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Una hermosa bebé de nombre Meredith, se encontraba dormida en su pequeña cuna de cristales de hielo. Los Reyes estaban contentos pero extrañados, pues su pequeña tenía el cabello castaño oscuro y ojos ligeramente verdes.
De igual forma la amaban, además que sabrían que con el pasar de los tiempo habría un cambio físico en su pequeña, emocionado de que llegue ese futuro.... Pero nunca pensaron lo que ocurriría.
Una noche, en el Reino se desató una gran guerra, los Reyes hicieron lo posible de dejar a su pequeña a salvo pero en medio de la batalla raptaron a la bebé llevándola al mundo humano donde fue adoptada.
La pequeña, ahora en en mundo humano y con nuevos padres, quienes la consentían mucho, que en ese entonces la amaban con todo su ser.
La pequeña, cumplió sus un añito de edad, contentos de tener a una niña sana. La apariencia era de un cabello castaño oscuro y unos ojos ligeramente verdes.
Los padres de Meredith, la consentían bastante, llevándola a lugares hermosos, divirtiéndose bastante en un pequeño parque o de vez en cuando en un hermoso campo.
Todo fue una hermosa alegría, hasta que cumplió los 4 años de edad. Se enteró que tendría un hermano menor, una alegría inmensa llenó el ser de la castaña.
——【El día del nacimiento】——
El gran día llegó, Meredith se encontraba en la sala de espera junto a su padre. Ambos ansiosos de ver al niño.
Doc.: Familiares de la Señora Sherley? -preguntó hasta ver a un señor junto a una niña acercarse- Ustedes son los familiares?
Sr.: Si, soy el esposo y ella es nuestra hija. Como está? El bebé?
Doc.: Ambos están bien, puede pasar pero la niña no puede, disculpe
Meredith se entristeció ante lo que dijeron, a lo que tuvo que quedarse a esperar junto a una joven enfermera.
Meredith: Tu no tienes frío con esa ropa? -preguntó a la joven enfermera de forma tierna-
Enf.: Si, pero no puedo abrigarme por que cuando camino ya me da calor -dejo de forma dulce a la niña-
Meredith: mis padres siempre me abrigan cuando hace frío, pero yo no siento frío
Ante aquellas inocentes palabras, la enfermera quedó un poco confundida pero no dio tanta atención ya que, solo era una niña.
—〔una semana después〕—
La familia Sherley salieron del hospital, la pequeña estaba muy contenta de tener un hermano menor.
Al llegar a la casa, Meredith fue a cambiarse de ropa ya que le incomodaba la que llevaba puesta. En cambio, la madre de la peli-castaña abrigó bien al bebé, ya que era temporada de frío.
El padre de la oji-verde, la vió bajar con un vestido, cosa que enojó un poco.
Sr.: Meredith, está haciendo más frío, ve y ponte un abrigo ahora mismo.
Meredith: pero papá.. No tengo frío, ni siquiera siento..
Un empujón de su padre la interrumpió llevándola a su habitación para que se cambie. La peli-castaña suspiró y se cambio de ropa a una ligera abrigada.
—「4 años después」—
Meredith se encontraba jugando con su hermano menor, el padre se había ido a trabajar y la madre se encontraba cocinando.
Jonathan: Mery, tu mano es muy fría -miró a la mencionada al haber tomado su mano-
Meredith: Soy así, estoy bien
Siguieron jugando hasta que fueron llamados para comer, Meredith cargó en su espalda a su hermano menor Jonathan y salió de la habitación dirigiéndose a la cocina.
Al llegar, sentó a su hermanito y luego se sentó ella viendo la comida ser servida. La madre miraba atenta a su pequeña, un poco confundida.
Sra.: Meredith, mi niña, te has sentido bien? -preguntó poniendo una mano en la cabeza de la mencionada pero la sacó- estas muy fría, no es normal.
Meredith: Uh? Pero si yo me siento bien, mamá -comentó confundida-
La madre de la pequeña seguía viéndola, pues había notado cambios estos últimos años que pasó, la cabellera castaña oscura se fue aclarando y aquellos ojos verdes fueron cambiando a marrones.
Por un momento pensaba que solo es parte del crecimiento de su hija, pero lo anormal para ella es que su pequeña cada vez era de piel más fría y un poco más pálida.
Decidió llevársela a varios médicos, pero ninguno daba respuesta segura o siempre eran las mismas:
Su hija está bien, es parte del crecimiento.
No estaba convencida en lo absoluto. Habló con su esposo de ello mientras ambos niños jugaban. Pero de igual forma la apoyarían. O eso creían hasta que sucedió algo inesperado.
—『5 años después』—
Meredith se encontraba en un parque, parada teniendo la mirada perdida, no parecía feliz, si no más bien triste y melancólica.
Dentro de ella sentía un ligero vacío, al igual que no se sentía de ese lugar, de ese mundo.
Se quedaba viendo a la nada mientras su hermano menor se encontraba jugando con otros niños.
Sacudió un poco su cabeza, con la mirada buscó a su hermano menor, al encontrarlo se fue acercando.
Meredith: Jona, es hora de irnos
Jonathan: Podemos quedarnos un rato más? Por favor Mery -hacía una tierna mirada de súplica -
Meredith: mañana podremos venir, mamá se va a enojar, andando
Tomó su mano y fueron caminando a la casa entre algunas risas. Quien diría que sería su último día feliz.
Al llegar a la casa, el pequeño infante fue corriendo a abrazar a su madre para luego ir a su habitación que compartíamos con su hermana mayor.
Sra.: ¿se divirtieron? -preguntó con cansancio-
Meredith: Si, iré junto a él
En lo que iba subiendo las escaleras, comenzó a sentirse extraña, sus manos se iban poniendo más frías de lo normal.
Al entrar a la habitación se encontró a Jonathan jugando. Sonrió de medio lado y esa sonrisa se convirtió en una leve risa al ver a su hermanito caer.
Meredith: jajaja Jona, estas bien? -dijo entre leves risas-
El mencionado asintió, escucharon la puerta de abajo indicando que su padre había llegado.
Meredith: papá llegó, ven, vamos para poder cenar todos juntos -se acercó a su hermanito extendiendole la mano-
Sonrió y tomó la mano de su hermana menor, cuando se estuvo por levantar, vio como su mano se fue convirtiendo de hielo hasta convertirlo en una estatua de hielo puro.
Meredith soltó la mano como pudo, atónita soltó un grito de susto alertando a sus padres, quienes corriendo llegaron a la habitación y entraron.
Quedaron igual de atónitos al ver tal escena, mirando a su hijo congelado y a su hija asustada mirándose las manos.
Sra.: Jonathan! Que ha sucedido Meredith?! -entró tocando el rostro del niño congelado-
Meredith no pudo hablar, no le salían las palabras, el enfurecido padre se acercó hasta tomarla del brazo agitandola un poco.
Sr.: Que eres y que has hecho?! -preguntó con furia-
Meredith: y-yo.. n-no se! ... -apenas pudo decirlo y sintió un golpe en la mejilla-
Ante el golpe, Meredith cayó en suelo que al contacto con sus manos, a su alrededor se volvió de una ligera escarcha.
Los padres miraron con horror, temor y rabia. Pues se dieron cuenta de que su hija... Para ellos, era un fenómeno, un monstruo...
—〔1 año después〕—
Un año de sufrimiento, maltratos y gritos para la pobre niña de tan solo 14 años. Se encontraba encerrada en su habitación, con la mirada apagada pero lleno de miedo.
Un golpe la hizo levantar la mirada asustada, su padre había entrado y la tomó con fuerza del brazo llevándola a rastras.
Los forcejeos eran inútiles, pues estaba débil. La subieron al auto y encaminaron a otro lugar, ella tenía mucho miedo, mantenía sus manos juntas.
Luego de horas de viaje, llegaron a un gran edificio, esta vez, la madre la tomó del brazo sacándola de nuevo a rastras para entrar al edificio.
Cient.: Buenas tardes, en que le podemos ayudar? -preguntó aquel científico-
Sra.: traemos a esta cosa para ustedes -soltó de repente refiriéndose a la niña-
Cient.: Disculpe señora, pero no aceptamos humanos para estas co...
Sr.: Esta niña, es una fenómeno que congela todo con sus manos. -interrumpió-
Aquel científico quedó confundido y sin creerles obviamente, pues no creían en que personas puedan tener poderes.
Ambos al notar aquellos del joven científico, el padre de la niña tomó la muñeca e hizo que su mano toque la pared, misma que fue cubierta por una escarcha de hielo puro.
Todos los presentes quedaron sorprendidos, aceptaron la propuesta de dejar a Meredith en ese laboratorio.
La niña gritaba en llanto que no quería aquello. Hizo lo que pudo para ir con sus padres de nuevo, pero fue en vano. Sintió un pellizco en el cuello y poco a poco... Todo se tornó negro.
———°•○♤○•°———
Meredith comenzó a despertar después de un largo tiempo dormida, quería que por favor todo fuese una pesadilla. Pero al abrir por completo sus ojos se fijó que era la realidad, una dura realidad.
Se levantó como pudo y caminó hacia la puerta apresurada pero sintió ser jalada por ambas muñecas. Dirigió allí la mirada notando unas cadenas.
Escuchó la puerta abrirse poco a poco, ella retrocedió hasta una esquina. Asustada miró hacia aquella puerta de metal, vió entrar a un joven científico.
Cient.: Por fin despertaste pequeña. ¿Cuál es tu nombre? -pregunto acercándose un poco más a la niña‐
Ella no respondió, solo quería salir de allí, el científico al no recibir respuestas, frunció el ceño sacando una jeringa con cierto líquido extraño.
Meredith, asustada quiso usar sus poderes para detenerlo, más no pudo ya que el miedo anuló sus poderes.
Sintió un pequeño pinchazo en el brazo seguido de un gran ardor ante aquella sustancia. Un grito desgarrador salió de la boca de la peli-castaña.
Y así fue, con el pasar de los años fue toda una tortura, la apariencia de Meredith cambió. Cabello blanco como la nieve, ojos celestes que a veces cambiaba a un rojo carmesí. Su piel igual de blanca.
—「3 años después」—
Una joven albina, de 17 años se encontraba sentada en el suelo, mirando sus muñecas encadenadas.
Su mirada era una vacía, sin brillo alguno, pues claro. Había pasado ya casi cuatro años de que esta en ese infierno, todo por culpa de ella misma.
Su arrepentimiento crecía, miedo a ella misma crecía aún más. Un suspiro se escapó de la boca de Meredith, fue pasando un dedo lentamente por aquel metal, mismo que iba siendo congelado por el toque.
Rápidamente la alarma sonó, un humo fue inundando la habitación, ella se cubrió la boca y nariz, tal acción que fue en vano. Ella cayó en una especie de droga, todo a su alrededor daba vueltas.
Pero algo había en esa habitación... O más bien, alguien. No pudo ver tanto, pues su vista estaba borrosa, lo único que pudo apenas ver es que era una criatura alta.
Comenzó a toser intentando hacer ir el humo, aquél ser extendió su mano hacia la chica pero desapareció en el acto.
Pasaron las horas, el humo había desaparecido pero los efectos aún no de la albina, ella miraba a todos lado como podía viendo solo borrosidad.
Decidió cerrar los ojos hasta que sin darse cuenta, cayó dormida profundamente.
La albina que yacía dormida en el suelo, moviéndose un poco de un lado a otro como si estuviera teniendo una pesadilla.
Su sueño no era lo que creía, eran visiones pasadas. El sonido de choques de espadas de fondo, a su alrededor lleno de nieve que poco a poco se teñía de un rojo vivo.
A su alrededor veía ligero borroso, lo último que vió fue un castillo en ruinas y detrás, gritos desgarradores que la hicieron despertar.
Sobresaltada miró que estaba en el suelo, que su alrededor estaba lleno de hielo y ligeras escarchas. Lentamente se fue levantando, extrañada de que la alarma no había sonado.
Como pudo subió a la cama poniéndose de puntillas viendo apenas por la ventanilla que era de noche, su mirada se dirigió a la misma criatura que vió.
Alta y demanda, sin ojos y nariz pero una boca que tenía una tétrica sonrisa, vestía con un chaleco largo elegante y un sombrero.
Se sentó en la cama confundida, pensando de igual forma como salir de aquí.
—〔5 meses〕—
Era de noche, Meredith aprovecho en congelar la pared una vez sus manos hayan tocado esa superficie. Retrocedió hasta la puerta con una mano al frente suyo, un rayo de hielo salió impactando aquella congelada pared que se destrozó en instantes.
Ante ello se sintió cansada pero no se rendiría al llegar tan lejos, la alarma sonó por aquello, entonces y sin pensarlo saltó cayendo al suelo. Rápidamente se levantó empezando a correr hasta un lugar seguro.
A lo lejos pudo divisar un bosque, el sonido de las sirenas de la patrulla se hicieron presentes al igual que un gran griterío de querer atrapar a la albina.
Empezó a adentrarse al bosque hasta que se encontró en un lago, bastante cansada, su vista estaba borrosa y ya no podía ir más allá. Al darse la vuelta pudo divisar como empezó a estar rodeada.
Cayó de rodillas, pues su conciencia estaba en las últimas. Hizo lo posible de mantenerse despierta para luchar, más las fuerzas se fueron cayendo al suelo. En ese instante los que se iban acercando volvían a retroceder.
Con la vista borrosa, a duras penas diviso de nuevo a aquel ser alto y en como salían varios tentáculos de su espalda. Luego... Ya no pudo ver nada más que solo oscuridad.
—♥︎—
Empezó a despertar, a duras penas abría sus ojos que aún sentía pesados. Al lograr abrirlos por completo, notó que estaba en una cabaña, se sentó de golpe y un mareo se hizo presente.
Al recuperarse de ello que solo le tomó 2 minutos, se levantó en silencio y se acercó a un espejo ya que tenía unos guantes negros puestos y ropa negra algo elegante.
Al divisarse en el espejo, se sorprendio por su apariencia, de que había cambiado bastante.
Detrás suyo apareció el mismo ser, se dió la vuelta mirando son sorpresa y seriedad al mismo tiempo.
¿?: Veo que ya despertaste, una rosa? -extendió una rosa manchada de sangre-
Se negó sin decir palabra alguna, por alguna razón no sentía miedo pero sí desconfianza.
Meredith: Quien.. Eres y que hago aquí. -miraba fríamente-
¿?: Soy Offenderman y estas en mi cabaña querida, te he salvado de un gran aprieto allá afuera -con una leve reverencia hacia la chica-
Meredith: Por qué me salvaste si ni siquiera sabes quien soy.
Offender: Te conozco desde que eras una niña, yo te he cuidado .... Al parecer no lo recuerdas, Meredith. -"miró" a la mencionada-
Un dolor de cabeza se presentó en la albina, imágenes de ella jugando con su hermano menor y detrás de ella estaba él, Offenderman, cuidándolos y cuando ella empezó a ser maltratada unos tentáculos sanaban aquellas heridas y moretones.
Meredith: Offen...derman? -confundida miraba al mencionado- Como es que no recordaba de esto.
No obtuve respuesta, pero él se ofreció a ayudarme a cambio de que haga algo... Matar.
Me negaba varias veces hasta que me presentó a quien sería mi primera víctima. Una joven chica de finos rasgos, al parecer era de clase alta por la joyería que traía en ella.
Offenderman entregó un cuchillo a la albina, aquella chica negaba bastante asustada y rogando por su vida. Un sentimiento empezó a surgir en la oji-celeste, se fue acercando mientras levantaba el cuchillo hasta su pecho.
Sus manos temblaban hasta bajar contra el pecho de la joven chica quien ahogó un grito desgarrador. Una satisfacción empezó a surgir en ella, una sonrisa de medio lado se formó en los labios de la albina.
Offender: ¿cómo se siente? -Sonrió dejando ver sus filosos dientes-
Meredith: Se sintió... Bien, bastante bien -miró a aquel ser teniendo los ojos de un tono rojizo-
Aquella satisfacción crecía más concorde pasaba el tiempo, cada que asesinaba los ojos celestes de la chica se tornaban rojos.
—〔9 meses después〕—
La albina se llevaba bien con Offenderman, es como un padre para ella pues la trataba mejor de lo que le ella se imaginó.
Meredith: saldré a caminar, vuelvo enseguida.
Offender asintió ante aquello sin saber que sería la última vez que la vería...
Durante la caminata nocturna estuvo buscando alguna víctima para sacar aquel enojo que aún sentía. En ese momento vio a alguien entrar a un callejón, una media sonrisa fría se formó formó los labios de esta y fue hacia allí. Sin esperar lo que estaba por venir.
Lentamente se acercaba a aquella persona que traía puesto una bata blanca.
¿?: Sabía que estabas por ahí, Experimento 0-19 -soltó de repente mientras se daba la vuelta-
Meredith se sorprendió, frente suyo estaba aquel que había hecho su vida un infierno, que la hizo experimentar dolorosas veces con esas sustancias.
En cuanto se quiso sacar sus guantes para congelarlo, el científico fue más rápido sacando un arma de carga eléctrica. Disparó dando a la albina dolorosas descargas eléctricas hasta dejarla inconsciente.
Una sonrisa maliciosa se dibujó en los labios del hombre al haber encontrado a su querido experimento, la cargó en sus brazos volviendo al laboratorio.
—【2 horas después】—
La albina despertó lentamente, pero al notar unas blancas paredes la hizo despertar de golpe mirando a todos lados.
No... Esto no es real, es una pesadilla.
Pensó mientras se levantaba, quiso seguir caminando pero algo en sus manos la detuvo, las miró notando que tenía esposas de mano completa para no usar sus poderes.
Se dió cuenta que no era una pesadilla, realmente volvió a ese lugar, al infierno.... De vuelta al principio.
Quería buscar una forma de llamar a Offenderman, pero no podía.. No había ni una sola abertura.
Fue en ese momento en que se rindió, se dejó caer totalmente rendida y con las esperanzas abajo. Encerró por completo sus sentimientos... Sus ojos se apagaron completamente.
En ese momento nació otra persona en Meredith. Ahora conocida como...
La Chica Fría.
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