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Capitulo 14

Perth observó como Saint se dirigía hacia el estacionamiento del recinto escolar. La ropa que llevaba puesta era un poco demasiado sueltas para el gusto de Perth. Saint parecía cansado, pero podría ser el efecto secundario de ser maestro en una escuela secundaria. Perth quería que Saint lo echara de menos, pero no quería que por eso estuviera en mal estado de salud. A pesar de verse desgastado y mal, Saint seguía siendo la cosa más hermosa que había visto en meses. Perth sintió su aliento entrecortado cuando Saint sonrió a alguien. Sus ojos comenzaron a picarle, y se dio cuenta de que estaba a punto de llorar al ver a su ex amante sonreír. ¿Cómo podía haber caído tan fuerte, un poderoso hombre come él?

-¿jefe? - Singto lo miró por el espejo retrovisor.

-Espera aquí, Singto. -Perth negó con la cabeza, despejando sus pensamientos antes de salir del coche, con los ojos aún en Saint mientras hablaba con dos de sus estudiantes que lo habían interceptado en su camino al coche. Perth vio que los ojos de Saint se agrandaban a medida que él se le acercaba a grandes zancadas. Lo siguiente que supo, es que Saint salió corriendo.

-Mierda -murmuró para sí mismo Perth mientras perseguía a Saint-. ¡Maldita sea, Saint! ¡Para!

Saint llegó a su coche y estaba abriendo la puerta cuando Perth llegó a su lado. Perth cerró de un golpe la puerta del coche, el sonido retumbo en el estacionamiento.

-¡Joder, Saint!

Saint suspiró profundamente antes de reunirse con los ojos de Perth.

-Hola, Perth.

-¿Eso es todo? ¿Hola? -Perth preguntó exasperado.

-No. ¿Podrías tratar de no matarme aquí, así mis estudiantes no se traumatizarán? -Saint dijo, sus ojos parpadeantes hacia el grupo de estudiantes, que seguían viendo.

-¿Por qué iba yo a matarte? -Perth frunció el ceño.

-Perth... Ya lo sabes. Asumo que Mark te lo dijo.

-No tenía que decirme, Saint. Lo sabía.

Saint miró como si le hubieran dado un puñetazo en su estómago por esa revelación.

-¿Lo sabías?

-Sí, lo sabía. Fue muy gracioso, la verdad. Entiendo que querías el mismo portátil que el mío para que no me diera cuenta cuando trabajaras en él. Lo hiciste, ¿verdad?

Saint comenzó a moverse nerviosamente antes de poner sus brazos cruzados.

-Culpable. ¿Y?

-Tomé el portátil equivocado para trabajar, ¿adivina qué?

-Mierda. -los ojos de Saint mostraban comprensión.

-Tu computadora portátil estaba llena de contraseñas y seguridad. Más estrictas que el culo de una virgen. Y me hizo preguntarme lo que tenías escondido.

Saint soltó un bufido.

-No te gusto el no haber encontrado nada de lo que querías. ¿verdad?

-No.... pero me adelante a eso. -Perth siguió mirando al hombre que le había cautivado desde el primer día. El hombre que ahora estaba tratando de ocultar el impacto de la repentina aparición de Perth. A pesar de la postura indiferente que Saint adoptaba, que era cualquier cosa menos indiferente, con los puños apretados y los hombros ligeramente tensos.

-Sí, bueno, lo que sea. Así que ya sabes te he mentido. ¿Por qué estás aquí, Perth?

-Para llevarte conmigo -dijo Perth firmeza.

-¿Para llevarme de vuelta contigo? ¿Estás loco? Te he traicionado.

-No, no lo hiciste. Puede haber comenzado de esa manera. Pero yo sé que no le pasaste nada a tu jefe de lo que sabias. Por lo menos no todo. Si lo hubieras hecho, estaría en la cárcel ahora.

Saint se quedó callado.

-Ven conmigo a casa, Saint.

-Lo que tuvimos se basó en una mentira, Perth. No soy ese Saint que conociste.

-¿No eres el Saint al que le gustan los pasteles? ¿Y el que se despierta de mal humor por la mañana cuando no ha bebido su café? ¿O el Saint que me da un mal rato cuando se piensa que no estoy cuidando de mí mismo? ¿No eres ese Saint?

-Perth.... no -dijo Saint con voz cansada mientras se apoyaba en el coche, con una postura derrotista.

-¿Por qué no?

-No somos.... no saldría bien.

-Ni siquiera lo hemos intentado, Saint. Danos una oportunidad.

-Lo hice. No salió bien.

-Eso es porque huiste sin dejar dirección. ¡Y a otro país! ¿Sabes lo difícil que ha sido rastrearte? Habría estado aquí antes, si...

-¿Me buscaste?

-Por supuesto que sí.

-¿Porque querías matarme? -Saint le preguntó, medio en broma.

-¡Ah, carajo! Si quisiera verte muerto, no estaría aquí hablando contigo.

-Eso es bueno saberlo. ¿Entonces por qué me buscaste?

-Sabes la respuesta, y creo que siempre lo supiste.

-Perth...

-Saint...

-Todavía no me gusta tu trabajo.

-¿Pero todavía te gusto? -Perth sonrió tímidamente a Saint.

-Sí, parece que soy un tonto cuando se trata de un hombre guapo de ojos grises.

-¿Quieres venir a casa conmigo? -Perth se acercó a Saint, atrapándolo contra el coche.

-¿Y si digo que no?

-Me quedaré aquí por un tiempo y te desgastaré. Sabes que lo hare -Perth prometió.

-Tengo un trabajo aquí.

-Lo resolveremos -Perth se inclinó, inhalando el aroma de Saint antes de besarlo en los labios. Con suavidad, lamiendo el labio inferior, abriéndolos con los suyos para saborear el sabor único de Saint. Unos minutos después sintió que le faltaba el oxígeno lo que significaba que tenía que liberar a Saint. Eso, y los gritos que provenían de los estudiantes que seguían mirando-. A la mierda, pero extrañaba esto -le susurró Perth, apoyando su frente en la de Saint.

-Te extrañé -admitió Saint.

-Bien.

-¿Bien?

-Esto significa que tenemos una oportunidad.

Saint sonrió, y el brillo de su sonrisa hizo a Perth sentirse bien interiormente.

-Vamos a hablar de esto. Pero no aquí. -Los ojos de Saint miraron hacia un lado.

-Oh, sí, ¿tus alumnos? Espero que estés fuera. No es que me importe. Todavía te reclamaría como mío.

-Mio, mío, no eres el macho alfa -resopló Saint.

Perth se desplazó aún más cerca, rozando su dura polla en contra de la Saint.

-Es mejor que hagamos esto en otro lugar antes de que yo te haga el amor en contra del coche, profesor.

-Maldita sea -murmuró Saint cuando inconscientemente movió sus caderas.

-Eso no ayuda, bebé.

-Mi apartamento. Ahora -dijo Saint, a toda prisa.

Perth se volvió para saludar a Singto, viendo como su guardaespaldas/chofer se alejaba.

-Nos vamos. -Perth se alejó de Saint a regañadientes, caminando hacia el otro lado antes de caer él mismo en el coche.

Saint se sentó, encendiendo el motor antes de mirar a Perth.

-¿A dónde vamos desde aquí, Perth?

Perth se encogió de hombros.

-A ninguna parte. A todas partes. Donde quiera que sea, vamos a hacerlo juntos. -Perth alcanzó su mano y le dio un apretón a Saint.

Cuando Saint asintió con la cabeza y le apretó la mano en respuesta, Perth sintió que el puño que tenía alrededor de su corazón se aflojó, y por primera vez desde que Saint lo dejó, sabía que todo iba a estar bien.

Tenía a Saint ahora. Y nunca lo dejaría ir.

Fin



*Bueno mis queridos lectores llegamos al final de esta historia/adaptación, espero que les haya gustado y si tienen alguna recomendación de algún libro que quieran que adapte solo díganmelo y lo hare con gusto, los quiero.

Les recomiendo leer "El Padrino - Ann T. Ryan" libro que hizo posible esta adaptacion, espero les haya gustado tanto como a mi me gusto cuando lo lei.

Cuidense. Los quiero. Tori. <3

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