XII - Una Nueva Oportunidad
Mientras tanto, en su gabinete en el Senado Federal, el doctor Sandro Cámara Barroso se rascaba el bigote mientras contabilizaba sus ganancias. Verificaba a través de un holograma el saldo en cuentas offshore en los paraísos fiscales de América Central. De repente, se distrajo cuando su móvil proyectó la imagen del médico Losada Piño, uno de los miembros de la ONC.
— Apreciado Barroso, necesito agendar una reunión con Vuestra Excelencia – el médico fue sarcástico en su comentario.
— Para con esa tontería de usar firulas, Losada. Somos amigos hace mucho tiempo y trabajamos juntos. Pero menos mal que me has llamado, pues preciso alertarte. He recibido un informe de uno de los nuestros, viniendo de la policía federal. Ellos ya saben que nuestra organización existe.
— Relájate, Barroso. Los investigadores del Ministerio Público nunca nos van a encontrar, tenemos gente infiltrada en varios departamentos del gobierno.
— No subestimes a la policía federal y al Ministerio Público. Hace muchos años, cuando tú ni habías nacido, ellos consiguieron derribar hasta a presidentes.
— Estamos hablando de otros tiempos, Barroso. Pero puedes quedarte tranquilo que tendré cuidado. Las cosas están en calma ahora. El País está reestructurándose para entrar en la carrera espacial. No creo que estén detrás de los órganos de niños, mendigos y enfermos abandonados. La mayoría del pueblo no le da valor a lo que no le trae beneficios económicos, pero nosotros estamos aquí para aprovecharnos de eso.
— Por favor, nunca más digas esas palabras, mucho menos por teléfono.
— ¡Está bien! Ya que eres tan paranoico, sugiero que agendemos una reunión para tratar de los negocios y resolver todas esas cosas personalmente.
— Llama a Orlando, que él necesita participar también, así como los que encabezan la ONC.
Orlando Cañoto era el contacto de ellos dentro de la Policía Federal. Así evitarían fugas de informaciones y posibles denuncias en caso de que las conversaciones fueran escuchadas.
— Sí señor, cuelgo – dijo el médico responsable por la captación de órganos humanos.
Ellos pusieron las iniciales de ONC en la operación para facilitar el intercambio de informaciones entre los miembros. Ese nombre significaba Organización Nada Consta, debido al carácter de sigilo que querían mantener para no ser pillados por el Ministerio Público.
Agendaron la reunión para de allí a algunos días, en unas oficinas de Río de Janeiro, en Copacabana. En aquel lugar existía una casa de cambio que, además de negociar acciones de la Bolsa, cambiaba dólares y euros para lavar el dinero sucio conseguido a través de las ventas de los órganos.
"Estoy haciéndome muy rico con este negocio. Si pudiera dejaba esta porquería de cargo político, pero no puedo. Lo necesito para negociar esquemas con doleros, empresas y lobistas; tengo que facilitar el lavaje de dinero y la exportación de los órganos a otros países. Y los receptores pagan muy bien. Dirigir eso me cansa un poco. Creo que voy a hacer unas vacaciones y llevar a la mujer y los niños a Grecia," el senador decidió esto así que colgó el teléfono.
Necesitaba actuar con cautela si no quisiera estropearlo todo.
En el gabinete de la policía, el comisario Orlando limpiaba su pistola 765 con una franela cuando el Smartphone sonó. Vio quien le llamaba y liberó la proyección:
— ¿Qué tal? ¿Cómo estás, Losada? ¿Haciendo bien tu trabajo?
— ¿Qué pasa, Cañoto? Está todo tranquilo. Y bueno, tengo novedades. El jefe ha convocado una reunión y pidió que juntemos los Cerebros de la operación. ¿Puedes ayudarme con esto? Ya he llamado al grupo de São Paulo, del Norte y del Noreste, pero falta el personal de Río y de Minas. También le pidió a Cabeza que llamara a los miembros del Sur.
Cabeza era el brazo derecho del senador Barroso, un ciborg que le hacía el trabajo sucio.
— Quédate tranquilo que yo hago mi parte. Nos vemos entonces. Cualquier cosa llámame por el canal.
Ellos utilizaban un aplicativo de mensajes con perfiles falsos, donde conversaban sobre los próximos pasos y negociaban los productos de sus crímenes.
Pero, preferían reunirse secretamente de tiempo en tiempo para tratar de asuntos más relevantes.
La Policía Federal y el Ministerio Público pusieron otros equipos para investigar el grupo de facinerosos, pero faltaba juntar las piezas del rompecabezas. Sabían el modus operandi con las informaciones que habían sido pasadas anteriormente al ministerio público, pero no imaginaban quiénes encabezaban.
Las investigaciones habían sido registradas por el equipo de Samuel, pero Orlando lo borró todo inmediatamente después de la emboscada.
Les echó la culpa del desaparecimiento de los archivos a los agentes muertos del equipo de Samuel. Sería difícil para los inocentes defensores de la ley probar lo contrario.
La red transgresora pensaba que la ONC era intocable, visto que muchas personas poderosas participaban de la organización, pero ellos ni imaginaban cuánto las cosas podrían cambiar. Aunque todo sea bien elaborado y esquematizado, siempre hay fallas en el mundo de la ilegalidad.
El viernes siguiente, todos estaban en Río de Janeiro, en el lugar programado para la reunión. Fue preparada una mesa grande, en una sala con vistas al mar.
Del lado de fuera, tres coches negros estaban parados, con personal de seguridad disfrazado, fuertemente armados para proteger a los miembros de la red. En los cielos, los drones hacían la patrulla.
— No entiendo por qué hacen estas reuniones aquí en Río. Sería mucho mejor que las hicieran en Brasilia o, quién sabe, en São Paulo – comentó Velozo, un juez de Pernambuco.
— Río tiene un charme especial... Pero cuando quieran que nuestros encuentros sean en otros lugares, para mí todo bien. Personalmente, yo tengo un poco de miedo de Brasilia. Hay muchos hombres de la ABIN (Agencia Brasileña de Inteligencia) esparcidos por allá y nunca sé para quién trabajan – confidenció el senador Barroso.
Así que las amenidades acabaron, él continuó hablando sobre los motivos de aquella reunión:
— Bien, empezaré con un informe sobre nuestras finanzas. Cabeza, puedes comenzar.
El hombre, que tenía dos brazos robóticos construidos en una empresa competidora de la CIR, con sede en Moscú, y una fuerza descomunal, empezó a hablar y mostrarles a los demás el balance de la cuadrilla. Todos se mostraron contentos con los lucros obtenidos.
Después de hablar de otros pequeños asuntos de costumbre, Barroso comentó, enfocando en Orlando:
— Hablando de eso, ¿Cómo quedó el caso de aquel policía de tu departamento que casi nos fastidió? ¿Conseguisteis hacer desaparecer los cuerpos y callar a la prensa?
— Sí, Barroso. Te refieres a Samuel. Su nombre me da escalofríos porque él estaba acercándose mucho a desmantelar nuestra organización. Realicé su deseo de nunca ser padre.
Todos sonrieron y algunos dieron carcajadas. Orlando continuó:
— Conseguimos mandar los cuerpos a nuestras clínicas de desmonte. El doctor Losada cuidó del resto. Vendió los órganos a varios centros de investigación y hasta a otros países.
— Muy bueno oír eso. ¡No desperdicias nada! Imagina el estropicio que él haría se pillase a nuestros hombres aquel día – comentó el senador.
— Menos mal que confiaban en mí y pude resolverlo todo sigilosamente. Samuel era uno de nuestros mejores policías. Conseguía invadir cualquier ordenador o nube y creo que en poco tiempo desmantelaría todo el esquema, pero yo conseguí paralizar la operación Caza a los Órganos y el Ministerio Público debe tardar para reunir pruebas, ya que las informaciones que había en nuestros computadores conseguí borrarlas. Culpé a los finados por la incompetencia al perder las preciosas informaciones y ¿quién va a probar lo contrario?
— El doctor Alma, como siempre, extrajo los órganos con eficacia y consiguió mantenerlos sanos para suplir nuestros mercados – dijo Losada, que también supervisaba la parte quirúrgica. – Pagaron muy bien por lo órganos de ese tal Samuel. Vosotros le destruisteis como si aplastarais un simple insecto.
Todos sonrieron.
— Alma es un verdadero maestro de la cirugía. Admiro su trabajo – dijo Barroso con orgullo.
Después de mucho discutir sobre nuevas maneras de alcanzar a más personas y las amenazas que podrían sobrevenirles, el jefe dio la reunión por terminada. Para relajarse, terminaron el encuentro haciendo varios brindes al éxito del esquema criminal.
— ¡Viva la ONC! Que esta nos haga cada vez más ricos... — dijo el senador sonriendo imitado por los compinches.
Todos alzaron las copas para celebrar.
***
En el hospital del centro de investigación, ya era noche y Samuel sintió una sensación extraña acostado en su cama. Abrió los ojos de par en par y parecía que estaba conectado a otro ser, sin embargo, todo parecía muy extraño porque tampoco era su hermano, la sensación venía de fuera de sí.
En otro piso, dentro del laboratorio de robótica, Silver Head mantenía los ojos abiertos. De cierta forma, los chips con la misma frecuencia puestos en ambos cráneos, establecían una fuerte conexión entre ellos. La inteligencia artificial conectada a la mente del ciborg le aviso del despertar del policía y él reconoció la fuente de la señal pasando a esperar por su contacto.
Casi dos semanas habían pasado en la Compañía de Innovaciones Robóticas y Samuel se sentía mejor cada día. Los médicos acompañaban de cerca sus testes físicos con equipamientos de punta y varios sensores conectados a su cuerpo. Las vértebras de la columna cervical dañadas fueron sustituidas por otras similares de titanio producidas en impresión 3D, mientras mini procesadores instalados en la interface de la región medular hacían las conexiones neurales volver a funcionar con perfección. Eso permitió que el cuerpo joven se moviera con más rapidez que un hombre normal.
En la sala de ejercicios, él testaba su fuerza, levantando pesos con el brazo derecho. Era capaz de erguir con facilidad media tonelada.
Desde la sala de proyectos, los ingenieros conversaban mientras miraban los testes del muchacho.
— Yo estoy muy impresionado con los resultados alcanzados por el proyecto AR-400. Creo que la matriz está muy satisfecha también – José Rodolfo celebró la conquista. – El funcionamiento del cerebro trasplantado será uno de los mayores avances de la ciencia en nuestro tiempo.
— La elección de Raquel fue perfecta, porque lo que el muchacho necesitaba nosotros lo teníamos, y viceversa. Una sinergia poderosa, este es sólo el principio de una larga historia, principalmente para Lucas. Para Raquel, entonces, es como si fuera un sueño. ¿Habéis visto cómo anda feliz últimamente? – comentó la ingeniera Silvia.
Silvia estaba contenta, porque también había sugerido que utilizaran al hermano de la colega de trabajo para el programa.
— Pero no podemos celebrarlo aún. La supervisión de aquí en adelante es la que nos mostrará los efectos reales de este procedimiento. A fin de cuentas, no es común salir por ahí trasplantando cerebros. Somos pioneros y nos haremos famosos si logramos éxito. He leído muchos trabajos científicos y, a pesar de ya haber conseguido realizar trasplante similar en diversas partes del mundo, incluso en la matriz, los estudios han demostrado fracasos en las semanas siguientes a los procedimientos – Paulo reveló esto con un aire de preocupación.
— Por favor, deja de ser pesimista. ¡Todo va a salir bien! Mira cómo él levanta aquellos pesos con facilidad. Su brazo parece una mini grúa. Y la tecnología que empleamos fue de punta, ampliamente testada en el AR-399, con alteraciones adaptativas para un ser humano, está claro – dijo Rodolfo orgulloso con los resultados.
A Paulo no le gustaba celebrar las cosas antes de saber cómo quedarían con el pasar natural del tiempo. Le daba mucho valor al monitoreo de los productos que proyectaba y, a pesar de que el paciente fuera hermano de Raquel, a quien todos tenían aprecio, era también fruto de su trabajo de ingeniería y debía funcionar a largo plazo.
Las evaluaciones del proyecto AR-400 continuaron a ser hechas. En los exámenes de visión, él conseguía ver y enfocar objetos a tres kilómetros de distancia. Era capaz de oír perfectamente sonidos en espectros inaudibles a los seres humanos comunes, como los de frecuencia infrasónica y ultrasónica que solamente algunos tipos de animales consiguen escuchar.
Incluso a una gran distancia, Samuel oía lo que era dicho. En pie en la ventana, él escuchaba el sonido de las alas de un pájaro allí afuera, las abejas succionaban el néctar de las flores del jardín dejando que él percibiera el sonido de sus alas y varias personas conversaban por el hospital causando un poco de confusión en su mente. De repente, se puso las manos en los oídos intentando ganar un poco de sosiego de los estímulos múltiples a los cuales aún no se acostumbrara. Miró un coche en la carretera y su visión dio un zoom en los ocupantes, lo que permitió que escudriñara sus caracteres.
Samuel necesitaba entrenamiento y esas evaluaciones dejaron a los investigadores aún más impresionados e instigados a proporcionarle el máximo desempeño.
Cierta noche, cuando estaba todo apagado, él decidió andar por el pasillo, sintió ganas de buscar la fuente de las señales externas que alcanzaban su mente y se dio cuenta de que se originaban en el piso superior; curioso, decidió ir hasta allí.
Las luces se encendían con su pasaje y él caminó despacio; siguió el camino del laboratorio. Pasó por la sala de monitoreo por cámaras y vio por la vidriera que el vigía estaba durmiendo un sueño profundo.
La mayoría de las salas del CIR tenía paredes de vidrio para permitir la visión de los colaboradores a los proyectos que, generalmente, eran compartidos para germinación de ideas creativas. Samuel paró y miró la estructura plateada que estaba en pie.
— Entonces tú eres el famoso ciborg creado por los científicos de la empresa. Mucho gusto, Silver Head.
El robot continuó estático como si esperara alguna orden, aun inmóvil y sin decir una palabra, Samuel sintió algo extraño en aquel ciborg. Sus ojos se abrieron y era como si él conociera al policía de algún lugar.
— Tú debes ser muy fuerte. Imagina la fuerza de un puñetazo tuyo...
Inmediatamente, al aceptar el pensamiento de Samuel como un impulso, AR-399 dio un directo de derecha al aire. El agente se llevó un susto y dio un paso atrás.
— Levanta la mano izquierda – ordenó para testar su hipótesis, en lo que fue rápidamente obedecido. – Ahora da un paso hacia delante.
El ciborg anduvo y después el agente le pidió que volviera a la posición normal. Descubrió que podía controlarle, estrechó los ojos pensando que aquel secreto le podría ser útil algún día. En seguida, volvió a su cuarto y el guarda seguía durmiendo.
El cerebro dentro de aquella estructura metálica era el de Fernando, el mejor amigo de Samuel. Él prefirió mantener secreto porque su objetivo era localizar a su hija que estaba desparecida desde que él había muerto en la emboscada. Aunque estuviera en silencio, pretendía utilizar su capacidad de investigar en la poderosa red de datos de la empresa conectada a Internet, una pista que le llevara a encontrar a su hija Camila. Por eso, prefirió dejar para comunicarse con el amigo Samuel a la hora oportuna. ¿Dónde estaría su hija ahora que ella no tenía a nadie más?
Después de todas las evaluaciones posibles, tras dos meses de testes y ejercicios, Samuel fue libertado para tener una vida normal. Él sería llamado al centro de investigación, de vez en cuando, para hacer exámenes periódicos de acompañamiento. El dispositivo en su cabeza permitía que fuera localizado en caso de que fuera necesario. Quien quedaría responsable sería el propio José Rodolfo, visto que estaba muy interesado en conferir los resultados y validar el protocolo de trasplantes cerebrales. Paulo evaluaría la parte de ingeniería cibernética, siendo acompañado por el núcleo de estudios robóticos de la compañía, remitiendo a ellos sus conclusiones.
En breve, la matriz enviaría los dispositivos especiales de control para ser insertados en las cajas craneanas de los dos proyectos. El tiempo de Samuel se acortaba para que se concretara su plan de venganza y lo peor era que él no sabía nada de eso.
José Rodolfo dio varias entrevistas a la prensa promoviendo los programas de la empresa y la noticia fue divulgada en todo el mundo. Samuel debía prepararse para el futuro; precisamente él a quien no le gustaba la publicidad. Las acciones de la Compañía subían a la estratosfera.
De vuelta a su hogar, la familia le recibió con una fiesta y varios parientes comparecieron, incluso por curiosidad. ¿Cómo podría un joven con tantos problemas haberse recuperado de aquella manera? Las personas, curiosas, querían ver al muchacho para conferir si era verdad que estaba íntegro y se movía de modo normal, incluso después de haberse quedado tetrapléjico y completamente deformado.
— ¡Qué increíble, Alda! ¡Mi sobrino está realmente bien! Como tú dijiste, la tecnología de donde Raquel trabaja es muy avanzada. Sólo me lo creí después de ver al chico.
— Sí, Romualdo... Mi hijo volvió a nosotros más feliz y esa es la parte más importante de esta historia.
— Sin duda, hermana.
Los otros parientes hacían comentarios sobre el chico y todos estaban muy admirados con los resultados de la operación. Él, a su vez, conocía a todos de la familia y les saludaba con simpatía inclusive citando sus nombres, pero continuaba manteniendo su secreto porque, aunque lo revelara, nadie lo entendería.
Dirían que estaba poseído por alguna entidad ya que aquello era imposible a los ojos de cualquier persona.
Al terminar la fiesta de bienvenida, ya era noche; Samuel se despidió de los familiares y algunos aún se quedaron en el piso de abajo conversando, ya que no se veían hacía mucho tiempo. Él subió a su cuarto, miró por la ventana la ciudad, el cielo estrellado, los árboles en frente y pensó en cómo era bueno estar de vuelta a la vida normal.
"No le damos valor a las cosas hasta que las perdemos. ¡Qué buena es la vida!"
Después de esa reflexión, se volvió, observó en un espejo grande en la pared su reflejo de arriba abajo y vibró con la perfección de su cuerpo. Pero aquel hombre que veía no era él y sentía de una manera inusitada que estaba siendo observado por su propia imagen como si su hermano quisiera decirle algo. Paró estático con los ojos fijos esperando oír alguna cosa o sentir algún movimiento que no fuera provocado por sí mismo. Sumergido en dudas, de repente, escuchó golpear la puerta y se asustó:
— ¿Qué tal, hermanito? ¿Satisfecho con tu visual? Te he pillado mirándote al espejo... A mí, particularmente, me has gustado así. Ojos bicolores, para todos los gustos, la sonrisa perfecta con lentes de porcelana y la piel intacta. La tecnología prácticamente pudo hacer de ti un ser humano nuevo. Cómo las cosas han evolucionado, ¿no te parece?
— Creo que hicieron un buen trabajo. Confieso que no esperaba tanto... En verdad, pensé que era mi fin.
— ¡Olvídate de eso, Lucas! Vamos a empezar una nueva vida.
— Tienes razón. Pero ahora necesito descansar un poco. Las últimas semanas fueron exhaustivas.
— Está bien... ¡Qué tengas una buena noche, hermanito! – ella se despidió dándole un beso en el rostro y después le dio un abrazo apretado, llena de cariño.
Samuel volvió a mirarse al espejo, se puso la mano sobre la barbilla y se rascó el labio con el índice de la mano izquierda. Raquel se dio cuenta antes de salir y dijo curiosa:
— Yo juraba que tú eras diestro y de repente haces un gesto que me recordó a Samuel. Él es zurdo y siempre se rasca el labio con el dedo cuando está preocupado.
— Debo estar imitando a mi hermano de tanto que me gustaba seguir sus pasos.
— ¡Pues sí! Debe ser eso... Hablando de él, ¡me gustaría tanto que estuviera aquí!
— Donde quiera que esté, ciertamente debe estar pensando en nosotros.
— Espero que esté bien...
Ella cerró la puerta angustiada, todavía pensando en el hermano mayor que no daba noticias y la familia tenía tanta cosa buena para contarle.
Samuel, acostado en la cama, decidió que a la semana siguiente volvería a las actividades en la oficina de abogacía del hermano que este dividía con algunos colegas, en el centro de la ciudad. El agente federal también se había graduado en Derecho, algo providencial...
Y necesitaba volver a ayudar en casa financieramente después de tanto tiempo parado.
Podría acceder a todos los códigos penales y procesuales en los sitios de investigación y cualquier problema les pediría ayuda a los abogados del bufete. Él sabía que Lucas tenía grandes amigos allí.
No tardó y cayó en el sueño. Hacía cuánto tiempo que no dormía tan bien, como allí en su rinconcito. Sin embargo, después de algunas horas, empezó a moverse de un lado al otro en la fase REM (movimiento rápido de los ojos) del sueño. Estaba soñando.
Una bella mujer rubia miraba en su dirección, pero era como si no le viera:
— ¿Samuel, dónde estás? Ven pronto a cumplir tu promesa de venir a verme esta noche. Quiero tener un hijo tuyo.
— Podemos ser felices aun sin tener hijos.
Enseguida la mujer, vestida de blanco, cayó en llanto. Llevándose las manos al rostro, estaba tomada por la amargura. Parecía ser Bruna, su novia.
Él volvió a removerse en la cama y el sueño cambió.
Un coche con cuatro hombres perseguía al suyo. Los extraños pasaban por él despacio y le encararon, con una expresión seria, las ventanas del coche totalmente abiertas.
Más adelante, sonidos de tiros zumbaban en sus oídos y, de modo inesperado, el agente cogió su "ángel" en el rincón izquierdo del asiento del conductor y empezó a hacer varios disparos de respuesta, en un intercambio alucinado de tiros. Los bandidos le acertaron en el abdomen y, aun herido, abrió la puerta del vehículo y rodó por el suelo.
Cuando los sujetos salieron, con una mira certera, él disparó en dirección a ellos, eliminándoles uno por uno. El policía se levantó, anduvo al lado de cada cuerpo caído inerte en el suelo y le llevó la mano izquierda a su herida. Se tocó y probó la sangre en su boca, sintiendo el sabor metálico. Su corazón disparó, frente a la posibilidad de perder la vida una vez más y, entonces, despertó asustado.
"¿Qué ha pasado? ¿Bruna? ¿Y aquellos tipos? ¡Parecía tan real!"
No consiguió dormir el resto de la noche pensando en la mujer que amaba. ¿Pero cómo acercarse a ella si él ahora era tan diferente? Ella jamás le creería.
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Lee #ElHombreFantasma de #ChaieneSantos
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