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Capítulo 8

Anastasia POV

-¡NO! ¡NO! ¡NO! Por favor no me hagas daño. ¡NO ME TOQUES! –

Me despierto agitada otra vez sueño con ese asqueroso hombre tocándome y...y... no... no quiero recordar las cosas que me hacía.

-Ani -Mi padre entra en mi habitación sin, tocar detrás de él mi madre.

Ray ha insistido, luego de salir del hospital que regrese a vivir con ellos. Quise complacerlo, sin embargo, vivir con Carla también no es bueno para mí, ella es parte de todo lo que me ha tocado vivir.

-Quiero regresar a mi apartamento, papá -Paso de Carla.

-Anastasia, porque insiste en no querer vivir con nosotros. Esta es tu casa -Cierro los ojos para recordarme que es la mujer que me trajo al mundo y no faltarle el respeto.

-Aquí me asfixio. Tengo veintisiete años, con una carrera y tengo derecho a llevar una vida independiente de mis padres -A papá se le escapan unas lágrimas que mi madre no logra ver.

Ray sabe porque me quiero ir. Él es el único que me entiende.

-Solo espera a que te hayas recuperado bien hija. Solo te pido que me permitas incrementar tu seguridad. Ese infeliz no se dará por vencido y perdóname por no poder mantenerlo en la cárcel -Levanto mi mano para limpiar sus lágrimas.

-De acuerdo. No te preocupes, esta vez seré una buena hija y aceptaré la seguridad que contrates. Ahora quiero volver a dormir -Claro está si logro conciliar el sueño.

Mi móvil suena insistentemente en mi bolso, no quiero ver quien llama, mi madre ha insistido en que asistamos a una cena, en la casa de los Grey, sé que no le interesa lo que se celebrará, sino el hecho de relacionarse con personas adineradas y lucirse ante los medios. Llego a mi oficina en compañía de mi seguridad personal, que ahora son dos, mi chofer y mi guardaespaldas. Shaw sale y hace una comprobación de área, al parecer todo está despejado ya que regresa para abrir mi puerta y acompañarme a mi oficina.

Durante la mañana todo es tranquilo, como un día normal. Hana me trae varios manuscritos que debo revisar antes de que sean aprobados. Unos toques en mi puerta me distraen.

-Pase -Respondo sin mirar a la puerta.

-Hola, Ana. ¿Cómo te sientes? Deberías estar en casa -José toma asiento sin ser invitado.

-José, estoy muy ocupada y creo que mi condición mental no es de tu incumbencia -Su replica queda en el aire cuando la puerta se abre de golpe, dejando ver a una Mía Grey muy molesta.

-Ana Steele, ¿Por qué no contestas mis llamadas? -Mía llega a tiempo para no tener que gritarle a Rodríguez que no se meta donde no lo llaman.

-José, puedes marcharte. Necesito hablar con la señorita -Se levanta molesto. Desde que lo conozco a querido acercarse a mi y no sé con qué fin.

-Ana, me has estado aplicando la ley del hielo. ¿Hice algo para molestarte? -Pongo los ojos en blanco.

-No, Mia. Solo que la vida social no me interesa -Vuelvo mi vista al manuscrito.

-Tu madre si confirmó. Quiero que nos acompañes. Sé que a tu madre si le gusta la vida social por ello le pedí a mamá que le enviara. La verdad tu madre no me simpatiza. Lo que quiero es que tu vayas. Al rato tu y mi hermano Cristian puedan conocerse -Mia lleva un tiempo tratando de emparejarme con uno de sus hermanos. Según sus palabras mi belleza sumada a la de sus hermanos, le daremos sobrinos hermosos.

-Eso es un golpe bajo, Mia. Sabes que mi madre y yo no podemos estar en el mismo espacio -Mi excompañera de estudio me mira con pena.

Por insistencia de mi madre asistimos a la fiesta, resulta que es la fiesta de compromiso de Elliot y Kate. Carla va exultante de felicidad, por fin su sueño de relacionarse con los Grey, Kavanagh y otras familias acomodadas del estado, mi padre por su lado va un poco incómodo, en eso nos parecemos no nos gusta la atención mediática.

A la entrada los medios se agolpan tratando de tomar fotografías de los asistentes.

-Shaw, Smith. Cubran a Ana. No quiero que ningún buitre de esos se acerque a mi hija -Mi madre resopla. Quería ser vista entrando a la mansión.

Al ingresar a la que encuentro primero es a Mia, quien habla con un hombre alto y elegante.

-¡ANA! -Mia deja al joven hablando solo para correr a recibirme, rescatándome de las quejas de mi madre por no ser fotografiada por los medios, mi padre pasa de ella y se dirige al bar.

Mi respiración se atasca al mirar al joven quien hablaba con Mia. Mi vista se conecta con sus ojos. Esos ojos, esos ojos los he visto en mis sueños. Me traen un recuerdo que había logrado suprimir. Mis piernas se aflojan, Mia logra sostenerme y llevarme al sofá de la sala.

-Lo siento Mia. Tuve un recuerdo de ese día. ¿Quién es el joven con quien hablabas? -Mia sonríe maliciosa y no responde.

Luego de un rato Mia me presenta a sus hermanos y a su familia, sin embargo, quien capta toda mi atención es su hermano Cristian, quien no ha dejado de mirarme toda la noche. Para mi sorpresa el señor Grey comparte un tiempo conmigo, sorprendiéndome que tenemos unas pocas cosas en común. Luego Mía me aparta de él para presentarme a sus amigas y confirmo las palabras de Cristian, inmediatamente me caen fatal.

Sacamos a mi madre de la fiesta, la verdad estamos muy cansados, mañana habrá una reunión con el nuevo dueño de SIP, por lo que quiero llegar más temprano de lo usual e imprimir los informes de mi departamento.

En la oficina todo está listo, al parecer nos presentarán al nuevo propietario de SIP, Jack y José están esparciendo rumores infundados. La verdad que no me involucro, mi departamento es el que ha mantenido a flote la editorial. Me satisface saber que Rosh se jubilará y tendrán que nombrar a un nuevo director general. Mi padre me envía un mensaje invitándome a cenar, lo cual acepto con gusto. Hoy no iré a la empresa de mi padre por esta reunión.

Todos los editores en jefe estamos reunidos en el salón de juntas miro los informes que Hana preparó, mientras los dos de siempre continúan despotricando, la puerta se abre llamando mi atención y ahí están esos ojos de nuevo, mi corazón se acelera y mi respiración se atasca.

Rosh hace las presentaciones, el estúpido de Jack hace lo que me imaginaba, por lo que el señor Grey lo despide, Rodríguez, pese a su incomodidad, calla inteligentemente, aunque rumea algo entre dientes para sí mismo.

Al final cuando salimos de la reunión es la hora de la salida, el señor Grey me invita a cenar y lamentablemente debo declinar con la promesa que aceptaré la invitación para el día siguiente.

En el avión de regreso a Seattle, miro por la ventana la pista de aterrizaje. Mi vida a cambiado desde que salgo con Cristian. Eso me tiene alejada de mi casa y del acoso de mi madre. El susto que nos llevamos el intento de secuestro días atrás no ha mantenido más unidos, al punto que acepte que Cristian y los chicos me enseñen defensa personal y no es por auto elogiarme, pero he sido una buena estudiante.

Bajo la escalinata y al tener frente a mi a Cristian mi enojo aflora. Estoy idiotas se han pasado con el entrenamiento, lo abrazo y lo beso. De camino los amenazo a ambos.

En el auto le cuento a Cristian con detalle lo sucedido en la feria de New York, los resultados obtenidos y que le entregaré un informe el lunes, como Directora de SIP debo hacerlo.

Smith me entrega mi equipaje para acomodarme en la habitación que según Cristian es la mía, mientras me ducho, mis manos recorren mi cuerpo excitándome, imagino que son las manos de Cristian y es raro. En la universidad tuve la oportunidad de tener una vida sexual, sin embargo, por traumas de mi vida nunca pude y ahora con Cristian lo anhelo, por lo que tomo una decisión, me seco para luego ponerme solo la bata de baño, camino a su despacho, la puerta está entreabierta y escucho una voz que no reconozco, el hombre increpa a Cristian.

-¿Cuál es ti interés por Anastasia? No voy a permitir que le hagas daño, ya ha sufrido demasiado -La carcajada de Cristian no se deja esperar.

-Eso confirma mis sospechas, ¿no es así? Anastasia es tu hija biológica -El hombre toma asiento.

-No me vengas a increpar absolutamente una mierda. No tengo porque darle explicaciones de mi relación con Ana. Creo que es la persona menos adecuada para hacerlo. Usted es peor que Carla. Porque usted ha pasado de ella por veinticinco años -No puedo ver los gestos del que presumo es mi padre biológico.

-No ha sido fácil para mi verla crecer y no estar a su lado. Cuando supe todo por lo que ha pasado ha sido un infierno. Trate de acercarme a ella, pero Ray me lo impidió. Ese hombre tiene más derecho a ser su padre que yo. Mi relación con Carla...-Cristian levanta su mano.

-La relación que tenga con Carla me importa un cuerno. Como le digo senador Lambert, si vino a amenazarme creo que pierde su tiempo. Afuera hay un loco desquiciado que ve Anastasia como un objeto y usted y toda su policita de mierda no ha hecho nada para atraparlo. Mire que su otra hija fue secuestrada por el mismo tipo y ¿dónde está él? Sigue suelto amparado al poder de su dinero y políticos corruptos que lo respaldan -Me sorprende lo informado que Cristian está de mi vida.

-La gente habla de tus preferencias, no quiero que la uses como pantalla... -Esto me enfurece, que se cree. ¿Quién se cree?

Abro la puerta y sin mirar al visitante me acerco a Cristian y lo beso con pasión, Cristian a duras penas me responde el beso. Supongo que esta incomodo porque nos mire el desconocido.

-Cariño, te extraño -Sus ojo se achican, por sospecha. Luego mira a la visita.

-Lo siento, no sabía que estabas acompañado -Me volteo, extendiéndole la mano.

-Anastasia Steele -Él recorre mi cuerpo y se pone rojo de ira.

-Robert Lambert, es un gusto conocerla señorita Steele -Se levanta y me estrecha la mano.

-Lo siento, pero no siento lo mismo -Soy sincera.

-Ana... -Cristian me mira con reproche.

-Siento haber venido sin ser invitado. Creo que vine en un momento inoportuno -Asiento confirmando sus palabras.

-Esta conversación no ha terminado -Cristian le informa muy serio.

-Conozco la salida -El hombre se marcha sin mirarme.

-Nena, no es de niñas buenas escuchar conversaciones de adultos -Cristian me estrecha entre sus brazos.

-Yo, debería de estar enojada contigo por ocultarme información que debería de conocer -Trato de alejarme ya mi excitación se fue al carajo.

-Que deseabas mostrarme al venir así con esa ropa -El mira mi escote.

-Bueno, mientras me duchaba, imaginé que tal vez me podrías ayudar con algo que llevo deseando desde hace un tiempo -Cristian traga duro. Me suelto de su agarre para despojarme de la bata de baño.

Cristian me recorre con la mirada y se lame los labios, he logrado mi cometido, este fin de semana será placentero.

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