Pov:Narrador

-Janoooooo, despiertaaaaa. Janoooooo. ¡JANO! ¡DESPIERTA DE UNA VEZ!-

-Joder Darío, ¿no había otra forma de despertarme que no fuera a gritos?- Preguntó Jano un poco molesto mientras se levantaba.

-Ya sabes que no. ¿Cómo voy a conseguir despertarte de otra forma si no puedo tocar nada?-

-Tienes razón, perdona. ¿Cuál es la sorpresa que me dijistes ayer? Tengo curiosidad.-

-Verás, yo no podría soportar soportar que te pasara algo malo, el problema es que siendo un fantasma no podría protegerte aunque quisiera. Por eso he decidido que voy a enseñarte a usar la magia para defenderte, pero prométeme que solo la usarás como último recurso.-

-Lo prometo.-
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Pov:Jano

No me creía lo oía, al final Darío me iba a enseñar magia. Estaba emocionado.

-¿Por dónde empezamos? No puedo esperar.-

-Antes de nada debes saber que para realizar cualquier hechizo, por muy sencillo que sea, se necesita energía para que funcione. Nunca se debe intentar usar un hechizo si no se tiene suficiente energía, porqué si lo hicieras, no solo morirías, tu espíritu desaparecería. No irías al más allá, ni se podría usar el hechizo que usaste conmigo, simplemente dejarías de existir. ¿Lo entiendes?

-Si, creo que sí.- Al principio creía que exageraba un poco, pero se le veía bastante preocupado.

-Hay dos clases de hechizos, los simples y los complejos. Los simples son los que menos energía necesitan, son fáciles de usar, pero también son eficaces. Después están los complejos, que necesitan una gran cantidad de energía y de concentración, además de que algunos necesitan que pronuncies algunas palabras en latín. Tú ya has usado uno de los complejos, lo que demuestra que tienes una gran habilidad para manejar la energía mágica, y son muy pocos los humanos con esa capacidad.-

Darío tomo una pausa para que yo asimilara lo que me había dicho. Era evidente que ya había usado un hechizo complejo, porqué si no lo hubiera hecho, no podría estar hablando con el.

Después de un rato él continuó explicando.

-Yo solo voy a poder enseñarte algunos hechizos simples, porque el único hechizo complejo qué conozco ya te lo enseñé. En fin. ¿Estás listo?-

-Sí, estoy listo.-

-Bien, empezemos. el primer hechizo que te voy a enseñar es el hechizo Pyro. Con él podrás controlar el fuego. Primero piensa en una llama, tienes que sentir su calor, y concentrarlo en tus manos.-

Empecé a concentrarme, y al cabo de unos segundos, un leve brillo de color rojo empezó a cubrir mis manos.

-Muy bien, ahora imaginate la misma llama de antes y piensa en lo que quieres que haga.-

Empecé a imaginar, apunté con las manos hacia la hoguera que había apagado la noche anterior, y de repente empezó a arder de nuevo.

Yo no podía creer que lo hubiera conseguido. Me sentí muy feliz, y quería aprender más, así que hice una pregunta bastante predecible.

-¿Me enseñas más?-

-¿No quieres descansar?-

-No, quiero aprender.-

-Vale, pues vamos con la siguiente lección. El que te voy a enseñar ahora es el hechizo Hydro. Este hechizo te permitirá crear agua y controlarla. Lo primero que tienes que hacer es acercar las manos la una a la otra. Después imagina que de tus manos empieza a salir agua y a juntarse toda en el centro, y cuando has acabado imaginas lo que quieres hacer con ella.-

Empecé a imaginarlo, y entonces el mismo brillo de antes volvió a aparecer, pero esta vez era azul. De mis manos empezaron a brotar finos chorros de agua que se iban acumulando poco a poco, hasta que tuve más o menos un litro de agua. Después volví a apuntar a la hoguera y le lancé toda el agua en forma de chorro.

-Bravo, muy bien. ¿Quieres que te enseñe más?-

-Si, porfavor.- Estaba muy entusiasmado. No quería parar de aprender, y creo que Darío lo sabía. Así que sonrió y me siguió enseñando.

-El siguiente hechizo que te voy a enseñar es el hechizo Cryo, que te permitirá encerrar cualquier cosa en un bloque de hielo bastante resistente. Primero tienes que apuntar con la mano a tu objetivo, luego tienes que imaginar cómo la temperatura a tu alrededor va bajando y concentrar ese frío en tu mano.-

Levanté la mano hacia un árbol y me concentré. Entonces mi mano volvió a brillar, pero esta vez de color blanco.

-Lo siguiente que tienes que hacer es pensar en todo ese frío, en tu oponente, y lanzarlo contra él.-

Pensé en el frío, pensé en el árbol, y entonces un rayo de color blanco salio a toda velocidad de mi mano y chocó contra tronco, rodeándolo completamente de por lo menos un metro de hielo.

Yo tenía una pregunta que quería hacer.

-Oye Darío. ¿No hay ningún hechizo que sea cuerpo a cuerpo?-

-De hecho, el siguiente hechizo es un hechizo de contacto. Necesito que te acerques al bloque de hielo. Este hechizo se llama Petra, y sirve para convertir en piedra cualquier cosa que toques mientras el hechizo esté activo.-

-Pero Darío, aun sigue el brillo del anterior hechizo.-

-No te preocupes, si cambias de hechizo sin que se haya ido, el brillo cambiará de color al del hechizo que vayas a utilizar.-

-De acuerdo, continua.-

-Lo que tienes que hacer es imaginar una roca, imaginar su dureza y su rigidez al tocarla, luego concentra esa sensación en la palma de tu mano.-

Lo hice, y el color del brillo cambio de blanco a gris.

-Ahora lo único que tienes que hacer es tocar cualquier cosa con la mano.-

Apoye la mano sobre el hielo, y al instante se convirtió en piedra pura.
La verdad es que ya estaba empezando a sentir el cansancio.

-¿Quedan muchos hechizos todavía?-

-No, ya hemos acabado.-

-Uff. Menos mal.-

-¿Estás cansado?-

-Si, me vendría bien descansar un poco.-

-No te preocupes, si no me equivoco, estamos a un par de horas del pueblo.-

-Espero que no te equivoques está vez.-

-Yo también, no estoy muy seguro con tanto árbol.-

Al final descansamos unos quince minutos y luego nos pusimos en marcha hacia un lago que había cerca para intentar orientarnos.

Fin.

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Esto no ha acabado. Avanza al siguiente capítulo.