Horas antes en el Reino de Maryab

La reina Isabela está paseando por los pasillos buscando a su hijo de manera desesperada llevaba tiempo buscándolo, pero no lograba encontrarlo.

-Llevo recorriendo todo el castillo y aún no encuentro a ese mocoso, me las pagará por esto-murmuro.

Cuando empezaba a rendirse en su búsqueda logro ver a Emilia era la hija de un noble de alto rango, saliendo de la biblioteca, era muy vanidosa y egoísta por ello la reina no le gustaba encontrarla en el palacio. Cuando la vio más detenidamente pudo notar que tenía el cabello hecho un desastre, esto le pareció extraño por lo que camino directo a la biblioteca, cuando estaba más cerca se topó con ella y le dio una leve reverencia yéndose con una sonrisa triunfante, causándole a la reina un gran disgusto no era la primera vez que pasaba, sin darle más importancia entro a la biblioteca donde pudo ver a su hijo sentado en el escritorio, se acercó hacia su hijo que se encontraba leyendo unos documentos cuando se percató de su presencia, lo miró muy fríamente y hablo.

-¿Hasta cuándo piensas seguir con ese comportamiento?-preguntó molesta.

-No sé a qué te refieres-respondió cínicamente sin despegar su mirada de los papeles que tenía en sus manos.

-Sabes a lo que me refiero-hizo una pausa sentándose en el sillón que se encontraba en frente del escritorio-hasta cuando piensas sentar cabeza con alguien honorable no puedes tener un heredero fuera del matrimonio debes pensar en el futuro y mejorar tu comportamiento, recuerda que eres la persona que dirige este país-remarco fuertemente.

-Sigues con eso, no he cruzado ningún límite con nadie así que relájate un poco-contestó molesto

-Háblame correctamente sigo siendo tu madre-grito molesta.

-Sabes que no quiero hacerlo no entiendo para que te cansas en recordármelo cada vez que puedes, creo sabes que puedo solo con este reino y no necesito a nadie que me ayude-respondió dirigiendo su mirada a los documentos sobre la mesa.

La reina no sabía que decirle ya que no estaba del todo equivocado él había demostrado una gran capacidad para liderar el reino, había traído consigo una época de paz y prosperidad desde que asumió el trono.

-Sigues molestando por no encontrar a esa persona ¿verdad?, crees que se esté escondiendo de ti, aunque no la culpo con tu comportamiento no me querría acercarme a ti y sobre todo como podría estar segura de que la reconocerías-insinuó la reina ganándose una mirada de reproche de parte del joven rey.

-No sé qué quisiste decir, pero dime para que me buscas-respondió volviendo su mirada a los documentos.

-Tenemos que irnos o llegaremos tarde ya vamos atrasados por tu culpa no me digas que lo olvidaste-informó la reina con un tono más calmado

-¿A dónde me habías dicho que íbamos a ir?-pregunto el rey con desinterés

En ese momento la reina se sintió muy molesta se lo había dicho muchas veces sin embargo el parecía no haber puesto atención

-Te dije que debíamos ir a Shiam para asistir a la presentación del guardián del espíritu y presentar nuestras felicitaciones, como es posible que no lo recuerdes un acontecimiento tan importante-gruño la reina tratando se sonar tranquila.

-No entiendo el caso de ir yo, pues ir sola además no tengo pensado competir en esa absurda competencia-contestó con indiferencia.

-No me importa si no piensas competir iremos para mantener el orgullo de nuestro reino-sin esperar su respuesta la reina lo arrastró afuera de la biblioteca.

Muchas veces la reina se preguntaba cómo es que su carácter cambio tanto si antes era muy tranquilo y obediente, pero desde que su padre murió el cambio mucho. Al ver a su hijo podía ver a su difunto esposo ya que eran muy parecidos ambos son altos, de piel bronceada y con gran musculatura, lo único que los hace ver diferentes es el color de sus ojos, ya que los ojos de joven rey son de color miel y los de su difunto esposo de un café obscuro, también su cabello es diferente ya que él lo tiene rizado y de color castaño parecido al de la reina.

Lo arrastro con ella hasta la puerta principal donde se encontraba a la espera un carruaje que se había preparado con anticipación, el rey se vio obligado a subir de mal modo, una vez se subió el carruaje empezó a avanzar.

-¿Por qué iremos en esto?-preguntó molesto.

-Para llegar como personas decentes y no como salvajes algo que sueles hacer mucho-le contestó molesta la reina.

-Realmente te preocupa mucho lo que piense la gente de nosotros ¿no?-declaró casualmente

-Si es verdad debemos mantener una buena imagen para que no piensen que somos un reino lleno de salvajes que no saben comportarse así que te pido que te comportes como lo que eres un adulto y el rey de esta nación ¿entendido?-preguntó con una mirada amenazante.

-Lo sé no tienes que repetirlo-contesto volteando su mirada a la ventana

Aunque la verdadera razón de la reina en llevar a su hijo a la ceremonia era que él quisiera participar en la competencia y dejara ese mal hábito de ser un mujeriego, y al fin pudiera sentar cabeza.

Durante todo el camino se pudo observar la cara de incomodidad del joven rey, " no entiendo porque estoy aquí no planeó concursar así que para que voy, solo iré porque mi madre me obligo a ir, no tenía otra opción creo que se porque esa actitud tal vez quiera que cambie mi comportamiento y que busque una pareja, pero eso no sucederá estoy seguro"-ese era el pensamiento del joven rey durante el largo trayecto, aunque gracias a los pergaminos mágicos el camino fue más corto de lo que era, estuvieron durante varias horas en el carruaje hasta que por fin empezaron a percibir un clima fresco y el olor de los árboles, eran desconocidos pero fabulosos.

Pasaron por un pequeño pueblo, se veían muy alegres mientras decoraban, había niños corriendo mientras jugaban, personas preparando comida, platicando o haciendo otras actividades, se podía observar cómo reinaba la paz en sus habitantes y como se sentían contentos. "Al parecer no sienten un poco de lastima por la persona que va a ser enviada a un reino extranjero solo para que ellos sigan disfrutando de esta tranquilidad"-este pensamiento rondaba en la mente del joven rey durante el corto trayecto al lugar donde se hospedarían.

Al llegar a la residencia pudo notar la inusual forma de decorar, había varias enredaderas en las paredes que formaban algunas imágenes y las flores tenían aromas muy agradables que ayudaban a relajar a los huéspedes, cuando entraron fueron guiados a una habitación donde tomaron un baño caliente y se cambiaron a una ropa más adecuada para la ocasión "Por eso odio los bailes, tener que vestirse con ropas tan incomodas me molesta"-dijo el rey mientras observaba el atuendo que estaba sobre la cama.

El traje le quedaba algo ajustado, pero podía moverse libremente, resaltaba la musculatura que poseía y hacia contraste con sus ojos, al terminar de vestirse salió de la habitación y espero a su madre, tuvo que estar afuera durante una media hora esperando, cuando finalmente salió la reina y vio a su hijo lo tomo del brazo para dirigirse al salón donde se llevaría a cabo la presentación y el baile.

Mientras caminaban por los pasillos sintió cierta incertidumbre, cuando finalmente estuvo en el salón lo pudo ver decorado de manera muy parecida a la residencia donde se encontraba, pudo observar a varias personas que ya se encontraban en el salón entre ellos vio a algunos reyes conocidos que habían asistido a su coronación.

Se acerco a un mesero para tomar dos copas de vino, le ofreció una a su madre quien la acepto muy curiosa de su comportamiento.

-Realmente te estas portando como un caballero-bromeó la reina con una pequeña sonrisa.

-No entiendo porque te sorprendes, tú me pediste que lo hiciera-admitió el rey tomando un sorbo de vino.

Cuando iba a decir algo mas todo el salón se quedó en silencio, volteo a ver hacia el balcón y pudo ver a una persona de mediana edad tenía el cabello de un color azulado muy claro casi blanco venia vestido muy elegantemente así que dedujo que sería el rey de esta nación.

-Bienvenidos sean todos ustedes reyes de todas las naciones, estamos aquí reunidos para celebrar el cumpleaños número veinte de mi hija y presentar al nuevo guardián de los espíritus, algunos se preguntarán un poco de la inusual situación, pero espero que esta velada sea agradable para todos y podamos continuar con esta época de paz, le cedo la palabra a el guardián de los espíritus-anunció el rey haciéndose a un lado.

Ante todos apareció una joven de gran belleza, dejando a todos asombrados inclusive al joven rey quien inmediatamente reconoció a la persona que se encontraba viendo, pues para él era imposible que pudiera confundirla, era la persona que había estado buscando por años, finalmente la había encontrado, aunque se encontró consternado al saber que ella era el guardián de los espíritus.

-Me alegra que todo ustedes hayan asistido permítanme presentarme adecuadamente, soy Lilian Kline princesa de esta nación y la guardiana de los espíritus espero y esta celebración sea de su agrado-proclamó la joven princesa.

Después de que la princesa terminara su discurso se reunió con su familia.

-Voy a participar en esa competencia-exclamo el joven rey en voz alta a lo su madre lo miro con una expresión de absoluta sorpresa.

-Realmente eres mi hijo, no te cambiaron por alguien más-expreso la reina un poco consternada.

-De que hablas es ovio que soy yo, como me iban a cambiar-contestó el rey molesto.

-Bueno mi hijo Evan había dicho muy firmemente que no pensaba participar en la competencia así que pienso que es natural que crea que no eres tú ¿no crees?-insinuó la reina con sarcasmo.

-Tienes un punto, pero lo que dije es verdad pienso participar en esa competencia y ganarla-proclamó el joven rey resuelto.

-Valla así que finalmente quieres casarte me pregunto qué te hizo cambiar de opinión si antes estabas muy decidido a encontrar a esa persona que conociste cuando eras niño o tal vez..-la reina lo volteo a ver con curiosidad.

-Sabes que cuando busco algo nunca me rindo, y finalmente encontré a la persona que tanto he buscado-señaló con una leve sonrisa tomando un poco de vino.

-Que vueltas da la vida, quien iba a pensar que realmente encontrarías a esa persona-admitió la reina.