
Habitación
Estábamos todos fríos, con ganas de salir y caerle encima a Carlota. ¡¡Esa maldita cabrona!! Tuve que aguantar a Ekaterina para que no nos descubrieran y para que no cometiera una locura. Estaba claro que el pobre Adrián estaba opacado por la maldad de su madre.
Cuando terminamos los dejé en su cuarto y bajé a mi habitación. En el camino me encontré al odioso de Carlos que estaba limpiando la última vez del día y me vio con los platos
-Creo que carlota debería estar al tanto de que la hija del jardinero está robando comida- Lo miré fijamente
-Te puedes ir para el mismo carajo, creo que ella debería saber que te masturbas en la lavandería cuando tiendo su ropa, maldito enfermo.-se quedó frio y siguió trapeando el piso.
-Quien lo diría, calladita te ves más bonita.- me dijo al alejarse.
Sabía que mi padre ya estaba acostado entonces iba despacio, de pronto veo una sombra en el pasillo frente a mi habitación y era él, Adrián. Quedé pasmada y terminó acercándose a mí.
-Señorita Kathania, Buenas Noches.
-Buenas, ¿Qué haces aquí?- le contesté.
-Veo que descubriste uno de mis escondites de pequeño, sabía que estabas escuchando junto a tus amigos.
-¿Cómo lo sabias?- pregunté inmediatamente.
-Solo lo sabía, solo los huérfanos especiales descubren ese lugar y tú eres especial.
Completamente sonrojada le di las gracias por lo que dijo, era demasiado tarde y mi habitación quedaba frente a la de mi papá, le pedí que se marchara y nos viéramos mañana en ese escondite para conocernos mejor y él accedió. Entré al cuarto, me acosté y me puse a pensar en todo lo que había pasado. Estaba loca por contarles a mis amigos lo que acababa de pasar.
Me levanté y no podía creer lo que había sucedido.
-Te veo más feliz de lo normal- me dijo esmeralda.
-Para nada, solo estaba feliz por poder probar otro día más tu delicioso café.- contesté provocándole una gran carcajada a esmeralda.
Claro que en la lavandería hice todo rápido para poder encontrarme con Ekaterina y Juan que se encontraban haciendo tareas en el comedor, que desde meses atrás Matilde utilizaba para enseñarles cosas básicas. Me los encontré y les conté todo, no podían creerlo y yo les dije que yo tampoco, me dieron ánimos, me dieron consejos personales por si sucedía algo más y estaba lista para conocer al hijo de Carlota, Adrián.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro