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So... digamos que mi bebé deserves better
Advertencia: Spoiler de la serie The Untamed, ¿un poco de violencia?
Combinación de elementos del Donghua (Mo Dao Zu Shi) con la serie
Espero que lo disfruten tanto como lo disfruté yo
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El Patriarca
Wei Wuxian sabe que todo a su alrededor está sumido en caos, pero los gritos y el sonido de las espadas al chocar unas contra otras no se registran en su cerebro, demasiado ocupado hundiéndose en la desesperación al ver a Jiang Yanli herida en brazos de su hermano. Ella lo mira con cariño a pesar de que sus labios se aprietan por el dolor y que su rostro se vuelve cada vez más pálido por la pérdida de sangre; su Shijie ni siquiera debería estar ahí, debería estar con su hijo, quemando papel por el alma de Jin Zixuan, refugiada en la seguridad de la Torre Carpa y no en medio del campo de batalla tratando de detenerlo.
—¡Dijiste que podías controlarlo! —grita Jiang Wanyin mirándolo con rabia apretando con fuerza sus manos alrededor de su hermana.
—¡No fui yo! —responde sin mirarlo, siente todo su cuerpo temblar y el control sobre la energía resentida escapar de sus manos, pero está totalmente seguro de que escuchó una segunda flauta dando un comando que no es el suyo—. No fui yo, no les ordené matar —dice con la voz ahogada en lágrimas acercándose nuevamente a su hermana tomando una de sus manos entre las suyas.
—A-Xian —Jiang Yanli trata de apretar su mano contra una de las suyas con la poca fuerza que le queda, alza su otra mano para acariciar su mejilla sonriéndole con suavidad—, mi XianXian, te fuiste tan rápido que... que no pude verte bien...
Sus labios se alzan en una temblorosa sonrisa mientras se repite una y otra vez que no merece la mirada suave que Jiang Yanli le dedica, ni mucho menos el cariño que vierte en sus palabras. Por su culpa su esposo había muerto, su hijo había perdido a su padre y si no atendían su herida pronto se quedaría sin madre también, ¿por qué entonces su Shijie invierte los que podrían ser sus últimos minutos de su vida en él? ¿por qué no le grita cuánto lo odia por matar a Jin Zixuan? ¿por qué sus manos se mueven a su rostro tratando de acunarlo como solía hacer cuando era más pequeño y se refugiaba en sus brazos huyendo de las pesadillas?
—Shijie, por favor, tenemos que... tenemos que sacarte de aquí —dice en voz baja suplicante sin notar las lágrimas que corren por sus mejillas, ignorando los gritos de quiénes notan que ha dejado la seguridad del techo del palacio de Sin Noche, los gritos que claman por su cabeza.
—No pude hablar contigo —niega ella desestimando sus palabras con una dulce sonrisa—. Quería... quería decirte que... —sus palabras salen con cierta dificultad, pero se detiene de pronto tomando una respiración más profunda.
Wei Wuxian nota como sus ojos se desvían a algo tras su espalda y antes de poder reaccionar Jiang Yanli lo empuja con toda la fuerza que le queda justo antes de que una espada, que sin duda alguna iba dirigida hacia él, atraviese su pecho. El tiempo parece detenerse cuando la espada sale y el cuerpo de su Shijie cae contra el de Jiang Wanyin sin vida.
—¡Jiejie! —grita aferrándose con fuerza a su cuerpo.
Wei Wuxian no puede hacer más que mirar el pálido rostro de su hermana y la sangre correr por la herida de su pecho. Su Shijie está muerta, susurra una voz en su cabeza mientras grita sin notar que lo está haciendo. Está muerta por su culpa, ella estaba ahí para buscarlo, y él es incapaz de detener las marionetas que no había creado, incapaz de detener la masacre que había iniciado. Muerta, se repite, está muerta y es tu culpa, tu culpa, tu culpa...
—Yo... ¡yo quería matar a Wei Wuxian! —dice el cultivador que arremetió contra él mirando su mano temblorosa alrededor de la empuñadura de la espada aún manchada con la sangre de Jiang Yanli—. Ella se lanzó contra mi espada, yo no... no quería...
No piensa tomando una respiración forzada mirando hacia el hombre.
—Esto... ¡esto es tu culpa Wei Wuxian! ¡tu fuiste quién la mató! —lo señala con la espada retrocediendo asustado cuando se pone en pie.
No repiten las voces en su cabeza, los susurros maliciosos que lo acompañan desde que abandonó los Túmulos Funerarios no tienes control sobre nosotros, ¿te rendirás tan fácil Wei Wuxian... Patriarca Yiling? A pesar de la intención de las voces por primera vez desde hace un año siente su mente despejada, la ira ha consumido todas sus emociones hasta dejar su mente en una aparente calma; ¿de quién era la culpa de todo lo que está pasando? Simplemente quería una vida tranquila y proteger a su nueva familia, pagarle a Wen Qing y Wen Ning por mostrarle una amabilidad que no merecía, cuidar del dulce A-Yuan, ayudar al Tío Cuatro y la Abuela Wen, así como al resto de los Wen.
—¡No fue mi culpa!
¿Qué había dicho Jiang Wanyin al visitarlo tras haber rescatado a los Wen? Si estaba del lado de los demás era un héroe de guerra, una mente excepcional y un hombre virtuoso, pero al oponerse no es más que un villano hereje. Entonces, si es lo que desean piensa retrocediendo unos pasos mientras la energía resentida se arremolina a su alrededor y sus ojos se tornan rojos lentamente, un villano les daré.
—¡Wei Wuxian! —grita un líder de Secta que no se molesta en reconocer señalándolo con su espada, —¡tu provocaste todo esto! Primero causaste la muerte del Líder Jiang Fengmian y su esposa y ahora la muerte de tu propia hermana.
—Sufriste las consecuencias de tus propias acciones ¡y aún así te desquitas con otros! —grita alguien más lo que motiva a más cultivadores a gritar más acusaciones que no hacen más que alimentar su ira provocando que más energía resentida se acumule a su alrededor.
—¡Wei Ying! —le llama Lan Wangji al verlo llevar a Chenqing a sus labios.
Antes de empezar a tocar escucha nuevamente la melodía desconocida que provocó su pérdida de control hace unos momentos, ladea la cabeza concentrándose en el sonido de la flauta y al identificar el origen baja la suya alargando un brazo con la mano abierta. La batalla se detiene por completo cuando un hombre es arrastrado hasta la mano de Wei Wuxian dejando a todos mudos al notar que en su mano lleva un dizi similar a la infame Chenqing; Lan Wangji se queda estático a pocos pasos de ellos sin atreverse a acercarse o intervenir reconociendo inmediatamente al segundo flautista.
—¿Su Minshan? —dice un Lan al reconocer al hombre provocando un jadeo colectivo del resto de cultivadores.
Por su parte, Wei Wuxian lo mira de arriba a abajo hasta que sus ojos caen en la flauta, Su Minshan lo observa aterrado tratando de tragar y atragantándose en el proceso por la fuerza aplicada contra su cuello. Coloca a Chenqing en su cinto para tomar la flauta de las manos de Su Minshan dejando escapar una carcajada despectiva.
—¿Tratabas de usar esto para hacerme perder el control? —la pregunta, que suena más como una afirmación a oídos de muchos, los hace jadear nuevamente y ante la falta de respuesta por parte de Su Minshan es obvio que las palabras de Wei Wuxian son ciertas, —¡Este patético pedazo de bambú provocó la muerte de mi Shijie! —aprieta con fuerza su mano hasta que la flauta se rompe y saca la suya propia balanceándola entre sus dedos—. Así se ve una verdadera flauta demoníaca.
Todos siguen el movimiento del dizi con sus ojos estremeciéndose ante la aterradora sonrisa que se extiende por el rostro del hombre y sus ojos parecen volverse aún más rojos si eso es posible. La sostiene con fuerza en una mano mirándola un segundo para luego mirar a Su Minshan.
—¿Pero sabes qué? —dice despacio apretando su agarre hasta que sangre empieza a caer de su mano, pero esto no lo detiene—, ya no la necesito —un segundo después el sonido de la madera al romperse llena todo el campo de batalla seguido de un agonizante grito que parece escapar de la flauta para desvanecerse en el aire.
Todos piensan que esa es la oportunidad perfecta para atacar, ¡el Patriarca Yiling está desarmado!, sin embargo, nadie se atreve a dar un paso hacia él, sus espadas tiemblan levemente en sus manos y pequeñas gotas de sudor ruedan por sus cuellos a causa del nerviosismo. Finalmente, Wei Wuxian suelta a Su Minshan que cae pesadamente al suelo llevando sus manos a su cuello tosiendo con fuerza tratando de decir algo.
—¡Yo soy a quién el Hierro Yin y la Energía resentida han elegido! —Wei Wuxian extiende sus brazos girando sobre sus pies para mirar a todos a su alrededor—, no hay más separación entre nosotros, somos uno. Ustedes querían un chivo expiatorio que le sirviera de villano, ¿no? —una sonrisa retorcida se forma en sus labios y la energía resentida acumulada a su alrededor vibra—. Soy el verdadero emisario de la muerte y soy yo quién la controla. Todos responderán ante mi ¡y se inclinarán a mis pies! —deja escapar una fuerte carcajada que raya en lo maniaco provocándole escalofríos a los presentes.
—Tu... ¿Quién... quién te crees que eres? —grita alguien, pero cuando los ojos rojizos del Patriarca Yiling se dirigen en su dirección retrocede un paso.
Un movimiento a sus pies atrae su atención antes de tomar represalias contra el impertinente que se atrevió a siquiera pensar en desafiarlo, mira a Su Minshan tratando de levantarse señalándolo con rabia con un dedo mientras su otra mano baja a su espada. Divertido Wei Wuxian ladea la cabeza y empieza a silbar deteniéndolo en el acto; todos observan con horror como de entre el remolino de la energía resentida emergen dos nubes rojas que pronto toman la forma de dos hermosas mujeres vestidas de rojo con largo cabello negro y uñas del mismo color que su vestimenta, al reconocerlas Lan Wangji y Jiang Wanyin se miran suprimiendo a duras penas un estremecimiento.
—Cómanselo —ordena y las mujeres se lanzan contra Su Minshan mordiendo y rasgando su cuerpo arrancándole horribles gritos que hacen sentir mal a más de uno, aquéllos que se encuentran incapaces de moverse observan como su cuerpo es desmembrado y devorado por las mujeres, los gritos colgando del viento y reproduciéndose continuamente hasta que se extinguen.
—Wei Ying —Lan Wangji da un paso al frente alargando una mano, para tocarlo o para detenerlo, no está muy seguro, pero antes de poder llegar el cuerpo de Wei Wuxian es elevado por la energía resentida y sus ojos recorren el campo de batalla.
—Les daré una verdadera razón para temer el nombre del Patriarca Yiling —alza el rostro con soberbia y con un silbido las marionetas empiezan a moverse cargando contra los cultivadores.
Nuevamente, igual que aquel día en que el sol cayó, Sin Noche se llena de gritos espantosos que quedarán para siempre en la memoria de los sobrevivientes, acompañados por el ruido de la carne al ser arrancada y devorada por las marionetas y cadáveres reanimados por el Patriarca Yiling. Esa noche los rumores de la magnitud y malignidad del poder de Wei Wuxian pasaron de ser simplemente rumores a ser una realidad.
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Lan Wangji mueve sus dedos tranquilamente por las cuerdas de su guqin, sentado en la pradera donde los conejos saltan a su alrededor atraídos por la música, deseando en lo profundo de su corazón que la melodía pueda ser arrastrada por el viento hasta el palacio en Yiling que surgió en medio de los Túmulos Funerarios hace cuatro años en la noche conocida como la noche en que El Patriarca ascendió. Le parece ridículo la forma aterrada en la que algunos cultivadores susurran el título de Wei Ying aunque no deja de preguntarse cuándo exactamente pasó de ser El Patriarca Yiling a El Patriarca a secas, dueño y señor de todo el mundo de la cultivación.
Para él, el terror que aún mantienen algunos hacia Wei Ying es totalmente infundado pues en esos cuatro años desde aquella terrible noche las cosas no habían hecho nada más que mejorar, francamente todos deberían agradecer que es Wei Wuxian y no otra persona. Desde el momento en que se autoproclamó el jefe de todos con su naturaleza implacable había llevado justicia y orden no sólo a las grandes y pequeñas sectas, sino también a los pequeños poblados dónde no había cultivadores que pudiera ayudar a gente común.
Las relaciones entre algunas regiones se habían enmendado promoviendo la prosperidad de todas, sobre todo de Yiling; en cuánto a las pequeñas sectas que se habían abstenido de participar en la masacre contra los Wen estaban ganando poder bajo el régimen del Patriarca. Incluso algunas personas comunes de Yiling y otros pueblos cercanos habían ido voluntariamente al palacio en los Túmulos Funerarios a buscar refugio, aunque nadie fuera de los que vivían allí sabían si se habían asentado como discípulos del cultivo demoniaco o simples granjeros como lo habían sido los Wen.
Por supuesto no todo el mundo estaba feliz a pesar de que se les había perdonado la vida; algunos lideres de secta, comandados por Jin Guangshan, intentaron unirse nuevamente para acabar con el Patriarca.
Sabe, por comentarios de su hermano, que los Nie fueron los primeros en dar un paso hacia atrás, no porque el Líder Nie Mingjue haya sentido algo de simpatía por las acciones de Wei Wuxian, sino más bien porque, y el comentario es más una sospecha de su hermano que algo que supiera de primera mano, Nie Huaisang lo había convencido de que no lo hiciera. Nie Mingjue alegó que mientras su clan y su gente no se viera en peligro o amenazada por las acciones de Wei Wuxian no tenía razones para ir en su contra, Lan Wangji sospecha que el hecho de que éste haya sido amigo cercano de su pequeño hermano jugó un papel importante en su decisión.
Yunmeng Jiang por su parte mantuvo una posición neutra desde un principio, no aceptando las invitaciones de Jin Guangshan para atentar contra Wei Wuxian nuevamente, pero tampoco mostrando su apoyo a las acciones del hombre. Es un secreto a voces, pensó cuando su hermano le contó las palabras exactas del Líder Jiang, que este no volvería a alzar su espada contra su hermano, incluso muchos aún creen que es un acuerdo silencioso de ambos el apoyarse mutuamente.
La primera resistencia, sin el apoyo de dos de las tres más poderosas sectas, estuvo condenada desde el principio y fue subyugada rápidamente. Tras el despliegue de poder de Wei Wuxian todos los aliados de Jin Guangshan temieron que sus cabezas fueran cortadas y colgadas a las puertas de sus hogares como una muestra de autoridad, pero el Patriarca simplemente les perdonó la vida, ordenando que dimitieran inmediatamente como líderes de sus sectas; Jin Guangshan no corrió con la misma suerte, fue acusado de alta traición contra el Patriarca, se le arrebató el liderazgo y todos los planes que urdió contra Wei Wuxian salieron a la luz, sobre todo el hecho de que planeó la emboscada en el Camino Qionqui por lo que parte de la culpa de la muerte de su hijo colgaba también de sus hombros. Para la sorpresa de muchos y el horror de otros Wei Wuxian se presentó en la Torre Carpa personalmente para designar a Madame Jin como la nueva líder del clan Jin y dejó que ella eligiera el castigo de su esposo.
—No hay mejor candidato que ella —alegó el Patriarca cuando algunos intentaron protestar por su decisión, sobre todo los Ancianos de la Secta ofendidos en gran medida porque una mujer fuera quién tomara el poder—. Es una mujer fuerte y orgullosa, sabrá mantenerlos bajo control a todos ustedes.
—Y el Clan Jin honrará al Patriarca Wei Wuxian —respondió la mujer aceptando su nuevo cargo con la frente en alto.
Ella podría no sentir ninguna simpatía por Wei Wuxian, sobre todo por ser el causante de la muerte de su hijo y nuera, pero al descubrir que su marido había formado parte de dicha muerte no dudó en condenarlo a muerte por sus acciones, además debía ser fuerte para cuidar a su nieto ahora huérfano.
Lan Wangji detiene las cuerdas de su guquin y cierra los ojos con suavidad. Ese, desgraciadamente, no fue el único intento de resistencia. Un año después de la muerte de Jin Guangshan los rumores de resistencia volvieron a circular por el mundo de la cultivación, promovida por el Líder de Secta Yao con el apoyo de otras sectas, obtenido a la fuerza, y Jin Guangyao quién había tratado de convencer a Lan Xichen de apoyarlo. El recuerdo de esa conversación aún le deja un sabor amargo en la boca a Lan Wangji, sobre todo por lo que ocurrió cuando la noticia de la resistencia llegó a oídos del Patriarca y de aquéllos que empezaban a apoyarlo fielmente.
—Debemos detener esta tiranía, Wangji —había dicho Lan Xichen, la convicción en sus ojos clavó cuchillos en el pecho de Lan Wangji. Sabía que Wei Wuxian no le haría daño a su hermano, tenía la esperanza de que no lo hiciera, pero eso no significaba que quisiera que su hermano se enfrentara a él por lo que decidió intervenir.
—Hermano, ¿cuál tiranía? —fueron sus palabras en voz tranquila pero firme—. No hay nada contra qué luchar, hay paz. Wei Ying no es Wen Ruohan. Él es justo.
—Por mucho que me duela admitirlo —su tío añadió sorprendiéndolos a ambos—, Wangji tiene razón. Wei Wuxian no ha usado sus... trucos perversos para nada más que mantener la paz sobre todos nosotros. Xichen, provocar una nueva guerra es inútil e infructuoso.
Lan Xichen los miró dudoso, pero finalmente cedió a las palabras de su tío y Lan Wangji agradece que haya sido así aún años después, pues cuando se supo quiénes estaban organizando una nueva guerra el Patriarca no tuvo necesidad de abandonar su palacio, si es que lo iba a hacer. Madame Jin había cortado el problema de raíz condenando a Jin Guangyao al calabozo de por vida por alta traición y en cuánto al Líder Yao su propia secta lo acorraló, indignados por sus intenciones de ponerle fin a la paz de la que disfrutaban. Su hijo mayor cortó su cabeza frente toda su secta declarando que la Secta Yao de ese momento en adelante honraría y seguiría al Patriarca.
Para su tranquilidad los dos siguientes años y hasta ese momento habían pasado sin ninguna eventualidad. Extraña a Wei Wuxian todos los días, por supuesto, pero se siente levemente feliz de que, a pesar de estar consumido por la energía resentida, había logrado mantener la promesa que hicieron hace años en las montañas de Gusu al liberar sus linternas, se mantenía firmemente del lado de la justicia sin arrepentimientos.
Lo único que lamenta es que no había podido hablar con él desde esa noche. Wei Wuxian se retiró al palacio de los Túmulos Funerarios y no volvió a salir salvo pequeñas y raras ocasiones, estando a su lado siempre su mano derecha; cada noche se dormía deseando firmemente ocupar ese lugar, ser quién estuviera a su lado en todo momento, tan sólo para despertar al día siguiente con el pecho adolorido y un mal sabor de boca, sabiéndose incapaz de dar el primer paso.
Abre los ojos bajando la vista a su regazo a la carta que había recibido de su Wei Ying dónde lo invitaba a su nuevo hogar para tomar el té. Respira hondo poniéndose en pie recogiendo sus cosas para ir al Jingshi; debe prepararse para partir a Yiling, después de todo había aceptado la invitación y, con algo de suerte, las cosas podrían cambiar.
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*Shijie: Femenino. Discípulo mayor, hermana marcial mayor.
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