
Capítulo 9.2
Los besos de un alfa eran feroces y asquerosos, tan enfermos por el control que Minghao apenas y los soportaba, detestaba ser dominado, que o arrastraran como a cualquier cosa y lo alzaran por los aires como un muñeco, él prefería por mucho la sensación elegante y calmada de los besos tranquilos y profundos, donde se permitían explorar la existencia del otro, pero ese alfa no exploraba ni un centímetro del ser de Minghao, tan solo metía su lengua en un agujero como un idiota. Por un segundo pensó que sería buena idea, pero se arrepentía estando entre los brazos del alfa. A Jun le hubiera fascinado la escena de película.
La mano del alfa se aprieta alrededor de su cuerpo, Minghao sabía que era delgado y lo odiaba un poco, pero jamás se imaginó que un alfa gigantesco como ese podría sostenerlo con tanta facilidad, su gran cuerpo podría aplastarlo con un mal movimiento o algo brusco, él ya sentía su brazo a punto de romperse. Intentó apartarse, pero de nuevo, la mano del alfa se lo impidió y Minghao estaba hirviendo por dentro, quería patearlo fuera, él podía hacerlo, realmente podía, se había criado en la calle y sabía como defenderse.
—Disculpen...— La voz firme los detuvo, Minghao la reconoció al instante y sus mejillas se tornaron rosas. Ahora detestaba al mundo. —Xu Minghao, ven conmigo. Creo que es evidente que tenemos que hablar sobre esto.
Pudo apartarse por fin del alfa y se escabulló, sus piernas dolían un poco al igual que su brazo, pero cualquier dolor era nada a comparación con la vergüenza que sentía, y cuando se encontró con los fríos ojos rasgados de Hoshi fue peor. El alfa no soltó ni una palabra, se quedó ahí, dándoles la espalda como si estuviera vuelto una piedra.
—Estamos en paz ¿profesor?— preguntó el alfa apenas girando hacia Hoshi. Uso su "voz" con él.
—¿Paz?— preguntó Hoshi sin intimidarse. —No estamos en una guerra. Vuelva a su trabajo y yo volveré al mío.
Hoshi se dio la vuelta y comenzó a caminar, Minghao lo siguió.
Apenado caminó por los pasillos detrás de Hoshi, el silencio era más frio que la noche y Minghao estaba pensando en mil y un excusas que darle a su profesor, pero ninguna era buena, ni siquiera creíble, y dudaba que Hoshi estuviera feliz con él en ese momento, podía sentirlo con tan solo mirar su espalda recta. Suspiró un poco mirando al suelo, quería que este se abriera y se lo llevara para siempre, desaparecer y que todos se olvidaran de lo que hizo. Pero no, nada se abrió en ese momento.
Cuando Hoshi se detuvo frente a su oficina empujó la puerta y entró dejándola abierta, no había nadie ahí, dio un par de pasos tímidos hasta entrar e intuyó que debía cerrar la puerta gracias a la fugaz mirada del profesor, fue incomodo, pero lo hizo sellando el silencio. No se dio cuenta de cuan apenado estaba realmente hasta que estuvieron en ese lugar, solos, y con la atención mutua y persistente. Se abrazó a sí mismo.
Hoshi se sentó frente al escritorio comenzando a acomodar papeles.
—Tres domingos.— Dijo Hoshi sin mirarlo.
—¿disculpe?
—Tres domingos atendiendo clases extras, Minghao.— Aclaró Hoshi. —Sus horas libres también, y sus tardes, lo que son tres semanas de clases extras, espero que las aproveches y también pienses sobre esto, es tu castigo...— Minghao asintió. —Ahora... puedes explicarme lo que pasó, siéntate.
Aunque Minghao se dejó caer sobre la silla aun no comprendió, miró a Hoshi por algunos segundos hasta que decidió preguntar.
—¿me da un castigo antes de pedirme explicaciones? No entiendo ¿no se supone que es al revés?
—Si dejo que me hables antes y te excuses podría pasar por alto tu falta, soy débil a las palabras y el enojo no me dura mucho, así que te pongo un castigo primero y ahora dejo que me hablas. Aparte, si lo hago así desistirás de mentirme para recibir un castigo menor, ahora ya no te queda nada, puedes decirme la verdad o no decirme nada, no me gustan las mentiras.
Minghao suspiró llevando ambas manos a su rostro. No podía excusarse, su castigo ya estaba puesto y nada lo iba a cambiar, así que solo le quedaba mantener la poca buena imagen que aun tenia. Apartó sus manos de su rostro y miró a Hoshi apretando los labios ¿Qué hacer? Sentía un nudo en la garganta que no lo dejaba pensar.
—Yo...— Comenzó y quien sabe porque se soltó a llorar. Era penoso... muy penoso, pero no podía parar, el solo hecho de recordar la mirada fría de Hoshi era suficiente para reiniciar su llanto. Er estúpido y sin sentido...
Hoshi se puso de pie de inmediato y rodeó el escritorio extendiendo sus brazos, atrapó a Minghao y este se acurrucó como si buscara refugió. Hoshi estaba de pie sosteniéndolo contra su pecho, abrazándolo con cuidado y dándole parte de su calor. Era lindo, Minghao se sintió reconfortado y protegido, como si el mundo se lo hubiera estado tragando y de repente llegara Hoshi para sacarlo de ahí. Cerró los ojos y hundió su rostro en el pecho de su profesor respirando su aroma. ¿Qué demonios le estaba pasando? Quería permanecer así por horas hasta que sus lágrimas se secaran.
—Hey...— La voz suave de Hoshi movió algo dentro de él. —Está bien, Hao, no tienes que preocuparte. Está bien. Mírame, no estoy molesto. —Le alzó el rostro y le mostró una linda sonrisa que contagió a Minghao. —¿ves? No hay de que preocuparse, no tienes que decirme si no quieres... ¿te duele algo?
Negó apartándose por fin, tuvo que controlarse a si mismo para no volver a sus brazos. Se mantuvo quieto por un par de segundos peleándose consigo mismo mientras que Hoshi acariciaba su cabeza con cuidado. ¿Por qué un alfa podía ponerlo tan mal? Si hubiera sido cualquier otro alfa Minghao hubiera podido excusarse o decirle nada, decir que no importaba y que se quedaba con su castigo para despues irse, pero con Hoshi... había algo en Hoshi que lo hacía actuar como un idiota, como si quisiera ser abrazado por horas.
—Estoy bien— consiguió decir. —Estaba en la enfermería para conseguir medicina.— no era mentira, no por completo. —Uno de mi amigos se siente mal pero no quería ir, así que entré y el prefecto me descubrió, y...— titubeó un poco pensando en que comenzaría con la mentira. —Yo no quería que me descubriera.— admite en voz baja. —Detesto ese lugar y solo quería salir, pero no quería explicarle nada... Fui idiota.
Hoshi asiente manteniéndose calmado, su mirada es más suave que antes, el enojo se ha ido y solo queda comprensión y cariño en él ¿eso era un alfa? Imposible, un alfa jamás mostraría emociones delicadas como el cariño, jamás aceptaría la explicación de un simple omega, aunque Minghao estaba en contra de encasillar a las personas en alfa, omegas o betas era casi imposible creer que Hoshi era un alfa.
—Supongo que cometemos errores.— murmuró Hoshi sin dejar de acariciar su cabeza. —Tu castigo ya está puesto, no lo voy a cambiar, pero si necesitas algo la próxima vez, sin importar lo que sea... habla conmigo ¿si? Intentaré ayudarte mientras no sea nada que dañe a otros o a ti mismo.
Minghao asintió inclinándose un poco contra Hoshi, quería ser abrazado de nuevo. Su profesor volvió a extender los brazos a su alrededor y lo atrapó como hace minutos. Iba a tardar en entenderlo.
4
—Una vez que Wonwoo y Minghao consigan aquello...— habló Jeonghan dando vueltas en la habitación. —¿Qué deberíamos hacer? ¿Quitárnoslo? ¿y si se dan cuenta?
Jihoon negó sentado sobre su cama, aun no sabía que hacer pero tenía en mente lo que no, quitarse el supresor era algo que no debían hacer, solo con Seungkwan porque su salud estaba viéndose afectada y por primera vez el chico estaba mostrando una utilidad... Si le quitaban el supresor a Seungkwan este podría moverse tan libre como Wonwoo y no sería raro ya que este siempre estaba alrededor del templo. Dio un pequeño suspiro.
—Le quitaremos el supresor a Seungkwan.— Dijo completamente decidido. —Pero tendremos que esperar para comprobar que no tiene algún daño, despues comenzaremos a movernos.
—¿despues? ¿Cuánto tiempo abarca despues?— Jeonghan se dejó caer a un lado de Jihoon, su precioso cabello rubio llamando su atención entre la poca luz. —Quiero ver que hay detrás de esa escotilla.
—No puedes, no aún.
Jeonghan suspiró. Las cosas estaban yendo mal, al parecer no se aguantaban entre ellos pero no podían dejarse atrás, Jihoon no dejaría que Seungkwan terminara en una de las camillas o que Wonwoo fuera tan idiota como para que otros se dieran cuenta que ya no tenía el supresor, tenía que mantenerlos a todos y asegurarse de que estuvieran unidos. Su mirada cayó sobre Jeonghan y pensó que si él se llevara bien con Wonwoo todo sería más fácil, pero no, ambos chicos eran peor que perros y gatos juntos.
—Jeonghan.— Lo llamó. —¿sabes lo serio que se volvió? Tenemos que estar juntos ahora y...
—No me llevaré bien con el estresante de Wonwoo.— Dijo sin dejarlo terminar. —Háblale tan bonito como quieras, pero Wonwoo no encaja con nosotros.
—¿no encaja?
—No, nadie lo hace, Jihoon, ni siquiera Seungkwan o Minghao.
—¿y nosotros si encajamos?
—Claro, somos iguales despues de todo, tú te casarás con mi hermano así que tienes que encajar.
Jihoon no tuvo que esperar más para comprender las palabras de Jeonghan, era una simple mierda clasista. Jihoon nunca fue consiente de ser más rico que otros, nunca pensó en los niveles sociales ni en otras personas, su infancia se resumió al rechazo de sus padres y su propia soledad, por lo que no conoció a otros niños con menos recursos. Pero al parecer Jeonghan sí, él nunca podría llevarse bien con los otros porque simplemente los veía como inferiores... Y eso era un muro, un fuerte muro que no los dejaría trabajar en equipo.
—Creo que Wonwoo encaja bien.— Dijo sin dejar de mirar a Jeonghan. —Minghao y Seungkwan también lo hacen, ellos se llevan bien, y son agradables.
Jeonghan le sonrió.
—No lo creo. Seungkwan es un niño, si fuera más inocente sería retrasado.— Jihoon abrió los ojos de par a par. —Minghao es...Dios, él es de internet, eso lo dice todo. Y Wonwoo, ya sabemos como es Wonwoo.
—No, no sé como es Wonwoo.— Se mantuvo firme frente a Jeonghan. —Seungkwan es una persona de cultura, Jeonghan, sabe más sobre templos de lo que nosotros sabremos algún día, y es fácil que se relacione con las personas, es más inteligente de lo que crees. Y Minghao es alguien que puede superarse a si mismo ¿o me dirás que tú has conseguido algo que tus padres no te hayan dado? Y respecto a Wonwoo... Creo que realmente es más hábil de lo que crees, los estás subestimando.
Jeonghan se encogió en hombros y estuvo a punto de burlarse.
—Son omegas, Jihoon, no importa que tanto intentes defenderlos, no valen nada si no tienen un apellido que los represente.— Jeonghan se sentó sobre la cama. —En tres años serás un Choi, y no vas a tener a esos tres como tus amigos, es mejor no encariñarte.
Jihoon tomó un gran respiro haciendo que su pecho se inflara y despues soltó el aire. Bien, Jeonghan podía ser hermoso, tan hermoso que nunca antes vio a otra persona igual, pero el hombre era... una víbora, una puta víbora con cara de ángel. Llevó sus manos a su rostro y golpeó un poco sus mejillas para comprenderlo, pero no, Jeonghan no tenía excusa.
—Eres una mierda.— Dijo sin pensarlo, o quizás si. —Ni siquiera tienes excusa, eres un niño mimado. No puedo creer que tú en serio pienses esas cosas.
—¿Cómo debería pensar, Jihoon?— preguntó Jeonghan. —No importa cuánto quieras evadirlo, sabes que es verdad. Un omega no vale nada por sí mismo.
Jihoon se recargó contra la pared, él no quería ser como Jeonghan, mientras que Minghao era una persona que quería superarse a si mismo y Seungkwan alguien con conocimiento sobre templo y poco más... Mientras que Wonwoo simplemente era como quería ser... Jihoon tenía que resignarse a ser como Jeonghan, un simple apellido y nada más, el omega de un alfa a quien le daría cachorros y cuidará de ellos ¿eso era lo que quería? ¿quería pensar como Jeonghan? Si, Jihoon era un omega, pero Minghao lo era también y había llegado más lejos de lo que Jihoon hubiera llegado estando solo, y Seungkwan también era un omega, pero Seungkwan podía moverse por si mismo a pesar de lo que todos pensaran de él. Jihoon estaba rodeado de omegas que eran más que eso.
Jihoon sería como Jeonghan; solo un apellido, solo un omega.
—Vete a la mierda.—Le dijo a Jeonghan. —No seré un Choi. No me voy a casar con tu hermano.
—¿Qué?— Jeonghan se vio realmente confundido. —No es tú decisión. Te vas a casar con mi hermano, nuestros padres ya estuvieron de acuerdo.
—No, no me voy a casar con él.— Fue firme aunque aún estaba dudando de ello. —No seré como tú...
—Oh... gracias, pero aunque eres similar a mi no eres del todo como yo, yo puedo decidir si quiero casarme o no con un alfa, tu no.
—¿Qué te hace especial?— preguntó con cierta molestia, sabía que Jeonghan no estaba comprometido, y las dudas que tuvo su padre llegaron a él. —¿Deberías de estar comprometido, no? Eres un omega despues de todo. Estás tan condenado como yo a darle cachorros a un alfa.
Jeonghan soltó una carcajada como si fuera divertido.
—No le daré cachorros a ningún alfa.— Dijo con tanta seguridad que Jihoon estuvo a punto de creerle. —Soy un omega, pero no soy como tú, tengo algunos privilegios.
—¿eso crees? Apuesto a que en cuanto te encuentren un alfa van a casarte con él.
—No me encontrarán ningún alfa. Nunca.
—¿Cómo estás tan seguro? ¿te crees intocable? No importa tu jodido apellido, Jeonghan, aun si fueras un rey eres un omega y tu deber como tal es darle hijos a un idiota ¿no es eso lo que estabas diciendo antes? No eres una persona, eres un omega.
—¡Tengo más jodida libertad de lo que tu tendrás en tu jodida vida!— Jeonghan gritó poniéndose de pie, pero Jihoon no dio ningún paso atrás.
—¡¿Por qué mierda crees eso?! ¡Eres un omega, Jeonghan, no tienes libertad! ¡mientras les sirvas a los alfas no eres nada más que una maldita herramienta! En cuenta te consigan uno tendrás que darle cachorros y...
—¡No voy tener cachorros, con un carajo!
—¡Eres un omega, claro que los tendrás!
—¡No, no voy a tenerlos porque soy estéril, idiota!
El silencio llegó de golpe, Jihoon dejó de respirar y observó a Jeonghan de pies a cabeza, él estaba temblando y sus ojos parecían cristales azules. Se quedó de pie procesando cada palabra de Jeonghan... él continuó segundos despues.
—No soy como tú, Jihoon.— La voz de Choi fue tan delgada e inestable que por poco no llega a Jihoon. —No van a casarme nunca porque no le sirvo a nadie. No tendré cachorros y no tendré familia. Solo soy...Solo soy un Choi.
Jihoon miró al suelo sintiéndose débil, era... ni siquiera sabía que pensar, tenía la mirada de Jeonghan sobre él, sus dulces ojo azules tan brillosos como la luz. Jihoon no era buena consolando, en realidad no era bueno en nada. Dio un paso hacia adelante y alzó el rostro para encarar a Jeonghan. Respiró profundo y extendió la mano hasta tomar la del omega.
—Lo siento...— murmuró. Se acercó un poco más y con la mano izquierda apartó el mechón rubio de su rostro, incluso así Jeonghan era precioso. —Jeonghan...
Jeonghan sonrió comenzando a reírse poco a poco.
—Te dije, soy más libre que tú.— Dijo tomándolo de las mejillas y alzándole un poco más el rostro. Jihoon no se movió. —Te casarás con mi hermano, aunque no lo quieras, y lo apartarás de mí, él tendrá su propia familia mientras que yo podré irme a donde quiera, lo más lejos posible para no avergonzar a mi familia, donde nadie me conozca... y si alguna vez la gente pregunta sobre mí les dirán que me casé con algún alfa y me fui con él, así como dijeron que intente escaparme con uno hace tiempo y que mi hermano tuvo que ir por mi... Solo mentiras.
Jihoon no pudo sonreír a pesar de que Jeonghan lo estaba haciendo. El rubio se inclinó un poco y rozó sus labios juntos, Jihoon no supo porque ni se atrevió a preguntar, tan solo lo dejó hacerlo. La libertad de Jeonghan era realmente triste.
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