7
Casi me atraganto antes las palabras dichas de Yugi.
Subí la mirada y al hacerlo me encontré con aquellos ojos amatista como las preciosas piedras que valen más que todo el dinero.
— Disculpa, no escuche bien. — Dije. —¿Qué has dicho?.
—Tengamos otro hijo. — Me repitió.
Yo creí que estaba sordo o que ya me fallaba el oído.
Simplemente esto no podía ser cierto.
—Yugi, ¿Sabes lo que me estas pidiendo?. —
—¿No quieres tener otro bebé?. — Me pregunto.
Obviamente aceptaría todos los bebés que él me diera, sin embargo, el gran dilema en mi corazón aún persistía y debía explicarle lo que tenía planeado hacer.
— Tenemos que hablar seriamente de esto. — Él me miró extrañado, tal vez porque simplemente nunca le decía que no. — No quiero otro bebé y tampoco quiero estar más contigo. —
La mirada de Yugi fue inexplicable, su rostro se torno pálido, sus ojos tintinearon en un extraña emoción que no pude reconocer.
—¿Qué?. — Yugi parpadeo sin saber cómo reaccionar.
— Entiendo que esto no lo esperabas, pero siendo sincero, yo no creo que lo nuestro funcione. — Dije, Yugi se mantuvo callado. — Nuestra relación es complicada, me metí a tu vida sin permiso, te hice pasar por muchas cosas, y no sabes cuanto me arrepiento de verdad. — Mire hacia sus brazos donde nuestro hijo dormía profundamente. — Pero... —
—No. — Dijo y se paro. — No entiendo, ¿quieres separarte de mi por mi bien aun sabiendo que lo que me hiciste no tiene reparo alguno?, ¿que solamente buscas abandonarme? , ¿Eso quieres decirme?. —
— No intento abandonarte. — Lo interrumpí de la mejor manera posible, lo tome de los hombros e hice que volviera a sentarse. — Te amo, Yugi, pero ciertamente se que tu no me quieres como yo te amo a ti. A lo mejor me toleras, pero es todo. — Le explique.
Él negaba con la cabeza.
—No, yo... — Callo por unos momentos. — Tal vez no te ame, pero yo... Pero yo... —
Aún que él intentará pensar en alguna palabra que darme, yo sabía que no existía y él también lo sabía.
—Agradezco mucho el tiempo que me brindaste al dejarme estar a tu lado, pero creo que es momento de dejarte libre. —
Me acerque a él y deposite un beso en su frente.
— Tengo que irme, estaré afuera toda la noche ocupándome de algunos asuntos que se acaban de presentar. No me esperes despierto, duerme, descansa, mañana seguiremos hablando. —
Me di media vuelta y salí del lugar.
Yugi tal vez tarde en reaccionar a lo que acabo de decir.
Tal vez, incluso me odie por lo que hice, pero ya no había marcha atrás.
—¡Atem!. —
—¿Eh?. —
Voltee hacia atrás para encontrarme a Yugi a medio pasillo con la respiración agitada y los ojos cristalinos .
— ¿Donde dejaste a...?. —
Mis palabras fueron a calladas cuando los finos labios de Yugi tocaron los míos. Un suave moviento lo inició todo, sus labios intentaban hacer que yo respondiera.
¿Qué se supone que trataba de hacer?, ¿intentaba retrasarme o hacerme retractar de mis palabras?, porque eso no pasaría.
Detuvo el beso.
— ¿Qué haces?. — Cuestione íntimamente , sin alejarme mucho de él.
Yugi se mordió los labios, se quedó a centímetros de mi.
—Deteniendote. — Me dijo con seriedad. — No dejaré que hagas esa estupidez de abandonarme. — Me empujó hacia la pared, donde mi espalda chocó con está. — No puedes solo llegar a mi vida así, aparecer; tomarme, mirarme y tratarme como si fuera lo más caro del mundo, embarazarme, tener un hijo, y hacerme... Hacerme sentir de esa manera que tanto amo pero a la vez odio. — Trataba de explicarse mientras sus ojos se cristalizaban. — Simplemente no puedes alejarte de esa manera tan estúpida y egoísta. —
Oculto su mirada en mi pecho.
— ¿A qué diablos juegas?. —Me cuestionó, su voz se escucho como un hilo de voz. — ¿Acaso estas engañandome con alguien más? —
Lo tomé de los hombros y lo aleje.
— ¿Cómo puedes pensar eso?, ¡jamás te haría eso!. —
—¡¿Entonces por qué quieres irte de mi lado?!. — Me cuestionó, sus lágrimas se derramaron por fin. — ¡Sí hay alguien más solo debes de decirlo!, ¡pero no me mientas!. —
—¡Jamás podría haber alguien más, eres el único!. — Le conteste. Esta vez cambié la posición, acorrale a Yugi en la pared y el me miraba con sus ojos llorosos y su ceño fruncido.
–Mentiroso. — Dijo.
–Jamás te mentiría. Te digo la verdad. Eres al único que e volteado a ver. —
Mi corazón latía desenfrenado y estaba seguro que Yugi se encontraba de esa manera tan bien.
— Jamás podría engañarte porque mi corazón es todo tuyo, ¿que no ves como me tienes?. —
Sus mejillas se sonrojaron.
— Si hago esto, es por ti. —Lo tomé del mentón. — Quiero que disfrutes de tu vida y que no estés todo el tiempo bajo la sombra, mirate, has perdido tu color original, tu sonrisa tan risueña, el brillo encantador de tus ojos. — Le di un beso fugaz a sus labios lo que hizo que aumentará su sonrojo. — De milagro tus labios no han perdido su sabor o su color. — Le sonreí. — Si me separó de ti, es porque quiero verte feliz, ¿quién sabe?, tal vez dejes de amarme y encuentres a ese alguien que te pueda hacer sentir miles de cosas como tu las haces por mi. —
—Atem, no digas tonterías, tenemos un hijo. —
—Eso no es una justificación para darte cuenta que a mi lado solo te apagas. — Le dije. — Nuestro hijo es inteligente, sabrá comprender las cosas si se lo explicamos con detalle. —
Yugi desvío la mirada y suspiro.
— ¿Tengo razón?. — Le pregunté.
— Sí. — Respondió aún que me doliera su respuesta. — Pero si nos vamos a separar, ¿cuándo sería?. —
—Cuándo tú quieras. — Respondí.
Mi celular emitió una alarma, la notificación de un mensaje nuevo.
Lo saqué y lo revisé.
Número desconocido.
“¿Terminaste de charlar con mi esposo?.”
Hice una mueca de disgusto.
Guarde el teléfono.
—¿Qué ocurre?. — Me pregunto Yugi cuando vio mi cambio de humor.
—Nada, solo son noticias que me llegan al teléfono. — Excuse.
—¿Fue Yami?. — Preguntó, voltee a verlo, preguntándole con la mirada como sabía eso. — No soy idiota, estoy al tanto de la situación. — Me dijo.
—¿Cómo...?. —
— Luego te cuento, pero si lo conozco bien, se que el está observandonos ahora, así que, dejame hacer algo. —
—¿El qué...?. —
Un beso, luego otro y otro hasta que en el cuarto Yugi prolongó el beso más largo y profundo que pudo haberme dado, me abrazo del cuello y profundizó más el beso, yo lo sujete de sus caderas mientras las acariciaba con suavidad.
Llegó un punto donde deje de pensar en el mensaje de mi hermano, en las palabras de Yugi.
Todo se volvió caliente y la enorme necesidad por hacer mío a Yugi volvió como una ola de calor.
— Dejaras marca. — Me susurro luego de soltar un leve gemido que provoque con mis besos húmedos y pequeñas mordidas que dejaba en su dulce cuello.
—¿No te gusta?. — Le pregunté.
—Me encanta. — Me confesó. Lo cargue en mis brazos y el enrollo sus piernas alrededor de mi cadera.
—Espera. — Beso. — ¿Tau?. —
—No te... —Beso. — Preocupes. —Beso. — Esta en... — Beso. — Buenas manos. —
—¿Con quién?. —
—Joey. —Contestó Yugi.
No tenía explicación como pasó eso, pero que bueno que pasó.
— ¿A la habitación? —Le Pregunté.
—Creí que ibas a salir. — Me sonrió con burla.
—¿Y perderme esta oportunidad de estar contigo toda la noche?, olvidalo. —
Me tomo de las mejillas y me dio otro beso.
— Después de esta noche, haremos que no paso nada entre los dos, ¿bien?. — Me dijo.
Asentí.
— Bien. — Me sonrió. —Vamos a la habitación. —
*Continuará...
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