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6

— Al parecer te despertaste con un mal genio. —

—No tengo toda la noche, habla ya. — Ordene.

— Vale, vale. – Sonrió el pelí-negro.— Antes que nada, quisiera saber, ¿cómo fue tu despertar?, creí que tu hermano te había dejado bien enterrado y muerto. —

Mire de reojo a Yugi, este me miraba confuso y con cierta curiosidad.

Supongo que no pasó desapercibido lo que dijo Necrophades.

— ¿Vienes solo a molestar?, si es así, puedes retirarte. — Comencé a levantarme para retirarlo del lugar, sin embargo, el pelí negro se quedó aún sentado.

— Sí creíste que le pagaste a tu hermano con la misma moneda, estás muy equivocado Halackti. — Dijo. Volví a mi asiento. — ¿Te interesa saber que esta pasando?. —

— No confío en ti. — Dije.

— No es necesario que lo hagas, se que tú y yo tuvimos conflictos en el pasado y es algo que no puedo revertir, sin embargo, no vengo a que me perdones, yo solo quiero que estés a mi lado para terminar lo que comenzaste con tu hermano. — Esto último lo susurro.

— Cómo sabes él ya no está aquí. — Explique. — Está en el mundo de las sombras. —

— O es lo que te hizo creer. — Me dijo. —Digamos que aquella chica, ¿cómo se llamaba?, ¿la que siempre la acompañaba?. —

— Tea. — Nombre. A Necrophades se le iluminaron los ojos al instante.

— ¡Oh!, ¡sí!, la dulce Teana, la hermana mayor de aquel jovencito de ojos azules, ¿cómo olvidar a ese hermoso chico?. —

—Necrophades. — Advertí.

— Vamos, vamos, no te enojes, solo recordaba... —

— Solo di lo que tengas que decir y te largas. —

— Bueno. — Volvió acomodarse. — Aquella chica se sacrifico por él, aun no se como lo hizo, tengo que averiguarlo. Pero te lo aseguro, tu hermano está vivo y te está buscando o... A lo mejor ya te encontró y solo espera el momento perfecto para devolverte la jugada. — Señaló a Yugi. — En este tiempo le arrebataste a su pareja. —

— No es su pareja. — Le gruñí. —Jamás lo fue y jamás lo será. —

— Entiendo el punto chico, sigues creyendo que el te pertenece y que en su antigua vida le debiste mucho por no estar a su lado. —

De pronto mi corazón entristeció.

— Quieres compensar el tiempo perdido que no tuviste en el pasado. Y no te diré que hacer, no voy a juzgarte, estás en todo tu derecho de hacer lo que tu quieras, pero... — Se  levantó de su asiento una vez reviso su teléfono, suspiro.. — Será mejor que te prepares para lo que viene, tú como yo sabemos que Yami es peligroso, sabe usar la magia negra. No por nada me manipuló anteriormente. —

Busco en su bolsillo y saco una pequeña tarjeta donde tenía su nombre y a lo que se dedicaba.

—¿Productor de música?. —

Alzó sus manos junto con sus hombros.

— Aprovecho mi segunda oportunidad. — Me dijo. — Pero si quieres saber más detalles de lo que está pasando llámame. — Mi familia me espera para la cena. —

¿F-familia?, ¿él tenía una?.

— Fue un gusto volverte a ver, niño. Espero trabajar contigo en futuro. —

Se acercó a Yugi, le revolvió su cabellera y después le sonrió.

— Espero que sepas elegir de qué lado estarás, Heba. —

Después de eso nos dejó solos tanto a mi esposo como a mi.

— ¿Acaso esta loco?, ¿o me confundió con alguien más?. — Me pregunto mientras se dirigía a mi, se sentó en el escritorio y después me miró fijamente. — ¿Lo conoces de alguna parte?. —

— Algo así. — Me levante y guarde su tarjeta en mi saco. — Deberías ir a dormir, ya es muy tarde. —

— No tengo sueño. — Me dijo. — Y además, todavía falta despedir a los invitados que no atendiste. —

— Me disculparé con ellos después, por ahora solo quiero... —

— ¿Estar solo?. — Se cruzó de brazos. — ¿Por cuánto tiempo más quieres estar solo?. — Me reprochó, luego saco un pañuelo de su saco y lo acercó a mis labios para limpiarlos. — ¿Con quien estuviste todo el tiempo que no supe de ti?. — Apretó mis mejillas entre sus manos. — ¿Hm?. —

—Con los niños. — Respondí y el soltó mis mejillas, relajando sus facciones. — Ellos me estaban cuidando mientras dormía un poco, incluso me dieron un poco de chocolate. —

Ahora que recordaba.

— Tau debe estar afuera esperándonos. — Me levante de mi asiento y fui abrir la puerta, cuando esta se abrió encontré a mi hijo sentado y cabeceando. — ¿Tienes sueño campeón?. —

— ¡Oh!, ¡papá!. — Tau se levantó de un salto y fue abrazarme. Lo cargue en mis brazos y se aferro a mi cuello, Yugi se acercó a nosotros.

— ¿Cuidando de papá?. —Le preguntó  a nuestro hijo.

— Se sentía mal. — Le respondió con un tono triste. — Y bueno, quería decirte pero vi que estabas muy ocupado y yo... —

—No tienes que justificarte Tau. — Le revolvió su cabellera con cariño. — Está bien, gracias por cuidar de papá mientras yo me encargaba de los invitados. —

Tau asintió feliz.

Luego re-dirigió su mirada a mi.

— ¿Tienes hambre?. —

— Hemm... Yo..

— Sí, si la tienes, vamos, te daré algo de comer. — Me tomo de la mano haciendo que mis mejillas se sonrojaran. Era la primera vez que Yugi, por sí solo tomaba mi mano sin que me hiciera muecas llenas de disgusto.

Recorrimos los pasillos hasta bajar al salón que es donde estaban los invitados aún disfrutando de lo que quedaba de la noche.

— Ven, por aquí. — Me dirigió hacia donde estaba la cocina. — Les dije a los cheff que te cocinaran algo, ya que el buffet se acabó. — Me explico. — Abrió la puerta de la cocina y enseguida nos adentramos al espacio donde ya no quedaba ningún cheff, en su lugar en una mesa quedaba una charola repleta de comida.

Yugi cargo a Tau en sus brazos, pues mi hijo ya se estaba quedando dormido en mis brazos.

— Adelante, cena. —  Me dijo y se sentó en una de las sillas mientras acomodaba a Tau en sus brazos para que él estuviera más cómodo.

Me quede viéndole un poco más, el pareció notarlo y enseguida sus mejillas comenzaron a sonrojar.

— Estas siendo bueno conmigo. — Dije, Yugi desvío la mirada. — ¿Hice algo qué te...?

— No, nada de eso. — Dijo bajito.

—¿Entonces por qué...? —

— ¿Acaso... no... puedo ser amable... contigo?. —  Dijo con dificultad. — Somos... Bueno... Ya sabes. —

No me podía creer lo que estaba pasando.

— ¿Tienes fiebre?. — Pregunte y apegue mi frente a la suya, esto hizo que Yugi enrojeciera aún más y casi tira a nuestro hijo si no hubiera sido porque lo sostuve a tiempo.

— N-no... Solo... Estoy bien. — No se alejo, solo desvío su mirada a otro punto.

— Estas actuando muy raro. Dime, ¿acaso eres el verdadero Yugi con el que me case?. —

Él asintió.

— No lo creo. — Tome su mentó e hice que me mirara directamente. Sus mirada mostraba sorpresa. — ¿Quién eres?. —

— ¿Qué pregunta tan tonta es esa?. —

Está bien, eso me confirmaba que era mi verdadero Yugi.

Me aleje de él y me acomode en otro asiento para cenar.

Tomé los cubiertos y proseguí a cortar la carne que me había sido previamente preparada, cuándo lo dirigí a mi boca casi estuve apuntó de ahogarme con lo que me dijo:

— Tengamos otro bebé. —

*Continuará...


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