Capítulo 34. Final - Parte 2
—Hijo —dijeron Grace y Carric—, creíamos que no vendrían hoy.
—Iré a buscar a mi mujer. Nada de este mundo hará que no vaya. Cuiden de mis hijos, por favor. —
Los abracé.
—Yo también iré —dijo Raymond al ver que se ponía un chaleco y negué con la cabeza.
—No estás entrenado, Ray. Acompaña a mis padres, mis hijos necesitan a sus abuelos —Lo entiendo, quiere recuperar a su hija.—Él sí irá —señaló a Roberth.
—Estoy entrenado, Ray. No quieres ver sufrir más de la cuenta a Anastasia —Ese fue el mejor argumento.
Cuando vi a Casandra y a su esposo, supe que era el momento de ir a buscar a mi mujer. Ella y su esposo no nos acompañarían.
—Debiste compartir el dato del joven idéntico a ti —me susurró molesta.
—Información confidencial. Nadie, pero nadie, debe saber de la existencia de Peter y de Rose.
—Me habló de Carla. Quiero encargarme de ella —Me miró y negué con la cabeza.
—Ese es un asunto de Roberth y Raymond. Tengo prohibido involucrarme.
Me dirigí a todos.
—¡Atención! Quiero dar las gracias a todos por apoyarnos. Hoy ponemos fin a muchos momentos muy duros y tensos. Hoy será el final de estos desgraciados; no regresaremos hasta verlos en la cárcel a ellos y a sus socios.
Camino a la salida.
—No, tú no, Shaw. Todavía estás en recuperación, tus facultades no están ni al cincuenta por ciento.
Volteo para ver a Taylor, que está reteniendo a su chico. Ya perdí a Spike —El chico se sienta.
—Estaré en contacto, no quiero perderme nada. Quiero saber quién le disparó a Spike.
—Taylor asiente.
Nos sincronizamos con el FBI y la gente de Casandra, ya hemos obtenido la dirección donde tienen a mi mujer y a Rose, que nos han compartido. Era de esperar que no estuvieran en este estado.
—Ataquen al mismo tiempo, así nadie escapará. No avisen a la policía, pueden estar involucrados —ordena Lambert a todos.
Abordamos el avión privado en el que viajaríamos. Es una nave militar, imagino que de un contratista independiente. No quise saber nada al respecto, solo estoy concentrado en encontrar a mi mujer. Sabía que la propiedad estaba siendo vigilada, que no saldría ni entraría nadie y que estaban esperando por nosotros.
—Morton, Dalton, los Lincoln y Hyde son nuestros. Queremos que estén vivos, pero morir no es una opción para ellos.
Dijo Roberth a alguien en su comunicador.
Me volví a concentrar. Necesito usar todos mis sentidos. Yo iré a buscar a mi esposa. Anhelo ver sus hermosos ojos nuevamente, abrazarla y llevarla a nuestra habitación, donde pasará mucho tiempo.
Dos horas después, aterrizamos en un aeropuerto improvisado a un kilómetro de la mansión donde están Ana y Rose. Al parecer, es el aeropuerto de Dalton. Baje aspirando el aire fresco de la noche. Lo único que me tranquilizaba es que todo terminaría en unas horas.
—Todo está listo. Es hora.
Esas fueron las palabras de Roberth.
—Las comunicaciones han sido cortadas —dijo una voz al otro lado del comunicador.
—¿Están Dalton y Morton? —pregunté.
—Sí, me encargué de verificarlo yo mismo —respondió Peter. Por fin lo conocería en persona.
—Le pidió a Casandra que estuviera aquí. Al parecer, los hombres de Dalton trataron de matarlo. Él y James apenas lo cuentan —me explicó Lambert.
Cuando llegamos, me dirigí a buscar a Peter, no fue difícil encontrarlo, era el más inquieto de todos, sobre todo por la forma de caminar; no hay manera de confundirme.
—Peter, Cristian Grey —extendí mi mano hacia él.
—¡Mierda! No me lo esperaba. La señora Casandra me habló de ti, pero omitió un dato.
—Sí, lo es y ella es mi madre biológica, por consiguiente, también es tú madre—le informé.
—Dalton dijo que había muerto.
—Él no sabe que sigue viva. Omitamos ese dato, por favor —pedí a Peter.
—Iremos a buscar a tu mujer y a mi chica —asentí.
—Esa será nuestra misión. Los demás se encargarán del resto, ya tienen sus órdenes. — Nos pusimos los pasamontañas.
Poco a poco, los efectivos de Casandra fueron eliminando a los guardias; nosotros tras ellos y el FBI tras nosotros. El portón principal se abrió, esa fue nuestra señal para ingresar. Los sonidos de los disparos se amortiguaron por los silenciadores y se apagaron las luces, por lo que tuvimos que usar los visores de visión nocturna.
—Las damas están en el tercer piso. Hay signos de lucha en la puerta. Al parecer, quieren sacarlas de la habitación —, alguien en la comunicación dijo. Sabía que estaban tratando de sacarlas de la mansión.
—¿Han localizado los objetivos? —pregunté. No obtuve respuesta porque se escuchó una ráfaga de ametralladora, que rompió el silencio.
—Nos han descubierto —informó alguien. Era obvio que se darían cuenta cuando se apagaron las luces.
Peter y yo corrimos sin esperar a nadie rumbo al tercer piso. No tuvimos que preguntar cuál era la habitación, los gritos y el sonido de objetos rompiéndose nos indicaron el lugar.
—¡PERRAS! Las voy a matar —, gritó alguien.
—Los jefes las quieren vivas —dijo otro hombre. Sin embargo, Peter no esperó.
El disparo irrumpió en el lugar y ambos hombres cayeron muertos de inmediato. Me quedé helado cuando vi varios cuerpos en el suelo, algunos aún se movían.
—Anastasia, somos nosotros —dije para que no me atacaran.
—Rose, cariño. Soy Peter.
—Al fin aparecen —suspiró, al parecer, Rose.
—Cristian —dijo Ana.
—Aquí estoy también.
Seguí su voz hasta llegar a mí, levantó su mano y me acarició la mejilla.
—Creí que no volvería a verte.
—Debemos irnos —intervino Peter.
—Morton y Dalton escaparon, ese par de idiotas dijeron algo sobre barcos y lanchas —dijo Ana—. Esta propiedad colindaba con un río.
—Ya lo sé —comentó Roberth, y de ahí solo hubo órdenes, disparos.
Tomamos a las chicas y salimos corriendo del lugar. En el camino trataron de detenernos, pero lo conseguimos. Nuestra misión era sacar a nuestras mujeres del lugar. En nuestro caso, nuestros hijos nos esperaban, y eso era lo más importante y nuestro único incentivo.
—Las tenemos —informé a Roberth.
—Salid de aquí y marchad. Nosotros nos encargaremos de Morton y Dalton. Estaremos en contacto.
La comunicación se cortó.
Hicimos lo que correspondía: un ejército de hombres venía escoltándonos hasta el aeropuerto. Solo Taylor y Luke nos acompañaron con tres hombres más hasta la seguridad de nuestra mansión.
Me desconecté de todo, solo me dediqué a abrazar a mi mujer. Por ahora no quería saber los detalles, eso sería para después. Ahora lo único importante es que la tengo en brazos.
Miré a Peter y a Rose, que no paraban de besarse y tocarse, como recordándose, y dejé de mirarlos porque me sentía como un invasor de su privacidad. Estaba feliz por ellos, ahora podrían estar juntos como nosotros. Me encargaré de que tengan una vida digna y feliz por el resto de sus vidas.
Bueno, esta historia ha llegado a su fin. Un final a medias, porque quedan los epílogos de cada uno de estos cuatro personajes y el final de todas las alimañas que se vieron involucradas en esta historia.
Les ruego que sean pacientes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro