Capítulo 7
—¿Se fue? —Robleis estaba confuso.
El híbrido estaba en el bunker subterráneo de sus propios terrenos en pueblo naranja. El día estaba por finalizar, habiendo llegado ahí hace pocas horas luego de pasar toda la noche y mañana del día siguiente al suceso con Zorman y Drako, investigando en la biblioteca del hechicero si había algo que les ayudase a contactarlo. Nada por ahora. Carola había acabado llevándoselo cuando al ir a verlo por la tarde, encontró que ni siquiera se había cambiado de ropa.
Ahora estaba junto a Betra, Robleis, y Carrera, que estaba recuperándose después de la paliza del día anterior. El rubio vikingo estaba junto al híbrido cambiándole las vendas, el cuarteto de amigos habiendo obligado al empresario a tomar un baño para desinfectar mejor todas las heridas restantes.
Robleis, junto a los otros dos que no habían estado presentes en el santuario la noche anterior, estaban recibiendo la noticia de lo sucedido con Juan. Spreen lucía mal, no solo por la variedad de heridas de diversa índole, un parche negro cubriéndole el ojo izquierdo y la venda que rodeaba su pierna, si no por su expresión de preocupación. Siempre impasible, era raro que Spreen fuera demasiado evidente con sus emociones, pero ahora mismo era irreconocible. Se paseaba por la estancia de un lado a otro, mordía sus uñas a cada rato, y el resto estaba seguro de que de no ser por las gafas oscuras, se verían sus ojeras oscuras y sus ojos platinados agotados.
—Eso es lo que te digo, pelotudo —largó Spreen, soltándole un gruñido de pura frustración a su otro amigo que no lograba comprender del todo por qué.
El cómo sí, le resultaba increíble aún, pero Juan era un hechicero poderoso y eso no era capaz de ponerlo en duda, incluso si sonaba como algo sacado de la pura fantasía que se hubiese ido a otra dimensión. Para empezar, ¿hay más dimensiones...?
—Creo que él pregunta por qué, boludo —Carrera contestó al ver a su pareja un poco intimidada por la reacción agresiva del híbrido, que poco menos le sacó las garras. —Juan y vos no son de tener problemas, ¿no?
—No... —Spreen chasqueó la lengua, indeciso con su propia respuesta. Si bien eran su círculo de confianza, era difícil contar toda la historia. —Su poder se descontroló. El pelotudo de Drako me contó que no fue a propósito, Juan se desestabilizó.
—Sigo sin poder creérmelo —Robleis no evitó su lengua suelta comentando, los ojos molestos de Spreen de nuevo sobre él. —No me malentiendas amigo, pero no me parece normal que Juan solo se haya desestabilizado sin más, él mantiene muy bien su estado.
Bueno...
—Puede que sí sea culpa mía eso —confesó luego de un largo suspiro, dejándose caer al duro suelo sin ánimo. —El gafotas estuvo un tiempo planeando una cita que sería ayer, yo sabía que era algo especial para él y... —la voz se le quebró en ese instante, con lágrimas descendiendo por sus mejillas silenciosamente, sin apenas notarse debido a las lentes oscuras. —Lo olvidé. El viejo con su mierda me distrajo. Simplemente me fui por Carrera. No fue lo único, Juan descubrió algo más de su familia, eso lo llevó al límite, al parecer.
Robleis le miró distinto esta vez, a sabiendas él, a diferencia de su pareja y Betra, que todavía procesaba toda la idea en silencio, que Juan tenía problemas más allá de lo que el resto pudiese imaginar. No es algo a lo que el resto daría importancia, era probable que ni el mismo hechicero lo reconociese en la magnitud que debería, pero todavía no trataba sus inseguridades y traumas.
No era para menos. Robleis había entablado una amistad con el castaño más fuerte luego de que Spreen lo hubiera presentado en el grupo de amigos, así que él estaba al tanto más que el resto, y este le había contado muchas de sus historias. Oírlo lo hizo entender que, con toda sinceridad, Juan necesitaba ayuda.
Casi había muerto por una expareja lo que abandonó, en silencio para no aumentar las burlas de quiénes decían ser sus amigos y que habían decidido que molestarle con su falta de poderes luego del término de la primera gran batalla que los sacó de sus anteriores pueblos contra quién luego supo que era su madre. ¡No tenía ni puta gracia! Estaba al tanto que las cosas mejoraron, pero las heridas seguían ahí.
Él sabía... Por supuesto que sí, no era suficiente con las disculpas de esas personas, lo experimentó en carne propia.
Era probable que sus pensamientos intrusivos ganaran la batalla esta vez.
El resultado fue un Juan disociado que perdió la estabilidad sobre su poder.
Ahora estaba igual de preocupado. ¿Cómo estaría su amigo hechicero? ¿La dimensión a la que se llevó a sí mismo sería demasiado hostil? Esperaba solamente que la situación anímica no lo hubiese imposibilitado de más formas, porque solo y perdido en un lugar desconocido se escuchaba como el peor escenario.
Y por la reacción que había estado teniendo Spreen, él estaba al tanto de lo que su olvido pudo causar, y la situación en que quedó su pareja.
—¿No hay ninguna posibilidad de traerlo? —le preguntó al híbrido, acercándose hasta él para poner una de sus manos sobre el hombro del más joven tratando de mostrarle apoyo.
—No parece —soltó Spreen, limpiándose con la manga de forma torpe el rastro de lágrimas. —Juan es el único con ese poder, ¿me entendés? El gil de Drako ha estado buscando cualquier cosa, pero nada. No sé qué pija hacer...
—Ya, capo... Él estará bien. —Carrera le dijo, acercándose al lado de su pareja para confortar al híbrido. —Vos sabés que él es fuerte, va a conseguir volver, ¿va?
—Mientras podemos ayudarte a buscar cualquier cosa que sirva para contactarlo o ayudarlo —Betra fue el último en unirse, recibiendo un asentimiento de parte de los otros dos.
El híbrido no pudo evitar el alivio que sintió al no saberse solo, con un ánimo renovado para volver a la biblioteca del hechicero a buscar cualquier cosa útil.
—Solo hay que tener cuidado con el chupapija del profeta... —recordó Carrera al híbrido. —No creo que esté feliz cuando lo sepa
—¡Mierda! ¡El viejo ese!
—Juanito no me ha contestado —anunció Auron, mirando con el ceño fruncido su comunicador con mensajes de hace dos días sin responder.
El primer día guardó la calma, a sabiendas de la cita que su mejor amigo estaba planeando para su pareja con entusiasmo, y el regalo que él mismo ayudó a preparar. Pensó que al finalizar el día y como cortesía por todo lo que hizo, al menos le enviaría un mensaje contándole como había estado el día especial. Nada. Desde hace dos días.
—Eso es raro... —contestó Reborn, elevando la mirada a su mayor, limpiándose las manos luego de llevar la tarde trabajando en sus plantas en compañía de su pareja. La inquietud del presunto líder estaba pintada en sus facciones, la flama en su cabello agitándose sin control.
Pese a todo, la amistad del castaño hechicero y Auron había mejorado luego de que pasara lo que pasó, especialmente su pareja se había esforzado en ganarse la confianza del más joven de nuevo, y era consciente del contacto casi permanente que mantenía el par. Juan solía visitarlos a menudo por la tarde, cuando estaba libre de su trabajo y hacía tiempo antes de ir por Spreen a pueblo naranja.
Tan acostumbrados estaban a verle en su hogar, que ya fue extraño cuando el hechicero no le contestó ayer por la noche. Lo era aún más hoy.
—Ese hijo de puta... —gruñó el mayor, empezando a zapatear en dirección a la puerta de su hogar.
—¡Oye, capullo! ¿A dónde vas? —exclamó, alcanzándole a pocos pasos. Auron era un peligro andante de mal humor, especialmente por su condición inestable. Era claro al contacto con su piel que había empezado a aumentar su temperatura.
—Iré a verle. —contestó. —No es posible que después de todo lo que ayudé al mamahuevo ese no me conteste.
—¿No crees que podría estar con Spreen? —cuestionó Reborn. —¿O es que acaso te los quieres pillar cogiendo?
—Me arriesgaré —finalizó el de flama, soltándose del agarre de su pareja para huir por la puerta en dirección al santuario.
Reborn le miró, suspirando de mala gana antes de seguirle. Si al menos los interrumpía en algún momento íntimo, podría evitar que el híbrido matara a Auron de estar presente. Caminó a su lado en silencio, viendo de reojo su expresión entre la molestia y la preocupación, comprendiéndolo mejor. Podría no querer expresarlo directamente, pero no era ninguna novedad para él que su pareja se preocupaba mucho por Juan, y aunque Spreen demostraba ser de confianza, en más de una ocasión su pareja dio a entender que no quería confiarse como lo hizo antes, y dejar a su mejor amigo en una relación dependiente que lo dejase mal.
No sería extraño pensar que era eso lo que lo mantenía inquieto, la duda de si todo resultó bien o no, y cómo se sentía el hechicero.
Por suerte, las escaleras al santuario aparecieron pronto en la visual de ambos. Fue raro hallar el cartel de "cerrado", pero Juan era vago en general, podría estarse tomando el día libre. Como cada vez desde que lo descubrió, Auron ni siquiera le dio una mirada a las escaleras, que eran uno de los grandes trabajos arquitectónicos del chico, sino que fue directamente al ascensor oculto detrás.
Al subir, la oscuridad les dejó un mal presentimiento inmediato. Auron apretó los dientes, su flama y la antorcha en la mano que sacó al verse en plena noche iluminaron bien el poco espacio alrededor, Reborn siguiéndole, cada vez más convencido de que su pareja tenía alguna clase de sexto sentido extraño.
El ingreso al interior fue sencillo, luego de que el mayor ingresara el código de la puerta de entrada. No le extrañaba en absoluto que lo supiese, probablemente dada por el mismo Juan en caso de emergencias. Luego, los pasillos desiertos y esa fría aura causaron una sensación desagradable para el exguardabosques, la misma que le producía el bosque cuando rondaban los animales salvajes. No pudo evitar su acto reflejo de acercarse más al pseudo-líder, agudizando la vista atenta a cualquier ruido.
Justo cuando se acercaban hasta el segundo piso de la estancia, la pareja logró ver entre las estanterías una luz tenue.
—¡Nada, nada, nada! —fue la voz de Zorman la que se oyó, seguido del chasquido de hojas y libros cayendo. —¡No encuentro nada, joder!
Auron le miró de reojo, una comunicación implícita con su pareja antes de adelantarse para llegar hasta el origen del estruendo. Ahí, en medio de pilas de libros torpemente apilados, hojas y anotaciones, se hallaba el científico loco. Lucía algo sucio y ojeroso, con el cabello atado y la bata arremangada. Auron le tenía aprecio al hombre, quizá no su más cercano, pero ¿qué le pasaba a éste? ¿y porqué estaba en el hogar de Juan a oscuras?
—¡Zorman! —acabó exclamando, apartándolo por fin de su mundo. Reborn observó en silencio detrás de Auron la cantidad de objetos regadas, prestando especial atención con las palabras escritas a la rápida en algunas hojas cercanas.
"¿Portal?" "¿Otras dimensiones...?"
—Auron, joder tío, ¿qué hacen aquí? —cuestionó el pelinegro al verle.
—Estaba buscando a Juanito —respondió, casi encogiéndose de hombros —no me ha respondido, ¿sabes dónde está? ¿lo estás ayudando en algo? —fue su obvia suposición, mirando alrededor de la pequeña biblioteca para hallar por fin a su objetivo.
Reborn lo supo un poco antes que él.
Y con algo de lástima, posó su mano en el hombro de su pareja en forma de conforte.
—Auron... —el par de ojos verdes del científico se desvió hacia los libros, huyendo de los heterocromos del pseudo-líder. Apretó los labios, consciente de que quizá debió avisarles antes, sin realmente haberlo pensando hasta este momento, en que Auron buscaba inquieto al hechicero. —Juan... Juan no está.
—¿Cómo que no está? —alzó la voz, intentando acercarse casi agresivamente al científico, siendo detenido por Reborn quién sostuvo su mano con fuerza para evitar su paso. La llama en su pelo creció, agitándose.
—Juan fue absorbido a otra dimensión por un portal que abrió. —soltó con rapidez, incapaz de verle a los ojos con la culpa carcomiéndole las entrañas, tratando de hacer el mensaje lo más rápido posible. —Fue... fue ayer.
—Juan... —repitió, impactado por la noticia sin poder asimilarla —¿se fue por un portal...? Pero... ¿cómo...?
Zorman sobó incómodamente su nuca, la indecisión entre sí dar más información o no hacerlo. Drako fue tajante en decir que lo mejor era reducir el número de personas al tanto, por temor a que el Profeta quisiera intervenir en la situación.
—Es difícil de explicar... Las cosas se nos fueron de las manos. Juanito no estaba bien —explicó lo mejor que pudo, sorprendiéndose por el calor que empezó a elevarse repentinamente causa de la ira creciente en el otro chico. No sabía como era posible que Reborn se mantuviese firme a su lado, como si no le afectase en absoluto.
—Zorman, joputa', necesito que seas muy claro, ¿estamos de acuerdo? —Auron amenazó, resistiéndose a acercarse al científico, tratando de controlarse a sí mismo para evitar quemar a Reborn.
—¡Es que no sé que más decir! ¡Fue todo una mierda! ¡¿De acuerdo?! —el científico se desesperó, incapaz de explicarse de otra forma con la cabeza revuelta luego de pasar horas sin descanso buscando entre los libros del hechicero algo que los ayudase a comunicarse con él. —Juan no estaba bien, yo no sé muy bien todo, Spreen no estaba y luego Drako... ¡Todo! Su poder se desestabilizó, abrió un portal que lo absorbió...
—¡¿SPREEN?! ¡¿DRAKO?! —gritó, harto de entender nada de lo que el científico le decía. Reborn apretó su fuerza, haciéndolo voltear para dar cuenta de que el chico le negaba con la cabeza, un intento inútil de hacerle calmar.
—¡No te lo puedo decir yo, joder! —Zorman se levantó por fin, apartándose un poco del espacio de Auron, quién solo podía pensar en que Juan estaba desaparecido, que nuevamente no había estado ahí para él, ¡y mierda, quién sabe cómo se hallaba o dónde!
—¿Dónde está Spreen? —soltó, su tono lúgubre y por fin controlando su temperatura, con la chispa de su llama casi apagándose. —Si ese hijo de puta le hizo al-
—¿Qué decís?
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POR FIN...
¡Holaaaaa! Aquí el nuevo capítulo. Para empezar, me hubiera gustado subirlo antes porque me emocionaba mucho mostrarles el cambio de portada... ¿YA LO VIERON? ¡ESTÁ BELLÍSIMO! Está hecho por Mielick, yyyyyyy no sé como explicar lo feliz que soy por este regalo. Quería cambiarla junto a un nuevo cap para anunciarlo, y me tardé un poco en subirlo:c ¡Siento eso! ¡Y MUCHAS GRACIAS Mielick NUEVAMENTE<3!
Ahora... sé que a todos le gustaría ver más a c!Juanito en mc, y YO TAMBIÉN, pero hay que ver al oso también, nada qué hacer. ¡Es corto, pero espero lo disfrutaran!
Hay muchas cosas en mc extremo que quiero escribir, y ya están varias también...
Ya saben uu, comentarios, críticas, votos... ¡todo es bien recibido!
Nos vemos en el próximo
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