa porque ninguno sabía cuanto les duraría el buen clima
—Nah, el más cercano está en Seattle —Junto a él su ahijado y Seth hablaban acerca de los últimos estrenos en cine. Harry no era especialmente fan de esos lugares, pero Teddy siempre lo convencía de ir a ver una que otra comedia o acción. Y admitía que era divertido
—¡Apocalipsis! No la he visto —Solo que Teddy estaba muy metido con esas películas de superhéroes de Marvel, y solo recordaba el nombre por todas las veces que su ahijado lo repetía.
—¡Seth!
—Ya voy ya voy —El pequeño quileute se apresuró a ir a recoger todos los restos de maleza en bolsas negras. Solo por mero instinto Harry giró los ojos hacia su ahijado y la mirada de este estaba algo desviada hacia abajo, ligeramente.
—Teddy —Agregó al tiempo que el chico tomaba impulso para dar un paso adelante —Acompáñame a la cocina.
—Quiero ayudar.
—Me ayudarás a limpiar el piso —Rebatió el joven Potter con una sonrisa. De esa forma terminó arrastrando a su ahijado hasta dentro de la casa.
Aunque, antes de entrar al pórtico, sintió como unos ojos oscuros recorrían toda su humanidad. Pero cuando se fijó Jacob Black seguía concentrado recogiendo la maleza.
***
Un par de horas después Teddy estaba descansando su espalda luego de haber estado trapeando todo el rato. Pero, a comparación a como estaba la casa a cuando llegaron, ahora lucía mucho más agradable. Las paredes recién pintadas, el papel tapiz nuevo, el piso de madera reluciente. Ahora que lo pensaba, Harry le había comentado que la casa había salido barata gracias a su mal estado. Lo único era que aún se sentía muy vacía, pero eso se solucionaría en un par de días cuando llegaran sus muebles nuevos. Ya quería tener su habitación lista, pero antes:
—"Tengo que ir al cine" —Y de paso sea-
—Ah, hola —De la nada, interrumpiendo su planeación, Jacob entró por la puerta trasera a la cocina, que de paso sea dicho lucía más grande ahora.
—Ey Mowgli —Aun así no se contuvo en hacerle una broma
—Si, yo, tengo sed.
—Claro, ya te lo- "¡Waoh!" —Jacob no comprendía porque la expresión del chico de repente se había tornado tan seria. Para luego dar paso a una sonrisa, que de paso no le inspiraba ninguna confianza —Es que, tengo que ir corriendo arriba, pero déjame...Teddy corrió directo a la sala donde su padrino estaba sentado, descansando tranquilamente —Harry me voy a duchar, uno de los chicos quiere algo de beber, suerte.
—Mmm —Por cosas así era que de niño no dejaba que Teddy comiera dulces, no demasiados al menos. Se levantó, con toda la buena voluntad de ir y servirles un poco de jugo de naranja a todos sus trabajadores, solo que cuando llegó a la cocina solo pudo pensar: "Maldito mocoso". Allí, de pie en mitad de la cocina, estaba el mismo chico Black con el que se sentía tan vigilado. Solo que esta vez, era él quien no podía quitarle los ojos de encima. Jacob no llevaba nada más que sus pantalones; de la cintura para arriba no tenía nada puesto. Podía apreciarse perfectamente su torso bien definido, sus pectorales, un abdomen dividido a la perfección, hombros y brazos fuertes y esa V que no a todos se les marcaba debajo de los abdominales justo al borde del pantalón. Todo brillando bajo una fina capa de sudor sobre su bronceada piel cobriza.
Había visto cuerpos así antes: en la escuela, Oliver Wood y los gemelos Weasley, por ejemplo; en sus tres años de la academia de aurores, él siempre había sido el único enclenque. Y, aunque no estaba del todo acostumbrado a los desnudos, ver a un hombre sin camisa era algo muy por debajo de su nivel de tolerancia. Entonces... ¿Por qué demonios sentía que su corazón había organizado un concurso de tap en su pecho?
—Ya, te serviré algo —Pero no había pasado años trabajando como auror sin aprender a mantener la calma. O, aparentarla al menos. Jacob esperaba sentado en una banca vieja mientras Harry servía el jugo de naranja en vasos de plástico. En verdad necesitaba que llegara todo el mobiliario de la casa lo antes posible.
—¿Estás bien? —De paso un juego de nervios nuevos no le caerían mal. Los que estaba usando parecían a punto de hacer un corto circuito.
—S-si, ¿por qué?
—Pareces, intranquilo —Respondió Jacob. Mientras Harry se cuestionaba qué tan confiable era su fachada, Jacob no apartaba sus ojos de él, igual a como hacía Teddy cuando quería obligarlo a decir algo. Claro, él no sabía que Jacob podía escuchar su pulso acelerado, e incluso su respiración evidenciaba que intentaba calmarse —Médico.
—¿Disculpa? —Inquirió Harry mientras le extendía un vaso.
—Ir a un médico, ¿has ido? —Dejando de lado sus nervios, no que estuviera nervioso, Harry no comprendía porque Jacob hablaba así.
—No, estoy bien. Solo cansado —Se excuso —¿Puedo preguntarte algo?
—Si —Jacob prefirió ser directo, no quería que su problema de habla se notara más.
—¿Por qué hablas de esa manera? —Claro, a menos que específicamente le preguntaran acerca de eso. Y especialmente el mismo chico de ojos verdes, no que importara ese último detalle, que lo ponía tan expectante solo con su presencia.
—Eh, yo, no soy retrasado, ni, nada... —Se apresuró a explicar
—No he dicho eso —Se excusó Harry, no había querido insultar a nadie.
—Si, tranquilo, es que... Yo...—¿Cómo explicar algo tan complicado? —Estuve, un tiempo de viaje, y, perdí práctica —Sabía que su explicación era demasiado pobre. Pero su interlocutor pareció conforme y respondió un simple "Ya veo". Harry no quería inmiscuirse, no era asunto suyo, pero principalmente quería salir de allí y dejar de ver ese perfecto espécimen de homb- eh, ese muchacho, semidesnudo. Solo tomo el resto de jugos y salió para repartirles a los demás
Quil y Embry le agradecieron por la bebida fría, y Seth también, en cuanto regresó con la podadora. Harry intentó mantenerse concentrado; al igual que Jacob en su cocina, Quil tampoco llevaba camisa y no se quedaba muy atrás en cuanto a físico.
—"¿Qué comen estos americanos?" —Pensó con una pequeña gota de sudor en la sien. Y una parte de él podía sentir a Teddy arriba en su ventana viendo hacia allá abajo. Soltó todo el aire de sus pulmones en un suspiro, no podía hacer nada. La adolescencia era una etapa complicada, aunque él nunca había hecho algo así a esa edad, un comportamiento así era perfectamente natural en.
—¡Perrito!
¿Qué era lo que estaba pensando segundos antes del grito de Seth? Ah sí, algo acerca de mandar a Teddy a un internado, uno muy religioso y que los obligarán a usar cinturón de castidad. Esos eran, más o menos, los pensamientos de Harry mientras veía a los muchachos rascar las orejas y la panza del pequeño beagle que Jacob tenía en sus brazos,
—¿Tienen muchos perros, Harry? —Inquirió Seth, quien ahora sujetaba al cachorro.
—No —Respondió el ojiverde, reprimiendo esas ganas satánicas de tomar al cachorro y darle un baño de agua muy fría —Son de los vecinos, pero Teddy se la pasa dándoles golosinas así que siempre vienen por aquí... —Después de tanto tiempo como auror había aprendido a inventar historias plausibles y sencillas, aunque a la mayoría de los magos no se molestaban en ser tan entregados.
Por suerte los muchachos volvieron a su trabajo y Harry fue a "devolver" al cachorro. Traducción: mando a Teddy a sacarle brillo a todas y cada una de las superficies de la casa, a la manera muggle claro. Por otra parte, mientras los Quileutes se dedicaban a desmalezar el terreno, uno de los hechizos de campo alertó a Harry de la presencia, o mejor dicho, de cómo cierta presencia venía acercándose a la casa. En solo un momento pudieron escuchar un auto estacionarse al frente, Harry les dejo un momento para ir a ver
—Hola chiquito lindo... —Alice Cullen estaba agachada rascando la panza del mismo pequeño beagle.
—Teddy —Gruño Harry bajando los escalones del pórtico. El cachorro entró corriendo a la casa en lo que su padrino iba a recibir a sus inesperadas visitas —Buenas tardes.
—Que formal, solo con un "Hola" está bien —Respondió Alice con efusividad. Junto a ella estaba la misma mujer que Harry había visto antes, Esme. Tenía una agradable sonrisa y ambas parecían haber ido en son de paz.
—Ok, pero, ¿puedo preguntar qué hacen aquí? —Inquirió con su tono más cortés —Es una visita inesperada.
—Perdona, es que no sabíamos si tienes un teléfono o algo —Respondió Esme —Y queríamos traerte algo, como bienvenida al pueblo —Agregó enseñándole una bolsa de plástico con un recipiente adentro.
—Vaya, eh, gracias —Harry estaba sorprendido. Antes había acordado llevar una convivencia pacífica con el aquelarre, pero había esperado algo como "Tú me ignoras y yo te ignoro". Pero ahí estaban ellas, ofreciéndole un gesto tan humano que resultaba bochornoso —Pero, pasen. No tengo nada que ofrecerles pero, seguro que Teddy quiere conocerles.
Ambas vampiresas aceptaron y se dejaron guiar al interior de la casa. Alice no se contuvo en preguntar acerca de porqué estaba tan vacío.
Harry le explicó que aún estaban acomodándose luego de la mudanza y Esme comentó lo bonita que había quedado. Harry les llevó a la cocina y en dos segundos Teddy había bajado:
—¡Hola! —Obviamente pasó por alto la mirada asesina de su padrino y fue directo a saludar a sus invitadas —Señorita, soy Teddy Lupin, un placer conocerla —Con mucha parsimonia y beso en la mano. Cortesía de Orgullo y Prejuicio, una de sus películas favoritas y en la cual Harry siempre se quedaba dormido a la mitad. Alice estaba encantada con el pequeño hiperquinético, mientras tanto, Esme ayudaba a Harry a sacar el postre de nata y quesillo que había preparado.
—No se ofenda, pero es el primer vampiro que conozco que sabe cocinar —Comentó Harry. Esme solo le dedico una sonrisa:
—Me gusta el canal de cocina —Dijo con ese tono y familiaridad que le recordaba tanto a la señora Weasley. Harry pensaba en ofrecerles un poco del postre a sus trabajadores, cuando en ese momento Teddy le contaba a Alice acerca de lo mismo:
—Y son enormes, aunque Sethie es el más pequeñuelo, es como de mi estatura —Harry estaba a punto de decirle que cortara su perorata cuando de repente la puerta de la cocina se abrió y por ella se asomo Quil:
—Oye Har —El quileute se paralizó al tiempo que las mujeres se levantaban bruscamente. Harry no comprendía que podía causar tal sobresalto. Claro, él era ajeno a la relación de los Quileutes y los Cullen. Y debido a la ausencia de olores en toda el área ninguno se había percatado de la presencia del otro sino hasta que estuvieron allí, frente a frente —Nosotros ya terminamos —El tono del chico era adusto y no apartaba sus ojos de las vampiresas.
—Vale, gracias por todo —Harry aun seguía sin comprender que era toda aquella tensión; así que optó por actuar como si nada —Ella es Alice, una compañera del instituto, y su madre.
—Nos conocemos —Murmuro Alice; una pequeña sonrisa para el inglés y una mirada petulante para el muchacho.
—Esperaremos afuera —Sin esperar respuesta el quileute salió de allí. Teddy dijo que iría a despedirse de Seth. Cuando se quedaron solos, e inglés se aventuró a preguntar qué había ocurrido.
—No tenemos una buena relación con los Quileutes —Explicó Esme, con una expresión de disculpa por el momento incómodo —¿Ellos saben que son vampiros? —Inquirió directamente Harry, recibiendo un asentimiento como respuesta
—No son malos muchachos, solo algo estúpidos —Comentó Alice con humor, ganándose una mirada severa de Esme —Bueno Harry, fue divertido verte, espero que nos invites a casa cuando esté lista.
—Si, Teddy no deja de hablar sobre esa fiesta —Murmuró con aire de derrota. Afuera Harry despidió a las Cullen con amabilidad, aunque los Quileutes no parecían de muy buen humor. Les dio su respectiva paga, también les dijo que les avisará cuando llegaran los muebles para que le ayudarán a moverlos.
—Oye, necesito decirte algo importante... —Solo que antes de irse Quil le abordó —No te acerques a los Cullen
—¿Disculpa?
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