Capítulo 12: Un día de muertos
Halloween. Mi hermana Lyra y yo solíamos ver ‘El Resplandor’ siempre en Halloween. No podía evitar pensar en ella en un día como hoy. ¿Seguirá viendo la misma película en Halloween donde sea que esté?
—Toby —me llamó Hoodie. Estábamos los tres en la cabaña de Masky, con el rostro descubierto y sentados en los sillones—. ¿Tú también te esperabas lo del padre de la chica?
Miré a Tim y a Hoodie intentando hacerles creer que sabía de lo que hablaban. Tim pestañeó de forma rápida y respiró hondo.
—Toby… —dijo de forma tranquila— ¿El resplandor?
Un tic me empezó a atacar las facciones de la cara. Grité y pellizqué mi rostro con ambas manos. Respiré profundamente hasta que por fin me tranquilicé.
—Sí… —dije cabizbajo— El Resplandor…
—Tim y yo —Hoodie rompió el momento incómodo— estábamos hablando del padre de la secuestrada con la que Masky se… sobrepasó, tal vez.
—¿Por qué os importa el padre de esa desgraciada?
—No nos importa —soltó Tim con brusquedad— pero se suicidó esta tarde, poco después del funeral al parecer. No lo entiendo, si le di el maldito cuerpo en perfectas condiciones…
—¿Te arrepientes de haberla matado? —Pregunté. Tim se aclaró la garganta.
—Masky, la mató —acercó su cuerpo al mío— pero no, no me arrepiento en el sentido de que me importara.
—A ver, no vas a llorar por ella —soltó Hoodie— pero te jodió y mucho que Masky la matara.
—Normal, con esas tetas… —Dije yo sin pensar, arrancándole una pequeña risa a Hoodie. Tim puso los ojos en blanco.
—No estaba con ella por sus… —nos miró con mala cara y luego sonrió— bueno, puede que un poco… —también se le escapó una risa—. Lexy era… alguien agradable con quien pasar el rato, en todos los sentidos… pero jamás he sentido nada por ella, eso tenedlo claro.
—Oh, pues yo creo que sentías muchas cosas —imité con las manos el gesto que seguro repetían mucho entre ellos. Tim se rio y me agarró las muñecas.
—Tenéis un humor de críos —me dijo mirándome fijamente, pero aún seguía riéndose—. A ver… para resumir y no me volvéis a sacar el tema. Lo que me jodió fue que prometí no hacerle daño y… —miró hacia abajo. Su expresión cambió por completo.
—Y Masky te volvió a recordar que es más fuerte que tú… —terminó la oración Hoodie, pero Tim seguía con la misma expresión. Nos miró a ambos con un rostro pálido.
—Creo… creo que no fue solo Masky. No lo recuerdo bien pero creo que… creo que…
—Tim —lo llamé—, ¿estás bien?
—Voy a por agua…
Tim se levantó con rapidez y se dirigió a la cocina tambaleándose. Hoodie y yo fuimos tras de él.
—Tim, come algo —dijo Hoodie dándole una onza de chocolate de la cocina—. ¿Qué te ocurre?
—¿Me creeríais si os digo que creo que Zalgo se metió en mi cabeza ese día?...
[TOC, TOC, TOC]
Miramos a la puerta. Me dirigí a abrirla mientras Hoodie seguía hablando con Tim.
—Anda, Tom —Tom, alias Monitor, estaba con ojos cansados tras la puerta. Llevaba su media máscara tapándole la nariz y la boca—, ¿qué haces aporreando así la cabaña de Masky un día de descanso?
—Toby… solo será un momento —intentó pasar y le impedí el paso.
—Será mejor que hables conmigo —contesté. Era impensable que nadie viera a Tim o a Masky en las condiciones en las que estaba, ni siquiera Monitor. Dejé la puerta medio cerrada detrás de mí.
—Bien… verás, vengo en nombre de los míos y de los otros jefes. Los novatos están agotados. La mayoría lleva 48 horas despierto y si los mandamos a las misiones que nos dijisteis para Halloween muchos acabarán muertos. No tienen fuerzas para seguir. —Ah… qué aburrido, el discurso de siempre.
—Tom… —le dije con el tono más amable que fui capaz de poner— Halloween es de los pocos días de descanso absoluto que Slenderman nos concede a Masky, Hoodie y a mí. Espero que entiendas que no estamos como para modificar los planes un día como hoy, y encima siendo un día tan lleno de invocaciones y símbolos proxys y mierdas de esas que se hacen…
—¿Entonces qué hacemos? —Se atrevió a levantarme el tono— ¿Los mandamos a raptar a gente útil igual o más fuerte que ellos para que les den una paliza? ¿Mando a los míos a robar provisiones hoy que la policía está más atenta que el resto de días del año? ¿Mandamos a otros a acudir a invocaciones muertos de sueño para que los atrapen los adolescentes en vez de conseguir su miedo?
—Tom… —me acerqué a él. Que fuera más alto que yo no significaba que me impusiera—. Sé que somos amigos, pero también sé que un proxy como tú no debería hablarle así a alguien que recibe órdenes directas de Slenderman, tal y como lo haría un… —acerqué mi dedo a su frente.
—Toby, ¿me estás llamando traidor por preocuparme por que las misiones salgan bien?
Me quedé mirándolo y volví a acercarme a él, sin conseguir que se alejara.
—¿Toby? ¿Monitor? —Hoodie vino por detrás con su capucha puesta— ¿Qué ocurre?
—Nada, le estaba dando permiso a Monitor y a otros jefes para cambiar levemente las misiones de hoy, aunque no cancelarlas, claro está… —sentencié. ¿Cómo se atrevía a preocuparnos en nuestro día de descanso?
—Ya… —dijo Hoodie—. No te lo tomes personal, Monitor, es solo que tenemos que descansar de verdad en un día como hoy. Creo que no pasa nada porque hoy os ocupéis de todo…
—Tenéis razón —Tom sonrió por debajo de su máscara, se notaba en sus ojos—. Descansad vosotros, os lo merecéis. No os molesto más.
Tom hizo un gesto de despedida con la mano en la frente y se fue. Por fin podíamos descansar a gusto.
—¿Qué demonios le ha pasado a Tim? —Le pregunté a Hoodie mientras pasábamos de nuevo a la cabaña.
—Ha pasado al baño a darse una ducha para relajarse, ah… —Hoodie se quitó el pasamontañas y se tiró en el sillón— Pero no tiene buena pinta lo que ha dicho…
—¿De verdad crees que pueda ser posible? —me tiré también sobre el otro sillón—. Eso de que Zalgo intervino ese día.
—Espero que no, porque de ser así se va a armar una buena entre Slenderman y Zalgo…
—Mm… —me quedé pensativo mirando el suelo— ¿Jugamos a las cartas? Sé dónde guarda Tim la baraja.
Hoodie afirmó con la cabeza. Otro día nos preocuparíamos de Zalgo, pero hoy era Halloween.
[TIC, TAC, TIC, TAC, TIC, TAC, TIC, TAC]
—Tic, tac, tic, tac…
[TIC, TAC, TIC, TAC, TIC, TAC, TIC, TAC]
—Tic, tac, tic, tac, tic, tac…
—Hoy es Halloween. ¿No vas a hacer algo? —Puppeteer interrumpió mi entretenida actividad de imitar el sonido del reloj. Él pasó una página de su revista de cine.
—No, no tengo ganas de salir…
—Hoy es la fecha en la que más nos invocan —pasó otra página.
Estábamos sentados en el sofá. Me encontraba acostado boca arriba mirando al techo con los pies en los muslos de Puppeteer.
—Ya matamos adolescentes y niños a menudo —contesté parpadeando lentamente.
—Solo era una sugerencia —pasó otra página—. Entiendo que no tengas ganas de moverte —solté un largo suspiro poniéndome de pie en un salto.
—¡Que conste que saldré solo porque quiero y no porque tú me lo hayas dicho! —señalé con el dedo a mi grisáceo amigo y toqué la puerta de Jason con mi mano hecha un puño.
—¡¿Pero qué haces tocando así?! —exclamó tras abrir la puerta.
—¡Quiero salir!
—¡Sal, entonces! —Jason se disponía a cerrarme la puerta, pero lo detuve con mi pie.
—¡No quiero salir! ¡Quiero sa-lir! —Jason me miró por unos segundos y abrió la puerta, dejándome pasar.
—Tu mazo está en la esquina, ¡y asegúrate de no romper nada!
Jason volvió a su taller. Caminé hasta la esquina y tomé mi mazo por el mango, se sentía bastante ligero a mi tacto. Dirigí mis pies hacia el espejo, el portal que daba a todas y ninguna dirección.
Antes de traspasarlo, miré a mi izquierda, encontrándome con uno de los juguetes de Jason, un ratón rojo de cuerda.
Lo tomé prestado y crucé finalmente el portal, sintiendo finalmente la conexión con el mundo exterior. Puppeteer tenía razón, alguien me estaba invocando. ¡Al final esto iba a ser divertido y todo!
Me acerqué al espejo del que aclamaba mi energía y pasé por él, encontrándome con un baño al que le faltaban algunas baldosas. Por lo menos no parecía sucio… ¡De noche!
—Candy Pop, Candy Pop, Candy Pop, Candy Pop… —siguió repitiendo mi nombre unas seis veces más y de fondo sonaba una melodía en bajo. Aunque esa invocación fuese una tontería, estaba intencionando a que estuviera ahí, atrayéndome, y eso a mí me encantaba.
Delante de mí vi a un tulpa. Su forma era borrosa, ya que estos necesitaban un periodo corto de tiempo para transformarse en nosotros. Lo miré fijamente y notó mi presencia, se dio la vuelta y agachó levemente la cabeza entrando por el espejo del que yo había salido. ¡Vía libre! Esta vez me ocuparía yo.
Caminé hasta estar detrás del niño. Los muebles estaban desperdigados, había un rosario en la pared que estaba detrás de mí, las paredes eran de color menta y el techo era de calamina. ¡Qué bonito quedaría todo de rojo!
El niño estaba inmóvil, vi atrás de él un globo morado con una cara sonriente, así que lo pisé, haciendo que diera un sobresalto del susto el chico. ¡JA!
Miré hacia delante y solté un suspiro, al niño le dieron escalofríos. El chico estaba grabando la invocación. El chico que no tenía más de diez años, habló con voz temblorosa:
—Es hora de jugar a las escondidas —vociferó como si estuviera invocando a un demonio.
—¿Jugar a qué? —contesté y se encogió de hombros, su espalda temblaba. ¡Uy, huelo su miedo!
—Ha-has hablado…
—Sí, no soy mudo ¡JAJAJAJA! —lo miré y vi que con su mano buscaba un recipiente con una virgen impresa en él, era agua bendita. Le di una patada al frasco alejándolo de nosotros—. ¡No, no! Es de mala educación querer echar a tu invitado de esa manera, ¿sabes? ¿O acaso tus padres no te enseñaron educación?
—¡No os preocupéis! ¡Hunter777xx tiene todo bajo control! Si algo me enseñó mi tío, es que no debes perder la calma. —Le estaba hablando a la cámara, lo que me faltaba, un youtuber de invocaciones… ¡Qué risas nos íbamos a echar cuando se lo contara a Laughing!
—Ya, oye, sé que eres un niño, pero esto me está dando demasiada vergüenza ajena, ¡incluso al tulpa que seguirá por ahí! —negué con la cabeza, aunque no podía ocultar mi risa— ¿Qué tal si me recompensas con tus gritos? ¡Prometo que dejará de doler cuando mueras! ¡JAJAJAJA! —El niño siguió sin darse la vuelta, sacó un rosario de su bolsillo y juntó sus manos.
—PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMB… —Con ambas manos, agarré el mango de mi mazo y golpeé el lado derecho de su cabeza, estrellándolo contra la pared. ¡BUUUM! Un golpe más y conseguiría sus sesos. ¡100 puntos para Candy Pop!
—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!! ¡¡TÍOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!! ¡¡BUAAAAAAAAAAAAAA!! ¡¡BUAAAAAA!! —Me encantaba el escándalo que estaba montando, ¡pero visualmente quería más! Dejé a su lado el ratón rojo de Jason para jugar un poco.
El ratón se metió por su boca y no tardó en hacer más ruido todavía…
—¡¡¡OOOOOOOOOOGH!!! ¡¡¡OOOOOOOOOGH!!!
—Eso, haz más ruido… —murmuré y comencé a golpear con el mazo su estómago, el niño movía frenéticamente sus brazos y piernas. Es lo que te hace la desesperación cuando te ves acorralado, ¡estos humanos son una pasada!
Su estómago pasó de ser plano y delgado a hundido y morado, marcándose bastante las costillas, por no decir que podrían haber sobresalido perfectamente. ¡Lo cual habría estado genial! Me acerqué a su cabeza y seguí dándole mazazos, viendo detenidamente cómo con cada golpe su cráneo se deformaba cada vez más y más.
Agarré los tobillos del niño y comencé a golpearlo por cada pared y marco que veía por un minuto. Ya no se quejaba, ya no lloraba, ya no moqueaba, ya no movía sus brazos y piernas de manera descontrolada. Lo golpeé contra la esquina de un mueble de manera justo en la sien y tocaron la puerta.
—¡APÚRATE MIJO! ¡HAY QUE TERMINAR DE PREPARARLO GODO PARA MAÑANA, QUE ES DÍA DE MUERTOS! —exclamaron tras la puerta.
—Espera, ¿estoy en México? —susurré y miré alrededor y vi un altar de la Santa Muerte en el suelo— ¡UPS! Suerte que soy una entidad y la Llorona no me va a reclamar por esto.
Dejé al niño en el suelo, seguían tocando la puerta y se escuchaba aún la música de fondo. Agarré la cámara y la rompí a mazazos hasta quedar hecha casi como polvos de cocaína o, como me gusta llamarlos, polvos mágicos.
Salí por el espejo tan rápido como pude, corriendo hacia el que me llevaría a la dimensión del taller de Jason. Aunque no fuese el momento, me causó gracia que estuviera agitado por volver a nuestra cabaña mientras que la dimensión de los portales-espejo se mostraba tan pacífica y tranquila, con colores difusos y entremezclados entre sí, vagando sin rumbo por la dimensión y sin sonido alguno que emanase de ellos.
Llegué al taller de Jason, él estaba con un juguete que no logré ver.
—¿Ya fuiste a ver a Nina? —preguntó sin mirarme.
—¿Qué? —contesté sin alejarme mucho del espejo.
—Nina, ¿no habíais quedado hoy para dar un paseo, hablar e informar?
—Ah… Mierda ¡Ya voy! —hice una mueca con la boca mientras me devolvía al espejo.
Me encontraba de nuevo en la dimensión de espejos, me quedé mirando por cuál espejo debería ir, hasta que de uno sobresalió un poco de luz. Atravesé ese y me encontraba otra vez en un baño, pero este era diferente al anterior.
Este tenía las baldosas colocadas y eran de color crema, ducha y váter limpios. Caminé por el pasillo hasta llegar a ver una entidad sólida con una máscara de color blanco y ojos y labios pintados de negro, como el señor de los proxys, Masky.
Escuché pasos apresurados que venían a mí, una adolescente apareció delante de mí con los mofletes inflados. Al verme, pegó un grito ahogado y se atragantó con el contenido que había dentro de su boca, por lo que salía de ella, parecía ser agua. Seguramente era agua con sal para protegerla de las entidades.
—¡NOOOOOOO! —gritó la chica— ¡YO GANÉ! ¡YO GANÉ! ¡YO GANÉÉÉÉÉÉÉ! ¡YO GANÉÉÉÉÉÉÉÉÉ, MALDITA SEA! —la chica comenzó a sollozar y poco a poco se doblegó, cayendo de rodillas.
La entidad de la máscara se acercó a ella, se agachó quedando frente a frente y la chica enmudeció repentinamente. Cayó al suelo con un golpe sordo y su cabeza se movía a los lados, como si fuera una niña. Su boca quedó abierta igual que sus ojos. La entidad se levantó y me miró, hablándome con un tono de voz áspero, como si tuviera restos de flema o gargajos.
—Yo gané… —dijo y me miró— No tardará mucho en ponerse peor… Nina te está esperando.
Se escondió en el dormitorio y giré mi vista hacia la chica del agua, quien ya empezaba a convulsionar poco a poco. ¡No pude evitar sonreír! Entonces, tocaron la puerta con los nudillos, ya que había sonado muy suave el toque.
Abrí la puerta y ahí se encontraba mi amiga trastornada, tanto física como mentalmente. ¡Nina the killer!
Nina tenía el rostro deformado, no tenía labios y su piel era realmente áspera, tanto que parecía que estaba hecha de papel de lija. Su cabello era negro, completamente negro, opaco, no tenía cejas y sus ojos azules eran muy pequeños y redondos. Su sonrisa mostraba sus dientes cuando hablaba o reía, sobre todo cuando se volvía a abrir la herida una y otra vez. ¡Trastornada pero mola!
—Hola, Candy —saludó lentamente. Tenía esa costumbre de hablar despacio. Parecía un teleñeco cuando hablaba, aunque no molestaba su compañía.
—Hola, Nina. ¿Cómo te está yendo esta noche?
—Bien, bien. He agarrado algo de piel por si Jason quiere hacer alguna muda de ropa. —Salimos de la casa dando un portazo y corrimos por las calles entre familias que salían a pedir caramelos junto a sus niños pequeños, adolescentes con sus hermanos y… más grupos de niños.
—Estoy seguro de que te lo agradecerá. Eres la única que le regala material para sus proyectos… ¡Te acabará queriendo más que a mí! —soltó una pequeña risa y nos detuvimos en unos callejones oscuros.
—Je, je, je. Hace poco quedé en encontrarme también con unos amigos.
—¿Quiénes? —Me recargué en la pared y Nina aclaró su garganta poniéndose firme. Me llegaba por la nariz.
—Ane wa chi wo haku, imoto wa hihaku… —comenzó a recitar en japonés un poema, eso atrajo mi atención. Tardó unos veinte segundos en terminar y empecé a sentir una presencia alrededor.
—Nina, ¿a quién llamaste?
—No sé si lo conocerás, se llama Tomino.
—¿Tomino? ¿El del poema? —Me erguí y pasé mi mazo por mi espalda.
—El mismo, de hecho, ahí está —señaló con su dedo índice detrás de mí.
Giré mi cabeza y una criatura casi de mi misma altura, con un cuello muy largo, camisa blanca desabotonada por los pechos, ojos con la pupila muy dilatada y pantalón blanco rasgado, se encontraba detrás de mí, mirándome con una pequeña sonrisa.
—Tomino-san —Nina hizo una leve reverencia—, omenikakarete kōeidesu. —Tomino asintió levemente.
Tomino me miró fijamente, Nina aclaró que era un amigo suyo en japonés. ¿Desde cuándo Nina hablaba japonés?
—Candy, ahora llegará una amiga. Ella es japonesa, pero también habla nuestro idioma. —Nina observó a una mujer que caminaba con cierta gracia por el callejón.
La mujer tenía un recogido japonés, su piel era pálida, sombra de ojos negra y la mitad de su rostro estaba cubierto por una mascarilla sanitaria de color rojo oscuro. Llevaba un kimono de colores morado y azul con patrones florales.
—Un placer…
—Candy —respondí, ella asintió.
—Candy, yo soy Nakano Tomoe, puedes llamarme Nakano.
—¡Bien! ¡Ya estamos todos! —soltó Nina. Nakano se acercó a Tomino y cuchichearon entre ellos— Chismeemos —dijo Nina con energía. Miré a las otras entidades y, como si me hubiera leído la mente, Nina habló de nuevo—. No te preocupes, Candy, todo lo que digas aquí es seguro delante de Tomino y Nakano.
—Bien… Como sabéis Nina y yo somos… O bueno, estamos en los Estados Unidos de América con un grupo. Hemos organizado el secuestro de unos adolescentes con la intención de ser conocidos de nuevo —Tomino se acercó al oído de la mujer.
—Tomino pregunta si estáis tan olvidados que necesitáis realizar un ataque terrorista para que os recuerden de nuevo —Tomino no cambió su pequeña y retorcida sonrisa.
—Eso es cosa de Zalgo, no nuestra —aclaré mi garganta—. Por cierto, Nina, era lo que quería contarte… Han habido cuatro bajas…
—¿¡Cómo!? —Nina abrió la boca, las comisuras siguieron su camino— ¿No han podido mantenerlos con vida? ¡No ha pasado ni un mes! —Tomino volvió a susurrarle a Nakano.
—Tomino pregunta si os habéis asalvajado tanto que no podéis seguir un plan.
—Eyeless, Toby, Masky y… Laughing —ignoré su comentario mirando a Nina—. Ellos han sido los de la cuatro bajas.
—No me sorprende… Laughing y Eyeless son demasiado impulsivos, pero, ¿Masky y Toby? ¿Tanto se complicó la situación para que tuvieran que tomar cartas en el asunto? —Nina seguía hablando lentamente.
—Sí, bueno, por lo que sé algunos adolescentes tampoco han cooperado mucho con su supervivencia, así que…
—Pero —Nina se cruzó de brazos— eso significa que el plan de Zalgo se está yendo a pique, ¿no? —negué con la cabeza.
—Zalgo sigue adelante con el plan… Al menos no hemos visto nosotros que decline… —me encogí de hombros, Tomino volvió a susurrarle a Nakano.
—Tomino y yo estamos de acuerdo en que el plan no va a resultar. Lo más probable es que todo os explote en la cara.
—Y… ¿tan rápido habéis sacado una conclusión?
—Querido, estamos seguros tanto Tomino como yo que de ese plan de Zalgo no va a resultar nada bien… Los americanos y entidades occidentales sois tan… desordenados en vuestra vida y no vida que se os escapan tantos detalles a la hora de hacer algo…
—Pero, yo no soy americano —contesté frunciendo el ceño.
—¿Eres japonés u oriental? —me miró fijamente a los ojos. Nina solo miraba la escena como si fuese un espectáculo.
—Eh… —me quedé unos segundos pensando, no recordaba que lo fuese— ¿no?
—Entonces eres como todos los demás
—Nakano bajó la mirada hacia sus mangas moradas.
—Como sea… —aclaré mi garganta— Entonces, ¿qué se supone que hagamos?
—Bueno… —contestó en voz baja Nakano sin mirarme— Ese plan tiene muchos agujeros, casi que parece que ese plan no ha sido muy… planeado. Sino espontáneo. Algo debió causar para que Zalgo actuara tan repentinamente.
—Es algo que está bastante fuera de lugar tratándose de Zalgo —habló Nina y Nakano asintió.
—Deberíais simplemente esperar. Por lo que Nina nos ha contado, vivís bajo cautiverio bajo las órdenes de ese… occidental. Solo deberíais dejar que el tiempo siga su curso. Eso… o… —Nakano hizo una pausa.
—¿O…? —hice un ademán con mi mano para que siguiera, dejando mi mazo en el suelo y agarrando el mango con mi mano izquierda.
—O… siempre podéis… acelerar el curso de… las cosas —Nakano subió la mirada, nuestros ojos conectaron y una sonrisa apareció en mi rostro.
—Por fin dices algo que me gusta, Nakano-san —soltó una dulce risita.
—Hemos de irnos ya, hemos de partir, debo seguir vagando por las calles de Japón en busca de más hombres y Tomino debe regresar a su lugar en el… otro lado. Un placer conocerte, Candy-san. Espero volver a encontrarnos. Nina, cuídate. Se avecinan aguas tortuosas en el río.
Nina y yo nos despedimos de las entidades. Nakano y Tomino caminaron por el callejón hasta que se desvanecieron como el humo.
—Bueno, a mover el culo —Nina me miró y ladeó levemente su cabeza simpáticamente, yo solté un suspiro. A Jason se le iba a terminar cayendo el pelo del estrés o nos iba a conceder un rato en nuestra dimensión en cuanto le comentara esta reunión, con él no había punto medio.
—¿Crees que… Nakano tenga razón?
—Nakano y Tomino son dos entidades muy, muy antiguas, Candy. Si alguien sabe sobre desastres de este tipo, son ellos. Confía en mí, con ellos no hay nada que temer.
Nina me tomó del brazo y caminamos afuera del callejón, mezclándonos con las personas, fingiendo que solo era un disfraz cuando les estábamos mostrando nuestra verdadera cara en aquella noche donde los monstruos se mezclaban entre las personas.
Curiosidad nº12: El poema de Tomino es un poema real y que se rumorea que está maldito. Sin embargo, la maldición se aplica o activa cuando la persona lo lee entero y en voz alta.
Desde Best_Leo, ambas autoras nos libramos de toda responsabilidad de las consecuencias que le puedan ocurrir a la persona que busque el poema completo y lo lea en voz alta en japonés o en cualquier idioma. Esto también aplica para las invocaciones expuestas en este y todos los libros que escribamos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro